Lunes, 5 de agosto del 2019.
Noche, temperatura 23ºC
Hora Local: 23.00; 
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Gragor no logró encontrar nada, su vista no era mala para su edad pero no había luz suficiente. Pensaba en la necesidad de una fuente de luz cuando notó algo en las sombras, quizás fuese su imaginación jugándole una mala pasada pero no pudo evitar decir algo.

-Oigan, ¡Qué es eso?- espetó señalando en la dirección en la que había notado el movimiento. Miró hacia la oscura noche y preguntó -¿Hay alguien ahí? ¿Son del avión?-.

Se aferró la pierna con una mano para recordar no moverla demasiado, estaba impaciente y preocupado -fuego, necesitamos fuego-.

Intentó algunas veces más comunicarse con aquello que había entre la penumbra, esta vez en un par de idiomas diferentes. Cabía la posibiliadad de que emplease otro idioma, posiblemente comprendería el inglés.

Diana no se concentraba y así no había forma de encontrar nada. La oscuridad la confundía y aún no había sido capaz de asumir lo que realmente estaba pasando.

El herido estaba gritando, dejó lo que estaba haciendo y regresó a su lado.

- No veo a nadie, está demasiado oscuro. - Aún así se fijó donde señalaba Gregor por si podía ver algo. - No se cómo hacer fuego - se sentía bastante inútil en ese momento - y estoy muy cansada. Creo que deberíamos descansar y guardar nuestras fuerzas para cuando hubiera más luz.

Dicho esto buscó un lugar cerca de dónde estaba el herido para intentar descansar algo hasta el amanecer.

Por fortuna, aquello que escuchó Gregor debió ser algún tipo de alucinación fruto del cansancio. Pero no vio aparecer a nadie. Y para cuando se quisieron dar cuenta, el trío de supervivientes se había quedado dormido.

Tan solo parecía que hubieran pasado unos minutos cuando los primeros rayos del sol iluminaron los árboles de la jungla en la que se hallaban. 

Un noche sin sobresaltos acababa de dar lugar a un hermoso amanecer. El problema es que no había ni rastro del Equipo de Rescate. Habían pasado 24 horas desde el accidente, y que no hubieran visto un solo barco o avión no pintaba nada bien. Quizá debían empezar plantearse la supervivencia en la isla, hallar alguna forma de huir de allí por su propios medios, o quizá investigar el lugar para saber ¡dónde leches se encontraban!

Martes, 6 de agosto del 2019.
Alba, temperatura 23ºC
Hora Local: 7.00; 
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A pesar de no estar aún recuperado, el dolor en la pierda ya no es tan grave. Parece que el descanso ha servido de algo para Gregor y ahora se encuentra mucho mejor.

Diana se despertó sobresaltada. No recordaba dónde estaba ni lo que había pasado y a la luz del alba el entorno se le mostraba confuso. Tampoco recordaba cuando quedó dormida, pero había tenido una pesadilla horrible.

El dolor de su cuerpo y el entumecimiento general de sus músculos era señal que algo no funcionaba bien. Se puso en pie y contempló a su alrededor, para su desgracia no era una pesadilla sino mucho peor.

Los dos hombres que había encontrado la noche anterior estaban también despertándose. Aunque era la primera hora de la mañana la temperatura ya presagiaba que el día iba a ser caluroso. Observó sus ropas destrozadas, hechas jirones, mientras se cubría como podía con la camisa que le había dejado... Gregor...  el que estaba más herido.

Se acercó al hombre, había aprendido algo de primeros auxilios y quizás podría ver la herida y comprobar si era herida, esguince, rotura y, en su caso, buscar algo para entablillar.

- Tranquilo, no voy a a tocarte de momento, déjame ver tu herida a ver si puedo aliviarte en algo.

Su estómago protestó. Aparte del golpe que se había llevado en el mismo, no había comido nada en bastante tiempo y, mucho peor, necesitaría agua o algo de beber si el día iba a ser tan caluroso. En atender al herido tendrían que buscar algo de beber antes de cualquier otra acción.

Martes, 6 de agosto del 2019.
Alba, temperatura 23ºC
Hora Local: 8.00; 
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Despertó con la cálida caricia del Sol, las sábanas no estaban cómodas en absoluto. De hecho estaban cubiertas de algo... Era arena. Gregor despegó los ojos y recordó lo que había pasado, se llevó asustado una mano a la pierna mientras con la otra se limpiaba el rostro de la posible suciedad. No tenía idea de medicina, pero sabía (o intuía) que aquello no era cosa de broma. Por otro lado, seguramente podría ser peor.

No movió la pierna porque aun se encontraba asustado, la muchacha de la ropa destrozada se acercó y comenzó a mirar su pierna -creo que está mejor pero no me resistiría jamás al auxilio en un caso así- intentó reir soltando algo similar a un graznido poco prolongado. Su garganta estaba seca y no pudo evitar escuchar el gruñido de un estómago, Gregor también tenía hambre.

Dejó a la muchacha observar su herida mientras revisaba los alrededores y buscaba con la mirada al joven de la noche anterior -mi nombre es Gregor, Greg si quieren, ¿Han visto a alguien más? Yo viajaba con mi familia-. Logró esta vez humectar la garganta, así como contener a medias un tono de angustia importante -mi muchacho, soy un imbécil, nunca debí decirle de venir... No, no, tiene que estar vivo. Lo encontraré- se repetía el padre -si un viejo como yo pudo, él debe estar a salvo-.

Al poco tiempo el hombre notó que debía ponerse manos a la obra, no estaba a plena capacidad pero podría hacer algo de todas formas.

-Quizás ahora, con luz, sea más sencillo de encontrar mi bolso. Era negro y de este tamaño- Gregor hace un gesto con las manos indicando forma y tamaño -con detalles en lila-.

Diana observaba la pierna del herido sin tocarla.

- Soy Diana y viajaba con mis padres. - La muchacha miraba a su alrededor con angustia - En cuanto podamos movernos quiero buscarlos. Si hay un río cerca podemos beber a no ser que encontremos alguna botella de agua mineral que haya sobrevivido al golpe.

Aunque observaba al herido, Diana miraba a su alrededor por si encontraba alguna cosa de ayuda ahora que ya había algo más de luz.

Martes, 6 de agosto del 2019.
Alba, temperatura 24ºC
Hora Local: 9.00; 
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Con amplia dificultad, evitando usar la pierna herida y apoyándose en cuanto estuviese cerca (incluso en la muchacha, si ella se ofrece a ayudar) Gregor se incorpora e intenta examinar la zona.

-Creo que deberíamos movernos- comentó Gregor con agotamiento -no podemos ser los únicos supervivientes-. Miró a ambos lados y hacia arriba y abajo. Recordaba haber caído pero ¿De dónde?

Greg consideraba que, de encontrar los restos del avión, encontraría alguna clase de suministros o a otros sobrevivientes de aquello.

Apoyado contra un árbol puso las manos en las comisuras de los labios y gritó -¡Hola! ¿¡Alguien!?-. Lo intentó en español e inglés, que eran los idiomas que mejor dominaba. Estaba sediento.

- No parece que la herida sea grave, o al menos a mi no me lo parece, no soy médico. ¿Quieres intentar moverte con cuidado?

Después señaló unos extraños frutos que estaban en lo alto de unos árboles.

- No se si eso será comestible, pero no veo nada más y tengo hambre. Voy a intentar subir y cogerlos y si los vemos bien podemos intentar comerlos. Yo propondría ir al río, es lo más lógico para buscar agua para beber y a lo mejor encontramos más supervivientes, mi padre, mi madre o alguno de vuestros familiares.

Sin esperar que le dieran permiso o le dijeran algo, Diana se acercó al árbol, se sujetó a las ramas más bajas y empezó a trepar con la idea de coger alguno de los frutos que había visto.

Agradeció la ayuda de la muchacha y avanzaron juntos hacia el lugar que ella había indicado. Con la pierna en aquel estado no creía que fuese sano trepar al árbol, y pese a el diagnóstico de Diana temía que aquella lesión pudiese empeorar.

Apoyó la espalda contra el tronco, trenzó ambas manos y flexionó ligeramente la rodilla sana, no sin antes preguntar si había realizado alguna actividad así antes. En caso de negativa Greg le daría algunos consejos básicos y asistiría en cuanto pudiese a la joven a la hora de subir.

-Apóyate en mí para escalar la primera parte, que siempre es la más complicada- sugirió -y cuidado allá arriba, lo único que nos falta es tener dos lesionados en lugar de uno- intentó bromear, normalmente no le permitiría hacer algo tan arriesgado pero tenía tanta sed y tanto hambre que no podía pensar claramente. Su vida burguesa claramente le había pasado factura desde su infancia suburbana, había perdido la costumbre de pasar hambre.

-Es buena tu idea, iremos río arriba luego, al recobrar fuerzas-.

El otro tipo seguía callado desde ayer, posiblemente había entrado en shock.

Martes, 6 de agosto del 2019.
Mañana, temperatura 24ºC
Hora Local: 10.00; 
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Sin lugar a dudas la fuente de agua iba a ser el Río. Aquel líquido que circulaba por el caudal parecía limpio y cristalino, lo cuál les permitiría no morir deshidratados en aquel lugar. Mientras tanto, Diana decidió trepar al árbol donde había visto aquellos frutos, y sin ninguna complicación subió a por ellos y los bajó.

El fruto era muy extraño* y aparentemente jamás habían visto uno igual. Además, no tenía una apariencia especialmente apetitosa.

Diana observó el extraño fruto un poco dudosa. Los apretó un poco para ver si estaban muy duros o maduros, aún sin atreverse a comerlos. Al final se decidió por el que encontró más blando y lo partió en dos, dejando ver una carne verdosa, pero el olor no era desagradable, sino bastante apetitoso.

Intentó hacer memoria a ver si recordaba haber leído algo de esta fruta en algún lado...

- Esta fruta me suena, pero no se si es comestible, estoy haciendo memoria... - dijo pensativa a su compañero.

Martes, 6 de agosto del 2019.
Mañana, temperatura 24ºC
Hora Local: 11.00; 
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Diana observó que esos dos frutos eran totalmente comestibles. No tenía ninguna duda. El problema es que ellos eran tres y solo tenían dos. Uno de ellos debería quedarse sin comer de momento, o si los repartía no se saciarían del todo...

El fruto estaba muy bien y era comestible. La muchacha dudó por un instante pero al final decidió comerse ella uno de ellos. Habiéndolo obtenido sin demasiado esfuerzo pensó que lo mejor era recuperar las fuerzas necesarias para poder obtener más y quizás con ello poder alimentar mejor a los dos hombres que estaban con ella.

Presentó el otro fruto ante ellos, sin dárselo a ninguno en concreto.

- Esta fruta es comestible, lamentablemente solo queda una, me he comido la otra. - Lo dijo sin el más mínimo remordimiento - Necesito conservar la energía para trepar si encontramos más frutos de esos. Yo creo que deberíais sortear el otro, más vale que al menos uno de lo dos esté bien alimentado.

La energía que le dio la comida hizo que su buen humor aumentara.

- Señor... Gregor, si se encuentra suficientemente bien creo que debería hacer el esfuerzo de llegar al río, allí podemos beber y es un punto de reunión bastante natural para todos los que hayan sobrevivido. - Miró al otro hombre que les acompañaba, pero no recordó su nombre. - ¿de acuerdo?

Ella pensaba que Gregor no estaba tan herido como parecía, pero aunque no se atrevió a decírselo en la cara, su tono con el "suficientemente bien" implicaba que la muchacha tenía claro que si estaba como para llegar al río.