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Piratas: El precio de la libertad

¿Como he llegado hasta aqui?

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01/08/2007, 01:51

Así que quereis que os cuente alguna de mis historias. Sí, ya sé, de cuándo luchamos en la bahía de Santo Domingo. Siempre pedís la misma, pero la contaré de nuevo si así os place. Bien muchacho bien, con esta jarra fresca mi garganta podrá relataros mejor lo que en aquellos días aconteció. No, no voy a contar sólo la batalla, empezaré por el principio, no seais impacientes marineros de agua dulce.

La Isla
La Española, así la bautizó Cristobal Colóncuando la descubrió en su primer viaje en 1492. En 1493, se establecería la primera colonia en América, con el Fuerte de Navidad, que fue destruido por los indígenas. La isla, fue uno de los principales establecimientos coloniales españoles durante el siglo XVI, debido a que se descubrieron minas de oro de una importancia que más adelante, cuando se agotaron, se demostró menor de lo que se había creído. Sin embargo, la mera palabra de oro, ya había atraido a numerosos bucaneros franceses, y unos pocos ingleses, que comenzaron a instalarse en las cercanías de la isla. Así, la afluencia de piratas, corsarios y bucaneros alrededor de la isla fue aumentando rapidamente.

- La Casa de Contratación de Sevilla: A partir de 1503 comenzó a funcionar esta instancia, establecida por la Corona española a fin de controlar las actividades mercantiles entre España y las Indias, y poner bajo su monopolio toda la producción de sus colonias. En cada puerto de las tierras conquistadas se encontraban funcionarios encargados de supervisar la producción, cobrar los impuestos, llevar los libros de la Hacienda Real y dar permisos para navegar y comerciar. Las mercancías debían ser exportadas e importadas exclusivamente a y desde Sevilla (de modo excepcional a Sanlúcar y Cádiz); la política de monopolio proscribía el comercio con extranjeros. Dado que muchos productos no eran de fabricación española, por lo que debían ser importados a España antes de su envío a las Indias, el valor con que se vendían en La Española podía ser incluso seis veces superior a su precio original. Inversionistas europeos que no querían quedarse fuera del negocio buscaron insertarse en la vida económica de Sevilla y, de esta suerte, mediante agentes, inversión en compañías y préstamos a comerciantes, lograron influenciar decisivamente la asociación de mercaderes del lugar para 1543. La inmensa mayoría del oro, la plata y los demás productos americanos que a mediados del siglo XVI llegaban a Sevilla iba a parar a manos de capitalistas y firmas extranjeras.

* Enfrentamiento de las potencias europeas: La Reforma protestante, las intenciones imperiales de Carlos V, la dependencia económica de España respecto a Inglaterra, Francia y Holanda y la lucha por el dominio del Atlántico, hicieron que estos países se alinearan en su contra desde 1550. Aprovecharon el escaso desarrollo económico e industrial de España y la atacaron por su flanco más débil al fomentar el comercio ilegal, el contrabando y el corso, tanto en la península como en sus posesiones de ultramar.

* El corso: se remonta a fechas tan tempranas como los años veinte del siglo XVI. Se tiene conocimiento de que en 1522 un barco procedente de Santo Domingo con destino a Sevilla fue atacado por un corsario francés llamado Jean Florin, el cual se apropió de todo su cargamento de azúcar. En 1537, otro corsario francés atacó los poblados de Azua y Ocoa, quemando ingenios y casas y saqueando todo lo que pudo; mientras que en 1540 un barco que recién había zarpado del puerto de Santo Domingo fue asaltado por corsarios ingleses.

* El sistema de flotas:A partir de la década de 1540, el pillaje de los corsarios se intensifica. En respuesta, las autoridades españolas deciden amurallar las ciudades de sus colonias y disponen que los navíos que operaban entre Sevilla y las Indias naveguen en flotas o grupos de barcos debidamente protegidos para así resguardarse de los posibles ataques. Este sistema de flotas establecía dos fechas anuales de salida desde España, y fijaba unos puntos precisos de partida y llegada: los puertos de Sevilla, Veracruz (México), La Habana (Cuba) y Nombre de Dios (Istmo de Panamá), por lo que el barco que viniera a La Española debía separarse de la flota al llegar al Caribe o a La Habana y recorrer solo el peligroso camino hacia el puerto de Santo Domingo.

- Sir Francis Drake: El recrudecimiento de las tensiones entre España e Inglaterra, debido sobre todo a las medidas españolas para intentar impedir el comercio ilegal entre sus colonias y buques ingleses y holandeses, así como a la lucha por ciertos territorios americanos (la teoría del mare clausum contra la de ocupación efectiva ), movió a la Corona inglesa a dar apoyo financiero y político para saquear las indias españolas al navegante Francis Drake (1585). Este atacó primero el puerto de Vigo, en España, y luego se dirigió a La Española, a cuyas costas arribó el 11 de enero 1586. Al día siguiente tomó la ciudad de Santo Domingo y allí se quedó, alojado en la Catedral, por todo un mes. Drake y sus hombres se dedicaron a destruir y a tomar todo lo de valor que encontraron a su paso: azúcar, cañafístola, jengibre, cueros, oro y plata, la artillería de la fortaleza, las campanas de las iglesias. Únicamente dejó la ciudad cuando recibió como compensación la suma de 25,000 ducados.
- Contrabando: A pesar de los denodados esfuerzos de España, desde muy temprano fue evidente que le era imposible monopolizar el comercio de todas sus tierras americanas. En el caso de la isla de Santo Domingo, los altos costos y escasa variedad de productos provenientes de España, su ya precaria vida económica y su creciente marginalización respecto de otras colonias más favorecidas, en virtud de sus riquezas, por el gobierno español, ocasionaron que sus habitantes procuraran activamente el intercambio mercantil con europeos extranjeros. De ahí que el contrabando constituyera una de las bases de su economía. Portugueses, franceses, ingleses y holandeses mantuvieron contacto comercial con La Española a todo lo largo del siglo XVI, no obstante las medidas coercitivas que aplicó la Corona. Esclavos, jabones, vinos, harinas, telas, perfumes, clavos, zapatos, medicinas, papel, frutas secas, hierro, acero, cuchillos, etcétera, eran comprados por los vecinos de La Española a cambio de azúcar, cueros, cañafístola, jengibre y tabaco. A finales del siglo XVI, los holandeses dedicaban anualmente veinte barcos de 200 toneladas al comercio exclusivo con Cuba y La Española

Devastaciones de Osorio
Tan importante llegó a ser el contrabando en La Española, que a comienzos de siglo XVII, la mayor aprte de la producción era adquirida por franceses, ingleses y en menor medida holandeses. Esta economía de contrabando, con la complicidad de las autoridades locales, llegó hasta tal punto de que a pesar de ser las zonas preferidas aquellas de la zona noroeste de la isla, por estar más lejos de la capital burocrática de la corona española, los ganaderos de toda la isla llevaban allí su mercancía para venderla. La influencia de la “Banda del Norte”, cómo se llamaba a la zona del contrabando, llegó a ser tan importante, que incluso comenzaron a registrarse bautizos protestantes en la zona.
La corono tomó una decisión drástica, que consistió en la despoblación de toda la zona del noroeste de la isla. Se destruyeron industrias, se trasladó a sus habitantes a Cuba y a otras islas, se destruyeron pueblos y obras de arquitectura, se dispersaron enormes rebaños de ganado. Todo esto provocó la despoblación y abandono de toda la zona, pero el efecto no fue el buscado por la corona.

Bucaneros, rebeldes y contrabandistas
La despoblación de toda una zona de la isla, convirtió este terreno en la zona ideal para que contrabandistas, esclavos rebeldes y piratas, lo utilizaran de base de operaciones. Llamaban a la zona Tierra Grande. La presencia francesa, que apoyaba y financiaba a muchos de los corsarios de la zona, así cómo intentaba minar el control español de la isla, vió en estos territorios el lugar ideal para expandirse.

Tortuga
La presencia corsaria y militar inglesa y francesa había sido desalojada de la isla de San Cristobal. Pero encontraron un lugar ideal para sus intereses, la Isla de La Tortuga, adyacente a La Española, y lugar ideal para intentar la expansión en su zona despoblada. Así, Tortuga, bajo la protección de lo enemigos de España, creció y prosperó como centro de operaciones marítimas, militares y comerciales, que minaban los intereses españoles. Así, también era usada cómo enlace por los grupos que ya actuaban en la isla:

* Filibusteros: También llamados “bandoleros del mar”, eran aventureros de distintas nacionalidades que se dedicaban ala piratería en las aguas del Caribe, asediando las embarcaciones españolas o portuguesas y sus puertos y ciudades del Caribe. Para reponer energías iban a la Tortuga.
* Bucaneros: Se dedicaban a cazar las reses y cerdos cimarrones que por miles poblaban el noroeste de La Española. Allí se radicaron,trasladándose a La Tortuga cada cierto tiempo para vender el cuero que obtenían y abastecerse de pólvora, municiones y prendas de vestir. El nombre les viene del tipo de asador(boucan) en que ahumaban la carne con la que se alimentaban.
* Habitantes: Grupo de aventureros que habían optado por dedicarse al cultivo de tabaco en la costa noroeste de la isla. Vendían este producto en La Tortuga.

La isla fue destruida en dos ocasiones por las fuerzas españolas, en 1630 y en 1635, pero finalmente la isla se asentó bajo protección francesa.

Ataques a La Española
En 1643, una flota de 34 navíos al mando del almirante William Penn y el general Veneables, que contaba con una fuerza de 7.000 marineros y 6.000 soldados, atacó las costas de la isla, intentando hacerse con la capital Santo Domingo. Estas fuerzas, fueron rechazadas con grandes bajas gracias a la inteligente estrategia española, aunque las defensas de la isla quedaron bastante mermadas. Esta misma flota inglesa en su retirada, arrebató en nombre de Inglaterra la isla de Jamaica a la corona española.
En 1644, los franceses, aprovechando el desgaste causado por el ataque inglés, penetraron con un ejército de 3.000 hombres en la “Tierra Grande”, la zona despoblada de la isla, internándose varios kilómetros tierra adentro y fundándo dos ciudades fortificadas.
Las defensas españolas no pudieron organizar un contraataque efectivo, puesto que sus efectivos estaban comprometidos en la lucha contra el corsario, principalmente los ingleses. Así, por la Paz de Nimega, los españoles reconocían la soberanía francesa sobre la zona ocupada, anuque esto no acabaría con los enfrentamientos militares entre ambas potencias por la soberanía de la isla.

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01/08/2007, 18:41

En el año 1650, las aguas del mar Caribe bullen surcadas de barcos sin bandera que acuden a la llamada. Una palabra ha sido pronunciada y se repite en los oídos de todo marinero. Oro. En La Española, dónde se creían las minas agotadas, se ha encontrado un yacimiento sin parangón en todas las américas. En tierras españolas, cerca de la frontera con las colonias francesas, se dice que se ha empezado a sacar el preciado metal en grandes cantidades. Los vientos traen el rumor de los tambores, marineros recién llegados dicen haber entrevisto en la niebla flotas de incontables barcos, y cada vez que lo cuentan la bandera que llevan cambia.

En La Española la revolución ha estallado. Los criollos, los hijos de españoles, ya nacidos en la isla y muchos de los españoles allí afincados se han alzado en armas.
El oro extraido del nuevo yacimiento ha dado el impulso y los medios a los colonos de la isla para expulsar a los representantes del Rey de España. Batallones del ejército español en rebelión y milicias irregulares organizadas por los poderosos de la isla han expulsado a la guarnición fiel de la isla. Muchos de los soldados españoles, hartos de que sus pagas llegaran mal y tarde han desertado a la causa rebelde, que paga en oro contante y sonante.

La afrenta ha hecho jurar a Felipe IV que recobrará la isla, cueste lo que cueste. La única esperanza de la isla es el tiempo que tienen para prepararse. Pero la reciente paz en Flandes pone las cosas difíciles a la recién alzada población, pues los enormes recursos de la nación más poderosa del mundo se volcarán contra ellos. Se dice que en España, cómo en los tiempos de Felipe II y su Armada Invencible, se están talando por toda Castilla árboles para poner en el mar una flota cómo no se ha visto en mucho tiempo. Y los temibles Tercios, desmovilizados muchos por la paz en Flandes, están siendo llamados a filas.

En Francia, con su colonia tan cerca del oro, los hombres ya embarcan con dirección a La Española, y los pendones del Rey Sol, Luis XIV, ondean en los barcos que zarpan hacia el Caribe. Los Borbones franceses, ven la oportunidad de arrebatar a los austrias españoles las tan valiosas colonias del caribe, y tras la beneficiosa Paz de Westfalia, dar el golpe de gracia al “Imperio donde no se pone el sol”.

Inglaterra, la nación reina del mar. El país de los marineros mejor entrenados y la marina profesional más eficaz del mundo. Los aventureros ingleses parten ahcia el caribe con las licencias de corso de su recién creada república. Cromwell acaba de ascender al poder, tras la decapitación de Carlos I de Inglaterra, y su mandato es férreo y despiadado. Sus campañas en Irlanda dan fe de un hombre que no va a dejar escapar la oportunidad de alzar a Inglaterra a lo más alto, y para ello hay que hacer caer a España, y conseguir el oro de La Española.

Todos dan sus razones, todos dicen que es suyo. Pero la mayoría no recibirán más que sangre.

El capitán ha marcado rumbo a Tortuga, los barcos se reúnen. Han sido convocados y ninguno puede faltar. Se debe hablar, pero hay algo que es cierto:

Nunca habrá oro para todos.