Partida Rol por web

El clamor del bullicio de las apuestas ahoga cualquier otro sonido en este abarrotado bar. Un enorme acuario, de 15 pies de largo, domina la sala. En su interior una langosta del tamaño de un perro y un pez del tamaño de un hombre y con fauces afiladas se enfrentan lanzándose golpes de vez en cuando.
El olor a tabaco es axfisiante y el suelo está pegajoso de las bebidas derramadas
Junto al tanque se encuentra una mujer de pelo negro, bien vestida y a su lado se halla otra mujer casi idéntica pero de 7 pies de altura y con facciónes más suavizadas. Ambas mujeres portan una runa flotante en sus cabezas. Los apostadores se dirijen hacia la mujer más baja, mientras guardan distancia de su glamurosa guardaespaldas.

Ravenath tose por el humo mientras se acerca entre el bullicio a la más baja de las mujeres.

-Cof, cof... Esto... ¿La Señorita Ichon?

No me gustaba esto. Y para colmo estaba herido. Y Ravenath se acerca a esas dos sin saber siquiera qué hacen las runas. Por Iomedae  que esto no va a terminar bien

Haciendo caso omiso a sus pensamientos Nazredin avanzó a pocos pasos del magus, preparado para intervenir si tenía que hacerlo, con la mano cerca de la empuñadura de su arma, pero no sobre la empuñadura. Esperásemos que no fuera necesario combatir

Shaire entró con el grupo, pero inmediatamente se separó y buscó un lugar un poco más vacío en una esquina del loca... desde donde tenía línea de tiro si fuese necesario.

Desde donde estais el bullicio no deja que la mujer os escuche

Nada más entrar al local Owen se da cuenta de que la cosa va a acabar en violencia antes o despues. Deseaba que fuese más bien después, pero las cosas normalmente no iban como uno quería.
Ravenath y Nazredin se acercaban a las dos señoritas que estaban peleando a traves de sus mascotas en la pecera gigante, y Shaire estaba tomando posiciones.
Con un suspiro de resignación trató de mantenerse cerca del semiogro, suponia que incluso entre aquella chusma intimidaría lo suficiente como para que no les molestasen a priori.

Repasó su repertorio de conjuros, ni de lejos era sufciente. Pero tendría que trabajar con lo que tenía.

Para acercarse a ella es necesario pasar por la multitud.

Miro a los demas

No creo que sea lo mas apropiado montar un jaleo, asi que habra que tener mucho cuidado, tiene pinta de ser susceptible, puede que sea mas receptiva a alguien grande y evidentemente versado en la batalla

Comento en voz baja antes de comenzar a acercarnos a ella

Justo cuando sales de la muchedumbre su pintoresca gemela y guardaespaldas te para.
Ella se gira mientras la multitud sigue apostando y dice. Sois muy atrevidos después de pasar a cuchillo a mis hombres y venir a mi casa a molestar

En realidad parece que en parte fue un favor

Respondo pasando la mirada por el local, de forma valorativa y asintiendo un par de veces con agrado

Por lo que veo aqui y lo que he oido de ti no se que servidcio te podrian hacer una pandilla de descerebrados que a las primeras de cambio fuerzan un combate con enemigos a los que no han valorado bien. Por suerte nos hemos dado cuenta en un asuntillo sin importancia y no se han destapado alguna vez que los hubieras empleado para algo importante, sin duda lo podrias haber solucionado, pero habria sido una molestia que no tienes por que tener

Tras eso espero un par de segundos

Aunque he de reconocer que quiza esto tambien haya resultado un pelin molesto, lo lamentamos. De todas formas, ¿podriamos hablar un momento?, estoy convencida que podremos encontrar todos esa conversacion muy fructifera

Owen casi palidece ante el comentario de la mujer. No esperaba que supiera lo que había pasado. Por lo menos de momento. Habían perdido parte de su ventaja.

Desde luego la mujer está muy bien informada. Tengo la peligrosa sensación de que vamos a tener problemas por aquí.

El mago miró al semiorco. Parecia resistente, quizás tuviera tiempo de lanzar un par de conjuros antes de que los mataran.

Sin duda la guerrera aquella no sería la única guardaespaldas, pero ¿Cómo saber entre tanta gente quienes estaban a sueldo de aquella mala bestia? Tenían desventaja, ella sí sabía quienes eran ellos. Shaire miró alrededor, tratando de saber quienes podían ser los aliados de aquella malnacida.

Viendo el local, a los asiduos, a la gerente y al espectáculo, Gargholo ya sabía cómo iba a acabar todo aquello. Empezó a calentar un poco para evitar lesiones, estirando un poco los gemelos, pegando saltitos...

Donde las das las toman. Mi amiga y yo podemos acabar con todos vosotros sin despeinarnos. ¿Que apostais? le grita al público. LA gente empieza a agitar sus monederos y a apartarse para haceros sitio.

-Si es que lo estaba viendo venir...- Pensó Gargholo moviendo la cabeza a un lado a otro mientras hacía sonar el cuello incluso por encima de los vociferantes clientes del pozo de lucha. Las tollinas iban a volar de un momento a otro. ¿Alguna de aquellas mujeres era humana? Eso le vendría bien. -Yo ya estoy- Comunicó a sus compañeros.