Partida Rol por web

Elizabeth sonrió ante el comentario y con mas miedo que vergüenza se subió a horcajadas en la ventana mientras pensaba para sí misma "Esto es igual que en el instituto, esto es igual que en el instituto"...claro que desde que subía por la cuerda en el instituto habían pasado algunos años.

Elizabeth paso la pierna por la ventana y se dejó caer. No llevababa ni medio metro bajado cuando miró hacía abajo y recordó porque en clase tenía problemas para aprobar gimnasía: El suelo empezo a darla vueltas y pese a los esfuerzos que hizó por seguir bajando la sabana se deslizo entre sus manos golpeandose un par de veces contra la pared antes de caer al suelo con un mudo grito, ya que el miedo la había bloqeueado la garganta.

Aquellas cosas sin rodillas, y sin piernas se acercaban inexorablemente hasta su posición. Joder, era imposible, por mucha droga que tuvieran el cuerpo, aquello no podía ser. Había algo que no encajaba, alguna pieza de todo aquello se le escapaba al pobre de Miller.

Justo cando le estaba dando vueltas a estas cosas, con cierta cara de asco y desconcierto, observando a los tipos como se
arrastraban hacia él, miró hacia la doctora. La cosa no pintaba bien, su movimiento era demasiado oscilante y no mantenía firmes las piernas. – Mierda. Pensó justo antes de que Eli se descolgara a medio camino.

Miller reaccionó de forma instintiva, un rasgo natural que le había salvado en múltiples ocasiones. Con sorprendente velocidad se colocó en la trayectoria de descenso, dispuesto a frenar la caída de la doctora. - ¿Cuánto pesará? Esto va a doler.  Fue lo poco que se le ocurrió antes del impacto.

Eli resbaló cuando apenas había empezado a bajar. Unos 5 metros de altura la distanciaron del suelo, y Miller, que trataba de mantener a raya a los dos heridos que parecían continuar acosándole no tubo tiempo de recogerla. Se escucho un gran estruendo y el quejido de Eli al recibir el golpe.

Aquel hombre seguía acercándose, podías ver como arrastraba la pierna y de ella salia un sanguinoliento hueso, pero no parecía dolerle. Cualquier otra persona ni si quiera podría ponerse en pie.

Escuchaste un silbido que venía de detras de la casa y al poco un breve grito de mujer. Seguramente de Elisabeth.

Tornes se negaba a disparar a aquel tipo. Tenía que estar hasta las cejas de alguna sustancia para que aquella herida abierta no le doliera.

Por el amor de Dios.

Rodeó el coche sin dejar de darle la cara a aquel tipo con el rifle en la mano para poder asomarse por el otro lateral. A ver si veía quién había gritado.

Cuando la joven sintió la improvisada cuerda escaparse de sus manos supo lo uqe la esperaba pero, instintivamente, se giró en el aire como un gato para procurar caer de la mejor forma posible. Finalmente cayó como un fardo protegiendose la cabeza con las manos y absorviendo el impacto con los brazos y las piernas. Por un momento sintió un dolor agudo en el tobillo y pensó que se lo había roto, pero rapidamente comprobo que aún podía moverlo. Afortunadamente, el cuchillo que llevaba encima no se la había clavado.

Cuando levantó la cabeza del suelo pudo ver a Miller, acuclillado a su lado...y a los dos tçios sin piernas arrastrandose hacia ellos dejando un surco de sangre en el suelo. Entonces Elizabeth lo comprendió. Daba igual la autosugestión, daba igual la droga que llevasen dentro, aunque estuviesen hipersaturados de morfina y adrenalina habían perdido más de la mitad de la sangre del cuerpo. Era imposible que siguiesen con vida. Sin levantarse aún, e incapaz de articular una palabra a pesar de las rterribles ganas  que tenía de chillar señaló aterrorizada a  aquellos tipos que lenta, pero inexorablemente se iban acercando.

Al girar la esquina viste a Eli, tirada en el suelo al final de la cuerda por la que habíais bajado. Nutty se asomaba desde arriba y Miller estaba acuclillado junto a la doctora. A su espalda, arrastrándose por el césped había dos de aquellos tipos. Los dos que habías visto solo que ahora les faltaba una pierna a cada uno.

En aquel momento visteis una figura girar la esquina. Era el Mayor Tornes, que empuñaba su fusil y os miraba sorprendido.

Colocandose el C4 en uno de los bolsillos del chaleco y el detonador en uno de los del pantalón, Nutty comenzó a hacer lo propio para tratar de descender desde el primer piso…

Venid por aquí, tengo el coche en la entrada. 

Tornes les advirtió en cuanto vio que estaban preparados en el jardín. Volvió a mirar al tipo que tenía cerca, esperando que no se moviera, tal como le había ordenado.

Doctora, ¿ve cómo le dije que sería igualito que Dirty Dancing? dijo Nutty a la civil cuando se descolgó suavemente por las sabanas pese a su herida.

Señor, hay niebla. señala la radio para indicar que no es funcional. Y no teníamos su 10-20* suyo, así que tuvimos que ponernos en marcha. ¿Todo en orden?

Igualito...

Con dificultad, Elizabeth se incorporó y comprobó con cuidado el estado de su tobillo, asi como que la mascarilla no se hubiese roto ya que si estaba rota sería mejor prescindir de ella. Al descansar el peso sobre la pierna sintió una punzada de dolor que la hizo palidecer. Afortunadamente, no era nada que no pudiese aguantar: un tobillo ligeramente torcido, magulladuras y un par de arañazos y el pelo como si lo hubiese metido en una centrifugadora.

Después de lanzar una última mirada hacia arriba y comprobar la gran suerte que había tenido se dirigió tras Tornes. Pronto subirían al coche y acabaría aquella pesadilla. Solo tenían que llegar al punto de reunión y pedir ayuda.

Unos de los hombres que había en el suelo, había dejado una marca de sangre desde donde estaba su pierna al resto que quedaba un poco mas atrás, agarró la pierna de Miller y dio un mordisco. Por suerte para el soldado los dientes se hundieron en la bota y no lograron hacerle ningún daño. Claro que había estado a escasos centímetros de morderle en la pierna, donde el pantalón no protegería de aquel tipo

Había tres tipos en la parte delantera. Dos deben estar bordeando la casa por el otro lado. El tercero escuchó el coche y volvió. Aunque no creo que suponga un problema para que nos metamos en el coche. Lo tengo en el jardín de delante ...

Fue entonces cuando se percató de la persona que se estaba arrastrando al lado de Miller.

¡Miller, cuidado!

- Jo de puta!!! La voz de Miller salió como una exclamación de dentro del alma misma. El soldado dio un bote asustado al notar como aquel loco intentaba morderle la pierna. – Serás cabrón!! Y se apartó sudoroso al comprender que había estado a punto de resultar herido por bajar la guardia. Nuca se debe bajar la guardia. Siempre se lo decía su padre: Cuando estés en territorio enemigo, nunca bajes la guardia. Chasqueó la lengua asqueado de su propio fallo.

- Mierda, si estamos todo bien… Y desvió la mirada hacia la doctora, pues se sentía algo culpable al no haber podido cogerla. – Será mejor que nos larguemos. Me ha intentado morder, joder! Esto no es normal Mayor ¿El tío no tiene pierna y aun tiene huevos de arrastrarse hasta mi y pegarme un bocao? Esto es muy raro. Miller se pasó la mano por la cabeza, claramente afectado por lo que había estado a punto de pasar.

Con todo, esta vez, el soldado mantuvo el contacto visual  con los dos tipos que se arrastraban por el jardín.

Elizabeth miró de reojo al moribundo arrastrandose. Su espiritu inquisitivo la llevaba a desear que lo agarrasen para poder observarle los ojos... Su espiritu de supervivencia en cambio la instaba a salir echando patas. Finalmente venció el segundo, pero no sin antes girarse intentando mirar los ojos de alguno de aquellos seres. Sin detenerse más tiempo, se dirigió lo mas deprisa que pudo hasta el coche.

Ay... gimió en el primer paso, para despues tragar saliva y pensar en que tipo de droga podría hacer eso

¿Sales de baño?Bueno...produjo ciertos casos de canibalismo ¿Cocaina? Explicaria su resistencia ¿Ketamina? Imposible... murmuraba la joven por lo bajo pensativa

Vamos, vamos. Venid aquí y subamos al coche.

Tornes volvió tras sus pasos esperando que cumplieran su orden sin la menor tardanza. Lo que sí esperaba era que el tipo que había en la parte delantera no se hubiera metido en el coche. Fusil en mano volvió a la parte delantera, esperando que no hubiera más gente ... drogada.