Alisson no recordaba nada de lo que había pasado. Tan solo la sensación de la caída libre y después como las mascarillas de oxígeno salían de su compartimento. Nada más.

Ahora lo único que podía sentir era como su codo izquierdo estaba torcido, como tenía una brecha en la cabeza cuya sangre bajaba por la cara y se resbalaba por la mejilla para llegar a su boca. Ese sabor en su boca a hierro le recordaba a su infancia a cuando de pequeña jugaba y se caía y se hacía alguna herida.

Podía sentir el cálido tacto de la arena entre sus manos, si no fuera porque todo el cuerpo le dolía exageradamente era justo lo que había deseado, disfrutar de unos días en la cálida arena del Caribe. Pero ese olor... ¿a qué olía? Era una mezcla entre el olor a sal del mar, humo y el olor a goma quemada. Lo peor era esa sensación de mareo, ese pitido en los oídos, no escuchaba nada bien aunque si respiraba hondo y se relajaba un poco podía oír el crepitar de las llamas y algunos gritos de terror y de horror. Algo no andaba bien, algo no andaba NADA bien.

Cuando abrió los ojos pudo ver el ancho mar. Un mar de color azul turquesa que se extendía por toda la zona este¹. Era una sensación de paz y tranquilidad, eso era lo que transmitían esas hermosas olas, pero esa sensación de que algo malo había pasado... ¡No se la podía quitar de la cabeza! Cuando miró en dirección norte pudo ver una enorme columna de humo negro, un incendió se propagaba en aquella dirección. ¿Qué habría sucedido?

Y entonces las piezas del puzzle encajaron. El avión en el que habían viajado se había estrellado, aunque no podía ver sus restos por ninguna parte. Cerca de ella había tres personas más, pero ninguna eran su hermana. ¿Dónde se habría metido Ava? ¿Habría sobrevivido? Seguro que sí. Los hermanos sentían esas cosas. ¡Tenía que estar bien! ¡No podía permitirse el lujo de perder al último miembro de su familia!

Alistair no recordaba nada de lo que había pasado. Tan solo la sensación de la caída libre y después como las mascarillas de oxígeno salían de su compartimento. Nada más.

Ahora lo único que podía sentir era una sensación complicada para respirar por la nariz y como la sangre bajaba por ella para llegar a su boca. Ese sabor en su boca a hierro le recordaba a su infancia a cuando de pequeño jugaba y se caía y se hacía alguna herida.

Podía sentir el cálido tacto de la arena entre sus manos, si no fuera porque todo el cuerpo le dolía exageradamente era justo lo que había deseado, disfrutar de unos días en la cálida arena del Caribe. Pero ese olor... ¿a qué olía? Era una mezcla entre el olor a sal del mar, humo y el olor a goma quemada. Lo peor era esa sensación de mareo, ese pitido en los oídos, no escuchaba nada bien aunque si respiraba hondo y se relajaba un poco, podía oír el crepitar de las llamas y algunos gritos de terror y de horror. Algo no andaba bien, algo no andaba NADA bien.

Cuando abrió los ojos pudo ver el ancho mar. Un mar de color azul turquesa que se extendía por toda la zona este¹. Era una sensación de paz y tranquilidad, eso era lo que transmitían esas hermosas olas, pero esa sensación de que algo malo había pasado... ¡No se la podía quitar de la cabeza! Cuando miró en dirección norte pudo ver una enorme columna de humo negro, un incendió se propagaba en aquella dirección. ¿Qué habría sucedido?

Y entonces las piezas del puzzle encajaron. El avión en el que habían viajado se había estrellado, aunque no lo veía por ningún lado. Cerca de él había tres personas más, pero ninguno eran sus compañeros de viaje. ¿Dónde se habrían metido? ¿Habrían sobrevivido? 

Kalina no recordaba nada de lo que había pasado. Tan solo la sensación de la caída libre y después como las mascarillas de oxígeno salían de su compartimento. Nada más.

Ahora lo único que podía sentir era un fuerte dolor en las costillas. Cada bocanada de oxígeno era como si miles de cristales atravesasen sus pulmones. Y no solo eso, no era capaz de mover sus piernas. Ya había sufrido dolores así, alguna vez se había caído del trapecio en el que trabajaba y la sensación era similar. Pero lo de no sentir los dedos de los pies, eso era nuevo. De pronto escuchó el sonido de una ola y luego pudo sentir como el agua la cubría por completo. Era agua cálida y salada, agua de mar y lo que sentía entre sus manos era la arena mojada de quien se encuentra en la orilla de una playa. Quiso intentar ponerse de pie para no tragar agua o arena, pero sus pies no la respondían. Solo podía gritar y rezar porque alguien pudiese oírla. 

Pero cuando paró un momento de gritar y escuchó más allá del sonido del mar montones de gritos de terror y pánico. Alguien estaba en peligro, en un peligro aún mayor que el que estaba viviendo en sus propias carnes. Algo no andaba bien... ¿Y ese olor? Aquel lugar no solo olía a la brisa salina del mar, o a la tierra mojada de la playa, olía a fuego, a humo, a goma quemada...

 ¿Qué habría sucedido?

Y entonces las piezas del puzzle encajaron. El avión en el que habían viajado se había estrellado, aunque no lo veía por ningún lado. Cerca de ella había tres personas más, pero ninguno era Blood. ¿Dónde se habría metido? ¿Habría sobrevivido? 

Marvin no recordaba nada de lo que había pasado. Tan solo la sensación de la caída libre y después como las mascarillas de oxígeno salían de su compartimento. Nada más.

Ahora lo único que podía sentir era un fuerte dolor en las costillas. Cada bocanada de oxígeno era como si miles de cristales atravesasen sus pulmones. Y no solo eso, un horrible trozo de hierro había atravesado el gemelo de su pierna izquierda.

De pronto escuchó el sonido de una ola y luego pudo sentir como el agua le cubría por completo por un momento. Era agua cálida y salada, agua de mar y lo que sentía entre sus manos era la arena mojada de quien se encuentra en la orilla de una playa. Quiso intentar ponerse de pie para no tragar agua o arena, pero el dolor de su pierna izquierda se sobrepuso y no lo consiguió. Miró receloso el trozo de hierro y dudó si sería buena idea o no quitarlo. Había visto muchas películas y sabía que si lo retiraba podía empezar a desangrarse... Se quedó mirando a su alrededor y pudo ver a tres personas más. Aunque una chica que estaba a pocos metros de ella parecía retorcerse de dolor, pues se encontraba en una situación peor que él.

Además del sonido del mar y de los gritos de la chica que había cerca de ella pudo oír montones de gritos de terror y pánico. Alguien estaba en peligro, en un peligro aún mayor que el que estaba viviendo en sus propias carnes. Algo no andaba bien... ¿Y ese olor? Aquel lugar no solo olía a la brisa salina del mar, o a la tierra mojada de la playa, olía a fuego, a humo, a goma quemada...

 ¿Qué habría sucedido?

Y entonces las piezas del puzzle encajaron. El avión en el que habían viajado se había estrellado, aunque no lo veía por ningún lado. Y entonces se acordó de su hija y su mujer. ¿Dónde se habrían metido? ¿Habrían sobrevivido? 

Sus sentidos aun no estaban del todo despiertos en esos momentos, tan solo podía escuchar sonidos sin forma rebotar dentro de su cabeza una y otra vez, le dolía y le palpitaba como si su cerebro quisiera salirse o simplemente desconectarse sin mas. Utilizó su única mano saludable para ponerse de pie, sintiendo la suave arena sin entender aun que es lo que habia pasado realmente, ligeras muecas de dolor pasaron en su rostro mientras se levantaba, su brazo izquierdo no se encontraba en su mejor momento y mucho menos su cabeza, de la cual era bastante obvio, estaba escurriendo un hilo de sangre. Cuando por fin logro ponerse de pie y su vista se enfoco lo suficiente para poder darse cuenta de lo que habia pasado, ahora si subio su mano hasta la herida que tenia en su cabeza, soltó un chillido de dolor y mejor decidió no volver a tocarse, sin duda todo aquello era malo, bastante malo si tenia que ser sincera ¿Por que le estaba pasando eso? Y peor aun ¿Donde estaba Ava? Esta última pregunta era la única que se le quedo en la mente en esos instantes, cuando por fin logro recuperarse del shock inicial y a pesar de que estaba mareada y hasta con ganas de vomitar, no pudo evitar comenzar a buscar desesperadamente alrededor del lugar en donde se encontraba, todo en el ambiente se le hacía repulsivo en esos momentos y es que el olor mezclado con el panorama humeante de lo que se podía imaginar, eran los restos del avión que seguían en llamas era suficiente para que Alisson se sintiera enferma.

—¿Ava? ¡Ava!— Gritó con fuerte voz (O al menos lo mejor que pudo en sus condiciones actuales) Mientras comenzaba a caminar sin un rumbo aparente, con su brazo saludable sosteniendo el que estaba herido, ahora que si estaba mas consciente el dolor comenzaba a atacar. —¿¡Hay alguien por aqui vivo!?— Preguntó a continuación, intentando volver a gritar por lo menos lo suficientemente alto para que alguien la escuchara, si es que habia alguien mas por alli vivo, esperaba que asi fuera (O de lo contrario entonces si vomitaria) Por lo menos no estaría completamente sola de ser asi. Aún debía ver si Ava estaba por allí, se tomó un momento para respirar ampliamente, antes de mirar una vez mas alrededor, no podía perder a su hermana también ¿No? Debía encontrarla, pero en sus condiciones actuales no veia óptimo simplemente caminar hacia quien sabe donde ¿Cierto? Podía ver la jungla pero vagar por allí podría ser peligroso considerando que ni siquiera sabia en donde estaba varada en esos momentos. Lo mejor era esperar a estar mucho mas tranquila, sin duda esto era lo mejor.

 Melvin se despertaba lentamente por la constancia de las olas que le humedecían la cara. Y efectivamente, el choque del agua salada contra su rostro era algo que lentamente iba alentando sus sentidos a que se incorporase o por lo menos se diera vuelta antes de que se tragase el océano entero. El hombre empieza despabilarse, empezando a preguntarse en donde estaba y que había pasado, cuando es invadido por un fuerte dolor en todo su ser. Un dolor que era producido por la dificultad de respirar, por los mil y un moretones que tenía... pero principalmente por aquel condenado pedazo de hierro clavado en su pierna. Que no permitía que pudiera pensar en pararse sin que le corriera un escalofrío diabólico por la pierna izquierda.

- _Auch... ^{ay ay...} _{esto va a dejar marca...}

 Dejando de lado su pierna y enfocándose en el entorno, al hombre le vuelven un par de recuerdos a su cabeza, específicamente el de estar en un avión y que este se estrellara. Entendiendo mejor en la situación en la que se encontraba, y viendo que había más supervivientes a aquel fatal accidente, Melvin se arrastra lentamente para alejarse de la orilla y acercarse lentamente a las otras tres personas que podía divisar; una de ellas claramente en un dolor mayor al de él. Su situación era lamentable, teniendo que arrastrarse para no tener que apoyarse en su dañada pierna, pero parecía que la había sacado barata en comparación con otros.

- Oigan, ustedes... _uff... ¡Yo si, yo estoy vivo!... ^uff... ¿Ustedes son del...  _uff... del avión?

Estaba acostumbrada a cierto rango de dolor debido a las continuas lesiones de sus entrenamientos o actuaciones. Extremidades dislocadas, algún dedo roto, incluso fuertes golpes en las costillas, pero nunca antes había sentido algo tan doloroso como en esa ocasión.

No podía siquiera concentrarse en pensar qué diantres había pasado. Cada vez que se movía un centímetro miles de cuchillas se clavaban en su piel y profería un grito ahogado, apretando tanto los dientes que temía mellarlos.

Estaba sobre la arena húmeda de costado, estirando una mano y cogiendo un puñado de arena que se escapaba entre sus dedos, como si intentara agarrar cualquier salvavidas al alcance. Intentó levantarse pero entonces se dio cuenta que no podía, sus piernas no le respondían. El miedo empezó a ganar terreno a la razón poniéndose en el peor de los casos, creyendo que iba a darle un ataque de ansiedad en cualquier momento.- ¡Dudek! – Gritó el nombre de su compañero antes de notar otra oleada de dolor recorrer su costado, pero cuando quiso girarse para intentar calibrar el rango de sus lesiones una ola arremetió contra la trapecista, perdiéndose de vista durante un momento.

Notaba en su paladar el salado sabor del mar y el escozor de las heridas que recorrían su cuerpo, sabiendo que necesita con urgencia salir de la orilla antes de morir por alguna hemorragia interna o ahogada.

¡Ayuda, no puedo moverme! – El hecho de gritar con todas sus fuerzas pidiendo auxilio la agotó por completo, intentando como pudiera arrastrarse por la arena para alejarse centímetro a centímetro de la próxima oleada.

Abrió despacio sus ojos, parpadeando suavemente similar al aleteo de una mariposa y en ese momento en el que volvió a la consciencia, sintió como le dolía todo el cuerpo por lo que no pudo definir dónde estaba exactamente el problema. Recordó entonces la razón por la que estaba allí, quizás no ninguna imagen en particular pero sí la sensación de caída libre… Aún podía sentir las náuseas y el molesto cosquilleo en el estómago. Había sufrido un accidente de avión.

El sabor de la sangre proveniente de su nariz le trajo viejos recuerdos de situaciones que en comparación con la que estaba viviendo en esos precisos momentos eran completamente inofensivos. La arena se le pegaba en las palmas de las manos, ambas ligeramente sudadas por el calor que emanaba su cuerpo, reacción natural al miedo y la angustia. Todo lo que comenzó a captar a su alrededor se fue viendo con mayor nitidez a medida que pasaban los segundos. Su sentido del oído sufría todavía las consecuencias del accidente con un desagradable pitido pero también llegó a oír gritos de dolor y auténtico terror. No estaba solo, no era el único que había sobrevivido, aunque no sabía hasta cuando pues volvía a tener dudas sobre cuál era su estado. — D-Diana… ¡Diana!... — gritó el nombre de su compañera, y luego siguieron los de sus otros compañeros — ¡Manuel! ¡Antonio! — escupió en el suelo una mezcla de sangre y saliva. Logró incorporarse y hasta ponerse en pie a pesar del dolor que amenazaba con paralizarlo debido a su intensidad pero empezó a ser consciente de que no era demasiado grave. Entonces divisó a varias personas más que se encontraban cerca. Se fijó en la sangre que emanaba de la cabeza de una chica y por su postura, no parecía que su brazo izquierdo estuviera bien. También en la terrible herida que llevaba un hombre pues tenía atravesada un hierro en su pierna.

— S-Sí… —respondió al hombre antes de dar una bocanada de aire, sentía que le faltaba —  No se mueva — Indicó al hombre que se arrastraba con la pierna atravesada, estaba más grave que la chica así que inició el protocolo frente a accidentes fatales y catalogando a los heridos. — ¿Cree que puede aguantar unos minutos? — Preguntó al hombre y luego se dirigió a la chica — ¿Puede ayudarme a encontrar a más supervivientes? — era lo que más le preocupaba en esos momentos, atender y tratar de estabilizar a las personas con las que se cruzaba aunque aún faltaba por determinar si él estaba en condiciones o no. De momento estaba controlando el dolor como bien podía. De pronto escuchó unos gritos que venían del mar, cuando desvió la mirada hacia ella pudo divisar el cuerpo de una chica que estaba siendo empujado por las olas de la orilla. — ¡Allí! — Con esfuerzo, se levantó para correr hacia la chica de cabellos rubios. — Tranquila… Trate de calmarse… Quédese quieta — no quería arriesgarse a que sus movimientos empeoraran la situación. Lo primero que hizo fue contemplar la herida del costado de la mujer saber su gravedad y luego trató de cogerla en brazos para llevarla junto al hombre. Estaba angustiado, había una gran cantidad de personas heridas, otras muertas, y él no lograba encontrar su instrumental.

No pudo evitarlo, sinceramente se habia estado controlando bastante bien, tanto que ella misma estaría sorprendida si no se encontrara en esas condiciones, pero al final termino por vomitar al mirar la pierna del hombre que se habia estado arrastrando, las sensaciones de todo tipo mezcladas en su cabeza al final cobraron el precio, por suerte logró voltearse por lo menos antes de soltar todo hacia la arena, quedando ligeramente agachada a causa de esto. Ahora le dolia mucho mas la cabeza, pero por lo menos ahora sabia que no era la unica que habia sobrevivido —Lo... siento, si soy del avión también— ¿Por qué se habia disculpado? Suponía que era lo correcto despues de haber regurgitado frente las narices de todos. Cuando escucho la pregunta que le hacía el otro hombre que estaba allí, tan solo pudo asentir un par de veces mientras se reincorporaba lentamente, aun le dolia el brazo y su cabeza tenia aquel sentimiento de punzadas, mucho mas fuertes debido a lo que le habia pasado hace tan solo unos momentos atrás.

—De acuerdo...— Respondió sin mas, sus heridas no eran tan graves como el resto de personas y en esos momentos tratar de ayudar a encontrar a mas supervivientes era primordial, mucho mas sabiendo que Ava podría estar en algún lado de toda esa playa en donde se encontraban, esperaba que así fuera al menos, el sentimiento de pánico por pensar siquiera que algo le habia pasado a ella hacía que temblara por momentos, estaba nerviosa y ansiosa a niveles que nunca antes habia experimentado. Aun asi trató de enfocarse y caminar alrededor en busca de alguien mas que estuviera en las mismas condiciones que ella o los demas que habian sobrevivido, sin embargo la voz de la chica que estaba pidiendo ayuda y posteriormente el movimiento de aquel hombre que corría hacia ella la distrajo de esta tarea.

Corrió de igual manera (Como pudo) Y se llevó su mano sana a la boca cuando miró la condición en la que la chica se encontraba, claro jamas habia visto ella esa clase de heridas antes por lo que el impacto era mayor en Alisson, trato de aguantar el sentimiento de mareo, quería encontrar a Ava pero en esos momentos si no ayudaba a los demas que habian sobrevivido como ella, su moral quedaria por los suelos —¿Como te puedo ayudar?— Preguntó al hombre despues de que este le dio indicaciones bastante rápidas a la mujer, tanto ella como el otro hombre que estaba con su pierna herida eran los que se encontraban en la peor situacion, mas que ella por lo que si podía ayudar en algo, aun en esas condiciones en las que se encontraba, lo haría sin pensarselo dos veces.

 Melvin veía como los otros dos supervivientes que tenían mayor movilidad empezaban a acercarse a él. Uno de ellos trayendo a la chica que agonizaba por el dolor, y la otra respondiendo a su pregunta... y vomitando luego de verlo en esa situación. Pensaba hacer algo chiste tonto sobre que él no era tan feo como para vomitar, pero la situación no daba para bromas en ese momento. Lo único que pudo hacer el hombre fue sentarse en la arena y acercarse más al grupo con sus brazos, ofreciéndole una breve sonrisa a Alisson.

- No te preocupes... _uff... A mi también me da un poco de cosa... ^uff...

 Intentando ser de ayuda, Melvin mira hacia sus lados en búsqueda de personas con vida en aquella sección de la playa. Lo único que veía que daba indicios de gente era la columna de humo al norte.

- No veo gente por aquí... _uff... mas que a nosotros. Los demás deberán estar... ^uff... cerca del avión, supongo. Tendría que ir allí... para buscar a mi familia. Pero hay tiempo... _uff... por ahora, no se preocupen por mi... _uff... mientras no saque el metal, puedo aguantar un poco. Lo importante... ^uff... es tratar a esta pobre chica.

Lunes, 5 de agosto del 2019.
Soleado, temperatura 28ºC
Hora Local: 8.00

Alistair comprobó el entorno en el que se encontraba para analizar las posibles víctimas de aquella terrible catástrofe. A medida que iba viendo a sus compañeros los iba identificando de menor a mayor gravedad hasta que vio a Kalina que parecía estar en una situación muy peligrosa. 

Él junto a Alisson se acercaron a Kalina y la arrastraron para tirar de ella y apartarla de la corriente del agua y del oleaje que la cubría. Entonces, la trapecista pudo respirar algo mejor, le seguía resultando complicado por el terrible impacto, pero ya su vida no corría tanto peligro.

En ese momento, Alistair se quedó junto a ella y empezó a analizar el estado en el que se encontraba para ver si podría o no hacer algo por ella.

Aunque le hubiera gustado agradecer la ayuda de otra forma, en esos momentos no podía más que intentar calmar su respiración para no entrar en pánico, cerrando los ojos y soltando el aire por la boca, como si estuviera hiperventilando.

Había visto demasiados casos de lesiones en su círculo cercano y siempre le habían recomendado que había que mantener la calma y evaluar los daños colaterales. Esta vez no tenía allí a los suyos ni a ningún médico (que supiera) a la vista, temiendo de nuevo por el estado de su amigo.

Tumbada sobre la arena, tuvo que entrecerrar los ojos cuando vio las figuras de varias personas a su alrededor socorriéndola, cegada por el incipiente sol que habitaba sobre sus cabezas.

Creo.- Intentó hablar, notando otra oleada de dolor y aguantando una mueca, llevándose una mano al torso.- Creo que tengo alguna costilla fracturada, me duele al respirar.- Se llevó la lengua sobre sus resecos labios, notando una incipiente sed.- Y las piernas, no las siento. No puedo moverlas.- Aguantó las ganas de llorar, obligándose a sí misma a mantenerse firme antes que dejar que el miedo y ansiedad la dominaran.- No vine sola, mi comp.- Cortó la frase a mitad al no aguantar más el dolor, soltando un “joder” entre dientes. Pero necesitaba tener la mente ocupada, pensar en otra cosa que no fuera sus piernas, teniendo en la lista de cosas importantes el estado de su amigo.- Dudek, se llama Dudek.- Buscó con la mirada cualquiera de los otros supervivientes, esperando que alguno la ayudara.- Por favor, estaba sentado a mi lado.

No saber qué había sido de él teniendo en cuenta el estado que ella misma tenía terminó de quebrar la poca fortaleza que tenía, dejando escapar algunas lágrimas que se perdieron en la arena.

Ailbert observaba a los heridos de.manera analítica aunque era difícil no dejarse llevar por el estrés. Él estaba acostumbrado a vivir situaciones impactantes, después de los años que llevaba en su profesión había visto muchas cosas y podría decir que estaba curado de espanto, pero jamás se había visto inmerso en una catástrofe como aquella.

Había contemplado a la chica castaña vomitar en el momento que vio al señor con el hierro incrustado en su pierna. De veras deseó que fuera por la impresión y no por daños cerebrales teniendo en cuenta la herida que tenía en su cabeza. - Necesitamos improvisar vendajes... Algún pañuelo o el propio tejido de la ropa servirá - le había dicho en respuesta y después de haber traído a la trapecista junto al varón. Qué mencionaste a su familia le recordó a Ailbert su mujer y la vida que germinaba en su interior, en las probabilidades que tenía de no volverla a ver pero zarandeó ligeramente la cabeza para abandonar esos negativos pensamientos. Irían a rescatar a los supervivientes, era de sentido común.

- No le conviene moverse demasiado, en efecto el hierro está taponando la herida, pero si hace un mal movimiento, si se cae en una mala posición puede que eso cambie. Buscaremos a su familia cuando estabilice al resto. No he visto más supervivientes por la zona - pero sí a varios cadáveres que murieron de una forma atroz.

El cirujano se despojó de la chaqueta y la anudó de tal forma que improvisó un cabestrillo para Alisson, a quien se lo colocó con cuidado antes de prestar su atención a la trapecista. Observó con detenimiento la herida para determinar su gravedad. Se ayudó de lo que la muchacha decía, fijándose mejor en la zona que ella le indicaba. No dijo nada cuando oyó que no sentía las piernas, a veces era una falsa alarma después de un golpe pero a Ailbert no le daba ninguna sensación positiva. - Calma... Lo iremos a buscar después

Ya para esos momento Alissa estaba logrando controlar un poco mejor el dolor punzante que tenia en la cabeza, enfocándose mas en la chica que habia logrado rescatar a tiempo el hombre que parecía tener experiencia en el campo médico, esto pensaba al menos considerando las indicaciones que daba, algo que la hacía respirar un poco mas aliviada en esos momentos, asi fuera el hombre un enfermero tenían una oportunidad de salir de la situacion tan grave en la que todos se encontraban en esos momentos. En un intento de tratar de concentrarse mas en todo lo demas menos en sus propias heridas (Pensando que de esta forma podría distraerse del dolor que tenia) Asintió un par de veces cuando le contestaron que se tenían que improvisar vendajes. Mirando al hombre que tenia aquel fierro enterrado por un momento.

—Muy bien entonces...— Tomó un momento para respirar, usando su única mano que tenia en completa movilidad para retirar la prenda superior que la estaba cubriendo en esos momentos, quedándose solo con su top deportivo. Tuvo que hacer esto con cuidado, con la única finalidad de no lastimar mas su brazo izquierdo por algún movimiento muy brusco al sacarse la prenda. Cuando por fin lo logró soltó un suspiro, aquello le venía bien también considerando el calor que estaba haciendo, todo en esos momentos estaba en su contra por lo que veia, desde el clima hasta las condiciones tan deplorables en las que todos se encontraban —No puedo usar mi otro brazo... ¿Podrías rasgar esto para los vendajes?— Preguntó a Melvin de manera pesada, sentía sus labios secos y toda la situacion era sin mas frustrante para ella, sin embargo no se daría el lujo de verse desganada, no es esa situacion, todavia tenia que encontrar a Ava.

No pudo evitar sentirse identificada con los temores que la otra chica estaba dejando salir cuando mencionó a la persona que la habia estado acompañando hasta antes de aquel horrible accidente que habian tenido. La imagen de su hermana vino de inmediato a su mente, tampoco estaba allí siendo que habian estado viajando juntas, tenia que buscarla lo antes posible sin duda alguna. Agradeció con una sonrisa cuando le pusieron aquel cabestrillo, sintiendo como mejoraba por lo menos su posición gracias a que no debía estar sosteniéndose el brazo de manera constante.

—Tranquila, lo vamos a encontrar... Pero primero debes aguantar aquí, todo va a estar bien ¿De acuerdo?— Le comentó a la chica, poniéndose de rodillas suavemente a un lado de ella y sonriendo cálidamente hacía ella, estaba enfrentando aquel sentimiento ella misma por lo que ser empática en esos momentos era algo simplemente natural, se tomó incluso el atrevimiento de limpiar las lágrimas de la chica con cuidado, no quería lastimarla en lo mas mínimo, esperaba que el hombre pudiera encontrar una manera efectiva de ayudarla, siendo que era la que estaba mas grave sin dudas. Su cabeza aun punzaba y realmente no sabia si el sangrado en la herida que tenia se habia detenido, suponía que no del todo pues aun podía saborear aquel sabor a hierro cada tanto.

 Melvin miraba a la chica que estaba herida de gravedad con pena, especialmente cuando escuchaba que no sentía las piernas. Eso lo hacía pensar que, de alguna extraña manera, había algo de suerte es tener clavado aquel fierro en su pierna. Aunque ese pensamiento servía para ser optimista y nada más. Luego, viendo que Allison quería producir vendas con su prenda superior, Melvin toma la prenda y con un poco de esfuerzo logra rasgarla en tres o cuatro pedazos de tela. Podía tener una pierna herida, pero sus brazos demostraban que aquel hombre era una persona fuerte.

- Ten, aquí tienes unas vendas. Recién hechas, heh heh... ¡Ugh!

 Sintió un escalofrío poderoso pasear por toda su pierna, como si el fierro estuviera investigando los alrededores de su nuevo hogar. Respirando más despacio, entrega las vendas caseras.

- Intentaré quedarme quieto... pero no sé cuanto podré aguantar antes de que intenté sacarme esta cosa por mi cuenta, heh heh... soy Melvin, por cierto.

Lunes, 5 de agosto del 2019.
Soleado, temperatura 28ºC
Hora Local: 9.00; 

Alistair no alcanzó a observar el problema real de Kalina. Parecía que se había golpeado la espalda y seguramente no se hubiera roto la espalda, sino que efectivamente todo se debería al fuerte impacto. Pero no lo podía asegurar, aquella inspección deprisa y corriendo, sin su material quirúrgico y usando solo su sexto sentido no era muy de fiar. Tendría que analizarla mucho mejor, pero quizá ahora no fuese el momento.