Partida Rol por web

Coraline sonríe de medio lado, al ver y oír a sus compañeros. Cómo iba a tener miedo teniendo por compañeros a gente así...

Decide que como esto no es lo suyo, atacarán ella y su mascota a un solo enemigo. Iría poco a poco, pero almenos haría algo hasta que se le ocurriera algo mejor.

¿Así que tu nos quieres matar? Le hablo al de las trencitas con una media sonrisa. Bueno, por lo menos eres guapo, así que no disfrutaré mucho matándote.

Por lo visto, a los piratas del Berenice no les preocupan mucho los tres bichos feos que tienen a su alrededor, por eso centran todos sus ataques contra el barbas de trencitas, el cual es golpeado hasta en el interior de los ojos por todos y cada uno de ellos. Por arriba, por abajo, por el lado. Cuchillos clavados en el pecho, el perro de Coraline prendido de su entrepierna y tirando con fuerza... todos a por él.

El enemigo se quedó un poco sorprendido al ver que obviaban a los morenos con espadas y lo masacraban... su actuación más corta en todas las batallas que ha participado.

El de las trenzas... muerto.

Elisabeth, en cambio, lanza un cuchillo sobre uno de los negros feos... ¿por qué? Por que es negro, claro. Uno de sus cuchillos se clava en su hombro, pero eso no parece amedrentarle.

Pero ahora es cuando empiezan los problemas para los piratas.

Una de las espadas de Vargo, por alguna cosa del destino, queda completamente mellada al golpear contra el casco del trenzas, pero bueno, eso no es lo peor en este momento.

Los morenos gritan al aire, haciendo que vuestros pelos de la nuca se pongan un poquito de punta y se lanzan a por vosotros. Cosa que es normal, claro.

Las espadas caen sobre tres de las chicas que estaban atacando al trenzas con fuerza y saña. Elisabeth rebice un tajo en el costado que la hace trastabillar, mientras que la Reina de los Gatos es ensartada en el abdomen por una de las espadas, al mismo tiempo que la Capitana es herida en el pecho, con una herida que va desde la clavicula hasta la cadera.

Uy... esto se ha puesto feo, ¿eh?

Uno menos... Pensó el pirata al ver en el estado que había quedado el trenzas, sorprendido por el ataque concentrado, levantando la vista para encarar al próximo.

Los otros tres parecían no haber perdido el tiempo, así que de un salto prosiguió su ataque contra aquel que había logrado herir a la capitana con un tajo lateral.

Eryzheia había estado aguardando a que los intrusos se atrevieran a atacar...

Cuando lo hicieron, ella, fiera, pareció fulminarles con la mirada...
Su ejército de baja estatura, pero fuerte, se lanzó contra los recién llegados, arrasando con todo cuanto a su paso había...

La Reina Gatuna, no pensaba quedarse atrás, y aunque había divisado a quienes había "acogido", no dudó en seguir con lo que hacía...

Alzó las manos, parecía concentrada, mientras señalaba:

-Oh, Poderoso Mar, Oh, Poderoso Viento...
Vosotros a los marineros azotáis,
Por favor dadme vuestras fuerzas...
Dadme vuestras fuerzas y seréis...

Pero, de repente, se interrumpe, ahogando un grito...
Acababan de atacarla a traición:

-¡Argh!-Se lleva las manos a la herida sangrante, con ojos muy abiertos...-Malditos...

Intenta serenarse, cerrando los párpados y entonando una leve tonada...
Cuando vuelve a levantar las manos, su herida ha desaparecido... Aunque, a juzgar por su expresión, el dolor aún es palpable...

No ha podido atacar esta vez, pero no tiene intención de rendirse...

¡Argg! Dije cuando me hirió uno de los animales horribles. Esto no quedará así. Continué mientras levanté mi sable curvo y se lo clavé en el cuello al enemigo que me acababa de herir.

El dolor es casi insoportable, pero el tesoro que tengo a mis espaldas curará todos mis males y el de mi tripulación.

Vargo refunfuña al ver como se le ha partido una de las dos espadas aunque estando en el campo de batalla.. ¿qué puede hacer?
Pués coje el arma del de las trencitas y se va a por su próximo objetivo. Uno de los dos negros esos.
- ¡¡Aaaaaaah!!

Coraline se queda algo preocupada mirando como sus compañeras habían quedado heridas. Aún con una de las espadas del tesoro en la mano y con su mascota Rabito siguiéndole, se lanza a por uno de los negros, almenos, para intentar ayudar a alguna de las heridas.

Elisabeth deja caer uno de sus cuchillos a sus pies mientras lleva esa mano al costado. La sangre, empieza a bañar sus ropajes y a través de el lugar en el que se había roto la blusa en su costado, el color rojo carmesí contrasta con su blanca piel.

El dolor, poco a poco va transformándose en fúria, y esa fúria termina con un espectacular salto de la rubia hacia atrás, para tomar distancia entre ella y su enemigo y lanzar el otro cuchillo que tiene todavía en su mano, de forma letal.

La rubia se pone en pie de nuevo y la imagen adorable y de orgullo que siempre va con ella, queda eclipsada por la de ahora: todavía bañada en su propia sangre, que se escapa de su herida haciendo que su piel sea más blanca si cabe todavía, y con el rubio cabello ondeando a su alrededor, llevado por el viento. Dos nuevos cuchillos aparecen en sus manos mientras se muestra segura de sí misma y todavía enfurecida.

Rodrigo vió como el grupo de las chicas era herido, acto seguido y tras zafarse de uno de los enemigos corrió en su ayuda para ponerse a repartir sablazos nada más llegar al conflicto.

Elisabeth y la Capitana hacen lo posible y lo imposible para masacrar a los tres enemigos que allí están todavía, uno herido, otros dos, completamente sanos... hasta su actuación...

Los cuchillos de Elisabeth convierten en picadillo de enemigo al que la acababa de atacar, mientras que el sable de la capitana, hiere a otro de los morenos en el abdomen, haciendo que este se doble.

Mientras tanto, el perro de Coraline parece tener un dolor fantasma en su cola, o simplemente le pica, por lo que se pone a correr tras su cola inexistente, dando vueltas y vueltas, mareándose y comenzando a vomitar a un lado todo los cadaveres que había chupado en la cueva de enano gigante.

Los dos enemigos que quedan en pie, atacan nuevamente.

Uno de ellos, el que más sano estaba, no puede atacar debido a la risa que le produce ver al perro vomitanto, pero el otro, simplemente ataca a la dueña del perro, haciéndole un feo corte en el brazo, desde el hombro hasta el codo.

Y la batalla continúa...

Y la batalla continúa...

Y Markus desde donde se encontraba, lanza un tremendo tajo hacia el que estaba herido, acabando con su vida...

Así, de repente, queda sólo uno... y os vuelve a tocar...

Los enanos siguen dándole caña a los otros morenos, pero ambos bandos están siendo claramente mermados...

Eryzheia, una vez recuperada del dolor, mira con furia a los que allí aún restan y atacan...

Alza sus manos, sus ojos casi se ponen en blanco, y dirige su ira hacia el que se acaba de reír del perro...

Un torbellino gélido surge en forma de energía de ella, dirigiéndose hacia su objetivo, con el motivo de congelarlo...

-Oh, Viento que Susurras...
Oh, Agua que Ocultas...
El verdadero poder de tu fuerza...
Guíame y llévame a la grandeza...

Sus ojos vuelven a ser normales, y se tornan oscuros, profundos y llenos de un fuego indómito:

-¡Morid!

No era un ruego..
Era una orden...

Rodrigo seguía luchando con todas sus fuerzas deseando que todo aquello acabara cuanto antes. En cuanto pudo, barrio con una mirada el campo de batalla y comprobó con alivio como la mayoría, si no todos sus compañeros se mantenian en pie. Acto seguido se emparejó con el enemigo y siguió repartiendo golpes.

Elisabeth, viendo que todavía queda uno en pie, aunque la reina de los gatos ya se ha ocupado de él, no reprime su ira y lanza un nuevo cuchillo hacia él.

Vargo se abalanza sobre el negro que queda aún en pié.. aunque, por poco tiempo..

Coraline apoya una rodilla en el suelo, mientras se lleva una mano a la herida con desagrado. Su mascota se acerca para lamerle las heridas.

 Lucháis con todas vuestras fuerzas hasta que por fin, el último enemigo cae...

Mientras tanto, los enanos salen corriendo tras los demás morenos feos, los cuales se baten en retirada hacia el bosque... desde el cual salen decenas y decenas de más enanos, pero esta vez, montados sobre aveztruces que comienzan a rodear a los enemigos en huída y a darles pal pelo dejando a todos convertidos en una masa sanguinolienta.

Pero allí estáis vosotros frente al Pirata Supremo, el cual está rodeado por 5 esqueletos que parecen ser bastante más poderosos que los anteriores enemigos. Los cinco esqueletos protegen al Pirata, al cual NO PODÉIS ATACAR todavía, no sin antes DESTRUIR A LOS ESQUELETOS.

Y el Pirata, en cambio, como es malo, muy malo, si puede atacaros a vosotros...

Pero sois vosotros los que tenéis la iniciativa.

La Batalla Final está a punto de terminar... ¿quién será el vencedor? ¿Habrá más bajas en las filas pirateriles o quedarán todos felices y vivos, con el Tesoro de los Incas en su poder?

Elisabeth pasea su mirada, todavía encendida, por todos los esqueletos que rodean al pirata... ¿Podría llegar a ser tan cobarde? Efectivamente, sí... iba a escudarse tras sus esqueletos mientras los atacaba. Pero esa mirada, encendida, se suaviza un poco al encontrarse con el gato blanco de largo pelaje... Para algunos, podría ser sólo un gato... para otros, era lo único que Elisabeth podía recuperar de su vida anterior. Lo único bueno que había quedado de ella, al menos.

No se lo piensa demasiado y apunta a uno de los esqueletos, justo al que tiene delante, lanzándole dos de sus cuchillos que acaban de aparecer de no se sabe bien donde, como siempre. Al terminar, vuelve a hacer otro gesto rápido con los brazos para dejar salir a dos cuchillos más, levantando la cara, orgullosa y satisfecha.

Nuevamente, extraños enemigos se hallaban oponiéndose a ellos. Markus ya estaba curado de espanto, por lo que se lanzó sin vacilar contra uno de los esqueletos en combate singular, al ver que Elísabeth se encaraba con otro de ellos.

¿Noble? Esto se le da cada vez mejor. Pensó al ver la precisión de sus lanzamientos.

El pirata descargó sus habilidades contra su oponente, blandiendo con la fuerza de ambas manos su espadón y concentrándose en acabar con él lo antes posible para seguir combatiendo junto al resto por la victoria.

¡Vamos!