Partida Rol por web

Agarro con seguridad mi escudo, afianzo mi pie derecho por detrás de mi cadera relajando la rigidez de mis rodillas y preparo la espada sobre mi hombro para lanzarla con mayor facilidad y velocidad. 

- Vamos precioso... acércate... -

Finalmente, el soldado arquionés entra en el campo de visión del lobo. Sin embargo, el lobo no se acerca. Solo lanza un bufido y se aleja perdiéndose entre las rocas.

El animal ha dejado atrás la roca atada a una cadena y la mancha de sangre en el suelo. Ambas cosas suponen una presencia inexplicable. La cadena es una creación de una criatura inteligente, capaz de tratar los metales y forjarlos; por su parte, el lobo no presentaba heridas, ni hay ninguna presa en el suelo que justifique la mancha roja del suelo.

Avanzo paso a paso, cubierto detrás del escudo, sin perder de vista al lobo que se aleja.

Avanzo lo mas separado del montículo, para abrir el angulo de visión.

 Mindo estaba atento a lo que Darius hacia y le podia pasar, mientras que con su arco lo protegia o lo acompañaba por las dudas.

Mientras Mindo vigila desde el peñasco, Darius llega hasta el punto en el que vió al lobo por primera vez. También ve correr al animal entre las rocas, hasta perderse en las lejanías.

Ahora Darius puede ver la mancha de sangre roja del suelo y comprobar la cadena. Pero la cadena no es más que eslabones entrelazados. Está atado a la roca, que haría de resistencia a lo que quiera que se le encadene, y también termina en un gancho, presumiblemente para insertar el extremo entre los eslabones y poder cerrar la cadena a modo de lazada o de modos aún más enmarañadores.

Fijándote bien... parece que la mancha de sangre roja es algo... antinatural. Tiene finísimas trazas negras, casi imperceptibles para el ojo no entrenado. Las vetas negras te recuerdan al aceite con la que se engrasan las ruedas de los carros o el lubricante para las cadenas que sostienen el rastrillo de un castillo. ¡Pero esa negrura no debería estar en el torrente sanguíneo de una criatura común!

¡Ese lobo no creo que vuelva!

Miras a lo alto, es Mindo desde la cúspide quién te habla.

¿Qué hacemos ahora? Aún tenemos que buscar sustento.

 Mindo baja a ver esto, esta sangre tiene algo raro....

Yo me alejo un poco y hago guardia, no me fio de que vuelva el lobo o algo peor...

Tarda un rato en llegar hasta ti, ya que tiene que descender la colina y rehacer el camino que hiciste. Pero cuando finalmente llega, empieza a analizar lo que pasa.

Ah... es interesante...

Pasa de largo el charco de sangre, casi lo ignora, y se dirige directamente hacia una boñiga en el suelo.

Son excrementos de lobo, antiguos... diría que el lobo que acabamos de ver marchar ha pasado aquí varios días. Seguramente haya estado encadenado a esta roca.

Hunde su mano en el excremento.

Pero no es el lobo el depredador que andamos buscando. El estómago no digiere las plumas. No hay plumas en sus deposiciones, por tanto no ha comido perdices ni cualquier otra ave.

Me sorprendes, Darius, ignoras todas estas páginas y páginas de información y te centras en una sangre que no tiene nada de particular.

 Esto... acabas de meter la mano en esa mierda compañero, la próxima comida la preparo yo...

Pero bueno, que me distraes, que mas dará si el lobo come o no pájaros, habrá comido cualquier cosa, pero esta sangre si que tiene algo especial, acércate a mirarla mas detenidamente, fíjate en estas hebras negras, eso no es normal... - dice darius apuntando con su espada a la mancha de sangre

Con tus indicaciones, el elfo cae en la cuenta de los detalles de la sangre.

Uhm... No... tienes razón, no es normal. Pero ojalá bastara como con los excrementos, que introduciendo la mano ya puedes sacar cosas en limpio. Yo, de esa sangre no sabría decirte nada.

Empieza a girar en torno al charco de sangre, en una espiral que se va abriendo poco a poco.

Verás, el lobo no tenía heridas. Para mí que esa sangre provenía de otra cosa.

¡Aquí está! Aunque no sé lo qué. Hay dos huellas de pie. Pero nada más detrás. Estas huellas no vienen de ningún sitio, aparecen de la nada.

Tal y como yo lo veo, hay dos posibilidades. O era un hombre lobo, que se transformó en persona durante un breve instante de tiempo... lo cual, no explica lo de la sangre... O la otra opción: que alguien viniese volando y se posara junto al animal. Si el lobo le mordió, esta sangre sería de ese sujeto volador... lo cual tampoco nos aclara las particularidades negras en la sangre.

Sea un licántropo o un... yo que sé... El caso es que estas dos pisadas son de un ser de tamaño pequeño, como un gnomo o un mediano. Pero a su vez distintas... algo más abismales. ¿Un trasgo, tal vez? Un trasgo licántropo, o un trasgo volador, o un can trasguero, o algo que ni siquiera tiene que ver con los trasgos... alguna especie que no logro identificar.

Bueno, volviendo a lo de las perdices, ¿qué hacemos ahora?

 Bueno, al fin y al cabo, tenemos que proseguir... supongo que estas cosas pasan en las montañas - Dice poniendo cara de que ni el esta muy convencido de esa argumentacion - debemos estar mas atentos y salir rapido de aqui.

ahora mismo, no tengo mucho apetito, propongo volver, recoger nuestras cosas y seguir viaje hasta encontrar un sitio mas "comodo" donde comer algo

El camino sigue. Vuestra misión está lejos de llegar a su objetivo. Mindo abre el paso buscando quién sabe qué: comida... refugio... un excremento en el que introducir la mano...

No ha pasado más de una hora cuando os adentráis por un nuevo recodo del relieve, un nuevo cañón que exploráis confiados.

 Bueno confiados confiados..... yo sigo mosca.

La ruta parece serena, hasta que...

¡¡¡HiiiiIIIiiiIiiiiiiIiiiiiIIIIIIIiiiiiiiiii!!!

El graznido supersónico se os clava en los tímpanos hasta aturdiros y haceros suplicar basta. El responsable es un ave emplumada tan alta como un hombre, que balancea su largo cuello a medida que irrumpe en la boca del cañón con su molesto canto.

 vamos a ello :)

 vamos a ello :)

El chillido os sorprende y os impide actuar con presteza.

El pajarraco ignora a Darius, dando una pequeña zancada de cinco pies y descargando su furia contra Mindo, tal vez considerándole el más débil y fácil de abatir. Primero intenta dañarle con el pico, chocando torpemente con el lateral de la hoja que porta el elfo. Después suelta una patada que le desgarra a su víctima las mallas y los músculos del muslo.

Mindo deja escapar un aullido. El dolor le ha espabilado y ya no se deja intimidar por la reverberación en sus tímpanos.

Dariussss... Creo que ya encontré nuestro almuerzo...-dice con un lúgubre sentido del humor.

 Bueno despues del turno de sorpresa creo que me toca :)

Veo como el bichaco me ignora y ataca a mindo,  Craso error monstruito... preparo mi espada y le asesto un duro golpe...

Creo que sera un bocado un tanto correoso!!!