Partida Rol por web

Pétalos de cerezo en el lago

Prólogo II - Mindo y Darius.

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07/06/2011, 10:52
Director

¡Hiiiiiiiii!

La bestia lanza un graznido de dolor cuando nota como la espada de Darius se hunde traspasando su cubierta de plumas.

Mindo no tarda en escabullirse con una cabriola, para volver sorprendentemente al mismo sitio y soltar una estocada. Pero parece mejor danzarín que luchador.

Y mientras, el monstruo agita sus plumas, intentando acabar con la vida del guía herido. Un picotazo descarna la mejilla del batidor y profana la belleza de los rostros élficos. El pequeño trozo de carne se escurre al interior de su pico y engrosa el largo cuello del animal a su paso por su esófago.

- Tiradas (5)

Tirada: 1d20(+7)
Motivo: Piruetas
Dificultad: 15+
Resultado: 17(+7)=24 (Exito)

Tirada: 1d20(+3)
Motivo: Hostigar con espada larga
Dificultad: 15+
Resultado: 7(+3)=10 (Fracaso)

Tirada: 1d20(+5)
Motivo: Ataque picotazo vs Mindo
Dificultad: 16+
Resultado: 13(+5)=18 (Exito)

Tirada: 1d3(+1)
Motivo: Daño
Resultado: 2(+1)=3

Tirada: 1d20(-2)
Motivo: Ataque coz vs Mindo
Dificultad: 16+
Resultado: 10(-2)=8 (Fracaso)

Notas de juego

Iniciativas:

1-Darius (falta tirar daño y vuelve a ser tu turno)

2-Mindo -8

3-Monstruo -?

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08/06/2011, 03:05
Darius Balzar

 mi espada se hunde con gran exito, doy un paso de 5pies para poder llegar a flanquear y que no se nosescape la cena y vulvo a descargar mi arma....

creo q esta vez fallo....

- Tiradas (2)

Tirada: 1d10(+1)
Motivo: daño bastarda
Resultado: 9(+1)=10

Tirada: 1d20(+4)
Motivo: ataque
Resultado: 5(+4)=9

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08/06/2011, 14:30
Director

Viendo al monstruo muy maltrecho, Mindo se precipita al rematar al animal. Su golpe de espada no solo falla, sino que al impulsarse hacia delante para realizarlo, coincide con el momento en el que el ave lanza su picotazo.

¡AAAAAAAAAGH!

La boca córnea del animal se clava en ojo de Mindo. Al retirar el pico, también retira el ojo que quedó clavado en él, lo que arrastra el nervio óptico haciéndole asomar y colgar de la cuenca ocular del elfo. Ahora el guía es un guía tuerto, ironías del destino.

¡Mátalo! ¡Mátalo! ¡Mata a este pajarraco infame!

- Tiradas (4)

Tirada: 1d20(+3)
Motivo: Mindo con espada larga
Dificultad: 15+
Resultado: 11(+3)=14 (Fracaso)

Tirada: 1d20(+5)
Motivo: Ataque picotazo vs Mindo
Dificultad: 16+
Resultado: 18(+5)=23 (Exito)

Tirada: 1d3(+1)
Motivo: Daño picotazo vs Mindo
Resultado: 1(+1)=2

Tirada: 1d20(-2)
Motivo: Ataque coz vs Mindo
Dificultad: 16+
Resultado: 1(-2)=-1 (Fracaso)

Notas de juego

Iniciativas:

1-Darius

2-Mindo -10

3-Monstruo -10

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08/06/2011, 17:54
Darius Balzar

 Siguiendo las enseñanzas de mi maestro de armas, busco flanquear al pajarraco, ocupado ahora en saborear el ojo de mi compañero. Descargo un golpe al lomo de animal.

- Tiradas (2)

Tirada: 1d20(+6)
Motivo: ataque flanqueando +2
Resultado: 12(+6)=18

Tirada: 1d10(+1)
Motivo: daño bastarda
Resultado: 7(+1)=8

Notas de juego

 Tire el daño le pegue a mas que la primera vez :)

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09/06/2011, 11:38
Director

Con el último espadazo, la bestia suelta un alarido de dolor.

¡¡¡HIIIIIIIiiiiiIIiiiiiiiiiiiiiIIIIII!!!

El sonido hace vibrar la montaña y produce un alud de rocas que caen sobre los tres contendientes. Vuestros tímpanos están a punto de estallar, estáis demasiado atontados como para alejaros. Y mientras, la criatura apaga su voz dejándose caer al suelo moribunda y sentenciada.

Por un momento notas la mano de Mindo sobre tu espalda, empujándote fuera de la zona de peligro. Escuchas un crujir huesos, tal vez los de la bestia o los del elfo siendo aplastado. Ruedas por el suelo entre las rocas que caen. Como un aluvión de ira divina.

Cuando la tierra se calma, ves un montón de rocas apiladas. De entre ellas sobresale una mano que, temblorosa, intenta liberarse.

- Tiradas (1)

Tirada: 2d6
Motivo: Daño por alud de rocas
Resultado: 6

Notas de juego

Recibes 6 puntos de daño (tirada de reflejos para mitad de daño).

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11/06/2011, 23:39
Darius Balzar

 El horrible chillido del extraño animal es mas de lo que puedo sorportar, llevandome las manos a los oidos no puedo prestar atencion a otra cosa que no sea el terrible dolor que atenaza mis sentidos.

Noto un empujon y varios golpes que me destrozan un hombro, todo pasa muy rapido....

Cuando logro volver en mi veo la mano de Mindo, que intenta salir de debajo de las piedras  - Oh no... -  me desembrazo el escudo y corro a desenterrar a mi compañero.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d20(+1)
Motivo: reflejos
Resultado: 3(+1)=4

Notas de juego

 nada, me como los 6 puntos. podre sacarlo de ahi?

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12/06/2011, 11:04
Director

Tus aventuras te habían llevado temporalmente a Port Sour, en la república de Aquamare. Es un país neutral, dedicado al comercio marítimo y formado en su mayoría por un montón de islas. Sin embargo, Port Sour, la capital, no se encontraba en una isla sino que estaba aposentada en tierra continental. En una posada de este puerto mercantil conociste a un misterioso hombre que no te dijo ni su nombre, con lo cual estaba claro que el negocio que estaba por proponerte era de naturaleza turbia...

No solo a ti. Tu extraño mecenas reunió también a otros como tú, otros buscavidas... y os embarcó hacia el reino de Velvetia. Durante el trayecto conociste al resto de tus compañeros: seis elfos (Aurol, Demael, Gadrian, Luvidlan, Midhardhi y Sagaldre) y una elfa (Ledizia). Todos compartíais la misma búsqueda de aventuras y fortuna.

Llegásteis al puerto de Caettón, ya en Velvetia, donde teníais orden de abrir por primera vez un pergamino que os fue entregado con vuestras siguientes instrucciones:

-Id hacia el norte, en dirección a la ciudad de Pinzpíttier.

-Antes de llegar a la ciudad, tras dos días de viaje, encontraréis una posada en el camino. No toméis alojamiento en ella, pasad la noche al raso, acampando lejos de las miradas indiscretas del camino.

-De la posada sale un camino hacia la montaña, al este. Id hacia la montaña.

-Al mediodía, dejad el camino e internaos en el bosque. Encended un fuego y esperad a que vuestro contacto os localice por el humo.

Y vuestro contacto apareció...

Un enano de alma negra y cruel. No os saludó, ni se presentó. Solo os ordenó que lo siguierais.

Cuatro de vosotros (Demael, Luvidlan y Sagaldre, además de ti) fuisteis abandonados en una casa del árbol. Allí teníais provisiones y armas. Poca cosa: unas dagas de manufactura élfica y unas armaduras acolchadas. También teníais geras. El enano se marchó con el resto y nunca más lo volvisteis a ver.

Al día siguiente recibisteis la visita de un segundo enano, más amable, que os explicó la situación.

Vuestra misión consistía en ser vulgares asaltantes de caminos. Cada mañana, tres de vosotros debían dejar la cabaña en dirección este, hasta encontrarse el camino. El mismo camino que recorristeis hasta el mediodía, según vuestras instrucciones: una cuesta que ascendía por la montaña, rodeada de pinar y arbustos. Allí os encontraríais con el segundo grupo de elfos. Tres ocultos a un lado del camino y otros tres al otro. Asaltaríais a todo el que intentase cruzar el camino. Les quitaríais las pertenencias y ese sería vuestro "pago" por el trabajo. Lo que no dejaba de convertiros en vulgares ladrones... Pero eso tampoco iba contra tu moralidad.

Para dar coherencia al grupo de bandidos, se te ordenó que como solo un semielfo, y no un elfo puro, no tomaras el papel de asaltante. Debías quedar a cargo de la casa del árbol. Así, los viajeros creerían que los bandidos eran exclusivamente un grupo de elfos. Nunca tomaste parte en ningún delito ni hiciste correr la sangre.

También se estableció una orden un tanto extraña. Se te avisó que tal vez podríais ver por el bosque a unos animales parecidos a avestruces. Tenéis provisiones de sobra, y si os apetece cazar algo, podéis asaetear a los animales del bosque, pero nunca hagáis daño a las "avestruces de montaña".

Esas fueron las condiciones. Al contrario que tú, otros elfos protestaron. No querían ser bandidos. El enano, a pesar de su tono amable, destacó que tenían a Ledizia prisionera. La matarían si no se les obedecía; perseguerían a aquellos de vosotros que intentaran huir.

Pasaron los días. Nunca hubo pago por vuestros servicios. El enano amable os decía que se os pagaría cuando vuestra misión acabase, ya que como debíais quedaros en la casa del árbol, no teníais dónde gastaros vuestro salario.

En una ocasión viste a una de esas avestruces pasar...

Tenía dos pequeños bracitos, así que no llegaste a adivinar si eran aves con brazos o dinosaurios con plumas.

La vida tomó una extraña monotonía... Cada mañana veías a Demael, Luvidlan y Sagaldre partir, y cada atardecer los veías regresar. A veces con botín, a veces con las manos vacías. El enano amable os traía de vez en cuando provisiones, y aprovechaba el viaje para llevarse el fruto de vuestros robos. Aún así siempre conseguíais escatimar parte de la mercancía... algunas monedas... algunas armas y armaduras....

Un día, solo Sagaldre regresó. Asaltaron a un grupo que opuso resistencia. Demael y Luvidlan murieron. El enano amable vino y pidió ayuda a Sagaldre para enterrar a vuestros muertos. Decía que estas bajas hacían que tuvieran que plantearse un cambio de táctica para la misión, pero que ya lo decidirían mañana. Pero para ti era suficiente. Esto se había vuelto peligroso, y sin Demael ni Luvidlan, estaba claro que te tocaría suplirles y jugarte el cuello en la primera linea de combate.

Cuando se fueron para enterrar los cuerpos, te quedaste de nuevo solo en la casa del árbol. Recurriste al alijo robado que ocultabais al enano amable... tomaste el mejor estoque... la mejor armadura... y todas las monedas que cabían en tus bolsillos... (es decir, todas las monedas). Sabías que matarían a Ledizia, pero no te importaba. A lo mejor la dejaban con vida para poder seguir controlando a los demás. Lo que te preocupaba era que te persiguiesen. Ocurre algo en esta montaña... algo raro. No se trata de unos enanos vagos que usan a elfos que roben para ellos. Tiene que haber algo más. Y ese algo más es suficiente para que te busquen, te encuentren y te maten.

Decides evitar el camino. Decides evitar en la medida de lo posbile los bosque de pinos. Si te diriges a Pinzpíttier, tal vez te intercepten. No sabes nada de este maldito país, ni a dónde dirigirte. Esa misma tarde asciendes por una montaña en tu intento de alcanzar la civilización... Esa misma noche acampas en la cima... A la mañana siguiente sigues por la linea de un acantilado.

Piensas en tus posibilidades... Sagaldre podría haber vuelto solo a la casa del árbol, y no tiene modo de comunicarse con el enano amable. Eso es bueno, te da ventaja. El enano no descubrirá nada hasta dentro de un par de horas, o tal vez cuando llegue la tarde. Estará desconcertado, no sabrá por dónde has huído. Tal vez ponga a todos los elfos a buscar. Tal vez cuente con algún rastreador.

Y mientras te centras en tus pensamientos, un chillido de ultrasonido suena abajo... más abajo del precipicio por el que caminas. Te tapas los oídos, angustiado por el horrible sonido, tan potente que hace retumbar a la mismísima montaña. El suelo bajo ti se desmorona. El alud te lleva contigo a lo largo de varios pies de caída. Terminas malherido, enterrado por el peso de las rocas. Escarbas... arañas las rocas hasta sacar un brazo. Y notas una mano agarrándote y tirando de ti. Un salvador. Solo esperas que no se trate de un "enano amable"...

La luz del sol te deslumbra al salir de tu tumba de tierra. Cuando se acostumbran a la claridad, distingues el rostro de un humano...

Buenas noticias. O eso crees... ¿Y si trabaja para el enano amable?

Notas de juego

Seis puntos de daño por la caída (TSREF dificultad 15 para mitad de daño).

Marca a Daríus Balzar como destinatario.

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12/06/2011, 12:48
Director

Tiras del brazo. Empiezas a arrastrar un cuerpo. Distingues unas orejas puntiagudas y... ¡Espera un momento! ¡No es Mindo! Lo que sale de debajo de las rocas es un semielfo que no habías visto en tu vida.

Mindo debe estár a más profundidad... con más rocas sobre él. Tardarías tiempo en rescatarle... si es que ha sobrevivido al alud. Sin embargo, ahora tienes mayores preocupaciones. Para empezar, probablemente te has quedado sin guía. Eso implica un serio traspiés a tu misión, y complica la posibilidad de resolver el misterio de las perdices, pero es aún más complicado... ¿Cómo regresarás a Arquiona sin Mindo? ¡Tú no sabes el camino para volver!

El otro punto importante de toda esta situación es... la vertiente diplomática. Eres un soldado de Arquiona en territorio enemigo. Como dijo el Rey, tu presencia en el reino de Velvetia puede desencadenar una guerra. El contacto con la población local es algo a evitar, o por lo menos sería conveniente ocultar tu procedencia y la naturaleza de la misión. Pero entonces... ¿qué explicación tienes para justificar que estés en medio de unos montes dejados de la mano de Pelor, lejos de todo signo de civilización?

Notas de juego

Marca a Lyranden como destinatario a partir de ahora (aunque te va a aparecer por defecto).

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13/06/2011, 09:22
Lyranden

La sensación de estar enterrado vivo era algo excepcionalmente horrible. Gracias a sus excepcionales reflejos había conseguido rodar junto a algunas de las grandes rocas que caían con el y había logrado evitar ser aplastado por ellas, sin embargo estaba completamente magullado y alguna afilada roca le había producido una aparatosa herida en su frente llenando de sangre su cara.

La suerte, el destino o quizá una maldición había recaido sobre el. Por esa misma suerte o destino una mano salvadora consiguió sacarlo de aquella oscuridad. Se tratara de quien se tratara, no iba a desdeñar tal gesto y con la mejor sonrisa que pudo formar en su ensangrentado rostro habló con toda sinceridad mientras trataba de focalizar el rostro de quien le había salvado.

-Muchas gracias compañero, no creo que hubiera podido salir de ahí sin tu ayuda. Parece que estas montañas entrañan unos peligros ocultos a primera vista... - dijo mientras señalaba el alud de tierra y rocas que lo había sepultado pero dejando la frase en el aire para iniciar una conversación, la respuesta que su "salvador" diera probablemente marcaría su destino ya fuera para bien o para mal.

- Tiradas (1)

Tirada: 1d20(+7)
Motivo: TS reflejos
Dificultad: 15+
Resultado: 14(+7)=21 (Exito)

Notas de juego

Daño reducido a la mitad -3PG

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13/06/2011, 11:43
Darius Balzar
Sólo para el director

 WTF!!! los elfos salen de debajo de las piedras xD flipo!!!

 

Bien a lo que vamos, por si acaso supogo que nos embarcamos en esta mision sin ningun simbolo de nuestra procedencia ¿? y si tengo alguno me desago de el... antes de que despierte el colega este nuevo XD

 

PD.: seguro que ahora me dices que llevo un sellaco real en el escudo xD

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13/06/2011, 11:46
Darius Balzar

Todavia conmocionado saco un cuerpo de debajo de las rocas y para mi sorpresa

Vale creo que puedo sacarte de ahi debajo compañero, un poco mas....

 Mierda!!! tu no eres Mindo, quien demonios eres tu?!?!?!

Me alejo un par de pasos mientras digo esto e inconscientemente echo mano a mi espada, que por cierto no esta en su vaina claro....

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13/06/2011, 14:05
Director

Notas de juego

Ni tu acento, ni tus vestimentas, ni tu equipo delatan tu procedencia.

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13/06/2011, 20:44
Lyranden

La respuesta del hombre le había sacado de su shock inicial y había hecho centrar su mirada en el rostro del hombre. La reacción a la defensiva del sujeto era suficientemente positiva para Lyranden. Si el era una amenaza para el hombre lo más seguro era que no le atacara...

--No, no soy una mierda y tampoco soy Mindo, pero si te hace ilusión puedes llamarme así, mejor Mindo que no... - dijo el semielfo y con una sonrisa divertida en su cara- bueno, permíteme presentarme, mi nombre es Lyranden y no pretendo hacerte mal alguno si tu no tratas de hacérmelo a mi - añadió mientras con sus manos acariciaba las empuñaduras de sus armas.

El semielfo se permitió dar una rápida ojeada a derecha e izquierda para ver si había alguien más por allí cerca. No quería arriesgar su huida confiando en un extraño y era mejor saber todo lo posible de su entorno para reaccionar lo antes posible.

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13/06/2011, 22:38
Director

Pero Lyranden solo ve roca y más roca a su alrededor. A su espalda tiene el montón de peñascos que se formó con el alud, y al frente hay una montaña escarpada. A izquierda y derecha el espacio entre las dos montañas forma un cañón serpenteante, del que no se puede adivinar qué habrá tras el próximo recoveco.

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16/06/2011, 00:44
Darius Balzar

 Miro a Lyranden, como evaluandolo con el ceño fruncido....

Demonios....

 No tengo intencion de hacerte nada, pero mi compañero esta todavía debajo de esas rocas, tengo que ayudarlo!!!

Cuando digo esto avanzo hasta el alud e intento avanzar hasta Mindo...

Aguata amigo... - pienso sin muchas esperanzas...

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16/07/2011, 15:18
Director

Darius empieza a retirar piedras frenéticamente, sabiendo que la vida de Mindo puede apagarse en cualquier momento. Lyranden no reacciona aún confuso por la situación. Al cabo de un minuto, la zona se despeja lo suficiente para ver... No es Mindo. El hallazgo es una especie de avestruz que hoy la ha liado bien.

Está muerta. Bien muerta. Pero la cosa se ha complicado. Este minuto que Darius ha tardado en llegar hasta la bestia emplumada ha sido un minuto que dificilmente deja a Mindo con vida. ¿Es hora de rendirse o de seguir cavando?

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16/07/2011, 19:49
Lyranden

Lyranden se acercó junto a Darius a la zona donde parecía haber algo. El rostro de desesperación de su "salvador" al ver que aquello era simplemente un animal y no su amigo Mindo removió los sentimientos del semielfo.
-Tranquilo compañero, encontraremos a tu Mindo - dijo tratando de animar a Darius mientras comenzaba a buscar con presteza entre las rocas caidas. Cuatro manos hacen más que dos y aumentarían las probabilidades de poder encontrar al tal Mindo con vida.

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19/07/2011, 14:53
Darius Balzar

Oh, joder el estúpido bichardo.... maldita sea....

Miro a Lyranden cunado se acerca a ayudarme, mi expresión se suaviza - Gracias... - digo casi como un susurro y continuo cabando - al menos le dara una tumba digna... - pienso apesadumbrado.

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19/07/2011, 21:13
Lyranden

-No hay por que darlas, al menos haré por ti lo que hiciste por mi. - contestó con sinceridad.
El semielfo tenía alguna pregunta más que hacer al humano, pero el tono apesadumbrado y al ánimo que desprendía Darius hicieron que lo dejara para más tarde... quizá si lograban encontrar con vida a Mindo podría preguntar sobre el agudo chillido que había provocado el alud.

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20/07/2011, 08:25
Director

Con el esfuerzo de ambos, codo con codo, las rocas se retiran rápidamente. No tardan en destapar una pierna que asoma entre las piedras. Intentan tirar de ella, pero se precipitan, y el alud que cubre a Mindo se estremece amenazando con deslizarse aún más. Dejan de tirar, y la tierra recupera la calma. Un minuto más... un minuto en el cual la tarea es más minuciosa y lenta. Roca tras roca.

Al terminar contempláis el cuerpo de Mindo, inmóvil sobre un lecho de piedra. Uno de los brazos está anormalmente retorcido y tiene dos codos: el que la madre le dió al parirle y el que debajo de la piel tiene un húmero fracturado y desplazado. El parte médico no termina ahí. La cara del elfo está llena de moratones, y una brecha en la frente mezcla la sangre del interior de su cuerpo con la suciedad y el polvo de la montaña. Piedras de canto afilado han producido cortes aquí y allá, rasgando la ropa y la carne. De esos cortes, el más profundo se ubica en el muslo derecho.

La preocupación llega porque la caja torácica no se balancea al compás de ninguna respiración. Han pasado cuatro o cinco minutos desde que la tierra le engulló. Demasiado tiempo incluso para un varón joven y sano. Y en el abatimiento por no haber llegado a tiempo, el tórax se hincha y la boca de Mindo se abre para tomar una enorme bocanada de aire. Mindo está vivo. Inconsciente, malherido, moribundo y sucio, pero vivo.