Partida Rol por web

Salí corriendo por el pasillo y vi la escena de los disparos. No pude evitar donde un grito ahogado aún poniendo mis manos delante de mi boca. Después vi como el enano, sacando fuerzas de flaqueza, rompía una silla para clavarle los trozos y las astillas al cuerpo de la bruja.

-*Tenía entendido que a las brujas se las quemaban...*- Dije mirando de forma intrigante a la chimenea.

Sonrió levemente ante la iniciativa del enano, y como propia estaca tomó su bastón. 

-Sí, creo que servirá, mi pequeño y valiente señor. Pero no se acerque aún. No tengo la certeza de que esté muerta, y quizá si nos acercamos uno por uno, nos pueda agarrar de golpe y usarnos de rehén, o incluso matarnos... Si hacemos esto, ha de ser entre más de cinco personas... Señor Wesley, y ustedes dos caballeros -miró a Noah y Roy, quienes parecían más fuertes. Pensó que era mejor dejar de lado al joven Will, no le parecía suficientemente fuerte.

-Tomad eso y venid, aquí, alrededor de...-iba a seguir charlando, pero Agnes gritó.

Se arrodilló frente a ella y la rodeó con los brazos. 

-Shh... -susurró, tratando de consolarla. -Tranquilízate y cuéntanos todo lo que puedas, Agnes.- mientras, levantó la mirada hacia Genevive, instigado por las palabras de la joven rubia. ¿La llamaban a ella? 

Empezaba a pensar en grupos y en cómo organizarse, y desde luego, ni la adivina Agnes, ni la aparente clave de todo ello, Genevive, podían faltar...

-Si ha caído con balas, no hay nada que unas estacas no hagan... Además, no se podrá mover ni conjurar o lo que sea que haga... -contestó a la tabernera- Además, quemar un cuerpo es un proceso medianamente lento... No disponemos en esta situación de semejante ventana temporal.

Siento el miedo en en cuerpo de Agnes y veo como se estremece.

 Se agarra las muñecas como si hubieran sido testigo de unas mordazas o cadenas apretadas. Así que me acerco a ella para intentar levantarla del suelo, en el que se encuentra arrodillada, como si hubiera visto un fantasma.

-Señorita Agnes, tranquilicese. ¿Que ha visto? ¿Tiene visiones? Aquí todos somos raros, por lo que deduzco que sea lo que sea que la pase, no puede ser mayor locura que lo que nos ha contado el señor Wesley... ¿Donde está Lorina? - Pregunto a Agnes mientas me agachó y dejó mi libro en el suelo intentando consolarla.

Tras llegar a la sala gris me invadió un terrible recuerdo de haber estado antes allí. No podía evitarlo. Esa sala me producía escalofríos.

Pero ver a la bruja en el suelo me produjo mayor satisfacción. Apreté el mango de mi bastón y le di unos golpecitos a los pies de la bruja que, sin tener ni la menor idea del por qué, estaban desnudos.

- Está muerta... señor Mordred. Nadie podría sobrevivir a eso. Y si esa mujer era algo sobrenatural ha sido solo un cuento. ¡Ni siquiera han hecho falta balas de plata!- Digo mientras doy una vuelta alrededor del cadáver de la bruja.

Sonriendo miro al señor Edward.

-¿Realmente todo esto ha sido por una mujer muerta? ¿Ella? espero que tengan una excusa mejor porque no podre retener mucho tiempo al resto del departamento de homicidios sin que esto parezca una caza.. de brujas.- Sonrío ante la ocurrencia de mis propias palabras. Miro el reloj de mi bolsillo y compruebo que ha pasado mucho tiempo desde que llegamos a casa de la señorita Alice. Ya es mas de medio día.

- Les doy un día para deshacerse del cadáver, mis señores... después, por su bien, espero que nadie reclame el cadáver o lo encuentren. Ayúdeles, señor Will... Dudo que la señorita Merril o la pequeña Ashley quieran tocar esa cosa.- Dicho esto, me pongo el sombrero y me dispongo a salir por la puerta, sonriendo y haciendo un saludo a Jesica que estaba junto a la puerta.

Alice llega del brazo del señor Wesley  pero mira con desconfianza a su alrededor, como intentando ver algo que solo sus ojos invidentes pueden captar.

Cerca de el cuerpo de Annis, Alice se separa un poco de Edward y alza las manos en su dirección como queriendo tocar a la bruja pero sin tocarla. Como palpando el aura que rodea ese cuerpo en la fría sala de la casa. Cierra un poco los ojos y se incorpora rápidamente para buscar nuevamente el brazo del señor Wesley.

- Señor Clarence... me temo que esta equivocado... - Apremia Alice con un tono de preocupación  en su voz.- Annis no esta muerta... 

Mientras los mayores hablaban, Víctor agarró con cuidado dos trozos de cristal y los enfrentó. Con la esperanza de que la señora atrapada en los espejos pudiera salir como había entrado.

Si no hubo resultado apreciable, pensó que tal vez había encerrado sin querer a la dama más profundamente todavía, confundida en un mar de espejos. Y volvió a dejarlos disimuladamente donde estaban.

Luego pensó que si alguno de los asistentes era un impostor del otro lado, o la bruja disfrazada, sería una imagen invertida y se entretuvo mirando sus relojes, el cierre de cinturones y el lugar de los botones y los ojales para asegurarse que ninguno era una imagen especular fugada.

¡Conque tenían que investigar! Eso estaba bien, tendrían un respiro. Por otro lado, un grupo tan variopinto llamaría la atención a la primera... Así, Mordred pensó en cómo se organizarían.
Desde luego, él no gustaba de grandes multitudes. Prefería a lo sumo cuatro compañeros más. Y Agnes no podía faltar en su grupo, ni podía Genevive. Aún tenía que conocerlas a fondo...
También parecía buena compañía el enano. Seguía indicaciones sin inmutarse y su tamaño reducido podía ayudar mucho. Además se le veía hechizado por lady Genevive... Así, él podría defenderla de peligros si Le Fay no se hallaba cerca. Incluso podía dar su vida por ella, o al menos eso aparentaba...
Pensó en Edward, porque él había previsto , en teoría, aquello. Pero parecía ser el siervo sentimental de Alice, y ella no era la más apta para su grupo. Ella era más bien como el corazón del conjunto y la razón por la que estaban ahí, el vínculo.
¿Quién más?
El señor detective parecía robusto y un buen combatiente, pero ya tendrían a Mordred para eso... Además de que se le veía terco y poco razonador... El negro tampoco, por las mismas razones. El joven Will no parecía aportar demasiado, él daba la sensación de ser un artifice social... Y ya tenían a Mordred para eso. Sonrió para sus adentros al repetir aquello. Volvió a Edward. Era el único que podía ir ahí. El grupo de Mordred iba a ser la Vanguardia, la punta de la lanza. Los demás grupos que llegaran a formarse no le incumbían de momento, ni quién sería el líder para cada uno. Pero ya empezaba a imaginarse a si mismo como el mariscal, como el general de un ejército inexistente: como el líder definitivo de aquélla compañía...

unos fuetes brazos la rodean, logra distinguirlos, son los de Mordred, pero de inmediato se le viene a la mente el verlo abrazado a esa mujer e instintivamente hace que se separe de ella, colocando sus brazos en su pecho, y bajando su cabeza mientras lo aparta. Tenía su olor a muerte, a pudredumbre, que es el olor del mundo en el que estuvo por breves instantes en este plano, pero que en el otro fue una eternidad. Otra mujer se le acerca con familiaridad, a Agnes le cuesta enfocar su mirada, asqueada por la sensación de ser rozada por los rastros de esa criatura en el cuerpo de Mordred. Maldita sea la hora en que vio aquella escena.

- yo...- le costó hablar, tenía la mandíbula tensa, entre el pavor que le generaba Annis y el miedo que sentía de volver a ese mundo - vi lo que hay detrás del velo que separa este mundo del purgatorio... la Umbra... yo... yo estuve ahí... y vi el castillo de esa mujer, ella no está muerta, no puede morir en este mundo porque no  se rige por nuestras reglas... sino por las suyas propias, pasando de un lado a otro de los mundos, las mujeres que tiene apresadas están en ese mundo, y las usara si es necesario,'pero no sé qué quiere decir eso... este es un ser... un engendro que rasga el velo... - hablaba solo incoherencias, se dio cuenta de lo que decía, y que la tomarían por loca, bajo sus manos y toco el suelo, dolió, verdad, las tenía lastimadas al intentar evitar que Mordred disparara, y ahora vienen a doler la recondenadas.

- sueno como una loca...- se lamentó, aparentando fuertemente la mandíbula, y agachando su mirada para no ver los ojos de consternación de todos por lo que decía una pobre muchacha, mala de la cabeza de seguro.

¿Lo rechazaba? ¡Qué graciosa y pueril!
"¡Ah, ma belle!" pensó, sonriendo para sus adentros.
-¿Umbra? Sombra, en latín... Esta mujer puede lanzarnos todos sus rehenes, cortaré sus garras hasta que tenga que salir ella misma...-a Agnes no le dijo más ni intentó de nuevo abrazarla. Se levantó y acercó a Annis, apuntándola con la larga cuchilla.
-Señor detective, le ruego sea más profesional. Alguien de su oficio ha de ser siempre vigilante, no dejarse engañar...
"No me sorprende que sigáis dando vueltas alrededor del Destripador, si así sois todos..." pensó divertido.
-Es por actitudes así que no dio la policía aún con Jack...- plasmó su pensamiento de una forma más gentil.
"¡Qué gracia!" se rió en su interior.

-Mi pequeño y valiente señor, creo que ya es hora de acabar con esta mujer... Clave las estacas como le dije, en las manos y las piernas. Yo procederé a perforar su corazón...
Alzó el bastón-estoque por encima de Annis, con la punta hacia abajo, señalando al plexo solar de ella.

- enciérrala en un círculo de sal...- su voz se ahogo, sin poder levantar la vista, Mordred volvía a pecar de suficiencia, incapaz quizás, de darse cuenta a lo que se enfrentaban. Bendita ignorancia que lo llevaría a su muerte...

- Sal... Es buena idea- Dijo Noah mientras observaba sus pertenencias. Quizá había guardado algo de sal para sus hechizos.

- Quizá también fuera bueno encender una vela blanca mojada en sangre de un gallo. No es un hechizo poderoso, pero nos dará tiempo para... Hablar de lo que sabéis. Creo que hay cosas que no nos habéis contando.- Continúo mientras seguía rebuscando entre sus bolsillos.

Maldición, no tengo sal. Pensó. Y suspiró mientras sacaba una gastada vela de su bolsillo trasero.

- No durará mucho, pero evitará que algún espíritu entré mientras hablamos. - Terminó Cone mientras miraba al niño que observaba a todos con curiosidad. No le preguntó que buscaba. Él también desconfiaba de sus anfitriones y, en general, de cualquier adulto que tuviera más de lo que podría gastar para vivir toda su vida.

Se giró por último hacia Agnes y la miró tratando de poner una cara tranquilizadora, pero ya hacia tiempo que no sabía como hacerlo así que sólo dejó una mueca triste y le dijó. - Dudo que estés loca. Los espíritus malvados son muy reales... Y muy peligrosos.

- ¿Señores estáis  seguro de todo esto? Dije desde la puerta.

-Si vais a matar a una persona, que no sea delante de la presencia de un niño... Estos trauma se queda para toda la vida. 
En todo el momento mi voz era dura...  Apena entendía lo que ocurría, algunos rumores había escuchado pero nada serio hasta ahora. 

Entendí que estaba haciendo un tipo de ritual con un circulo de sal, si la sal era blanca nada podía hacer y fuese magia negra, algo había leído en los libros... Pero nada practicado.

-Si fuese sal negra seria mejor... Seria un ritual mucho mas fuerte. O eso he leido en algunos libros... 

Clarence se da la vuelta y mira el cadaver de nuevo. Despues mira a Alice y en tono de burla comenta la situacion.

-¿En serio, señorita Alice?¿Como puede no estar muerta? ¡¡El señor Mordred la ha acribillado!!- Comenta señalando el cadaver.- Y ahora ustedes quieren hacer... ¿magia negra?¿ Vudú? ¿Qué pretenden... desterrar al mas allá su alma ?

Por un instante el Inspector Clarence se siente confundido. Sabe que su experiencia en estos casos es: Muerte por sobredosis de plomo. Pero aun así se pregunta sobre muchas cosas. desde que llego a esa casa no paran de ocurrir o presentarse casos extraños y personas con habilidades raras... como él.

Sin embargo el noble toco su mas que airado ego cuando se hablo del caso del el destripador. Se acerca lentamente hasta Mordred y con un dedo acusador lo lanza en su dirección.

-Señor Mordred... El sistema de la policía tiene sus fallos... yo no. No acuse a Scotland Yard de la ineptitud de algunos policías de a pie en la calle. ¡¡¿Qué sabrá usted de los asesinatos de Withechappel ?! Jack es un excéntrico , en mi opinión, pero no estoy aquí para discutir algo que no le concierne. ¡Ni para obedecerle tampoco, mi señor! Además, la señorita Merril tiene razón... ¿pretenden exorcizar a alguien con un par de menores delante?-

Clarence se acerca al cadáver de Annis sin quitar la vista de los ojos de Mordred y levanta su bastón. Gira el pomo y todos observáis como con un "click" , de la base de la punta , sale una pequeña y delgada hoja. No mas de medio palmo sobresale del bastón. Con un rápido gesto y brutal, lo clava directamente en el corazón, dejando clavado allí el bastón.

- Nadie piensa en los niños ...verdad?- Comenta irónicamente mientras observa a Victor y Ashley con cierto regocijo al hacer salta pequeñas gotas de sangre del pecho de la bruja. - Pero vosotros no sois niños cualquiera... ¿cierto?

- Dígame señor Mordred... ¿mi acto es más o menos misericordioso  de lo que pretendían hacer ustedes? Ahora si que está muerta, si no lo estaba antes... Con todos mis respetos señorita Alice... mi trabajo aquí ha terminado. La bruja ha muerto y he cumplido con mi parte... Espero que no me necesite mas... ni hoy.. ni nunca...-

Clarence se pone el sombrero y se despide de todos con un gesto de cabeza.

Alice intenta interrumpir al Inspector en varias ocasiones pero no lo consigue.

Tan solo cuando se despide nuevamente consigue decir algo.

- Señor... Clarence... no me ha entendido. Annis no esta muerta porque... no esta aquí. No siento su presencia. No sé que están viendo o que cadáver hay tirado en el suelo de nuestra casa pero... desde luego no es Annis. Ni se que es. No..veo.. nada... Y me temo que la señorita Agnes siente lo mismo.

Soltó una risotada a carcajadas en cuanto el inspector habló sobre el Destripador. Una larga y que resonó en la sala y quebró cualquier rastro de silencio, una que rompió su fachada de frialdad. Una risotada de la que Mordred no había gozado desde hacía mucho tiempo.
-Razón tiene usted, mi señor inspector... No se nada de Jack...Dígame usted, entonces, cómo o qué sucede con ese hombre. Yo vivo en mi mundo y a veces me desprendo tanto que pierdo detalles...- -se calló por un momento, observando la imitación del estoque-bastón que el agente portaba y cómo él asumía el papel que iba a desemplear Le Fay:el de perforar el corazón.
-Yo no buscaba prácticas paganas y nadie aquí es capaz de llevar un exorcismo a cabo, monsieur. Yo iba a lo mismo que usted... Sólo que se me ha adelantado...
-Pero quédese usted aquí, que igual hemos matado juntos a una mujer inocente...-soltó con gravedad, tras escuchar a Alice-Porque, si sangra, tiene cuerpo. Si sangra, también es que está herida. Pero si esta no es Annis... Temo que hemos sido víctimas de alguna ilusión endiablada y que esta dama... Es otra persona, inocente. Es lo único que se me ocurre, y desde luego espero que no sea cierto. Pero si lo es, queda usted atado a esto, porque habrá cometido un crimen semejante a los del Destripador... Y sólo hallando a las demá víctimas y rescatándolas podrá redimirse...
Tomó una pausa, mientras enfundaba su propio estoque.
-¿Ahora, qué?

El joven William no pudo más que dar un paso para atrás ante tanta hombría junta. Dejó que los demás actuaran, hicieran y deshicieran como creían; él continuaba dándole vueltas en su cabeza a todo lo que había vivido la noche anterior. 

De repente escucha cómo suenan un par de disparos, y sigue a los demás hacia la otra habitación. Apareció aquella mujer, Annis, y la srta. Lorina Baddock atrapada en aquel trozo de espejo. - ¿Qué demonios pasa aquí? - inquirió, en forma de pregunta al aire. No daba crédito a lo que allí pasaba.

Entonces el Sr. Le Fay comenzó a dar tiros al aire y decidió que no era lo suficientemente fuerte como para ayudar en la matanza de aquella... cosa. No se mostró en desacuerdo con aquella decisión, ni le pareció desacertada, simplemente dio un paso atrás y dejó que los demás hicieran que pudieran.

Sin mediar palabra, se remangó las mangas, asintiendo, tras la petición del inspector Clarence. Aunque no dio tiempo a que se pusieran manos a la obra, pues la Srta. Alice los sacó rápidamente de su gran equivocación. - ¿No? - preguntó, mientras se colocaba de nuevo en pie.

Continuó analizando la situación, de forma meditabunda, en busca de algo que fuera de ayuda.

Tras ver la figura de Annis, Genevieve se congeló. Recordó aquel olor a podredumbre y muerte que había impregnado sus sentidos en la primera ocasión, sintió cómo su estómago se revolvía.

Su propia introspección se vio interrumpida por los disparos de Mordred, lo cual hicieron que Genevieve se sobresaltara y más cuando Agnes mencionó que alguien la llamaba a ella. Alguien que... Alguien que ella no quería mencionar frente a toda esta gente.

Cuando Mordred menciona el deshacerse de los rehenes, Genevieve va hacia él decidida y con una fuerza que no se ajusta a su delicada figura, lo empuja contra la pared*.

- Ni se te ocurra poner un dedo sobre ella... - dijo y luego, escuchó a Alice decir que Annis no se encontraba allí. Tras el violento acto, Genevieve dijo - Annis es una bruja muy antigua. Tal vez solo tomó un cuerpo - con rostro enojado, salió de la habitación. Ahora sería objeto de miradas. Toda su esperanza había desaparecido.

Era muy pronto para que su secreto se supiera. Era demasiado pronto. No podía confiar ni en el dulce Laszlo con esto, ya que implicaba matar a Alice para recuperar a su madre. Ahora, por culpa de Agnes, todos sabrían qué escondía tras su aura de mujer fría.

Tal vez había hecho algo riesgoso al dejarse llevar por su ira y actuar de esa manera pero no podía permitir que nadie le hiciera daño a su madre, ni siquiera aquel hombre con quien compartía tantas similaridades. Ojalá pudiera confiar en Laszlo y decirle la verdad. Ojalá él tuviera el valor de manejar la verdad sobre su esencia.

Apenas miras a tu alrededor cuando sientes que algo no esta bien.

Tu tatuaje empieza a cobrar vida, como muchas otras veces lo ha hecho. Esa extraña sensación de algo que te recorre tu antebrazo se hace sentir. Su serpiente se enrosca en tu brazo, inquieta, y comienza apretarte, como aquella vez en el sueño.

No siente dolor pero si una gran presión.

Miras alrededor tuyo, como buscando nuevamente aquello que en la habitación del sueño te hizo sentir igual de mal. Y mientras piensas en tu cuello y aquella sensación de asfixia, tu vista se fija en un punto. Cerca de la señorita Wood haya algo que reconocerías en cualquier parte del mundo : Veneno o algo similar.

La razón es simple. Eres adicto a los venenos, y ademas inmune a ellos. Reconocerías la mayor parte de ellos, de donde son, su olor, su sabor... y tu tatuaje serpentil, se agita mas y mas cada vez que paseas tu vista cerca de ella.