Partida Rol por web

Trini ignoró deliberadamente la silenciosa insinuación de la sluagh y apuntó a Remedios con el índice asintiendo vigorosamente.

-¡Sí, Samuel! Que ya ha firmado contrato con Amaia para la siguiente temporada, pero Candela ha hecho una entrada triunfal, ya tu sabes –dijo imitando un acento de telenovela-, y le ha robado el corazón al jovencito. También lo ha intentado con Ernesto, pero Ernesto no tiene los cuernos tan grandes. Así que yo esperaba que Amaia hiciera un baño de sangre, porque está secretamente enamorada del sátiro desde la primera vez que lo vio, pero sólo la ha llamado cazuela. ¡Cazuela! Y yo creo que le vendría mejor a Candela es un poco más de ropa, que va a coger la gripe y hasta chinches si nos ponemos. ¿Verdad que sí, amiga Meneos?

Le dio un trago al kalimotxo haciendo un mohín después.

-Iuuugh... No bebáis de la fuente. La han envenenado como poco.

La sluagh meneó la cabeza y frunció los labios como si fuera a escupir. Roque y Remedios intercambiaron una mirada confusa. El Heraldo fue el primero en reaccionar. Se inclinó hacia delante para mirar a Trini.

-¿Amaia no ha... no le ha partido la cara a Candela? ¿A Amaia le gusta su pupilo? -preguntó despacio y dubitativo, buscando signos de negación o asentimiento en Trini según hablaba.

La sluagh volvió a inclinarse para hablarle a Remedios al oído. La Duquesa en funciones la apartó, escandalizada.

-¡Meneos, por favor! ¡Qué tendrá que ver que sea negra! Trini no ha dicho eso, ¿verdad, Trini?

-No, claro que no. Yo la veo más tirando a chocolate con leche. O café con leche mejor, como bronceada -respondió a Remedios buscando con la mirada a Candela para cerciorarse del tono de su piel. Después se volvió hacia el Heraldo-. Y claro que a Amaia le gusta, tanto como el Corby a mí. Súper amigos hasta la muerte.

Lady Remedios parpadeó, pero Roque debió de entenderla porque sonrió triunfalmente y le dio a la boggan un golpecito en el brazo.

-La piños y Candela están discutiendo porque Candela se está... -Se puso rojo y miró de reojo a las dos señoras mayores-, es decir, anda con Samuel. ¿Es eso?

Lady Remedios le devolvió el golpe y le amenazó con el índice.

-No la llames así, pobre criatura -le reprendió, pero enseguida miró de reojo a la pooka para ver si había acertado.

-La pregunta es, queridos amigos, ¿con quién no pasea Candela? ¿Eh? -movió las cejas varias veces paseando la mirada por sus tres compinches-. Y la piños es un nombre muy feo. Más te vale que no se entere porque vendrá a llamarte cara de sartén o algo peor.

La meneos le susurró a Remedios algo que ésta se negó a transmitir, pero que a juzgar por la cara de la boggan era muy ofensivo.

-Ay, hija, cómo está la juventud. Menos mal que tú eres más formalita, ¿eh?

La pooka sonrió de buena gana descubriendo los dientes. Mordió para romper la piruleta en pedazos y se dedicó a mordisquear el palo blanco mientras el caramelo se deshacía.

-Claro que sí. Soy autosuficiente, trabajo, estudio, y estoy por debajo de la media pooka en bromas mortales. ¿Qué más se le puede pedir a una hija? A propósito -arrugó el ceño bajando la voz y se inclinó hacia Roque-, ¿sabes si Jack el Destripador sigue suelto por ahí? Porque me dejó bastante confusa la noticia del pobre troll, y vivo en un barrio de gitanos alejado de la mano de Dios, así que estaba pensando en ponerle rejas a la ventana. Sólo por si acaso.

Roque la miró con una cara que podía significar muchas cosas, y Remedios se llevó la mano al pecho y soltó el suspiro oportuno al hablar de un tema tan sombrío. La Meneos simplemente entornó los ojos.

-No he oído nada más. Nadie le conoce y no llevaba cartera. Un amigo mío de Santander vio el cuerpo y me ha dicho que tiene pinta de que han sido redcaps, pero que yo sepa allí no hay ningún corby.

Trini achinó los ojos y le devolvió la mirada a Meneos con su misma expresión. Después se recostó en la silla asegurándose de no pillarse la cola, dándole vueltas al palito blanco que andaba mordisqueando.

-Pues para ser un desconocido sale hasta en la portada del Hola!. Suena a que alguien le quería demasiado -Suspiró soltando el aire por la nariz y guardó un momento de silencio, pensativa-. En fin. ¿Queréis un azucarillo? Mi máquina ha estado escupiéndolos durante todo el camino.

-Sí, gracias. -Remedios acercó su taza de café con leche a Trini-. Es muy bonito eso que le has traído a Cortapanes. ¿Qué es? Parece como un... algo -dijo, en un visible intento de ser amable-. Ha sido un detalle por tu parte.

Rebuscó en los bolsillos a la caza del azucarillo, pero lo más cercano que encontró fue un caramelo de miel y limón. Torció el morro y se lo ofreció igualmente con una sonrisa de disculpa.

-Es un tronco de la buena suerte y si pides un deseo te escupe golosinas. Y si no lo haces también. Lo encontré por ahí y decidí barnizarlo para darle ese brillo tan estupendo. No me gusta que la gente tire cosas sólo porque se le ha rallado la pintura, es como cuando compran un cachorro y luego lo tiran, así como si nada. Lamentable. Y como Liliana ya tiene un dormitorio y tres salones redecorados por mí, pensé que encajaría bien en el Hondanar. Además Cortapanes es mi guardia personal y se merece lo mejor del mundo, ¿y qué hay mejor en el mundo que las golosinas?

-Una máquina de chucherías -asintió Remedios mientras le ofrecía el caramelo a la sluagh. Como ella se limitó a mirar el dulce con desprecio se lo dio a Roque-. ¡Qué buena idea! No se lo digas a Cesi, eh, pero la repostería no es lo suyo. ¿Qué? -Remedios se volvió; la Meneos le estaba tirando de la manga-. De verdad, eres una angustias. Enseguida nos vamos.

Trini fingió echar una cremallera sobre sus labios y apuntó con las orejas hacia el techo, contenta.

-Uy, ¿qué hora es? -Echó mano de la muñeca de Roque para consultar la hora, ya que ella no tenía reloj-. Madre mía, voy a perder el tren si no encuentro a Seve ya mismo. Ha sido una charla la mar de instructiva. Os llamaré un día de estos.

Se levantó de un brinco para darle un beso a Roque y otro a Remedios y se alejó varios pasos. Giró sobre sus talones casi al instante para entrecerrar los ojos y lanzar el palito blanco al vaso de kalimotxo, encestado de pura chiripa y cantando 'Gooooool' mientras se alejaba en busca de unas orejas rojas y puntiagudas.

Seve está sentado al lado de Lord Marcel y Blanca. El sidhe parecía totalmente fuera de lugar entre las risas y las bromas, con sus ropas elegantes y su porte regio. Sus dos acompañantes debían de notar lo incómodo que se sentía, porque sus dos acompañantes estaban dedicando grandes esfuerzos a lograr que probase la comida, que bebiese y que hablase.

La expresión de cansancio de Seve desapareció tan pronto como vio acercarse a Trini. Abandonó la mesa y se acercó a su compañera de linaje. Le dio una palmada amistosa, le rodeó los hombros con el brazo y sonrió.

-Dichosos los ojos, guapa. Ya pensaba que no ibas a pasarte a saludar ni nada. ¿Dónde andabas metida?

La pooka vocalizó un "Lo siento" en dirección a Lord Marcel antes de robarle a su acompañante. Le pasó el brazo por la cintura a Seve y lo condujo a otro lado lejos del Conde y su tedioso saber estar.

-Ya sabes, rondando el muérdago por si había un chico guapo. Pero lo único que he encontrado ha sido una redcap zampabollos y a la fresca de Candela. ¿Sabes que le encanta todo lo que tenga cuernos? Gracias a dios, estás lejos de su red. ¿No? -le miró fijamente de forma inquisitiva.

-Un chico guapo, ¿eh?

Seve levantó las cejas, sacó una hoja de lechuga manchada de mayonesa de un bocadillo y lo sustuvo sobre sus cabezas mientras le daba a Trini un beso en la mejilla. La pooka sintió la mirada de Lord Marcel clavada en ella desde la otra punta del feudo. El pooka zorro soltó una carcajada canina y tiró la hoja de lechuga al suelo.

-¿Candela te ha tirado los tejos? -preguntó mientras se limpiaba los restos de mayonesa de los dedos en la chaqueta de un mortal que estaba de espaldas-. Pues mira, lo mismo te viene bien darle una alegría al cuerpo.

Trini fingió timidez al recibir el beso y estrechó a Seve entre sus brazos emitiendo un sonidito agudo que apenas se escuchó por encima del barullo general. Después pescó un puñado de patatas fritas para quitarse el empalagoso sabor de la piruleta.

-Me requieren en demasiados sitios como para preocuparme de esas cosas -excusó agitando la mano como abría hecho un famoso-. Además, desde que me engañas con el Lord todavía estoy buscando un chico un pelaje tan suave y rojizo como el tuyo. Por cierto, deberías decirle que sí sigue imitando a la Meneos le van a salir patas de gallo.

Se llevó un puñado de patatas a la boca y señaló la puerta del lugar por si le apetecía salir fuera.

El pooka se volvió para mirar al Conde y le tembló la sonrisa. Se despidió de él con un gesto de la mano y acompañó a Trini fuera. El frío y el silencio les envolvieron tan pronto como pusieron un pie fuera del feudo, porque tan pronto salieron desaparecieron las risas y las conversaciones, como si no hubiera nadie al otro lado de la puerta. Había algunas nubes en el cielo nocturno pero no había llovido en todo el día.

Seve se replegó sobre si mismo como una tortuga y metió las manos en los bolsillo del pantalón. Le señaló a Trini la salida del callejón con la cabeza y echó a andar. Carraspeó y abrió la boca para decir algo, pero se pronto se detuvo, levantó las orejas rojas y alzó la vista para mirar hacia un balcón cercano. No debió de encontrar nada de interés, porque sonrió a Trini mientras procuraba no tiritar mucho.

-¿Has visto la colcha que le han regalado a Cortapanes? Pensaba que era la funda de un autobús o algo. ¿De dónde han sacado tanta lana?