Partida Rol por web

- Ahora queremos que te centres en esa parte... en tus miedos de la infancia, aquellos que incluso cuando adultos aún mantenemos encerrados en nuestro corazón... ¿podrás compartirlo con nosotros? - hizo una leve pausa. Notaste como colocó su cálida mano sobre tu hombro.

- Piensa en un lugar, un espacio, una localización que represente tus peores pesadillas, tus miedos más íntimos... Sé que podrás hacerlo, y eso será algo que te ayudará a liberar todo tu potencial -

Igor abrió los ojos de par en par.

- Interesante... muy interesante... así que ésta es la reliquia que te da fuerzas cuando lo normal es flaquear... un tesoro de tu propiedad y cuyo interior encierra un regalo que seguirá protegiéndote en los días oscuros que están por llegar - las cartas alrededor del "mayordomo" seguían girando en el aire hasta que de repente una se detuvo.

- Sí... parece ser que ha llegado el momento... tuya es la elección de cada paso que darás en tu vida... cada vínculo que forjes, cada secreto que desveles ¿pero podrás llegar hasta el final?¿volveremos a encontrarnos? Tan solo el tiempo lo dirá - de repente la carta que mostraba únicamente el dorso se giró para mostrarte su apariencia:

El juicio

- Ahora puedes regresar a tu sueño... la rueda del destino ha comenzado a girar y nada podrá detenerla - sermoneó Hanna

- Cuando llegue el momento escucharás mi voz, y entonces despertarás - y todo volvió a tornarse oscuro.

Igor suspiró mientras sonreía

- Ah... la infancia... que hermosa época... suele infravalorarse el poder de un niño en un mundo de adultos pero... ¿y si son los niños los que tienen realmente el poder? Sin embargo ser niño también significa sentir miedo, miedo a lo desconocido, a lo inexperimentado, a la pérdida... - al acabar esas palabras Hanna tomó la palabra.

- Ahora queremos que te centres en esa parte... en tus miedos de la infancia, aquellos que incluso cuando adultos aún mantenemos encerrados en nuestro corazón... ¿podrás compartirlo con nosotros? - hizo una leve pausa. Notaste como colocó su cálida mano sobre tu hombro.

- Piensa en un lugar, un espacio, una localización que represente tus peores pesadillas, tus miedos más íntimos... Sé que podrás hacerlo, y eso será algo que te ayudará a liberar todo tu potencial -

Igor abrió los ojos de par en par.

- Interesante... muy interesante... así que ésta es la reliquia que te da fuerzas cuando lo normal es flaquear... un tesoro de tu propiedad y cuyo interior encierra un regalo que seguirá protegiéndote en los días oscuros que están por llegar - las cartas alrededor del "mayordomo" seguían girando en el aire hasta que de repente una se detuvo.

- Sí... parece ser que ha llegado el momento... tuya es la elección de cada paso que darás en tu vida... cada vínculo que forjes, cada secreto que desveles ¿pero podrás llegar hasta el final?¿volveremos a encontrarnos? Tan solo el tiempo lo dirá - de repente la carta que mostraba únicamente el dorso se giró para mostrarte su apariencia:

El sol

- Ahora puedes regresar a tu sueño... la rueda del destino ha comenzado a girar y nada podrá detenerla - sermoneó Hanna

- Cuando llegue el momento escucharás mi voz, y entonces despertarás - y todo volvió a tornarse oscuro.

"Eehh... vale. Definitivamente, estos dos son muy extraños". Sigo sin ver el "qué" detrás de todo esto: ¿qué pinto yo aquí?, ¿qué quieren?, ¿qué es lo que pretenden conseguir?, ¿qué se han tomado...? "Tío, beber es un mal vicio. Yo a veces me hincho a leche caliente y al día siguiente me duele el estómago".

- Un lugar que me dé miedo, ¿eh? Veamos... El colegio por la noche asusta bastante. ¡Y en épocas de exámenes también! Todos se vuelven muy irritables... -Murmuro para mí mismo. De hecho, en épocas de exámenes me dan más miedo los empollones que el miedo que les pueda producir yo a ellos. "Si fueran así todo el año, sería un fracaso como delincuente escolar, está claro".

¡Ah! Pero si hay un lugar realmente aterrador es el Hospital General, con esos monstruos vestidos de blanco seguidos por sus terribles agentes del mal: las enfermeras con sus inyecciones. Ugh, sólo de pensarlo me entran temblores y sudor frío. La mayoría deberían estar en prisión o en un centro mental. Son verdaderamente sádicas...

^{(Nota mental: Este es el hospital del infierno, parece un buen sitio pero no lo es)}

- Odio los hospitales y las inyecciones, porque en el jardín de infancia era un poco enfermizo y tenía muchas revisiones period... ¡Pero ya está bien! ¿¡Cómo conseguís que os cuente todo esto!? -Gruño enfadado, señalándoles con el dedo acusador. -¡Ya podíais responder algo vosotros también sin tanto misterio, ¿no?! ¿Qué queréis de mí?

Espero que no me quieran vender a alguna red de pervertidos... Ugh... Últimamente se habla mucho de eso en internet. ¿Y si...? No, espera, esto es un sueño. ¡Ah! ¿Igual quieren llevarme a un mundo de fantasía y convertirme en Rey de un Imperio? Sí, eso me parece más lógico. Me suena de algún anime que empieza así.

- Está bien... -Acepto a "regañadientes", cruzándome de brazos. - No es que tenga miedo en sí, es simplemente que los hospitales tienen un "olor" especial que me recuerda a cuando era pequeño, enfermizo y débil. Me hacen pensar que sigo siendo el mismo de entonces... y me pone de muy mal humor.

Y es por esa razón que las peores broncas han sido después de visitas al médico... creo.

- Pero miedo, miedo... yo no tengo miedo. -Intento hacerme el valiente.

Tomoyo seguía con los ojos cerrados cuando Hanna le pidió que pensara en su peor pesadilla. Enseguida sintió el olor del mar y el ruido de las olas y su cuerpo empezó a tiritar. ¡Los acantilados! Apretó los ojos con más fuerza y recordó...

… El brillo de las cuevas escondidas bajo los acantilados… Cada verano su familia iba a esa playa a disfrutar de una semana de relax. Cerca, unos acantilados se veian imponentes, por los cuales se podía acceder a unas cuevas con unas hermosas formaciones rocosas.

… Querer ir a ver las cuevas, pero ni sus padres ni su hermano podían acompañarla… Incluso con siete años empezaba a tener una vena independiente, así que decidió ir sola.

… Bajar por el camino de los acantilados con la ilusión de ver las cuevas, y ver esa ilusión romperse cuando justo estaba llegando, caerse y torcerse el tobillo… El dolor era inaguantable y empezó a llorar.

… El ruido de las olas chocando contra las rocas del acantilado… El ruido consiguió que olvidara por unos segundos el dolor del tobillo y darse cuenta que el agua estaba subiendo por el camino debido a la marea.

… Querer moverse, volver por donde habia venido, pero no poderse mover por culpa del tobillo… Darse cuenta que tenía el agua a un palmo de sus pies y quedarse totalmente en blanco por el miedo.

… Despertarse en el hospital con el pie enyesado y tiritas por todos los brazos y piernas a causa de los arañazos contra las rocas… Su padre sentado a su lado con las mismas tiritas en sus brazos.

Desde entonces no habían vuelto ningún verano a la playa y el ruido de las olas y el olor del mar la aterrorizaban. Incluso era aprensiva de cualquier piscina y siempre se quedaba en la zona donde pudiera hacer pie.

Arisa mira al hombre, realmente se estaba sorprendiendo por contar aquello, pero tenía razón, ella tenía esos miedos y el que los demás descubrieran que aquellos eran sus miedos, pero por algún motivo se sentía que tenía que hablar, como si fuera un lugar aquel en el que realmente no importara que es lo que dijera y que el decirlo le haría sentir mejor, a fin de cuentas, era un sueño, aunque cada vez estaba menos segura de esto.

Fue cuando le pregunto aquello, sobre un amuleto y ella instintivamente se lleva la mano al pecho, ahí lo nota, era normal, siempre lo llevaba puesto, la única posesión que quedo realmente de su madre, sabía que era un colgante de su madre que no tenía ningún valor monetario, pero que para ella era algo que hacía que su madre le protegía desde el mas allá, un collar, con una inscripción que ella no entendía porque no estaba en japonés y una forma que podría recordar a una K o a una persona

- Estás haciendo un gran esfuerzo por sacar a la luz tus miedos, o por lo menos aquello que lo representa - aclara Igor tomando de nuevo el protagonismo.

- Sin embargo, incluso la oscuridad del miedo puede disolverse gracias a un talismán, un canalizador de luz que puede traer de nuevo la claridad cuando se creía que estaba todo perdido... tú tenías algo así ¿verdad?¿me lo muestras? - comentó con voz recta.

- Estás haciendo un gran esfuerzo por sacar a la luz tus miedos, o por lo menos aquello que lo representa - aclara Igor tomando de nuevo el protagonismo.

- Sin embargo, incluso la oscuridad del miedo puede disolverse gracias a un talismán, un canalizador de luz que puede traer de nuevo la claridad cuando se creía que estaba todo perdido... tú tenías algo así ¿verdad?¿me lo muestras? - comentó con voz recta.

Igor abrió los ojos de par en par.

- Interesante... muy interesante... así que ésta es la reliquia que te da fuerzas cuando lo normal es flaquear... un tesoro de tu propiedad y cuyo interior encierra un regalo que seguirá protegiéndote en los días oscuros que están por llegar - las cartas alrededor del "mayordomo" seguían girando en el aire hasta que de repente una se detuvo.

- Sí... parece ser que ha llegado el momento... tuya es la elección de cada paso que darás en tu vida... cada vínculo que forjes, cada secreto que desveles ¿pero podrás llegar hasta el final?¿volveremos a encontrarnos? Tan solo el tiempo lo dirá - de repente la carta que mostraba únicamente el dorso se giró para mostrarte su apariencia:

La estrella

- Ahora puedes regresar a tu sueño... la rueda del destino ha comenzado a girar y nada podrá detenerla - sermoneó Hanna

- Cuando llegue el momento escucharás mi voz, y entonces despertarás - y todo volvió a tornarse oscuro.

Ver a aquel tipo de ojos saltones con los ojos abiertos de par en par dejo a Arisa un poco sorprendida, aquel tipo podía abrir los ojos de una forma que ella nunca hubiese imaginado, aun así, escucha atentamente lo que le decía asintiendo, lo cierto que, con unas palabras un poco elaboradas, pero realmente así era como se sentía, estaba describiéndolo perfectamente. Cuando dice aquello y aparece la carta flotando susurra:

• ¿Estrella?

Pero su atención se va a la mujer de nuevo que le habla, asiente y dice:

• Va… vale

Hace una reverencia a los dos a modo de despedida.

Y otra vez con el misterio y más preguntas. Se me hincha un poco la vena del cuello y por mucho menos he saltado sobre la gente, pero por alguna razón, les respondo a todo lo que me piden aunque luego me enfade más. Suspiro y miro a Hana antes de responder, ya que me parece más fácil hablarle a ella que no al viejo sacado de una película mala de miedo.

- Esto es lo más importante para mí. -Respondo, alzando mi brazo derecho para enseñarles la pulsera budista. - Era de una amiga de la infancia, que se mudó lejos de Japón antes de entrar en secundaria. Nos llevábamos muy bien y me lo dió como señal de amistad y para atraer a los buenos espíritus... aunque ahora que lo pienso, igual no funcionó najajaja -Estallo en carcajadas. Cuando me controlo, prosigo: - Tampoco es como si fuera TAN importante, es sólo un objeto... pero si tengo que elegir... pues esto.

- ¿Qué más queréis saber? Porque os lo digo ya: nací en febrero, tipo de sangre AB+, me gustan las mujeres de tetas grandes...

Igor abrió los ojos de par en par.

- Interesante... muy interesante... así que ésta es la reliquia que te da fuerzas cuando lo normal es flaquear... un tesoro de tu propiedad y cuyo interior encierra un regalo que seguirá protegiéndote en los días oscuros que están por llegar - las cartas alrededor del "mayordomo" seguían girando en el aire hasta que de repente una se detuvo.

- Sí... parece ser que ha llegado el momento... tuya es la elección de cada paso que darás en tu vida... cada vínculo que forjes, cada secreto que desveles ¿pero podrás llegar hasta el final?¿volveremos a encontrarnos? Tan solo el tiempo lo dirá - de repente la carta que mostraba únicamente el dorso se giró para mostrarte su apariencia:

La fuerza

- Ahora puedes regresar a tu sueño... la rueda del destino ha comenzado a girar y nada podrá detenerla - sermoneó Hanna

- Cuando llegue el momento escucharás mi voz, y entonces despertarás - y todo volvió a tornarse oscuro.

Me despierto sobresaltado a medianoche, con las sábanas por los suelos y el cuerpo empapado en sudor. Me froto los ojos y me levanto, yendo pesadamente al lavabo y después a tomar un vaso de leche fresca antes de volver a la cama, aunque me cuesta conciliar el sueño a pesar de lo cansado que estoy.

Tumbado boca arriba, miro el techo usando mis brazos de almohada, pensando en el sueño que tenía antes de despertar. A medida que intento recordar se me van las imágenes de la cabeza, como cuando intentas coger el agua y se te escurre entre los dedos. Lanzo un largo suspiro y cierro los ojos despreocupándome del tema, tocando la pulsera instintivamente, tratando de no pensar en nada para volver a dormirme pronto.

Mi respiración se calma mientras sueño con intensas batallas entre villanos y héroes, destrozando calles y edificios. Por supuesto, yo estoy en el bando de los héroes y reparto estopa como el que más.

Entonces, de perguntarme por mi infancia, pasan a preguntarme por mis miedos. No tengo reparos a hablar de ellos en mi subconsciente onírico, pero...

- Esperad. Si estáis dentro de mi cabeza, ¿por qué tenéis que preguntarme todo esto? ¿O todo esto tiene que ver con lo de hacer consciente el subconsciente a través de centrar la atención en ello? Y, bueno, ya puestos, para evitar tener estos sueños raros, aàrte del kimchi, ¿debo evitar otras comidas? No es por nada, pero mañana empiezo en un nuevo instituto y me gustaría ir descansado a poder ser. Bueno, vamos a ello.

Mi miedo. Esa es fácil. Miedo a decepcionar, a no estar a la altura de las expectativas que los demás tienen puestas en mí. Y nada canalizaba tanto ese miedo como el cuarto de detenidos del colegio. Nunca me mandaron allí, pero tenia un pavor reverencial a ese sala y a lo que implicaría el haber sido enviado allí.

- Hecho. ¿Algo más?