Partida Rol por web

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   Finales de invierno, año 1353.  

   Hace unas horas que estáis en el camino viejo de Santiago, en el tramo que corre desde León hasta Oviedo. Esta mañana habéis salido de Mieres del Camino y os encamináis hacia el norte, donde una vez que dejéis atrás la población de Olloniego esperáis hacer noche en Oviedo.

   El Párroco Beltrán de Salamanca dispone si no de hacienda, si de sólida casa en la villa de Oviedo, donde se trasladó para así estar más cerca de Dios, pues en Oviedo, llamada la tercera Roma, se guardan las reliquias de San Salvador, y es paso obligado de muchos peregrinos camino de Santiago, pues ya lo dice el refrán; “Quien va a Santiago y no pasa por San Salvador, honra al siervo y descuida al Señor”. Hombre acomodado el párroco Beltrán, aunque a su manera no haga ostentación, ha invitado a hacer noche, al menos a la gentil dama y los nobles acompañantes. A los villanos y demás, ya les buscará también hueco en algún sitio...

   Acompañan al buen párroco Doña Jimena Gijón, hija de la muy noble familia Gijón de Leon, la cual administra una baronía en un alejado valle. Enviudada recientemente, se dirige la piadosa dama en peregrinación a Santiago a rezar por el alma de su difunto marido. Peligrosos son los caminos para que una mujer ande a solas, más de su posición. Así pues Goyo, a quien llaman Goyo el Feo, un soldado de aspecto brutal, acompaña a su señora para asegurarse que nadie se pasa de listo.

   También van con vosotros Gaizka y Aritz, un par de cazadores de la zona norte de Navarra, ante el agotamiento y la falta de sustento, una comunidad de carboneros y cazadores al pleno se ha trasladado al norte, ellos han sido los últimos en partir después de últimar detalles y esperan reunirse con su familia. Con agrado os acompañan en el camino.

   Un juglar que responde al nombre de Pascu Venia y otra persona cuyo nombre no sabéis, pero parece ser hombre competente, se os han unido en el camino, pues es bien sabido que es mejor viajar juntos para así mejor protegerse de los desharrapados y bandidos que infestan los caminos.

   Cierra el grupo Don Teodoro de Torre Quebrada, ilustre Caballero de la Orden de Santiago, hijo segundón del duque de la Torre Quebrada. Este, hombre bendecido por el señor con gran fertilidad, se ha asegurado de mantener la descendencia. Habiendo un primogénito, y un "reemplazo" por si los dioses no quisieran le pasará algo a su hermano mayor por encima suyo y sabiendo que no heredará, ingresó en la Ordén de Santiago donde ha destacado a su servicio. Viaja con el grupo para así dar protección a peregrinos, además de disfrutar del gusto de su compañía.

   De Mieres del Camino, pasando Olloniego camino de Oviedo. Se trata de un recorrido bastante corto, pues son poco más de cuatro leguas, pero corto no quiere decir fácil, y es que al poco de abandonar Mieres, y una vez dejado atrás el río Caudal —que corre durante un tramo junto a la senda—, el camino se va haciendo cada vez más difícil conforme se sube al puerto del Padrún. Ademas, el tiempo no acompaña, pues lo que comenzó siendo un día desapacible al principio del viaje, se ha convertido, una vez alcanzada la cima del Padrún, en una tormenta con todas las de la ley. Parece que hoy el Nuberu está enfurruñado y la ha tomado con vosotros.

Con el rostro cubierto de agua, Gaizka mira a sus compañeros, y para hacerse oír en medio de la tempestad, grito:

Mis señores. Debemos encontrar refugio cuanto antes, es demasiado peligroso continuar

El cazador adulto aferro firme a su aprendiz Aritz, y se aproximo al sacerdote. Un hombre de Dios, era la mejor salvaguarde contra aquel clima, un hombre de Dios y un buen refugio.

Adelantándose a la respuesta de la dama y el caballero, Gaizka comenzó a buscar, quitándose pelo y agua de la cara, un lugar en que refugiarse.

Montado sobre mi mula Perica, a la que a punto estuve de poner Fray, como recuerdo de una vieja amistad de la parroquia donde estudié, pero luego pensé que podía levantar suspicacias con determinados términos eclesiásticos y no estaba el horno para bollos, no señor, no después de lo que pasó en Salamanca, empecé alegre el camino ante la idea de poder disfrutar de unos días en mi modesta casita de Oviedo, hogar y refugio de todos aquellos que necesiten un techo para cobijarse en su largo peregrinar hasta Santiago.

Sin embargo, la alegría rápidamente se tornó en fastidio, cuando el Nuberu tuvo a bien descargar toda su porquería sobre nosotros. Gaizka, sabiamente, recomendaba buscar un refugio amigo mío, creo que tienes toda la razón comento mirando hacia el cielo, con los ojos entrecerrados para que no me entrara mucha agua y agarrándome la capucha con la mano izquierda para evitar que se deslizara hacia abajo no se por qué, pero me parece que este tiene para rato.

Gaizka, avisa a Lady Jimena, y al resto, de que buscaremos lugar donde cobijarnos y guarecernos de la lluvia hasta que el Nuberu estime conveniente dejar de verter sus aguas sobre nuestras cabezas.

y por supuesto, espero que tú seas capaz de hacerlo, porque igual, capaz soy de meteros a todos en una cueva con una osa y sus oseznos. digo sonriendo, antes de que Gaizka se hubiera alejado.

Una vez que se va, me muevo incómodo sobre la grupa de Perica. Este tiempo no le va muy bien a mis huesos, y mucho menos a mi joroba. La maldita humedad se mete en los huesos y ya no sale ni a tiros. 

El que parecía serhombre competente era un brutallan queno sabia hacer la o con un canuto. Brais el pastor era alto, fuerte y se habia criado en los montes con las vacas. Mirando al cielo se chupa un dedo y lo levanta por encima de su cabeza diciendo.... Pos non tien pinta de amainare la cosa...

Teodoro no pudo evitar el torcer el gesto al oir hablar del Nuberu. Ya le habían advertido en la Orden de esos curas de pueblo que creían que todo se debía a seres míticos imaginarios y no a los designios del Señor, pero tenía que aguantar esas supersticiones por escoltar a la noble doña Jimena.

Sus superiores le habían comunicado recientemente que no querían que una noble y peregrina sufriera percance alguno y que el prestigio de la Orden estaba en juego, por lo que Teodoro aceptó contento el encargo a la espera de recibir finalmente alguna señal de Dios del destino que le tenía reservado.

- Mi buen párroco, querrás deçir que Dios en su gran sabiduría está bendiçiendo los campos que nos rodean con esta lluvia que hará creçer el çereal et asegurará el pasto para los rebaños, a pesar de lo molesta que nos pueda pareçer.

Escupo al suelo cuando oigo la conversación que se traen el cura y el caballero. Me acomodo las partes pudientes y sigo caminando. Mientras la viuda siga pa alante allá que voy . Aunque hay que joderse la que está cayendo. Menos mal que llevo la capa que algo protege. Pero las botas me estan calando y ya empieza a ser molesto. Lo que daría por un fuego y un poco de vino, sopa y una moza para calentarse.

Gaizka se percata que salvo el sacerdote han prestado atención a la feroz tormenta que los envuelve.

Mis señores ¿No ven bien acaso que el cielo se cae a pedazos? Esto más que una broma de los nuberu - Escupe al suelo al pronunciar el nombre de la criatura y se persigna tres veces - Si no encontramos refugio pronto corremos riesgo de que o nos caiga un rayo o perdamos el camino. El señor cura tiene razón, necesitamos un refugio, y pronto - Se aleja un poco del grupo quitándose el agua del rostro con la palma.

Buscando algún indicio que muestre refugio seguro para la tormenta.

Poco o  más bien nada acostumbrada a los pesares, me encuentro en medio de ninguna parte siendo víctima de mis propias ocurrencias...  Creí que está peregrinación haría que mi alma se sintiese mejor, se reconfortara honrando el alma de mi marido, y...  lo único que por el momento había logrado, era un vestido echado a perder y unas ropas empapadas que hacían que el frío me calase hasta los huesos.

Escuché a aquellos plebeyos falar de buscar refugio y sin embargo, yo seguía empapada a lomos de la pobre Morla, mi hermosa y querida yegua.  Empapada y desconcertada...  con la capa y el vestido  talmente calado los dientes amenazaba con empezar a castañear:

- Muy señores míos, ruego a Dios que escampe pronto y sin embargo, he de apremiaros en vuestra búsqueda, pues no estoy acostumbrada a estas penurias y temo enfermar - dije con cierto tono de ruego, pues bien sabía que la miel atrae a las abejas -.  ¡Mírenme Dios Santo! ¡Estoy empapada! - proseguí con disimulada coquetería.

En ello estoy mi señora - Dijo el cazador con cierto desdén que la lluvia podía ocultar. La dama era bella, pero ninguna mujer superaba en belleza a Eguski, su hermosa Eguski y su pequeño Iñigo. Gazki quería llegar pronto a reunirse con su familia, disfrutar del fuego de su hogar y olvidar este tranco con los noble. Gazki no gozaba con la presencia de nobles, era un mal necesario en el camino, los nobles, siempre presuntuosos, siempre demostrando su ignorancia frente al mundo más allá de sus torres de piedra y lloriqueando ante la dura realidad. Solo el buen Dios podia comprender porque ellos gobernaban y aquellos como Gazki sudaban por el pan de cada día.

Junto a su aprendiz Aritz comenzaron la búsqueda activa de un refugio.

Gaizka afina sus ojos para descifrar entre la lluvia y la oscuridad algun lugar o sendero que conduzca a un sitio seco y seguro.

Teodoro refrenaba a Tormenta*, su gallardo y bien entrenado corcel de guerra.

- Milady, non es cosa buena  el que una dama de su alcurnia bajo la lluvia se moje. Si me disculpa el caballo azuzaré para algún refugio o posada más adelante encontrar.

Teodoro, ¿acaso ese caballero se pensaba que podría darme lecciones de teología a mí?, ¿que no había hecho en todo mi vida otra cosa que congraciarme con Dios y la divina trinidad? sin embargo, lejos de reprochárselo, le miré de forma amable, pues había demostrado su fe y creencia, cosa rara en este mundo en el que vivimos.

Me limité a sonreir, haciendo ver como que no me había oído con este ruido, asintiendo a sus palabras, como diciendo exactamente hijo mío, exactamente lo que dicho.

Solo esperaba que Gaiku encontrara un lugar donde guarecernos, o todos caeríamos enfermos en el mejor de los casos

Tranquila Lady Jimena, que a seguro que con la gracia de Dios, el bueno de Gaiku encontrará un buen lugar donde guarecernos, y hacer un fuego donde calentarnos. Dicho esto, me llevo la mano a la frente, para intentar detener las gotas de lluvia que me caen por los ojos e intentar divisar alguna especie de cueva o posible refugio.

Pascu, calado hasta los huesos y con barro hasta las rodillas, notó que el mal tiempo estaba haciendo mella en la actitud de sus compañeros. Contento de ver que los cazadores se ponen manos a la obra para encontrar un refugio ante la tempestad, intenta animar un poco al resto del grupo. Especialmente, busca evitar que el párroco y el caballero lleven su pequeño encontronazo a un terreno más... hostil.

Oh compañeros míos, como bien sabéis, al mal tiempo se le debe poner buena cara! Ya sea por obra de Dios o del Nuberu, está claro que en esta tierra nuestra abunda el agua y la tormenta. Confiemos en nuestros compañeros, que seguro sabrán encontrar un árbol portentoso o bien una cabaña olvidada.

Aspira profundamente.

Ah... la lluvia! La sensación de libertad, el olor a vegetación mojada... He oido y contado muchas historias ambientadas en situaciones semejantes. Si a vuestra merced os place, entretendré la marcha contando alguna de esas leyendas, mientras Gaizca y el joven Aritz buscan una solución.

Gaizka, buscaba sin distanciarse mucho de los peregrinos, cuidaba de su aprendiz, el joven mozo estaba a su cargo y le hacia pensar en su pequeño Iñigo cuando le acompañe en sus trabajos.

- Te cuidado muchacho, mira bien donde donde pisas. No quiero tener buscar tu cuerpo por tu imprudencia - Mientras instruía al joven Aritz, distinguió un luz a la distancia - ¡Hey!Mis señores, el buen Dios esta de nuestra parte. ¡Mirad! - Apuntando a la luz en la distancia, que lejana brillaba como una esperanza de refugio.

Estaba experimentando. ahora entendí que la tirada anterior lo hice mal, ya me relacione al sistema de dados del foro en futuro no cometeré más errores.

   La lluvia cae torrencialmente, cual diríase que los cielos se han abierto en una parodia del diluvio. Cuando iniciais el descenso del Padrún, vosotros, vuestros animales y posesiones estáis completamente empapados, y no parece que la cosa vaya a amainar, sino todo lo contrario. Todos os cubrís lo mejor que podéis, excepto Gaizka que anda mirando si encuentra algún lugar donde poder guarecerse de tan tremenda tormenta, lo que le obliga a elevar la cabeza y recibir con más virulencia la fría lluvia en su rostro.

   La lluvia no os deja ver más allá de un par de varas* y camináis cerca los unos de los otros u os será muy fácil perderos de vista. También desmontáis por temor a caeros de vuestras monturas o dar un mal paso. Además, el camino, que ahora es cuesta abajo, se ha convertido en una torrentera de agua, barro y piedras, que os hacen resbalar y dar traspiés.

   Y el desastre ocurre, Brais Brañas que estaba ayudando a Doña Jimena Gijón a sortear un riachuelo improvisado que cruzaba el camino, resbalan ambos y ruedan 5 varas envueltos en piedras y barro. El ruido distrae a Gaizka, que al girar la cabeza resbala y también rueda por el suelo pasando al lado de Aritz, que al intentar pararlo pierde a su vez el equilibro y va rondando y se pierde de vista (Gaizka se para a un par de varas a vuestra vista y Aritz lo perdéis de vista, pero por sus gritos no puede estar más lejos de unas ocho varas)

   Los que no habéis rodado entre el barro y los riachuelos que bajan por la ladera, con cuidado, ayudáis a ponerse en pie a vuestros compañeros. Tienen un aspecto lamentable, además de totalmente calados, ahora están embarrados hasta los huesos, trozos de ramas y piedras asoman por el pelo de doña Jimena y tanto ella como los caídos tienen la cara llena de barro y algunos raspones en las ropas.

   Por suerte, no todo está perdido. Tras volver a juntaros, tanto vosotros como vuestros animales, Gaizka ve a un lado del camino una leve luz entre la oscuridad creciente de la tormenta. ¡Quizá indique la existencia de un caserío, un refugio, o quizás hasta una ermita pudiera ser! En cualquier caso, algo donde guarecerse de la tormenta.

La caída fue brutal, por fortuna sus compañeros han puesto en pie a la dama y al gañan. Los gritos de Aritz urgen a Gaizka a encontrarlo, por fortuna sus gritos le indican donde se encuentran lo que facilita el encuentro.

Limpiándole el barro del cuerpo y del rostro, Gaizka recibe al joven - ¿Te encuentras bien muchacho? ¿Te duele algo? - Tras inspeccionar su equipo y el del muchacho, Gaizka le comenta en voz alta al grupo - Las luces que vi antes de caer, aún las veo - Mirando al resto sus embarrados compañeros de caída - Cuanto antes nos dirijamos en esa dirección, antes capearemos este aguacero, y los peligros a los que nos exponemos

Teodoro desmontó de su caballo y acudió rápido a ayudar a la dama y a controlar a su montura y le preguntó a ella, mientras repasaba las patas del caballo que no se hubiera salido ninguna herradura.

-¿Estáis bien? ¿Non os habréis roto nada? Parece que nuestro buen cazador ha encontrado un lugar más adelante donde os podréis adeçentar y quitaros esta roña de ençima.

Brais se levanta del charco y se dirige directo a la luz. Si es una casa tendrán refugio seguro amparados por las leyes de la hospitalidad, aunque sea en una cuadra, cosa que no le disgusta.