Partida Rol por web

La dama puso su mejor cara y sonrió al joven, confiar o no confiar en el Lugus era una buena cuestión, su hijastro lo tenía claro pero ella no tanto. Le tendió la mano en un gesto de saludo y se llevó la palma de la otra a la mejilla.

-¡Orten, querido! -dijo en tono de alegría -Han sido tantas emociones en el día de hoy, primero el juicio por combate y los caballeros de nuestra casa pasando de ronda, todos esos caballeros lanzándose al galope, sin miedo a la muerte... 

En su tono la emoción de las justas y la excitación de la victoria se mezclaba con el deseo de la pérdida de control.

Orten besó con cortesía la mano que la dama le tendía y después sonrió, aunque se encontraba algo incómodo con la excesiva confianza que mostraba Lady Varya hacía él. Asintió ligeramente con la cabeza y trató de sonreír. Tartamudeó ligeramente e inclinó la cabeza un par de veces en una especie de tic nervioso. Su propia familia acababa de avergonzarle en público por enésima vez y no se sentía con mucho ánimo.

-Sí, son muchas cosas para una sola jornada. ¿Queréis que os acompañe a vuestra tienda? Seguro que Lord Evan estará preocupado.

Los ojos de Whalen se iluminaron ante las palabras de su padre. La idea que ser Roshar se estuviera sacrificando para salvar el honor de los Crogall era algo que le llenaba de orgullo hacia aquel hombre. Gente como él eran los pilares de los grandes reinos.

¿O quizás lo interpretaba mal y realmente su padre creía que ser Roshar los estaba traicionando? ¿Qué razones tendría para ello? No lo sabía. ¿Qué hacía disfrazado tras el Caballero Zorro?

Sí, mi señor. Nosotros también nos vamos. ¿Queréis que os demos escolta hasta algún sitio, mi señora?

Dice al final, dirigiéndose a su madrastra. Irónicamente, quizás ella era la aliada más sólida. Podía perderlo todo con la muerte del lord... O ganar mucho si maniobraba con astucia, aunque los orígenes oscuros de Varya jamás le permitirían ser aceptada por la estirada nobleza ponienti. Eso ella ya debía saberlo. Era muy probable que un feudo Crogall en manos de ella se consumiera en pocos años, absorvido por sus codiciosos vecinos y ella tuviera que volver a las calles.

Le sonrió de forma franca. Había mostrado una lealtad a su casa que contrastaba con la actuación de la Tully.

Scarlett... Debo saber qué ha ocurrido con ella.

La actitud y la propuesta del heredero sorprendieron positivamente a la dama, a pesar de todo lo que estaba pasando parecía que el viaje al final iba a resultar bueno para algo. Quien pudiese recoger los frutos era una apuesta que lady Varya esperaba no perder.

-Gracias Whalen, -respondió negando más con los ojos que con la cabeza -no hace falta. Aprovecharé para preguntar por ahí. 

Quizás sin hombres cerca a más de uno se le soltase la lengua.

Varya dejó la mano reposando en la de su acompañante mientras escuchaba sus palabras, cuando el joven acabó una sonrisa se perfiló en el rostro de la mujer.

-¡Oh!, no. Evan está ocupado felicitando a Whalen y a ser Adrik por sus victorias, comentando los movimientos y... una dama no tiene que escuchar según que cosas. He venido para no beber en soledad, ¿me acompañais? 

Pero su cuerpo no indicaba la posada, se había dado cuenta de lo que había pasado dentro con la familia de él y le daba la oportunidad de elegir el lugar donde ahogar sus penas.

-Sí, debéis marcharos. Whalen, acompaña a Lady Varya al menos unas calles, luego os separáis si lo consideráis mejor.

Le preocupaba que los guardias o alguien estuviera esperando a la salida. -Si se nos permite, nos reuniremos a la noche en nuestro pabellón. Recordad el lema de la Casa.

-Eh.. Yo... iba ... -Orten parecía nervioso, tanto por el hecho de que Lady Varya tomara su mano como por que le ofrecía ir al lugar que él eligiera, algo que no solía ocurrir muy a menudo pues su opinión apenas era tomada en cuenta. Realmente el muchacho se dirigía de vuelta a la tienda de los Lugus, que nadie ocupaba pues su familia prefería pasar el tiempo en la taberna.

-Puede, que... puede que un rato. -Realmente no quería ir a beber a ningún lado, y menos después de que su familia terminase con las existencias de alcohol de aquella posada por tercera noche consecutiva, pero rechazar la invitación de la dama podría ser tomado por una descortesía hacía ella así que no le quedó más remedio que aceptar. 

-¿Qué tal está Whalen después del... bueno, del susto? - Quería cambiar de tema para intentar sentirse menos angustiado, pero al darse cuenta de que era probable que Adham Dannett no pasara de aquella noche volvió a sentirse angustiado de nuevo al no encontrar las palabras más adecuadas.

El joven asiente a las palabras de su madrastra, y aún y así la acompaña unas calles, tal y como le ha pedido su padre. Como cortesía más que otra cosa, junto a su primo. A su lado se siente como una sombra desgarbada. El caballero bueno, fiel, apuesto, gallardo... Y él... Ni es caballero ni nada de lo que piensa de su primo, pero se esfuerza. Los Siete saben que se esfuerza, maldita sea.

Mi señora... Se despide, cuando ya, algo alejados de la zona de los pabellones, se ven más luces de la vida ncoturna de la capital de los Siete Reinos. Un lugar peligroso, pero que la esposa de su padre afronta con tranquilidad. Whalen está empezando a apreciar las... dotes de esa mujer. Así que le dedica una inclinación cortés. Nos vamos a hablar con los Dannett. Mañana nos vemos.

Se quedan observando como la señora se aleja y luego giran sobre sus talones él y su primo, dispuestos a cumplir las órdenes de su padre.

Una vez se quedan solos su primo y él le mira, con el alma encogida, mientras desandan el camino, de vuelta a la zona de los pabellones.

Va a ser complicado hablar con los Dannett. Antes ha sido difícil. Ahora no lo será menos. Pero el lord nos ha pedido ir a dar un mensaje. Y eso haremos. Creo que para esa misión no podía tener mejor compañero que vos, Adrik. Alguien como vos dará más fuerza a nuestra inocencia en todo esto.

Le confiesa, mientras siguen caminando hacia allí. Cada paso es como si calzara botas de plomo. No quiere volver allí. Recuerda lo duro que fue, y no sabe si volver es una buena idea. Quizás esta vez tienen menos paciencia y deciden acuchillarle para vengar a su señor. Quizás ocurre eso pero en un día como ese no sabe si le importaría mucho. ha perdido a su mujer, ha perdido a Galdrín, toda su casa pende de un hilo... Y recuerda las palabras de una de las lecciones de Nicholas. Cuando a un hombre se le arrebata todo, cuando ya no tiene nada que perder, es cuando descubre lo libre que es. Es entonces cuando es capaz de cualquier cosa.

Suspira ante esas palabras. En aquel momento las entiende. Le da igual vivir o morir. Todo es relativo, pequeño, insignificante. Todo lo puede.

Cuando llega a la vista del pabellón de los Dannett, intercambia una mirada con su primo y deja caer, una vez más, sus armas al suelo, a los pies de su primo, antes de seguir andando. Sin mirar atrás. Dejando las decisiones de Adrik en Adrik. Avanza como ingrávido, sin ser consciente de sus pasos. Dispuesto a caminar hacia la muerte o hacia la vida. Es la segunda vez en esa jornada que ha puesto su vida en una balanza. Sólo se arrepiente de no haber hablado con Scarlett antes de este momento, pero tampoco podía arrastrar a su primo por medio Desembarco, y no quería desobedecer a su padre, o dilatar su deber hacia la familia.

Sigue avanzando con los brazos en alto, la mirada perdida en un punto más allá de los colores de los Dannett, casi esperando sentir como se hunde un acero en sus carnes.

Ser Adrik era, como su primo bien sabía, un hombre parco en palabras y que apenas mostraba sus sentimientos en público, especialmente desde la muerte de su padre, Joseph Crogall, hermano de Lord Evan y el tío de Whalen. Aquel trauma había endurecido a Adrik, le había convertido en un hombre. Y no en un hombre cualquiera, era el prototipo de hombre de la familia: fuerte, letal, apuesto. Su sola presencia, especialmente uniformado con su armadura y los colores de la casa, podía hacer temblar al caballero más osado de los Siete Reinos. Era todo lo que Whalen hubiera soñado con ser, y no era.

-Primo... -Los ojos de Adrik, el fuerte caballero, estaban empañados de lágrimas. -Vos solo os bastáis para dar fuerza a nuestra causa. No me cabe duda de que sois el auténtico Crogall. Habéis sabido reaccionar ante esta crisis perfectamente, a pesar de la traición de vuestra esposa y de tantos contratiempos. Sois inteligente y buen guerrero. Galdrin... -Estuvo a punto de romperse al pronunciar su nombre, -Galdrín estaría orgulloso de vos. Yo... yo lo... - Miró a su primo con una lágrima deslizando por sus ojos y sorbió fuertemente por la nariz antes de arrepentirse de lo que iba a decir para terminar la frase. Después se secó la cara con el dorso de la capa y sonrió intentando aparentar que todo estaba bien. -Es igual. Al final saldremos de esta gracias a vos, Whalen.

Al llegar frente a la tienda de los Dannett, Whalen y su primo se detuvieron justo en el umbral que iluminaban las antorchas que habían colocado junto a la puerta del pabellón granate. Whalen dejó caer su cinturón y sus armas antes de poner un pie dentro de la circunferencia iluminada por el fuego y sentir el calor lejano de las llamas en la calurosa noche. Ser Adrik se mantuvo atrás, con una mano en el cinturón, junto a la empuñadura de su espada por si era necesario intervenir con fuerza bruta.

Los dos hijos de Edan Ward custodiaban la puerta. Whalen sintió un primitivo y profundo odio en sus ojos, y aunque no hubo ningún puñal que se clavara en sus carnes, sintió como ese odio se clavaba en lo más profundo de su ser.

-¿¡Cómo os atrevéis a volver!? -Exclamó uno de los hijos de Edan Ward, el más joven de ellos y por tanto el más impulsivo. Llevó su mano a la espada que cargaba al cinto y dio un paso hacía Whalen. Ser Adrik desenvainó una pulgada su espada y entró en el círculo de luz, pero el otro hijo de Edan Ward detuvo a su hermano antes de que este cometiera alguna estupidez. Ser Adrik se detuvo en seco, pero mantuvo aquella pulgada de hoja a la vista como recordatorio de lo que iba a venir si Whalen sufría daño alguno.

-¿Acaso mi padre no fue lo suficientemente claro, Whalen Crogall? ¿Por qué venís amenazante junto a ese matón de vuestra espalda? ¿No habéis ocasionado ya suficiente daño?

Las palabras de su primo... Más bien, las palabras no pronunciadas le cayeron como un jarro de agua fría. Pestañeó confuso. Se rumoreaba que ser Loras también era aficionado a las vergas. Y ser Jaime también era conocido por su ausencia de compromiso con mujer alguna. Quizás era inherente al hecho de ser buen caballero ese detalle.

Hizo ver que no había escuchado nada y simplemente agradeció los halagos de su primo. Le sorprendieron mucho sus palabras, y de hecho casi se le pasa por alto la casi confesión de su apuesto primo. Tomó nota mental de ese dato y pensó en como ayudarle... Ser Bryan... Era tan gallardo como su primo. Un caballero errante, y dorniense, que son más conocidos por unos gustos sexuales más liberales. Quizás...

Pero los asuntos que tenían entre manos eran mucho más delicados. La situación con los Dannett se puso muy tensa en un momento.

Por favor, os lo ruego una vez más. Todos hemos sido engañados. Se nos enfrenta entre nosotros por alguien que lo que busca es justo esto. Nuestro enfrentamiento. Que nos matemos. Sé que viejas rencillas nos separan, pero alguien se rie mientras nos golpeamos unos a otros. Os lo ruego... ¿Con quien puedo hablar de esto? Todo lo que ocurre nos perjudica por igual a nosotros que a vosotros. Es momento de unir nuestras fuerzas para acabar con un enemigo que nos quiere barrer a todos... Si es vuestro deseo después seguir actuando contra nosotros, sois libres de hacerlo pero, por favor, debemos colaborar o ambas familias se extinguirán.

Mientras hablaba, a Whalen se le encendía una antorcha de esperanza. Ciertos datos que a ellos no les decían nada, quizás les decían mucho a los Dannett. Había algo que debía relacionar ambas familias. Actuar de una forma inesperada podía ser la única manera de adelantarse a los conspiradores.

Estamos dispuestos a deciros lo que sabemos sobre toda esta conjura.

Sin volverse señaló a su primo.

Y ser Adrik también ha sido testigo de todo... Y creo que hasta vos habréis oído de su sinceridad y honestidad. Por favor...

Insiste en sus súplicas. Ganarse a los Dannett como aliados circunstanciales puede ser la única manera de luchar contra el que está detrás de Archay. Por la forma de actuar de Adham y lo sucedido, todo parecía indicar que los Dannett estaban siendo tan engañados como ellos.

-Ya sabemos quién está detrás de todo esto. -Dijo la voz profunda y autoritaria del maestro de armas de los Dannett. Edan Ward apareció tras la lona de la tienda, donde en el interior Whalen pudo ver por medio segundo a Adham, que yacía sobre una mesa rodeada de velas y su maestre le colocaba sanguijuelas en el torso. -Lord Evan Crogall, a través de la mano vil y ponzoñosa de su hombre de confianza. Por mucho que se empeñen en interpretar esa pantomima todo el mundo sabe que ser Roshar Blackfist es el hombre más fiel que posee vuestro padre. Y vos, o sois un provocador parte de las intrigas de vuestro padre o sois tan estúpido que no conocéis la verdad. -Edan colocó una mano sobre el hombro de sus hijos y ambos se relajaron de inmediato, ayudando a reducir la tensión de la escena.

-Tenemos pruebas que lo respaldan. Atrapamos a su muchacho la noche antes del torneo con un veneno en su posesión. Y ahora, casualmente, nuestro señor está ahí dentro agonizando. Déjame darte una segunda lección, niño, tú y tu valeroso primo os podéis ir de aquí, y no volváis. No volveré a ser tan generoso por tercera vez. Si os vuelvo a ver merodear este lugar, juro por los Siete Dioses que yo mismo clavaré mi espada en vuestro pecho.

Adrik terminó de desenvainar su espada en el mismo momento que Edan Ward pronunciaba aquellas palabras, como respuesta, los hijos de Ward también hicieron lo propio. El maestro de armas no repitió el gesto, pero se quedó mirando fijamente a Whalen a la espera de que se retirara o esta vez no detendría a sus hijos. El gesto hostil de Adrik y su presencia, no parecían intimidarle lo más mínimo.

-¡Retirad esa amenaza ahora mismo! -Exigió ser Adrik reuniéndose con Whalen en el interior del círculo más iluminado por las antorchas.
 

La tienda de la familia parecía tranquila, y sus alrededores también. Nadie se dirigió hacía allí para arrestar a la familia, todo parecía tratarse de una falsa alarma, o al menos el peligro no era tan inmediato como la carrera del maestre parecía sugerir. Ser Roshar pudo ver en la distancia como Whalen, ser Adrik y Lady Varya abandonaban la tienda familiar, caminaron juntos un buen trecho en dirección a la ciudad, pero llegados a un punto, Whalen y Adrik se despidieron y dejaron que la dama continuara en solitario mientras ellos se iban en dirección a la tienda de los Dannett.

El heredero sintió como la sangre abandonaba su rostro. Las amenazas de Edan parecían muy reales, y sus argumentos tenían peso. Era el momento de sacarse de encima algo más que el cinto de armas. Él estaba convencido que los Dannett eran tan víctimas como ellos. Así que era el momento de ser totalmente sinceros. Deseaba con toda su alma huir de allí, pero estaba en un punto de no retorno. Había perdido a su mujer, a su buen amigo Galdrín, y todo iba en el camino que también perdería su feudo. No. Cuando a uno ya no le queda tierra bajo sus pies, no puede seguir huyendo. Sus pies se quedaron plantados en el sitio.

Con un gesto detuvo el brazo de su primo, aunque lo miró, agradeciendo su presencia allí. Con ejemplos como el suyo era más fácil hacer lo que iba a hacer. Tragó saliva.

Os he de decir que somos culpables... Dijo con un hilo de voz, pero antes de que nadie pudiera sacar sus armas siguió, con la voz más segura. Somos culpables de matar a los Claviger. Los matamos por sus palabras ofensivas. No es algo por lo que me sienta orgulloso, pero ocurrió así. Fue en combate. Vencimos y ellos perdieron. Si pudiera volver atrás, habría intentado con más empeño impedir ese resultado, pero eso no lo puedo cambiar. De la misma manera os aseguro que no fuimos nosotros los que atacamos los aldeanos. Un tal Archay Clayton, conocido como caballero Zorro, un desposeido de los leales a los Targayen, estaba detrás del grupo mercenario que hizo ese acto. El propio Archay asesinó a sus mercenarios, para evitar que hablaran. Encontramos sus cadáveres de camino hacia aquí. Sólo uno sobrevivió, un tal Flores, que cogimos preso, y nos confesó lo ocurrido.

Sigue hablando, para no dar reacción a los hombres de los Dannett. Lo hace rápido, antes de que se cansen de escuchar.

Poco después el Caballero Zorro lo mataba de un flechazo. Ese hombre nos dijo que los había contratado vuestro señor para realizar un ataque contra sus propios vasallos. Sabemos que no es cierto. Toda esa artimaña servía para enfrentarnos aún más. Hay alguien muy interesado en conseguir ese efecto.

Seguimos el rastro de Archay, pues era la clave para saber quien está detrás de todo esto. Durante su captura mató a nuestro maestro de armas y murió el propio Zorro. Con su muerte estamos en un callejón sin salida. ¿Creeis que íbamos a matar a nuestro propio maestro de armas para... No sé muy bien el qué? ¿Qué conseguimos con la muerte de vuestro señor? ¿Qué sacamos con la muerte de quince de vuestros vasallos? Alguien que conoce nuestra enemistad la está usando a su favor...

Queda por comentar lo más importante. Lo del veneno.

Nos llegó como regalo una daga dirigida a mí. Dentro llevaba oculto un vial con veneno. Ya estaba vacío. Sólo quedaba un residuo de un líquido. Nuestro maestre lo analizó y supo que era Lágrimas de Lys. No sabíamos a quien iban a envenenar, pero todo indicaba que nos querían endosar el muerto a nosotros al "regalarnos" la daga. Cuando descubrimos eso nos pusimos en guardia, a la espera de ver quien caía envenenado. Creíamos que ocurriría durante el banquete de anoche... No sé qué hacía aquí el chico de ser Roshar. ¿tenía un veneno? Era Lágrimas de Lys? Es un veneno muy raro, al parecer. No sé qué hacía aquí pero os aseguro que lo último que deseamos es que vuestro señor muera. Quizás alguien sobornó al chico de ser Roshar... no lo sé. Por favor, os lo ruego una vez más. Dejemos de lado las rencillas estúpidas. Alguien se está riendo de nosotros. Por favor, os estoy dando la información que sé, para ver si algo de lo que os he explicado os dice algo. Hay un buhonero en la ciudad. Se llama Thanders. Él os puede explicar parte de lo que ocurrió en nuestro camino hacia aquí... O el caballero Bryan. Él nos acompañó en la captura del caballero Zorro. Os lo ruego. Los que han tratado directamente con nosotros pueden dar fe de mis palabras. Somos los últimos interesados en la muerte de vuestro señor. ¿Qué ganamos? Nada! Al contrario. Quizás pedir vuestra ayuda es demasiado... Sólo os pido que penséis sobre lo que os digo. Quizás algo de lo que os he revelado  os pueda ser de ayuda. Y estoy a vuestra entera disposición para ayudar en lo que sea necesario. En lo que sea.

Tras lo cual, da un paso atrás. En gesto conciliador. Espera más un abrazo de muerte de Edan que no un abrazo fraternal. La única esperanza es que ha nombrado a su padre como instigador y no a él. Eso le da pie a creer que quizás pueden hacer mella sus palabras. Pero comprende que es muy complicado atravesar una coraza de generaciones de malas relaciones.

Durante la espera Ser Roshar tuvo tiempo suficiente para crearse sus propias teorías y suposiciones. Daba vueltas a lo que estaría pasando en aquel mismo momento en otros lugares, en el interior de la tienda Crogall, en la Dannett; a lo que podría pasar en el futuro inminente; a la situación de Rata... Intentó paliar algo de tensión paseando por el descampado, sin dejar de vigilar. 

Al mantenerse la tranquilidad, y al ver salir a varios miembros de la casa, consiguió relajarse. Más cuando comprobó que Whalen y Adrik se dirigían a la carpa Dannett. ¿Pretendían negociar? ¿o esperaban tener éxito explicando su propia versión?

El caballero del puño negro deambuló poco más antes de regresar con su Lord. La familia ya se había desperdigado y sería difícil que los capturasen a todos. Y por el momento no le pareció que fuera a suceder. Una falsa alarma. Necesitaba conocer las nuevas. 

La dama intentó mostrar una actitud distendida, no dando importancia al visible azoramiento del joven y siguiendo la conversación con mesura.

-Bueno, Whalen está ileso físicamente pero lo que le ha pasado al joven Dannett lo tiene preocupado. Sois jóvenes y apenas habéis visto la muerte de cerca, el suceso de Galdrín es todavía muy reciente y esto no ha hecho otra cosa que impedir llorarlo adecuadamente. -guardó silencio un momento, como pensando si decir algo más y al final continuó -Todavía no os he dado las gracias adecuadamente por vuestra divina intervención, sin vos probablemente habríamos tenido que llorar más pérdidas. Muchas gracias...

Su mano apretó suavemente la del joven Lugus y sus ojos se llenaron oportunamente de lágrimas contenidas.

Las palabras de Whalen no parecían causar un efecto conciliador en Edan Ward, al contrario, aquella larga historia estaba contribuyendo más a exasperarlo y ponerlo más tenso. Sin embargo, Whalen optó por soltar todo su discurso sin detenerse en pausas largas que pudieran interrumpirle para obligar a que el maestro de armas de los Dannett tuviese que escuchar todas sus palabras, y, por enfadado que pudiese parecer, Ward escuchó todo lo que Whalen tenía que decir.

Pasaron unos segundos desde que Whalen dejó de hablar hasta que Edan reaccionó, unos segundos de tensión en los que los hijos de Ward parecían estar deseando que su padre diera la orden de actuar para lanzarse como fieras sobre los intrusos. Sin embargo, la reacción de Edan Ward fue, al final, bastante diferente. Una pequeña sonrisa, mezcla de sarcasmo e incredulidad, se dibujó en su rostro.

-Una historia muy conveniente, ¿no os parece? - Whalen no supo identificar si la pregunta se la dirigía a él o a sus hijos, más Edan Ward no esperó respuesta de ninguno. -¿Realmente esa es vuestra coartada? En primer lugar, esa historia de los Claviger sólo demuestra que sois unos sádicos de los que no se puede esperar más que sangre. Vuestra propia esposa lo denunció ante todos. -Los hijos de Ward rieron ante aquel último comentario, pero la mirada seria y amenazante de su padre los silenció de inmediato. -De todos modos, poco nos interesa vuestra defensa en ese asunto más allá de que demuestra que Lord Crogall cree estar por encima de la justicia. Si tuvo la osadía de matar a un par de chiquillos estúpidos nombrados emisarios del Rey, y protegidos por su estandarte, como no iba a asesinar a sangre fría a unos pobres campesinos. -Para Edan era una lógica aplastante.

-Todo lo demás podéis reservároslo para vos mismo. No habrá juicio ya, por desgracia, el Juicio por combate os ha librado de la pena que os merecéis, pero no creáis que por eso os voy a creer. No entiendo qué nuevas maldades pretendéis viniendo a contar esas confabulaciones vuestras mientras mi señor agoniza ahí dentro. Vuestra palabra poco vale. Es obvio que habéis venido a excusaros después de que vuestro maestre nos revelará el nombre del veneno usado contra mi señor Adham, casualmente. - Ironizó. -Es muy curioso que el tratamiento esté avanzado ahora que el maestre Ferris sabe cuál es el nombre del veneno, y también que vos lo supierais. -Enarcó una ceja haciendo notar que el hecho de saber el nombre del veneno los colocaba más como culpables que como inocentes, al menos a sus ojos.

-Si no se van de aquí inmediatamente, -ordenó entonces girándose hacía su hijo mayor, como si la paciencia acabara de agotársele en ese mismo momento, -desenvainad vuestras espadas y matadlos.

Era una pérdida de tiempo. El jodido Edan sólo había escuchado las partes que le interesaban. Por otra parte era normal, y había revelado información importante de forma gratuita. buno, quizás no tanto. Quizás algo que ellos podían conocer acababa haciendo un click en aquella cabeza de madera. Si había un nexo común de Archay con ambas casas, quizás al citarlo... O alguno de los otros datos que había dicho.

Era inútil seguir allí. Quizás había esperado demasiado al querer convertir a un enemigo en aliado. Sin duda, a veces era demasiado optimista.

Suspiró largamente y se retiró, junto a su primo. Recogió sus armas y abandonó la zona, algo abatido, pero después de haber venido antes, no esperaba otra reacción... Y menos después del incidente del chico de ser Roshar. ¿Seguiría vivo? ¿Realmente lo habría enviado ser Roshar? Con qué objetivo?

Adrik... Gracias por vuestro apoyo antes. Id a descansar. Mañana os esperan más torneos. Yo... Yo quiero intentar convencer al sensecal para que se acerque el médico del Rey a la tienda de Adham... Y también quería ir a ver a mi mujer. Sí, es tarde, lo sé, pero seguro que por asuntos de venenos nos atenderán y mi mujer... Bueno, si creo que está donde está, aunque sea tarde quizás consigo acceder. Después de todo, no sé si mañana seguiremos vivos, o en libertad.

Por una parte, Whalen deseaba que a Adham lo viera el médico del Rey por varias razones. Confiaba plenamente en las capacidades de Nicholas, pero no sabía nada de Ferris y no creía que existiera un maestre más familiarizado con los venenos que el que había en Desembarco. Pycelle quizás fuera esperar demasiado, pero seguro que en un sitio como Desembarco había más maestres... Y en cualquier caso, sería un punto a su favor que se interesaran por la curación de su enemigo y ayudaría a disipar esa aura de carniceros. Lo ideal sería no querer hacer pública su súplica... Quedaría más caballeroso, y de todas maneras estas cosas se acaban sabiendo.