Partida Rol por web

oMordred era inocente a sus propios pecadillos, y sabiendo lo que sabía de él, era más sensato que continuara así. Soberbia, dicen que es el pecado favorito del diablo, mientras que ella, pecaba de desidia del alma, vaya pareja, intentando no ahogarse, o quizás no viendo que se ahogaban. Agnes se había equivocado, Mordred no era el Caballero de blanca armadura que enfrentaba la tormenta, él, estaba en la tormenta, pero no lograba verla. Confianza, esperemos que sus habilidades estuvieran a la altura de sus palabras.

- y sobrevivimos para ver si el síguenos amanecer, le contaré - lo invita a guardar el pequeño secreto, además, tendría tiempo para endulcorar su apreciación - veamos qué dice el esto, sobre todo nuestra anfitriona, ella debe hablar mucho, aunque quizás podría yo saber más de lo que se calla - bendito conocimiento, por él, todos estaban condenados  por la ambición de Alice.

Noah escuchó con paciencia lo que todos hablaban. ¿Viajar en el tiempo?. Ciertamente era algo extraño, incluso para él, que hablaba con los Loa. Pero no sería un incrédulo, había visto muchas cosas.

Iba a decir algo, pero prefirió seguir escuchando. Mordred Le Fey hablaba con la pomposidad que solían tener los de su estatus, no le caía bien, aunque por lo menos trataría de luchar con la muerte que nos adelantaba el señor Wesley. Sin embargo, no le cuadraba todo lo que ese hombre decía.

Cuando Agnes habló la miró con curiosidad, parecía incomoda por pasar al primer plano en está conversación de locos, pero cuando tocó a Mordred su semblante cambió y salió disparada de la casa seguida por Le Fey. No le gustaba como se veía esta situación.

Iba a seguirles cuando el niño dijo algo interesante.

¿Quién se mueve por los espejos? preguntó rudamente. Hacía mucho tiempo que no hablaba con niños y ya no tenía tacto para ello.

Alguien más a quien ayudar, y alguien más que, dado el caso, podría convertirse en...  

Estaba contento con haber conseguido dos damas para su causa. Con suerte, y viendo a ellas dos, los demás se rendirían también y aceptarían luchar. Por otra parte, odiaba las multitudes y lo hacía más que nada por necesidad. Si hubiese conocido de qué era capaz la bruja, no habría tomado esas precauciones... Pero quince vidas eran mejor que una sola... Así, su supervivencia era más segura...

-Por supuesto que sobreviviré. Quédese conmigo por la noche, y usted también lo hará... 

Lorina cierra la puerta y mientras mira a un lado y a otro al final os encuentra un poco mas lejos mientras mantenéis esa conversación.

Uno compartiendo sus pasiones por la vida, no se da cuenta que ella desnuda su alma y se rinde a la búsqueda de una mejor vida. Mordred quiere que esa pasión  nazca de ella pero , de lo que no se da cuenta, es que él esta acostumbrado a ser así. Ella no. Ella solo conoce desolación y pena. Le es muy difícil creer en promesas y aun así, se rinde ante él.

Un beso. Tan solo un beso les ha unido aun siendo tan distintos. ¿Amor? Lo dudo. El amor es efímero y lo que Agnes siente es mas que eso. Es Esperanza.

El desearía estar con ella pero en otra situación. Cuan injusta el al vida, señor Mordred. ¿Cuando tendrá oportunidad de dejar de lado su cruzada y vivir la vida ... al lado de Agnes?

Así como toda oscuridad se ve tentada por la luz, Agnes es solo un vaso de agua en el que has vertido un poco de tu tinta negra y oscura. El vaso se enturbiara cada vez mas. Y por contra, cuando una vela es encendida en medio de  la oscuridad, sirve de guía y referencia al resto.

Ese beso ha sellado vuestro destino. Una parte de Mordred esta dentro de tí, Agnes... y una parte de Agnes vive ahora en en Mordred. ¿No lo notáis? Seguro que si.

Como diría Mordred... lo que Dios a unido...

Mientras os miráis a los ojos, y estáis a punto de daros un ultimo beso, mientras Agnes sujeta la mano de Mordred, notáis la presencia de Lorina.

Su rostro denota una conmoción por lo que ha escuchado. ¿Cuanto tiempo lleva allí? El suficiente dicen sus ojos por los que discurren sendas lagrimas emocionadas, cada cual luchando por ver cual es la mas rápida en caer al suelo.

-Oh.. Disculpen. No era mi intención interrumpirles... pensé que estaba disgustados.. y... y... O cielos!. Ojala el señor Poe me hubiera hablado así alguna vez!. Discúlpenme, por favor... Quizá deberíamos volv..- Sus palabras se interrumpen bruscamente cuando oír una voz que viene de un pasillo cercano.

Casi un susurro. Una llamada. La voz de una mujer os llama desde una de las habitaciones mas alejadas de la casa.

Lorina se queda extrañada y os mira como preguntándos si vosotros también la oís. Poco a poco se acerca a donde suena la voz.

Ante la interrupción, casi le gruñe a la mujer "Interrumpes." , pero se aguantó. Estaba llorando. Pero ella, por emoción. Era muy divertida, ella. Y parecía buena mujer. Iban a seguir, pero algo -se negaba a creer que alguien- llamó desde el interior.

Lorina parecía querer ir a investigar, pero Mordred alzó el bastón y lo puso delante de ella, como una barrera. Ya había soltado a Agnes. Además, ese posible peligro no era como para sujetarla de la manita como una niña, sino de aferrarse al bastón por si alguien atacase.

-Escucho, pero no atiendo a la llamada. Ate cabos, señorita. Alice no llamaría así. Si usted no sabe quién más puede llamarla... Es que es una extraña. Vamos con los demás, los reunimos, y conmigo, Wesley y el señor detective al frente, vamos a la fuente. ¿Entendido? Ahora, con Alice.-su tono era autoritario, pero gentil. No parecía ser una orden, sino que se filtraba hasta como un deseo ajeno.

Se encaminó solo, confiando en que las dos mujeres le seguirían. Era lo razonado, lo lógico, lo que se debía hacer. 

-Oh, vamos.. señor Le Fey.. estoy en mi casa, podria ser una sirvienta, desdeluego.. es solo que.. que su voz... me es tan familiar..- Lorina aparta el bastón de Mordred lentamente y con delicadeza y se dirije a la sala.
 

El susurro es casi hipnotico, pero se os permite la duda.

los colores se le subieron al rostro al darse cuenta que eran observados por una de las anfitrionas, no podía creerlo, además por su expresión denotaba que había visto mucho más de lo necesario. Debería pensar que era una cualquiera que se besaba con el primer buen partido que apareciera. ¡Qué vergüenza!, pero aquella mujer estaba emocionada de verlos, la joven levantoó las cejas y decidido entrar, sin embargo esa voz, esa voz...

- si... hay- Mordred cierra el paso y ella lo obedece, pero la voz se hace más intensa- puede alguien necesitar ayuda... - murmuró y salió detrás de la rubia, detrás de esa voz...

Cuando el niño habló sintió el primer momento de paz desde que entró a esa sala. La voz inocente amenazaba con prevalecer sobre una muerte inevitable, y sus palabras llegaron mas hondo que las de Le Fay, porque eran tan sencillas como auténticas, y porque provenían de Victor, a quien le había salvado la vida minutos antes y con quien sentía una empatía creciente.

La rudeza del hombre negro le pareció demasiado fuerte para el chico, mas si consideraba que el haber destapado aquel espejo había sido una falta absoluta de educación por parte del niño, lo cual lo exponía frente a su anfitriona, pero en ningún momento dudó de las buenas intensiones de aquel hombre  - Señor, lo que sea que Victor haya visto lo paralizó hasta el punto de arrebatarle el aliento, de no haberlo encontrado a tiempo no se si estaría con nosotros ahora. Los espejos están tapados, como habrá observado, por esta oscura presencia que se mueve de uno a otro a nuestro alrededor, pero sobre la identidad de esa criatura no tengo mucho que decir, aunque creo que Alice sabe perfectamente a quien vio el joven caballero- miró al Victor al mencionar las últimas palabras, asintiendo con una sonrisa que le resultaba sorpresiva y fuera de contexto, expresando un afecto inusual en él.

William quedó absorto en su pensamiento mientras la conversación seguía entre los demás. Llevaba su mirada de persona en persona, a medida que iban hablando e intentando asimilar y encajar lo que iban diciendo. -*Viajar en el tiempo... así que aquí los hay con habilidades... ¿Moriré? Siempre supe que iba a morir, pero siempre esperé morir en una situación un tanto mejor que en la que me encuentro ahora. Siempre esperé salir de toda esta... mierda...*- su cabeza estaba que hervía en pensamientos. Era como si, de repente, le hubieran dado una bolsita con más piedras para  el puzzle que intentaba armar. -*¿De verdad lo esperabas, Will? Mejor que no te engañes*-

Cuando escuchó hablar a la Srta. Wood, puso su mirada en ella, escuchándola. Se acercó a ella y puso su mano en su hombro, de forma tranquilizadora. Iba a decirle algo, pero escuchó al niño hablar. Bendito niño. Se giró ipso facto hacia él, y tras los Sres. Cone y Wesley, se pronunció. - Señoras, Señores, este niño tiene toda la razón. Es cierto Srta. Wood, - miró hacia Amy Wood. - los ricos nos utilizan, nos manipulan y se ceban a nuestra costa. Tiene usted razón. Sin embargo, no estamos aquí discutiendo eso. Hoy se nos ha informado de nuestra propia muerte y, no sé ustedes, pero yo me uno a lo que dice este niño:  Me niego a morir así. O a dejar que me maten tan fácilmente. Debemos pelear por nuestras vid... - no pudo terminar de decir lo que estaba diciendo. Sus ojos se abrieron como platos. Las piezas comenzaban a encajar en su cabeza a medida que hablaba. 

- No....es ella!!!Will ...es ella!!!-

-Alice...busca ..a ..a...Alice...-

-Siii...corre, lindo gatito...busca a Alice....dile que ella será la última y ya queda muy poco...-

En su cabeza retumbó ese pensamiento y se giró automáticamente hacia la Srta. Baddock. - Usted es Alice... - dijo entre murmullos. Giró de nuevo la cabeza, ahora hacia su hermana Edith. - Usted... - paró un momento analizándola con la mirada. - ¿Me reconoce? -

La razón le decía que se fuera, pero por otro lado, la curiosidad le mataba. Agnes ya seguía a la hermana de Alice, y él iba a hacer lo mismo... Si era lo que él creía que era, además, necesitarían a un guardaespaldas...
-Está bien... Voy con vosotras...
Siguió a Agnes, bastón en mano y la otra buscando algo en la cintura, al cubierto del abrigo largo.

La señorita Edith estaba confundida. Se la notaba en la cara, pero , al igual que Alicce radiaba compasion infinita, Edith tenia la paciencia de un santo.

Se acerco lentamente hacia Victor y le abrazo por los hombros.

- Tranquilo , mi joven amigo Victor... no dejaremos que eso ocurra. Sabes, yo tuve un día un bebe.. y lo perdí, así que ten por seguro que no dejare que te pase nada, pequeño. Nos protegeremos todos.- Miro a Ashley que estaba en un rincón y la tendió la mano para que ella también se acercara. Cuando tocó su mano la agarro delicadamente y la miro a los ojos sonriéndola.- No tienes que temer Ashley. Dí lo que piensas. Yo te escucharé. Cual quier cosa que necesites yo te ayudaré.- Despues miro a Will y Laszlo.

- Lo siento señor William. No les conozco a nadie. Señor Laszlo... me temo que tampoco, pero me llena de emoción que todos me conozcan o sientan por mi algo cuando yo no les conozco aún. Desearía haberles conocido en otras circunstancias pero... me temo que es la única respuesta que les puedo dar. Quizá Annis me introdujo en sus sueños  de alguna manera, para enviar el mensaje hasta Alice... lo desconozco, sin duda.

Alice interrumpe a su hermana cuando oye la conversación sobre los espejos. Se estremece y su cara es ahoara de disgusto.

- Los espejos, señor Noah... son su forma de ir y venir... Annis es una bruja!. Temo que me encuentre o nos haga algo si destapamos alguno.- dice Alice mientras un escalofrío la recorre la espalda

En ese momento se da cuenta de algo.

-Señor Victor, señor Wesley... ¿destaparon algún espejo? ¿No lo... tocarian?Lo... Lo taparían de nuevo, ¿cierto?- La pregunta de Alice, en cierto modo, os hiela la sangre  a algunos.

Lentamente y con paso cautelar, veis como Lorina desaparece por el pasillo. La seguís, aunque no sabéis realmente si la seguís por su bien o algo os dice que la sigáis.

Como guiados por una música los tres os encontráis en el umbral de una gran sala. No hay apenas distintivos u ornamentaciones. La sala es solo eso.. una sala gris, fría  y ¿oscura?. No. Al fondo  de la habitación hay una chimenea encendida que ilumina lo poco que podéis ver de la habitación. A un lado de esta chimea encontráis un espejo del tamaño de una armario grande. Muy grande. Casi abarca desde el techo al suelo. Su superficie os reflejaría a vosotros aunque aún estáis un poco lejos para verlo exactamente. Bajo el espejo, una sabana caída , lo que, por deducción, suponéis que anteriormente lo tapaba por entero.

Obviando esta clase de detalles sin importancia, algo os llama la atención. Es como señalar al elefante rosa de la habitación e intentar no mirarlo.

En el centro de la habitación hay un vestido vacío, pero de forma inexplicable, el vestido se mueve, baila, como si hubiera algo  que lo moviera. Unas cuerdas invisibles manejadas por un titiritero. Baila el vestido movido con una sutil gracia y elegancia como si de un vals fuera. Baila delante del espejo y rueda por la habitación de un lado a otro moviendo sus vaporosos retales de ropa.

Aunque hay mas: ese vestido.. lo conocéis demasiado bien. Un vestido negro como la noche y rodeado de flores rojas como la sangre. Alguna marchitas y otras  apunto de hacerlo. Mientras unas mueren y caen sus pétalos al suelo,  otras nacen. Esa extraña sensación de cansancio y somnolencias , que otra ocasión ya tuvisteis.. quizá en un sueño.. vuelve a apoderarse de vosotros. Lo conocéis de sobra...Y su dueño.. también.

Sin embargo Lorina, llevada como si fuera por un canto de sirena se acerca al vestido, y, sin que apenas podáis hacer nada... Lorina emprende un Vals junto con el vestido, como hipnotizada... baila la danza de la muerte, según diría Mordred.

Anduvieron por la casa, lejos de Alice y su luz. Se adentraban en sombra, en soledad, en la nada.

Pero no era la nada, precisamente, sino...
-¡Diablerie!-dijo Mordred al ver el baile fantasmal-No se acerquen...-pero Lorina inevitablemente se aproximó, hechizada-¡No!-dijo a Agnes, poniendo el bastón ante ella.
Luego tomó el arma en manos, apretó la cabeza ornamental y la hizo girar. Ruido metálico se desprendió de la hoja de acero que se asomaba, larga, fina, elegante y letal. Con la "vaina" en la otra mano y el estoque-bastón en la derecha, Mordred se acercó amenazante al vestido. ¿Su cometido? Apuñalarlo.

Debería salir corriendo al ver esa escena ese vestido, huir aterrorizada por aquella aparición, pero esta fascinada con las flores y la muerte que danzaba delante de ellos, de hecho, dio unos pasos hacia aquella figura pero Mordred la detiene, colocando su bastón delante de ella, e iba a atacarlo... ella cierra sus ojos, y al abrirlos, puede... ver... algo... más...

Victor había logrado conmover a damas y caballeros, él mismo se estaba replanteando si aceptar el destino era tan sabio como suponía, si el precio a pagar era el fin de la vida de un niño. Se alegró por él y no pudo mas que interceder en su defensa cuando Alice mencionó los espejos.

- Me hago responsable, Alice, de la conducta inadecuada de Victor, todo esto es una presión difícil de manejar para los adultos, imagine lo que es para un menor que aún no conoce las buenas costumbres de la sociedad. Sepa disculpar la intromisión de haber tocado vuestras pertenencias sin su permiso- esperaba con eso dejar atrás esa falta menor - En cuanto al espejo, quedó tapado. Pero debo mencionar que su hermana Lorina nos hizo saber que no era un espejo cualquiera, sino que se encontraba en una habitación que usted había clausurado hace ya tiempo. Afortunadamente Victor no tocó el gran espejo sino la sábana que lo cubría... aunque Lorina lo hizo, había una mancha oscura en él y al pasar su mano la mancha desapareció, así que no tiene de que preocuparse-