Partida Rol por web

¿qué haces, loco? grita el druida desenvainando su arma y mirando con gran sorpresa al alocado minero

Grrrrrr...

El minero aún está torpe y lento, y los dos mercenarios no tardan demasiado en reaccionar. El cuerpo sigue a pies de Wilbur y Valandil, que ven como poco a poco las manos se le desentumecen y empiezan a recobrar el movimiento.

Wilbur tiene toda la pinta de estar pensando en aplastarle el cráneo al minero moribundo de un mazazo.

Valandil duda, con su espada desenvainada va apuntando al cuello del endeble minero pero claramente no sabe qué hacer. De momento se limita a hablar mientras unas gotas de sudor caen de su frente:

¿Puedes entenderme? no te muevas...

Valandil está claramente confuso. Le vio que intentaba morder pero no está nada seguro de hacer lo correcto si ataca al minero. Si ha sido poseido por el mismo engendro que poseyó al lobo, claramente deberían dejarle inconsciente

Se prepara para golpearle con el plano de la espada inmediatamente el minero pueda intentar hacer cualquier maniobra ofensiva.

Tembloroso, el minero se estremece en un intento de incorporarse. Y lo consigue. Ha sufrido la explosión desde la privilegiada posición de alguien que está cerca de la salida, sin duda sus compañeros no habrán tenido tanta suerte. Y a pesar de tener la suerte de su lado, la explosión hizo mella en su cuerpo: le cuesta mantenerse erguido y adopta una posición algo ladeada y encorvada.

Wilbur lanza un mazazo conta el minero.

Wruaaaaaa...

Es la única queja del humano a vuestros cortes y golpes. El minero se avalanza sobre Wilbur, torpemente, y el hechicero no tiene problemas para esquivarle, ya que su rival adolece de unos movimientos lentos y poca agilidad.

El lobo poseído que os atacó en el camino era rápido en sus movimientos y astuto al atacar. Este minero es lento, torpe y estúpido, y si tuvieras que definir sus movimientos, sería como los de un no-muerto. Seguramente un zombi. Si la carne no se le ha podrido y corrompido todavía es porque acaba de "nacer".

Maldición... Wilbur, ¡acabemos pronto! Creo que no se puede matar con facilidad lo que ya está muerto

dice Valandil golpeando nuevamente con el plano de la espada. Parece que le da reparo hacerle daño letal al minero. No se fia, no todavía, de que su status no sea irreversible.

Wilbur anda un poco descolocado, está tratando de pensar sobre que demonios puede haberle ocurrido al minero, y eso le hace perder concentración.

La maza de Wilbur golpea el aire, muy lejos del objetivo. En ese momento el minero se lanza contra el pobre hechicero y le muerde en un hombro. Eso deja un golpe franco para Valandil, que tiene toda la espalda del superviviente para rajar con su cimitarra. Y lo hace. El golpe fuerza al minero a alejar de Wilbur su boca manchada de sangre humana.

El minero está muy herido. Un par de golpes bien dados podrían ser suficientes para que dejara de alimentarse. Pero el precio está siendo muy alto. El hechicero está en muy mala situación, ya que el mordisco en su hombro tiene una pinta muy seria.

Valandil vuelve a atacar con todas sus fuerzas contra el minero, que está demostrando ser un peligro para nuestra salud, así su filo surca de nuevo el aire...

El minero parece bastante aturdido así que el filo del elfo vuelve a hundirse cruelmente en su carne.

Wilbur, que de pronto siente sobre su espalda todo el peso de sus últimas peleas, saca del enfado consigo mismo que siente por haberse dejado atrapar así los ánimos justos para tratar de acertar con su maza una última vez, pero la pérdida de sangre y el cansancio empiezan a hacer mella en el, por lo que apenas consigue esgrimir la maza frente a si mismo.

Y el último golpe de Valandil tumba al minero de manera definitiva.

Ya solo queda el túnel principal, torciendo ligeramente a la derecha, y el túnel secundario que gira abruptamente a la izquierda. Y por supuesto, el túnel por el cual habéis llegado hasta aquí. En el suelo yace el cadáver del minero, y cerca vuestra está la vagoneta volcada con todo el escombro tirado.

Aparte de eso... oscuridad. Oscuridad negra y profunda, solo rota por la linterna sorda que lleva el muy malherido Wilbur.