Partida Rol por web

Mery se sorprendió un poco, pero se limitó a dejarse llevar por el beso, también correspondiendo las caricias. Pasó la mano por el pelo del chico para dejarla en la nuca. Tras esto se separó lentamente y le miró a los ojos. ¿Así me vienes a desear las buenas noches? Yo también tendré que deseártelas... Y volvió a acercase, besándole con ternura el cuello, donde antes tenía la mano, y tras el suave beso moridó muy, muy suavemente la piel.

Markus continuó con los besos y las caricias hasta que se dejó llevar por sus impulsos y se acercó con junto a Mery hasta la cama y la tumbó con ternura.

FUNDIDO EN NEGRO

Esbozo una enorme sonrisa

- Muchas gracias mi señor - ago una reverencia gitana y salgo corriendo sin dar explicaciones hacia la playa del cocotero

Maria desciende un escarpado camino poco transitado, entre rocas y demás matorrales, durante casi una hora. Llegando al final, ya comienza a ver las luces de la Cala del Cocotero, donde están amarrados algunos barcos, sin embargo, y pese a su poca experiencia en barcos, se da cuenta que el barco de la capitana Mary Red, del cual no conoce su nombre todavía, no se encuentra entre ellos.

Me detube a coger algo de aire, estaba cansada, los primeros minutos los habia echo casi corriendo pero tube que parar a parte del cansacio por las sandalias ...

- ¿donde estara? - murmure buscando con la mirada el barco donde me escondi y buscando entre la gente de la playa y los demas barcos, tras estar unos minutos descansando, baje cuidadosamente hasta mezclarme con el ambiente esperando encontrar a rodrigo

Rodrigo de Luna es un experto timonel, o por lo menos eso lo parece, y conduce el barco por las picadas aguas del mar, con seguridad.

Lentamente, véis como la costa del puerto de Kingston va quedando atrás, pero la picada mar no parece ser problema para la habilidad de los tres al mismo tiempo. Poco a poco, lográis recuperar el control de la embarcación y ponéis rumbo hacia la Cala del Cocotero, unos pocos kilómetros más hacia el este de la ciudad.

Cuando váis llegando a ella, observáis como hay algunos barcos fondeados en unas especie de muelles precarios, donde un simple movimiento, puede hacer que se desarmen como un castillo de naipes al soplarlo.

Rápidamente, amarráis el barco a uno de esos precarios muelles y por fin, respiráis tranquilos...

La noche pasa tranquila para algunos, para otros en cambio, es un poco más... "movidita". Pero todos habéis descansado todo lo que habéis podido.

Los piratas, el doctor y María se alejan unos kilómetros del bullicio de la ciudad hasta llegar a un pequeño poblado de casas pobres y viejas, con algunas chabolas y muchas caravanas. La gente los mira extrañados cuando entran a su territorio, ellos no pertenecen allí, pero deciden pasar de largo sin crear problemas ya que van a compañados de María, la cual es muy conocida en ese lugar.

Tras una corta caminata, llegáis a un descampado, donde podéis ver una caravana vetusta, y una pequeña chabola a un lado. Hay dos caballos de tiro viejos pastando sueltos a pocos metros del lugar. El sitio parece tranquilo, mas María sabe, que dentro de la casa se puede encontrar algo que prefiere no ver...

-Robar, estafar, cambiar... ¿Yo que se? Soy un vigía, no un pirata.- en ese momento el grupo llega frente a la caravana de la familia de María.

-¿Teneis caballos? ¡No nos habías dicho que tenías caballos! Los caballos son muy valiosos, entre la enorme caravan y eso estoy seguro de que sacaremos un buen botín para comprar una cabra y algunas... provisiones extras- mira al doctor, guiño, guiño.

Mira la puerta de la caravana pensando en el terrible crimen que sucedió allí dentro.

-Será mejor que María se quede fuera con alguien cogiendo lo que haya en el huerto y que los otros dos entren a la casa a ver que hay de valor.- dice, sopesando si es más seguro entrar o quedarse fuera.

Mientras os acercáis, todos podéis ver como dos personas salen de dentro de la casa. Una con algunas cosas en la mano y otra... ¡¡¡con dos cabritas bajo sus brazos!!!

Dando un paso adelante, Spade deja caer su mano casualmente sobre la empuñadura de la pistola.

- Ejem... Caballeros...

Stan imita al doctor y se lleva la mano a su pistola. Después mira de reojo a María y le pregunta en un susurro.

-¿Los conoces de algo?

Spade se acerca a Westen sin dejar de mirar a los saqueadores:

- Mi padre siempre decía que ser educado nunca empeoró una situación...

Se endereza de nuevo

- Pero claro, él era verdugo.

Me quedo como paralizada, siento un miedo recorrer mi cuerpo de arriba a abajo, observo a ambos hombres y ellos nos obserban, doy varios pasos hacia atras hasta chocar con rodrigo

- Son ... ellos - digo con la voz temblorosa