Partida Rol por web

-Amigo, estoy seguro de que no eres el primero en tener esa idea -dije ante la sugerencia del tiflin de juntar muchas de esas ratas para que nos encuentren un portal- Tampoco serías el primero en intentarlo ni el primero en terminar apuntado en el libro por eso. Esas cosas son una verdadera plaga en la jaula. Mejor andemos con cuidado.

El grupo se alejó del callejón, Zolgren llegó a ver surgir docenas de diminutos puntos rojos entre los agujeros del montón de desperdicios, mirando con odio cómo se alejaba sin llegar nunca a ponerse al alcance de sus poderes mentales.

Svenn se había parado unos metros más allá, esperando que decidieran volver al camino. Miraba la casa de hueso que habían dejado atrás por un par de edificios con la misma aprensión que había mostrado Haim, hasta el punto de dar un respingo cuando Mattheus le apremió a seguir.

-"SÍ, será mejor irnos lo antes posible. Este barrio no es de los más seguros; tampoco el camino que nos queda es lo ideal, pero yo diría que más que ésta zona sí." - se rió de la broma de Tauron, o al menos él pareció tomárselo a broma, aunque sólo con el gesto de sujetarse el abdomen y el bamboleo típico de la risa, porque no produjo ningún sonido. Al parecer la necromancia que le dotaba de habla no parecía considerar necesario expresar emociones, o no era capaz de traducirlas.

-"Por aquí" - les señaló dirigiéndoles a un callejón lateral que evitaba una calle más amplia pero adornada de un denso parral - "La entrada está justo al final de la calle por la que vamos" - sólo Haim y Mattheus vieron la lógica a aquel desvío, pues esa era parra afilada, capaz de reducir a jirones a cualquier lelo que decidiera atravesarla.

Svenn les guió por un par de giros y requiebros, que acabaron por ponerles nerviosos, pues la zona era ideal para una emboscada. El mismo esqueleto se veía vigilante y les advirtió que mantuvieran los ojos abiertos por si alguna bestia había salido del Bajosigil y ni la Guardia del Destino y ni el Harmónium habían actuado aún.

En cualquier caso, llegaron sin contratiempos a una arcada de piedra en forma de cuarto de huevo, su hueco revelaba una escalinata de piedra desgastada que se internaba en el suelo.

Con un -"albricias y felicitaciones, llegamos sin contratiempos" - Svenn se internó en la cueva, tomando una antorcha tras una docena de escalones que se encendió sola con un fuego que no quemaba.

Se giró hacia ellos y les llamó con la mano.

-"Venid, amigos, venid" - el tono acogedor quedó perdido en algún lugar entre su gesto invitador con la mano y... lo que quiera que producía su voz - "queda poco para llegar; pero... cuidado" - las admiraciones en esa palabra se las tuvieron que imaginar con su teatral gesto - "pasaremos junto a un túnel al Bajosigil en un par de minutos"

Luego de dejar atrás a las ratas pensantes pasamos por un lugar rodeado de parras afiladas. En mis tiempos de novicio me habría hecho más de un corte con esas cosas, pero ahora podía esquivarlas con facilidad. Luego nos metimos en una cueva. Al parecer tendríamos que pasar cerca de un túnel al bajosigil.

-Muy bien. Estaremos alertas.

Siguieron el camino hacia el portal.
Las Ratacraneo parecían enemigos formidables según las palabras de Haim.
¡Hasta las ratas eran peligrosas aquí!

Gracias por tu aviso Haim...
Alguna vez le querría preguntar de qué había "muerto", pero supuso que aún era demasiado pronto.

Rodearon una calle llena de parras, y Svenn dijo que deberían cruzar un túnel por debajo de Bajosigil.
Esperaba que nadie hubiera descubierto el portal.

Con nuestro compañero entrando en razón y así evitando ser comido por las ratas, retomamos la marcha aunque la caminata no es agradable ni segura y debemos avanzar con los sentidos alerta y las armas al alcance. Por fortuna, tras unos rodeos finalmente llegamos sin inconvenientes al túnel que nos llevará a las Naciones Muertas aunque el peligro sigue latente ya que según las palabras de nuestro esquelético guía, antes de arribar a nuestro destino debemos superar un pasillo que conecta con la guarida de alimañas de gran tamaño llamado Bajosigil. Sin lugar a dudas, este viajecito entraña más riesgos que todo lo que he hecho hasta el momento en esta urbe.

-Viendo todo el trayecto que uno tiene que recorrer, me sorprendería que tuvierais visitas más de una visita por año -le digo a Svenn con un leve tono jocoso- Por cierto ¿hay algo que debamos saber a la hora de tratar con tu superior? Conozco bien los modales básicos y las formas de mi mundo pero no las vuestras ¿tendremos que dirigirnos hacia Hargrimm con algún título en especial? ¿Hay alguna frase, pregunta o palabra que no deberíamos mencionar?

Tras escuchar las respuestas del esqueleto, me quedaré en silencio y con mi mano cerca de la empuñadura del espadón hasta que dejemos atrás la zona que conecta con Bajosigil ya que claramente no nos conviene llamar la atención.

La advertencia del esqueleto sobre el camino que les quedaba por recorrer le puso sobre aviso. Sabía por experiencia propia que las calles de la Jaula podían llegar a ser muy peligrosas. Cuando pasaron por el callejón de la parra afilada tuvo el suficiente cuidado como para que los cuernos no se le quedaran enganchados entre los afilados tallos que daban a la altura de su cabeza.

-Este sitio me da mala espina. –gruñó.

Tras varios giros y requiebros de Svenn, Tauron empezaba a tener los nervios a flor de piel. Reconocía el camino: estaban yendo al Bajosigil, aquello no era bueno. Si le estarían buscando en alguna zona seria especialmente en el Bajosigil. Se subió la capucha para disimular un poco, aunque sabía que su tamaño no le iba a permitir pasar precisamente desapercibido.

Bajó por la escalinata siguiendo al aparentemente alegre esqueleto, y luego este confirmó los temores del tiflin, que estaban a punto de cruzar al Bajosigil. Tauron tragó saliva y se aseguró de tener sus armas a mano por si ocurría cualquier cosa.

-Espero que todo esto valga la pena. -Iba a añadir algo, pero Mattheus estaba realizando preguntas bastante acertadas. Aunque le decía que Svenn no iba a dar una respuesta clara al respecto, tendía a ser más ambiguo que otra cosa, y su incapacidad para expresar emociones no ayudaba demasiado. Pero si uno prestaba atención podía apreciar sutilezas, como aquella vacía mirada hacia una casa que no se le había pasado completamente desapercibida a Tauron. Aquello resultaba un tema delicado, y no quiso abrumar al esqueleto con recuerdos del pasado. -Cualquier consejo que nos des será bienvenido.

-De nada. Procura no saltar tan pronto al peligro, la vida es preciada.-Dijo ante el comentario de Drow. Y me pongo en movimiento para entrar a la tal famosa Naciones muertas, las cuales nos termina llevando por callejones peligrosos y oscuros. Fácilmente podríamos ser emboscado por algún patán barato o algo muchísimo peor que ellos, por esos motivos pese a hacer ruido por mi armadura tengo mis armas listo para desenvainar y atacar a cualquier cosa que osen quitarnos nuestra vida. Por suerte, nada de eso sucede, pero aun me mantengo en alerta. Todavía faltaba cruzar un ultimo obstáculo para llegar a nuestro destino, el bajo sigil.-Pronto, saber cual sera nuestra busqueda.

El esqueleto siguió bajando tan pronto como todos entraron en el alcance de la antorcha siempreardiente.

Giró la cabeza al comentario de Mattheus, asintiendo de forma rara. Los más avistados se dieron cuenta que estaba riendo, aunque sin sonido.

-"No. No tenemos muchas, y así es mejor para todos. Las pocas que tenemos suelen ser exaltados radicales buscando problemas. A parte de los nuevos vecinos, claro." - hizo una pausa, sin dejar de bajar, siempre muy atento a los giros y huecos laterales.

-"Respecto a Hargrimm, sois nuestros invitados, bastará con que no seáis groseros, no es necesario ningún trato especial. Es serio y reservado, pero cercano."

Habían terminado de descender y el túnel serpenteaba ahora a nivel, Svenn les guiaba aunque surgían algunos pasajes laterales todos parecían vías muertas, mientras respondía a Tauron.

-"Bueno, a parte de los aspectos básicos, como evitar Bajosigil por estar lleno de monstruos, yo evitaría, dentro de lo posible, a los necrófagos. Hace tiempo que se estableció la prohibición de comer carne viva, pero sigue siendo un desafío a su voluntad; tratad con ellos lo mínimo posible... pero es mi opinión, claro, no querría hablar mal de nadie." - sus gestos con las últimas frases resultaban especialmente expresivos - "También podéis encontrar un poco difícil entenderos con los zombis, es cuestión de paciencia y oído. Tras un tiempo, te acostumbras... Es difícil hablar con la garganta y la lengua podridas. Me pregunto cómo funciona la transición de la voz de zombi a esqueleto... que curiosa es la magia ¿no?"

Finalmente llegaron a una amplia caverna subterránea vagamente ovalada que había sido rebajada para darle un nivel más o menos uniforme, aunque toda ella era extremadamente irregular. Huesos inidentificables alfombraban algunas zonas, en especial cerca de los túneles que llegaban a ella, además del que llegaban, en el cuarto de óvalo opuesto había tres túneles más.

Svenn les guió hacia el más oriental, mientras les señalaba el más lejano con uno de sus dedos huesudos.

-"Aquel túnel lleva al Bajosigil, evitadlo si podéis y, si no, tened sumo cuidado pues moran allí las más terribles bestias" - se había girado para mirarles, pero la falta del tono ominoso en sus palabras y que su mirada, aunque dura e inquietante, lo era como siempre desde que le habían conocido - o más bien desde que habían conocido a Haim - hizo que la frase no quedara tan temible como debería.

Cuando ya llegaban al túnel oriental, hizo una seña con la cabeza en dirección al tercer túnel, el central de los tres que no habían recorrido.

-"Ese otro lleva a las madrigueras de los hombres rata. Antaño eran un rival temible y peligroso, pero desde que mataron a su líder su poder ha menguado mucho y ahora sólo son un vecino incómodo, en el peor de los casos."

Apenas habían avanzado unas decenas de metros por el nuevo túnel, pudieron empezar a escuchar conversaciones quedas a lo lejos, traídas por el eco de las cuevas. Cuando la perspectiva era correcta, sobre todo si se avanzaban a Svenn, también distinguían débiles luces a lo lejos. Mattheus comenzó a notar un cosquilleo agradable, todo el tiempo, como si estuviera sumergido en agua corriente tibia.

Pronto el camino por el que iban se bifurcó, una y otra vez formando un pequeño laberinto por el que les guiaba Svenn, a los lados con frecuencia dejaban salas, de vez en cuando había algunos muebles: sillones, estanterías, escritorios, sillas y alguna mesa. En esas estancias casi siempre había no muertos, uno la mayoría de las veces, dos con cierta frecuencia. Nunca más de tres.

Los grupos de muertos - esqueletos, zombis y algún que otro necrófago ocasional, por lo que pudieron ver - hablaban entre ellos, rara vez eran mixtos y éstos nunca incluían necrófagos. Casi todos los muertos vivientes dejaban lo que estaban haciendo, si se percataban de su paso.

Tras unas cuantas intersecciones, se dieron cuenta que con frecuencia les seguían, a unos pocos metros. Para cuando quisieron advertirlo, un par de docenas de esqueletos y zombis, junto a dos o tres necrófagos iban tras ellos. Svenn no parecía preocupado en absoluto, aunque podía oírle de nuevo murmurar en voz baja lamentos en los que lo único identificable era el nombre Leah.

Nuestro paso por el bajosigil había sido sin contratiempos. Pero de todos modos las cosas se pusieron extrañas. Atravesamos túneles tapizados con huesos. Svenn mencionó un conflicto del pasado con los hombres rata.

Eso podría ser importante, dependiendo de qué tipo de investigación nos encarguen...

Luego pasamos por cámaras donde había muertos vivientes. Algunos nos miraban raro, pero ninguno parecía abiertamente hostil. Algunos comenzaron a seguirnos, pero a Svenn no parecía preocuparle.

Será el comité de bienvenida? Y quien será esa tal Leah?

Continuaron bajando, y el tiflin parecía un poco crispado, a fin de cuentas, estaba descendiendo de excursión hacia lo desconocido acompañado de dos esqueletos y un grupo de mascas extraños. Fue anotando las advertencias de Svenn sobre la Cruda Realidad del Bajosigil, los monstruos, los necrófagos y los zombis. No eran advertencias tranquilizadoras, pero había algo en el tono monocorde y la sonrisa cadavérica que le relajaba. Algo que le decía que aquello podía ser su billete de salida de la Jaula, si se lo montaba bien. Trató de prestar toda atención y limitada inteligencia al diálogo del esqueleto. Parecía que Hargrimm no era quisquilloso con los modales, o de otra forma el guía se lo habría dicho. Mientras no hicieran nada raro no habría peligro de cabrearle.

A medida que avanzaban por el túnel los ecos de cháchara lejana llegaron hasta ellos. El tiflin trató de aparcar la oreja para captar algo, pero nada. Cuando el túnel por el que iban comenzó a bifurcarse Tauron trató de quedarse con el camino que estaban siguiendo, pero a la tercera bifurcación ya no se acordaba de si habían estado yendo a la derecha o la izquierda. Iban a acabar enlaberintinados como no se anduvieran vivos. Su sentido de la orientación era igual de malo bajo tierra que sobre tierra. Empezaron a ver no-muertos haciendo su no-vida aquí y allá en sus chozas. Se sintió observado cuando pasaban por delante de alguna de sus salas y estos dejaban automáticamente de hablar para mirarles con sus cuencas vacías. Tauron saludó incómodamente con una mano a un grupo.

-Hola, colegas. Tranquis, podéis seguir ahí con vuestras cosas. Como si estuvierais en vuestras chozas.

Notaba que algo les seguía, aquello empezaba a darle mal rollo, si hacía falta salir de allí a golpes tendrían que machacar muchos huesos. Mantuvo los aceros a mano, sólo por si acaso.

Tras dejar atrás la intersección que lleva tanto a Bajosigil como a la madriguera de los hombres-rata, intento memorizar el camino de regreso a la superficie por si nos vemos obligados a huir pero lamentablemente, luego de tantas vueltas solo consigo recordar una parte. Además, la agradable magia del lugar hace poco para relajarme después de recibir las ¿desconfiadas? miradas de los lugareños y de ver la pequeña muchedumbre de no-muertos que nos acompaña y que incluye un par de necrófagos. Por lo visto, no importa la cultura ni si estás vivo o muerto, curiosos hay en todos lados... siempre y cuando sean efectivamente curiosos.

Intentando sacarle al esqueleto unas palabras que ayuden para relajarme, doy un par de zancadas y me coloco junto a nuestro guía.

-¿Y bien Svenn? ¿Cuanto falta para que lleguemos? -le pregunto procurando no mostrarme inquieto- Por cierto ¿vuestra gente sabe de nuestra contratación o la multitud que nos escolta lo hace por simple curiosidad? -una vez que responda a mis preguntas, me acercaré un poco más a él para hablarle en privado- No quiero ser indiscreto y si no quieres responder lo comprenderé pero ¿quien es Leah? Imagino que tendrá algo que ver con los sucesos recientes.

Nuestra inscursion me ha llevado por primera vez a reunirme con gente de mi tipo ,no-muertos de diversas clases, los cuales saludo desde la lejania. Yaunque proseguimos en nuestra caminata, no pierdo la ocasion en obervar fijamente sus movimientos y conductas. Algunos me daban celos sobretodo los Zombis y Ghoul, por poseer aun la piel en sus huesos y un paladar por el cual saborear, me daba igual que ese "sentir" de ellos fuera rustica y Inferior. Ya que es una herramienta util para sentir lo Sensorial. Llave del multiverso,al fin de cuenta, Los Esquelectos, los cuales privado de todo esos lujos estamos condenado a la monotonia perpertua. No esta mas que decir, que mi propia clase me genera rechazo y interes. Querrer tocarlo y intercambiar experiencia, pero a su vez un recordatorio amargo del tiempo pasado. Y no me quiero imaginar, la cantidad de años que tendran estos no-muerto en esta nacion. Lo peor de todo eso, es el hecho que yo habre estado en lo mismo. Un dia que se transforman en un año, por el paso de una "horas" y esto mismo, llegan a pasar tan rapido, que otro año ya ha pasado. Hasta llegar hoy en dia, en donde no mucho he logrado hacer en Sigil desde mi llegada.

Lo atipico de nuestra llegada no es ignorada, una muntitud nos persigue. Curiosidad, la misma que me ha llevado a explorar y salir de la monotonia de mi condicion, y con algo de misterio. Un tal, "Leah" Es pronunciado en murmuros. No me sonaba de nada de ese nombre-Hola A todos, no lo conosco. Pero soy Hiam, un extraviado de Sigil, muchos años separado del contacto.Ya no mas al parecer.

Túneles y más túneles... empezaba a pensar que Svenn se habría olvidado del camino.

Por lo menos no tuvieron ningún contratiempo, por lo que esperaba que llegaran a su destino en breve.

Caminando por los túneles comenzaron a encontrarse con no muertos que hacían de guardias... y comenzaron a seguirles en grandes grupos.

Svenn, ¿es normal que nos sigan? 

Preguntó en voz baja al esqueleto, porque aquello no tenía muy buena pinta.

Svenn se giró cuando fue interpelado, sólo entonces pareció percatarse de la comitiva que les seguía, a la que se referían y Mattheus.

-"Ya casi hemos llegado" - sus gestos anunciaban una sonrisa que nunca llegó... o más bien que nunca se iba, mientras desembocaban transversalmente a un nuevo túnel, quizás algo más ancho que el anterior- "ésta es la avenida principal, y el templo está al final."

Mientras Haim había iniciado conversación con los demás no muertos, que se habían parado, a unos diez metros del último de ellos, cuando lo hicieron ellos. Recibió sobre todo saludos con la mano, y algún hola suelto de un esqueleto o dos y otro par de golags de sendos zombis.

En ese tiempo, tras dejar a ambos lados varias salas apenas visibles, incluyendo una especialmente bien iluminada en la que llegaron a atisbar una basta cama y una segunda dónde la luz parecía reflejarse en el fondo de forma extraña, llegaron a la caverna más grande desde el vestíbulo inicial que separaba los tres conjuntos de túneles.

Era una cámara vagamente circular, sin más entradas ni salidas. Tenía numerosos bancos corridos con reclinatorios y media docena de zombis y esqueletos estaban en ellos cuando llegaron, algunos sentados y otros de rodillas, rezando o meditando; aunque se interrumpieron con curiosidad cuando ellos llegaron.

Al fondo había un altar de piedra, oscurecida y bastante desgastado con algo de parafernalia religiosa.

Junto a él había otro esqueleto. Era alto, vestido con una túnica impresionante al estilo de los obispos vivos - aunque algunos de ellos no habían visto un obispo en su vida, podía sustituirse obispo por Factol y quedaría igual de propio -

Al igual que con Haim, los ojos del clérigo esqueleto no eran pozos negros sino puntos de luz, en su caso púrpura. Y se apoyaba en un bastón de hueso tallado y rematado en tres calaveras, todas ellas con puntos de luz en su mirada.

El no muerto les hizo un gesto para que se acercaran, inclinando casi imperceptiblemente la cabeza en señal de saludo.

-"Bienhallados, amigos. Sed bienvenidos a las Naciones Muertas. Por mi palabra, yo, Hargrimm el Sombrío, os garantizo que ningún daño habéis de temer aquí, más que el que traigáis con vosotros."

Su voz, a diferencia de la de Svenn - y Haim - a pesar de surgir también de algún punto indeterminado de su alrededor y no de una garganta que no tenía, sí tenía tono y modulación; aunque, siguiendo su sobrenombre, no las usaba más de lo imprescindible, como si temiera que se le gastasen.

Una vez estuvieron cerca - y con su cohorte de seguidores muertos en vida formando un semicírculo nervioso y atento en torno a los primeros bancos - les agradeció su presencia.

-"Gracias por acudir a nuestra llamada en nuestra hora de necesidad. Me gustaría ofreceros un trabajo, precisamos de alguien con capacidades especiales para que investiguen las ausencias que estamos teniendo, si son voluntarias o alguien nos está eliminando y, en caso de ser así, que esos secuestros o asesinatos cesen."

Una gran algarabía - considerando que la mayoría de las voces eran sonaban monotono y monocordes o bien eran gutureos ininteligibles poco modulados y de tono muy bajo - se desató en el fondo del templo unos minutos, haciendo que Hargrimm tuviera que esperar un poco antes de seguir.

-"A cambio, os garantizamos encargarnos de que podáis atravesar un portal a un Plano de vuestra elección. Cada uno a uno, si lo deseáis, claro. Usando nuestros contactos o financiando el proceso si no nos es factible conseguirlo por influencias."

La reacción de Svenn pareció un poco extraña. 

Tal vez no sea nada, pero...

De todas formas no hubo tiempo para analizar lo sucedido, porque poco después conocimos al tal Hargrimm. Parecía ser alguna clase de sacerdote.

-Saludos, noble líder. Veo que todos están muy preocupados por esas desapariciones. ¿Puede contarnos más sobre el asunto?

Siguió al esqueleto aún con la capucha sobre la cabeza y tratando de que no se notara demasiado que era un tiflin. Svenn les explicó que el resto de seres de ultratumba sentía curiosidad por la presencia del grupo de vivientes, y que las desapariciones era un problema que preocupaba a todos en las Naciones Muertas. Después se puso a llorar otra vez, o eso parecía, Tauron casi no podía notar la diferencia. No dejaba de mencionar a Leah, al parecer una suma sacerdotisa, pero al tiflin no le había quedado claro de qué. No le gustaba meterse en temas de facciones y sus gremios de piensadores que trataban de imponer sus ideas a la realidad.

Finalmnete llegaron ante Hargrimm, que resultó ser tan espeluznante como todos los demás allí abajo. El tiflin hizo un amago de saludo cuando este se presentó. Después aparcó la oreja y escuchó con atención lo que tenía que pedirles. No les informó aún de nada que no supieran ya: que había habido una serie de desapariciones sospechosas que necesitaban ser investigadas, y que a cambio, recibirían un pasaje a través de un portal para salir de Sigil. El gith dijo lo que el tiflin estaba pensando: necesitaban más información.

-Muy "acogedor" el hormiguero que tenéis aquí montao. Ah, y el trato suena bien, su mortalidad. Como ha dicho mi colega verdoso, somos todo orejas, así que dele a la húemda y cuéntenos de que va todo el asunto ese de las desapariciones. Parece cosa turbia, ¿quién querría meterse con vosotros, los... f... no-muertos?-había estado a punto de llamarles fiambres, pero se mordió la lengua con unos de sus afilados colmillos- ¿Tenéis algun enemigo? ¿algún pique chungo entre facciones?