Partida Rol por web

Al cabo de unos segundos empezaron de nuevo a aporrear la puerta y el tercero empezó a subir las escaleras. El coche estaba allí, aparcado en esa misma acera mas o menos frente a la casa a unos 10 metros de donde se encontraba el mayor.

Tendría problemas si aquellos tipos le veían. Tornes no quería usar su arma en contra de aquellas personas sin saber qué les pasaba o si no le quedaba más remedio para defenderse. Buscó por alrededor algo con lo que poder distraerles, una piedra o algo parecido que poder tirar para que mirasen a otro lado.
No era un truco muy bueno, pero si le permitía llegar al coche le valdría.

A tus pies había varias piedras de distintos tamaños, algunas del tamaño de un puño cercaban un pequeño rosal y algunas otras flores que habían sido plantadas cuando aquel lugar era un hogar familiar, y que en cambio ahora tenían un aspecto mustio y lugubre.

No tardasteis en escuchar unos fuertes golpes contra la puerta de la habitación. Habían pasado al menos 5 minutos y aún no había noticias del Mayor, por la radio no parecía llegar señal alguna de comunicación.

Tornes cogió una de las piedras y la lanzó haciendo una parábola hacia el lado contrario al que se encontraba.

Estos tipos deben ser estúpidos si les distrae esto.

Pensó mientras la piedra caía al suelo.

Elizabeth les miró sin comprender demasiado. Si, la habían ordenado envolver el cadáver pero para ella había sido como algo caído del cielo...la había mantenido ocupada la mente unos minutos...la había hecho dejar en segundo plano lo que estaba pasando. Entonces oyó el ruido de los golpes y, de un salto se pegó contra la pared

- No hay ni rastro del Mayor… Ya no lo puedo ver. Y dicho esto concentró su mirada en la puerta de donde venían los golpes. – Hey tío… Dijo a Nutty. – Creo que lo tenemos mu jodido se esos locos entran en la habitación como unos posesos…

Miró otra vez por la ventana para hacer una rápida ojead de lo que había allí abajo. - Sería cuestión de pensar en salir de aquí como el Mayor ¿No crees Nutty? Si te atas la sabana a la cintura… Dejó la idea en el aire, pues no estaba seguro de que con la herida pudiera descender hasta el patio trasero por la ventana.

La piedra paso por encima de la cabeza de los dos hombres que golpeaban la puerta y dio contra la madera de la barandilla del porche. Los tres se giraron al momento y empezaron a caminar lentamente, como si fueran a comprobar si allí había alguien. Uno de ellos arrastraba la pierna de tal forma que apoyaba el peso en el pie torcido, claramente roto, pero no parecía dolerle en absoluto. Aquello los había alejado un poco.

Esos mierdas ya saben donde estamos. dijo Nutty mientras sacaba medio cuerpo por la ventana y, colocando la mano en forma de embudo sobre su boca, grita. ¡TORNES! ¿SITUACIÓN?

De la parte de atrás de la casa se escucha un grito. La voz de Nutty que dice:

-¡Tornes, ¿situación?!

Los tres tipos se mueven mirando hacia los lados sin saber muy bien de donde ha venido ese ruido, pero por suerte no te ven.

Tornes se giró con un gesto en la cara que habría hecho temblar a cualquier soldado de menor graduación de allí a Lima.

 <Silencio>

Un gesto de la mano fue suficiente para indicar a Nutty que mantuviera silencio, señalando también la presencia de enemigos.

Enemigos, en casa. Tiene gracia.

Tornes se giró esperando ver a Nutty detrás de él pero no estaba.

¿Desde dónde demonios está gritando?

Volvió a sacar el cuchillo para observar sin arriesgarse a que le vieran.

Uno de los tipos se había caido por la barandilla como si fuera un borracho de bar. El otro estaba estaba en la barandilla, haciendo ese extraño ruido con la garganta como si intentase llegar hasta donde había caído su compañero y la barandilla se lo impidiese. Parecían tener un problema muy grave en la cabeza pues se comportaban de manera realmente extraña. El que arrastraba el pie estaba bajando los escalones, no sin dificultad. Por el comportamiento de estos parecía que quisiesen ir a por el que había gritado, aunque no supiesen muy bien donde estaba.

Al que voy a matar es a Nutty si le vuelvo a ir gritar.

Sus pensamientos volaban en su cabeza al igual que otra piedra que recogió para realizar la misma distracción. Estaba claro que aquellas personas estaban drogadas, no se comportaban de forma normal. No puedo evitar un escalofrío al ver de nuevo el pie torcido de uno de ellos.

Eso tiene que doler.

Pensó mientras la piedra volvía a caer.

En efecto, aquellas personas guiadas por el ruido de la piedra siguieron caminando hasta el lateral opuesto de la casa. Uno de ellos ya no lo veias, el que arrastraba el pie, estaba cerca de la esquina y el que se había quedado en el porche parecía bambolearse y estaba cerca de caer por la valla al igual que había hecho su "compañero". El camino hasta el coche estaba libre.

Tornes aprovechó el momento que le brindó la distracción para dirigirse hacia el coche. Una vez en él pensaría la mejor forma de acercarlo a la casa para que pudieran subir a él sin tener que enfrentarse a aquellos individuos.

Tornes comenzó a moverse intentado hacer el menor ruido posible. Aquellos tipos estaban más concentrados en el lugar donde había caído la piedra que en los alrededores, así que lo aprovechó para escabullirse.
Salió por la puerta del jardín y localizó el coche.
Miró alrededor para no llevarse sorpresas indeseadas.

Joder joder joder... Me cago en el puñetero trabajo de mierda, en las becas de investigación, en mi mala suerte y en los malditos receptores de la serotonina supraactivados de estos tipos. Quiero volver a mi laboratorio.

Poco a poco Eli se fue arrastrando hasta la ventana para asomarse con cuidado y comprobar la altura del edificio. Aquellos soldados estaban hablando de saltar por la ventana y no la hacía ni pizca de gracia...También miró hacia arriba. Quizas subirse al tejado no fuese descabellado...Podían esperar un helicoptero o algo...

¿Y subir en vez de bajar? pregunto con un hilo de voz. De-desde arriba veremos mejor donde estan ¿no? y con suerte no nos veran a nosotros

Suerte...suerte....si tu destacas por tener mala suerte

Miller arrugó la boca, como si sopesara la propuesta de la doctora. – Es una idea… Dijo al fin en claro tono condescendiente. – Pero aun estaríamos más atrapados, y con mayor dificultad de salir de ahí. Señaló el techo con el pulgar.

- Sin radio no sabemos cuánto tiempo tardarían en encontrarnos, y no tenemos suficientes suministros para pasar un largo periodo incomunicados… Meneó la cabeza. – Solo son civiles enloquecidos. Añadió con tono de suficiencia, mientras tocaba su fusil con mira telescópica. – No se alarme, los podremos controlar.  Y remató su gesto con una sonrisa de prepotencia.

Lograste abrir el coche y entrar. La calle parecía estar vacía mas allá de los tres psicópatas que estaban yendo hacia el jardín trasero y los que estaban dentro, lo cual no era poca cosa.