Partida Rol por web

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Las últimas dos semanas (*) habían sido apasionante para Pattinari y sus chicos, que se habían empleado a fondo para realizar todas las reparaciones necesarias en el Harrier. Instalar el motor de salto había sido, curiosamente, lo más sencillo, y había estado listo en apenas un par de días. Pero también habían tenido que realizar las adaptaciones de la nave para mejorar su capacidad de vuelo atmosférico, solucionar los problemas del motor de maniobra que habían hecho que la nave pudiera quedarse sin empuje en el momento más inoportuno y, sobre todo, reparar las microfracturas repartidas por todo el casco. Pattinari había organizado turnos bastante estrictos, y había incluido en ellos a la tripulación, para que estuvieran al tanto de las mejoras incluidas en la nave.

De especial importancia fue entrenarlos a todos para que pudieran cambiar la configuración de la nueva y flamante sala multiusos: podía ser acondicionada para actuar como laboratorio médico y enfermería (con capacidad para hasta diez enfermos), como centro de mando y coordinación táctica o como camarote VIP, sala diplomática... podía, si era necesario, funcionar hasta como almacén de combustible. Se habían comido más de un tercio de la capacidad de carga de la bodega, pero era de esperar que la flexibilidad táctica que ganaban compensara la falta de espacio para el botín. Después de todo, la misión principal no era hacerse ricos, sino fastidiar el comercio local. Todos aprendieron el modo de realizar las distintas configuraciones (**) y el lugar en el que se almacenaban los diversos componentes cuando no se usaban. 

Según Pattinari, al día siguiente estaría todo terminado y la Valkyria/Blackmore podría despegar en su segundo vuelo, el primero del nuevo Capitán. Ya estaban planteándose cuál sería su primer objetivo, cuando una mujer se presentó en el hangar. Algunos de los presentes la reconocieron (***): era Sal Dancet. Tenía una nave comercial bastante rápida y usaba Drinax como base principal. Se decía que era un poco contrabandista, un poco pirata y un poco espía. La típica viajera entre las estrellas, en realidad. 

- Busco al Capitán Renzio Gormanidi. - dijo, mientras le echaba un largo vistazo al Harrier. Tenía una mirada de admiración, más que comprensible: la nave lucía magnífica con la manita de chapa y pintura que Pattinari le había aplicado. - Le traigo un mensaje de Drinax. - Dancet miró con una sonrisa divertida a los presentes. - Un mensaje de las altas esferas... (****)

-Capitán... Gormanidi, para servirla -Renzio intentó que no se notara que aún no estaba acostumbrado a poner el cargo antes de su nombre-. Un mensaje de Drinax, ¿eh...?

Renzio hace una pausa y repasa con la mirada a la tripulación, a la que todavía no tiene calada del todo. Pero qué mejor momento de intentar "hacer equipo"...

-Lo que tenga que decir puede decirlo delante de todos los presentes. ¿En qué consiste ese mensaje? 

Lenín deja lo que estaba haciendo y mira la escena con cautela. Espero que sean buenas noticias o la moral caerá por el suelo. Piensa mientras se toca las gafas con nerviosismo.

La contrabandista se encogió de hombros. - Como quiera, Capitán. Seguro que esa actitud tan democrática le hará muy popular en la corte de Drinax. - El tono era burlón, pero al mismo tiempo, ligero, como si en realidad le importara bien poco si lo oían todos o solo el capitán. Y era así; ella cobraría lo mismo.

Sacó una tarjeta de datos que entregó con una pequeña y juguetona reverencia a Gormanidi. - Hace algo más de un mes, unos piratas atacaron Clarke con unas cuantas naves. No el espaciopuerto, sino la propia superficie del planeta. Mataron a unos cuantos lugareños y robaron tesoros arquetecnológicos de Clarke. Una semana después, los mismos piratas, o unos muy similares, asaltaron Torpol. En esta ocasión, se fueron hacia el espaciopuerto y robaron varios cargamentos, además de causar destrozos en el los tanques de combustible. - Resopló, como no dando crédito a la desfachatez. - Esto no es, desde luego, nada normal. Los piratas suelen atacar a naves mercantes cerca del punto de salto, y después salen zumbando. Asaltar espaciopuertos, cargarse gente en la superficie del planeta... eso no es normal. - Miró a los presentes un momento, y echó un vistazo a la nave. Se notaba que le gustaba. - Los gobiernos de Clarke y Torpol tampoco consideran que sea algo normal y han ofrecido una recompensa a quien dé con esos piratas y traiga pruebas de que ya no son una molestia. Creo que un millón y medio de créditos entre los dos. Está todo ahí explicado. - Señaló la tarjeta

- Su majestad Oleb, o más bien, su hija, la Princesa Rao, cree que esta es una muy buena ocasión para ganarse la amistad de esos planetas y, de paso, foguear la nave. Así que quiere que vayan hacia allá y averigüen lo que puedan.

Sal se fijó en las miradas de los presentes, y al final le echó una sonrisa descarada a Gormanidi. - Y ya está, Capitán. Me han pagado para que le informe de eso, pero como es usted un tipo muy guapo, le voy a dar mi opinión, gratis total. - Sal no se andaba con medias tintas. - Yo creo que alguien ha hecho una bravuconada. Esos piratas han querido dar un golpe de efecto e impresionar a alguien. Ni idea de a quién, ni del porqué. Pero si no, no es normal ser tan osados y arriesgarse tanto. - Se encogió de hombros, y se acercó al Capitán, de modo que las últimas palabras solo las escuchó él.

- Y no tengo mucho más que añadir. - Susurró la capitana en el oído de Gormanidi, ronroneante. - Si le apetece invitarme a una copa, igual le cuento algo más, pero por favor, Capitán, no invite también a todos los presentes. 

Después de susurrar en la oreja de Gormanidi, Sal Dancet se dio la vuelta y se marchó. - Hasta la vista, tripulación. Si queréis cualquier cosa, estaré en mi nave, el Gato con Botas, por lo menos esta noche.

Sonaba a que la hija no sabía lo que estaba haciendo el padre y que aquí nos iban a caer palos lo hiciésemos bien o no, pero un millón y medio era mucha pasta, y si conseguíamos hacernos con las naves de esos piratas podríamos empezar a montar nuestra propia flota, en vez de ser una única nave, aunque teniendo en cuenta que Torpol estaba al lado de Clarke podría ser que sus motores de salto solo fueran de un parsec, lo que las hacía poco útiles para trabajar junto con la Valkyria.

Aun así, tardaremos un mes en llegar haciendo parada en Pourne… lo que podríamos aprovechar para dar un par de golpes por el camino. Es lo que Lorna habría hecho, desde luego.

Pero ahora Lorna no estaba…

Malta mantuvo la mirada tranquila evaluando a sus compañeros, sobre todo a los nuevos.

¡Waaaalaaaa! ¡Un millón y medio! Esto promete al final, joder…

¡Un millón y medio de créditos! Creo que la moral no va a decaer después de todo... pienso cuando veo la reacción de los demás a las palabras de Sal. Pero también suena a lo que ofrecerían para una misión suicida, si no queda nadie a quien pagar puedes ofrecer lo que quieras. Luego carraspeo y digo ¿Entonces nuestra primera misión como piratas es detener a unos piratas? ¿Pero lo haremos como piratas o como miembros de la Marina de Drinax? Me parece todo bastante confuso, la verdad. Y al ver las caras de los demás me callo y miro al suelo con disimulo.

Renzio coge la tarjeta mientras escucha con atención a la pizpireta Sal, sonrojándose muy fugazmente ante sus piropos. Cuando le cuchichea algo al oído, carraspea levemente y luego mira a los demás, pero respondiéndole a ella: 

–Mensaje recibido... alto y claro, y con todos los matices, Sal. Dado que lo único que te han encargado ha sido transmitirnos el mensaje, entiendo que no te interesa para nada saber nuestra respuesta, pero como eres una chica muy guapa, te diré que no podemos permitir ese tipo de bravuconadas, así que haremos algo al respecto, para la tranquilidad de Clarke, Torpol... y la princesa, por supuesto. -Dice esas palabras finales con un retintín bastante ambiguo.

Cuando Sal se ha marchado, Renzio agita la tarjeta hacia el resto de oficiales y dice:

-Reunión de oficiales, en el puente, ahora.

Una vez dentro de la nave, lejos de miradas y oídos curiosos, y tras revisar la tarjeta para ver qué otros datos relevantes contiene, Renzio se dirige al resto de oficiales:

-Bien, tenemos una curiosa disyuntiva. Esos ataques sin sentido de los piratas huelen bastante mal, y no creo que sea precisamente por una bravuconada. En mi opinión, alguien está intentando poner un cebo para atraer posibles naves corsarias en el sistema a una trampa, lo que me hace pensar en cuántas naves más tendrá Oleb a su servicio. Pero por ahora me preocuparé solamente de la nuestra. Aun así, creo que un millón y medio de créditos es incentivo suficiente para asomar el cuello, aunque siendo extremadamente cautelosos y usando la identidad de la Valkyria hasta nueva orden. Por el camino es posible que podamos encontrar algún trabajillo alternativo que nos haga más productivo el viaje. Sin embargo, con el tema de la princesa no lo tengo tan claro, y no sé si complaciéndola estaremos llevando la contraria a su padre, que es quien nos paga o, más bien, el que puede ordenar que nos volatilicen en cualquier momento. ¿Opiniones?

- Y no tengo mucho más que añadir. - Susurró la capitana en el oído de Gormanidi, ronroneante. - Si le apetece invitarme a una copa, igual le cuento algo más, pero por favor, Capitán, no invite también a todos los presentes. 

Aunque como he dicho me limito a carraspear ante el mensaje de Sal, tomo buena nota de que estará en su nave esta noche. Mi intención es escaparme en algún momento sin llamar demasiado la atención e ir a verla, a ver si le puedo sonsacar algo más de información... o bueno, aunque solo sea para pasar un buen rato, oye.

Stefan se acerco como un colegial al que le dejan ser participe de un secreto, no era nada habitual que todo esto no se viera envuelta en el secreto.

La propuesta y el descaro de la contrabandista le gusto.

-Esta si es una capitana y una nave en la que me gustaría estar-pensó-Y un millón y medio de créditos...

Sonrió abiertamente, miro a Irina y la guiño un ojo.

-Puede que no este tan mal al fin y al cabo esta nave.

Se dirijió a la sala para empezar con los preliminares de la astroracion mientras los oficiales charlaban y tomaban el te con el dedo estirado.

-Alguien tiene que hacer el trabajo de verdad.

Pavel escucho la misión desde un discreto rincón, no le convencia la actitud "democrática" del capitan, menos aun cuando se filtró la cantidad de créditos en juego, no en una tripulación tan nueva y que parecía tan heterogénea, tampoco le hacia ninguna gracia la contrabandista.. Había usado esos de esas personas en el pasado y si algo habia aprendido era que no se podia confiar en ellos.

-Curioso pensamiento si lo analizo-penso- en el fondo, ahora soy mas como ella que cualquier cosa oficial que me pueda imaginar.

Cuando el capitán llamo a la oficialidad al puente parecía que todo volvía a su ser, a un orden conocido.

Espero que la contrabandista se fuera y abordo al capitán

-Con el permiso del capitán empezare con la tarea de recopilar informes sobre la zona donde nos tendremos que mover, características de los planetas, posibles bases piratas desde pueden estar atacando, relación de la princesa con estos planetas, si es que la hay, que se puede averiguar de esta mensajera y su nave, por si hubiera algo en este encargo que estuviera oculto. Quizás precise ayuda con las computadoras, agilizaría mucho a tarea que un experto en la materia fuera agregado a esta tarea, señor.

Y acercándose a Malta.

-Si es tan amable de echarme una mano, señor Malta, tiene un olfato bastante fino para predecir los problemas y parte de la investigacion sera en tierra, quizás incluso un asalto. Su especialidad.

Cuando escucho la petición de Pavel, Stefan, soltó un respingo apenas disimulado. Hablaban de el y no le gustaba ni un pelo pasar mas tiempo del estrictamente necesario con ese tipo, era gélido y no le inspiraba la menos confianza.

Miro expectante al capitán, prefería cambiar el acetie de la nave.

¡Que novedad estar en una reunión de oficiales! Parece que esto va en serio, pensé mientras escuchaba al Capitán. Al terminar este su pequeño discurso, aprovecho un pequeño silencio y tras un carraspeo que demuestra mi inseguridad digo: Si queremos cobrar la recompensa tendrá que ser la Valkyria quien acabe con esos piratas, pues si lo hace la Blackmore revelaremos nuestra tapadera al ir a cobrar. Luego al ver que todos me miran añado; O la menos eso pienso yo. Con una sonrisa algo tonta en la cara.

-Adelante, De Bligh. Llévese también a Holderlin, creo que podrá echarles una mano con los ordenadores. -Y tal vez así podría hacer algo más de equipo y reducir la evidente distancia que había todavía entre los "veteranos" de la nave y los recién llegados-. Infórmenme de cualquier novedad relevante al respecto, sobre todo con el tema de la princesa. No me sorprendería que tuviera cualquier trapicheo secreto con alguno de los planetas a espaldas de su padre y estuviéramos metiéndonos sin quererlo en un campo de minas. Y ándense con ojo, nunca se sabe dónde pueden surgir problemas... aunque está claro que a usted no tengo que recordárselo.

Luego mira a Lenín y dice:

-Opino lo mismo, Lenín. No se amilane tanto y exprese libremente su opinión. Cuantos más cerebros aporten en esta nave, más opciones de prosperar tendremos. El peso de las decisiones, y sus consecuencias, ya recaerán en mí, no se preocupe. Los que se quedan, pueden empezar los preparativos para el despegue mientras regresa el grupo de investigación, salvo que quieran aportar algo más. 

- Técnicamente somos nosotros quien le pagamos a Su Majestad, Capitán. El 10% exactamente. – era difícil decir si era una broma o simplemente una puntilla dado el tono militar respetuoso que había utilizado.

- Creo que hay formas más sencillas de atraer piratas a una trampa, cómo hacer correr la voz de un mercante fácil o algo así. Esto llamará a cazarecompensas, a traer problemas a los piratas en la zona.

- Apoyo su decisión de usar la identidad de la Valkyria para los trabajos en ruta y hasta que podamos cobrar la recompensa… Las acciones positivas creo que deberíamos atribuirlas a la Blackmore.

Asentí a Pavel.

- Con mucho gusto, señor de Bligh. - dispuesto a salir con él para ponernos manos a la obra.

Mientras Pavel, Doble y Stefan salían para hacer sus averiguaciones (*), el resto de tripulantes comenzaron a discutir sus opciones y a preparar la nave para la partida. Sin embargo, no bien la contrabandista se hubo marchado, Pattinari se acercó a Renzio y presentó un (muy infrecuente en él) amago de resistencia al escuchar que el Capitán quería salir inmediatamente.

- Capitán, pero esto es, digamos, un poco precipitado, ¿verdad? - dijo el ingeniero, con voz ligeramente fastidiada. - Las cosas llevan su tiempo, Capitán, entiéndalo. Hay que terminar de calibrarlo todo, y vendría muy bien realizar una prueba completa de test de navegación, sin hablar de que hay que asegurar toda la carga de la sección intercambiable... - Pattinari resopló. - Necesitaría al menos un par de días más para tenerlo todo listo. Es eso o trabajar hoy toda la noche con mi equipo...