Partida Rol por web

La respuesta de la chica joven fue bien fundamentada y rica en conocimiento al parecer habia estudiado mucho para este momento cosa que respeto y con el mismo repeto le digo -la verdad es que habia considerado las posibilidades y el tipo fuego junto con el agua eran dos de mis opciones principales, dejandome llevar claramente por la pasion y belleza de los tipo fuego- dije con un tono algo mas emocionado en la ultima frase, despues de eso se percato de que no se habia precentado cuando lo hizo pense -no es una buena sucecion de acciones pero sirve-  y seguidamente respondi -mucho gusto señorita ester falivene- digo respetuosamente al terminar tome su mano y le entregue un beso en la misma.

Al terminar tomo una postura mas abierta con la intencion de hablar y conocer mas comodamente a los dos entrenadores precentes, empezando por el hombre de cabellos rubios -y como le llamo señor- digo a la vez que le propino una pequeña reverencia aun sin estar seguro completamente al llamarlo señor.

De pronto todos comenzaron a hablar entre sí, aquello si que era un dialogo efusivo y algo confuso, nunca se había preocupado de dedicar un estudio extendido a la crianza de los pokemon, en sí con su hermano eran de crear lazos fuertes con quienes le acompañaban e incluso lograban tener cierta conexión mental sin la necesidad de decir en voz alta los ataques o movimientos que sus pokemones debían realizar. Monty en sí era un experto en ello en conjunto con su Gengar y un Alakazam que se había colado en el gimnasio siendo un pequeño abra. Dante lo había logrado con los pokemones de su ciudad pero jamás lo había intentado con un pokemon de otra región. 

Aunque lo que más le sorprendía era el hecho de que tanto Ester como el nuevo chico eran completamente educados con todos, aquello si que le parecía extraño. ¿Que acaso a todos los mandaron a una escuela de modales? Sus ojos quedaron como platos mientras intentaba comer un par de uvas de una en una hasta que Luke le dijo una palabra que le hizo pensar bastante ¿Señor?. Se reincorporo levemente e intentando bajarle un poco la seriedad de la conversación le respondió totalmente informal. -Me llamo Dante, que bien conocerte Luke-Kun. Dicen que muchas personas les gustan los pokemones tipo fuego, aunque solo he visto Hondour y una vez un entrenador llego con un charmeleon aunque parecía ser bastante iracundo. 

Frena, frena, frena… ¿Qué demonios había entendido esta chiquilla? ¡Que ella lo había dicho como frase genérica, no porque quisiera irse de viaje con una chiquilla sin experiencia! A punto estaba la entrenadora de mandar a la pobre Ayaka a la porra cuando la niña le dedicó una mirada con los ojos de cachorrito más convincentes que nadie jamás había visto.

 -S-sí… ¡Sí, claro que sí! Nos haremos compañía y aprenderemos la una de la otra, ¡va a ser un viaje genial!

Y ya estaba liada… Bueno… al menos tendría alguien con quien conversar durante las largas y aburridas caminatas. La cosa era que en general todos parecían llevarse bien en aquel grupo. ¡Igual hasta acababan viajando todos juntos o los chicos por un lado y ellas por el otro! Y la verdad siendo sinceros… no le molestaría en absoluto si ese chico de las gafas tan bien educado les acompañaba un rato ¬///¬.

Bell se ausentó un momento mientras hablabais entre vosotros y a los pocos segundos apareció acompañada de otro chico, de pelo castaño, ojos grises y perilla. - Bienvenido Hiroshi Ikura. Por favor, pasa y únete a los demás entrenadores en la mesa. Voy a buscar a la Profesora Encina ahora que ya estáis todos.

-¡Sí, genial! -al ver que efectivamente era cierto que esa chica llamada Ester la iba a acompañar apaciguó mucho los nervios que se traía Ayaka sobre algunas cosas... Como por ejemplo, ya no tenía tanto miedo de perderse... ¡O si tenía alguna duda en algún combate sabía que ella podría ayudarla! ¡Eso era simplemente perfecto, aprendería un montón de ella durante el viaje! ¡Ahora estoy mucho más contenta que antes! ¡Ah! ¿Y sabes qué...? ¡Creo que voy a llamarte One-san, porque vas a ser como mi hemana mayor! ¿Podré llamarte así...? ¿Podré, podré? -de nuevo sus ojitos brillaban de ilusión, casi como si fuese una perfecta estrategia para salirse siempre con la suya... Sin embargo, quizá antes de que Ester pueda aceptar o discrepar ante lo que dijo la chiquilla, Bell entró de nuevo en el comedor con un nuevo compañero que... ¡Parecía el más mayor de todos los presentes! Jo... Ahora se sentía una bebé ante tanta gente mayor. ¿Por qué no habían más niños de su edad...? Incluso pensaba que a sus 12 años había tardado en sacarse su permiso Pokémon.

¿Hermana? ¿Había dicho hermana mayor? La entrenadora se quedó totalmente pillada por aquellas palabras. Nunca antes había tenido hermanos. Ni pokémon. Y ese día al parecer iba a recibir ambas cosas.

 -Está bien, puedes llamarme onesan si quieres.

Como para decirle que no con esa tierna mirada de cachorrillo. Y en ese momento llegaba el quinto integrante del grupo de entrenadores. Otro chico y con cara de no ser un novato. Bien, bien, sin rivales duros no se llegaba a la excelencia. Ester cogió otro canapé y se lo comió mientras pensaba en el primer paso que daría en cuanto recibieran sus pokémon.

 -Ayaka, ¿tú dónde vives? ¿Eres nativa de Almia?

El sonido de unos tacones resuena por el pasillo y acto seguido aparece una estilosa mujer con ojos verdes de mirada penetrante y cabello es de color castaño claro con un estilo retro de la década de los años 80'. - Bienvenidos entrenadores, veo que estáis disfrutando del banquete que os hemos preparado. Eso está bien, debéis coger fuerzas para el largo camino que os espera de ahora en adelante. Soy la Profesora Encina, es un placer conoceros. - La profesora se acerca hasta la mesa donde os encontráis, portando en sus manos cinco sobres. Justo detrás de ella viene Bell con un maletín que posa sobre la mesa. 

- Me enorgullece comunicaros que aquí da comienzo oficialmente vuestra carrera como entrenadores pokémon - dice la profesora al tiempo que os va repartiendo uno a uno los sobres que llevan vuestros nombres. - En el interior de estos sobres podréis encontrar dos cosas. Una es la Pokédex, una herramienta imprescindible para todo entrenador. Supongo que ya la conoceréis pero si nunca habéis tenido una en vuestras manos, os diré que son enciclopedias electrónicas de bolsillo que sirven para registrar los datos de todas las diversas especies Pokémon con las que os encontréis durante vuestros viajes. 

- Lo segundo que hallaréis en el sobre son vuestras Fichas de Entrenador. Esto es algo muy importante pues es vuestra licencia oficial. Os acredita como entrenadores y os da autorización para capturar pokémon salvajes. - Podéis observar que la ficha es un trozo de cartulina plastificada en forma rectangular, que lleva vuestro nombre, vuestra foto, vuestra fecha de nacimiento y un nº de identificación.

- Y por último, es hora de que conozcáis al que será vuestro primer pokémon - Bell abre el maletín y en su interior hay varias pokéballs.

- Ayaka, te presento a  Shinx 

- Dante, aquí tienes a Litwick 

- Ester, tu inicial será Bulbasaur 

- Hiroshi, te presento a Magnemite 

- Y Luke, éste es Chimchar 

Cuando la Profesora Encina termina de repartir a vuestros pokémon se queda en silencio unos momentos, observando atentamente vuestras reacciones y a la espera de resolver alguna duda, si es que surgía.

Ante la pregunta de Ester, Ayaka sonrió contenta. Le gustaba que alguien mostrase interés en ella, preguntándole cualquier cosa sobre su vida... ¡Estaba dispuesta a contar hasta el último detalle o anécdota que haya vivido!

-¡Pues sí! ¡Yo he nacido en Almia! Yo y toda mi familia, mis padres y mis cuatro hermanas somos de Almia, y de hecho nunca hemos salido de la región... Aunque todas mis hermanas se fueron hace unos añitos de aventura Pokémon como yo ahora, y pues... Hace tiempo que no sé de ellas... ¡Mis padres tienen una reserva natural que...!

Vaya... Quizá fuese por suerte o por desgracia, pero Ayaka tuvo que callarse en cuanto los tacones de la Profesora Encina resonaron por las paredes del salón... Y Ester se quedó sin saber qué pasaba con esa reserva natural de sus padres, de momento.
Ayaka abrió los ojos como platos cuando la profesora se presenta y les entrega el sobre del que posteriormente describe su contenido... ¡No hacía mucha falta que lo hiciese! Ayaka lo había abierto antes de ello, tan entusiasmada que casi se le cae la Pokédex al suelo. Por suerte, en un movimiento acrobático y patoso a la vez, pudo atajar el aparato antes de que éste tocase el suelo y la chiquilla suspiró de puro alivio, frotándose la frente.

-¡Esto es una Pokédex! ¡Qué geniaaal! -ilusionada, Ayaka se dispuso a descubrir cómo se activaba la máquina rebuscando botones o interruptores, hasta que Bell abrió el maletín mostrando las Pokéball-. Y... ¿E-esos son nuestros Pokémon...?

El pequeño y adorable Shinx salió de su Pokéball cuando la profesora empezó a presentar cada uno de los Pokémon a sus entrenadores... La chiquilla no reparó en el de los demás, porque el suyo ya le resultó tan adorable que no podía apartarle la mirada. Fue un momento realmente emocionante para ella. ¡Esa era la primera vez que veía al compañero que iba a ir con ella por siempre! 

-¡One-saan! ¡MIRA MI POKÉMON! -se lanzó sobre la criaturita para tomarlo en brazos y darle un tierno y amoroso abrazo, entre saltitos de alegría-. ¡Es un Shinx! ¡Y es ÚLTRA mono! ¡Es precioso, es muy lindo! ¡Shinx, encantada de conocerte, me llamo Ayaka y voy a ser tu amiga para toda la vidaa! 

Antes de poder comentar con la chiquilla el primer paso que darían en el viaje, la profesora Encina hizo acto de presencia en la sala donde estaban. Rápidamente Ester soltó el canapé que estaba a punto de comerse y se limpió las manos a toda velocidad en una servilleta para luego, con el corazón latiéndole a mil por hora, ponerse de pie lo más digna que podía.

Cuando la profesora les entregó el sobre en el que estaban la pokédex y su ficha oficial de entrenador, la joven morena sólo pudo asentir del nudo que tenía en la garganta debido a los nervios. No se le había pasado por alto el enorme maletín que llevaba la ayudante de la profesora. Seguro que llevaba los pokémon ahí dentro.

Finalmente, tras explicar en qué consistían la pokédex y la ficha, la profesora pidió a Bel que abriera el maletín para hacer entrega de los pokémon a cada entrenador. Su mente racional le dijo que observara atentamente los iniciales de sus rivales, que tenía que empezar a elaborar estrategias para poder aplastarlos a todos, pero la entrenadora estaba absorbida por la dulce mirada del que iba a ser su primer compañero de viaje. Ester se agachó delante del bulbasaur y le acarició la cabeza.

 -Hola muchacho. Yo me llamo Ester y voy a ser tu entrenadora. Encantada de conocerte, Bruteroot.

Porque todo el mundo podía tener un bulbasaur, pero sólo ella tendría a Bruteroot. Cuando Ayaka fue a enseñarle su Shinx toda emocionada, Ester miró a la niña y a su pokémon y sonrió.

 -Parece muy fuerte. Y muy majo. Seguro que formaréis un gran equipo.

Volvió a acariciar a su bulbasaur.

 -Yo te presento a mi compañero, Bruteroot.

Cuando llego la profesora no puede evitar emocionarme aunque siempre los modales primero por lo tanto la deje hablar y escuche atentamente sus palabras, al terminar de hablar me levanto de mi asiento y me acerco a la profesora  tomando la pokeball que me correspondía y con una reverencia de gratitud llena de elegancia y expreso mis palabras -muchas gracias por esta gran oportunidad que no todo el mundo se le precinta sin duda daré mi mejor esfuerzo por llegar a la sima- dije en un tono orgulloso pero no tan formal puesto que estaba lleno de emoción, y sin mis padres cerca no tenia que ser don elegancia.

Despues de resibir lo propio de la profesora me vuelvo ala mesa en donde saco a mi pokemon de su pokeball; un chimchar bastante energetico no me esperaba menos de los tipo fuego -hola compañero soy luke y a partir de ahora seré tu entrenador- digo a la par que acaricio su cabeza mientras admiro a mi nuevo compañero de aventuras.

Posteriormente tomo a mi pokemon y lo subo a mi hombro y me hacerco al par de chicas mas concretamente a la mas joven ya que todavia no habiamos tenido ningún contacto decidí tomar la iniciativa, normalmente no lo haria y lo dejaria pasar pero en ese momento se podria decir que tenia mas energia de lo usual así que me diriji a ella y le dije -ya que todavía no nos hemos presentado porque no hacerlo ahora?- dije amablemente posando mi mano en mi pecho a su vez  pensando en el dicho mejor tarde que nunca -mi nombre como ya sabrás es luke soul pero me gustaría saber el tullo dije esta vez con una voz mas solemne mientras me inclinaba y disponía mi mano para ser tomada por la suya-.

Definitivamente el momento esperado por todos se trataba de la entrega de pokemones y cuando una mujer con bata blanca apareció en escena, realmente tenía más pinta de modelo que de una profesora o investigadora, realmente los tiempos habían cambiado. No dijo muchas palabras más que agradecer el pokemon que le habían entregado y con una leve sonrisa en el rostro le saco de su pokebola notando como se trataba de un Litwick, realmente no conocía muy bien a ese pokemon a pesar de ser un tipo fantasma, al parecer su hermano le estaba preparando un verdadero reto. -Vaya, si que eres extraño. Y algo timido. -Pronuncio al notar que la criatura estaba un poco intimidada. Lo trato como si fuera una especie de gato y se agacho para acariciarle, luego le guardo en la pokebola y se reincorporo al notar como Luke parecía estar formando una especie de obra de teatro, el rostro de Dan se desfiguro levemente como si aquello fuera completamente irreal para él. -Eh...Creo que yo me iré yendo. Muchas gracias Profesora. Gracias a todos por su tiempo. -Hizo unas leves reverencias, inclinando su cuerpo levemente hacia adelante y luego decidió que debía tomar las cosas que le habían regalado. -Que gente más rara. -Se dijo a si mismo.

La Profesora Encina sonríe satisfecha. Los nuevos entrenadores estaban encantados con sus nuevos compañeros. - No olvidéis cuidar a vuestros pokémon con cariño y se convertirán en los amigos más fieles del mundo.

La Profesora se da media vuelta pero antes de echar a andar recuerda algo - Se me olvidaba decirlo. El primer gimnasio se encuentra en Ventópolis. De camino seguro que encontráis pokémon salvajes y entrenadores dispuestos a luchar y medir sus fuerzas contra vosotros. Os preparará de cara al gimnasio... - Encina se queda callada un instante, intentando recordar algo hasta que Bell carraspea y muestra unas pokéball vacías - Ah si, ahora Bell os hará entrega de 5 pokéballs a cada uno. No podréis capturar ningún pokémon sin ellas, no? - Encina suelta una risita nerviosa, ¿cómo se le podía haber olvidado esa parte en su discurso inicial? En ese momento Bell os da a cada uno 5 pokéballs - Y con esto los preparativos ya están terminados - comenta la profesora Encina - En fin, si nadie tiene ninguna pregunta, es hora de que marchéis hacia vuestro destino.

-¡Oooh! ¡Es un Bulbasaur! ¡Yo he cuidado un Pokémon como éste, herido! -sin bajar de su regazo al pequeño Shinx, Ayaka se puso de cuclillas para admirar el Pokémon de Ester, con una sonrisa de oreja a oreja-. ¿Le has puesto nombre ya? ¿Bruteroot? ¡Vaya...! Yo no creo que vaya a ponerle nombre a Shinx, porque Shinx me gusta. -sonrió la chiquilla, achuchando a su pequeña mascota con cariño-.

Después de eso, el tipo que en un principio la había intimidado se acercó a ella dispuesto a presentarse... Ayaka se puso en pie y sus rosadas mejillas se encendieron con ligera vergüenza. Se sentía un poco maleducada por no haberse presentado antes, pero es que el tipo le daba respeto... 

-Ay... ¡Yo... Me llamo Ayaka Ichiro...!  -le estrechó la mano con energía en cuanto él se la tendió, mostrándose amable y educada ahora-. ¡Mira, mira mi Pokémon! 

Alzó a Shinx con ambos brazos para que Luke lo pudiese ver bien... Pero luego lo bajó y miró a su pequeño Simio de Fuego, con admiración. 

-¡Vaya...! ¡Es muy muy bonito tu Pokémon también! -se volvió a poner de cuclillas para acariciar al Chimchar de Luke, sonriente-. 

Antes de marcharse, les entregaron 5 Pokéballs que Ayaka se aseguró de guardar bien en la mochila.

 -Shinx es un buen nombre Ayaka. Ponerle mote a un pokémon es una cuestión de gusto personal, ya lo sabes.

La entrenadora se calló cuando vino Luke a presentarse a la chiquilla y aprovechó para examinar a su chimchar. Parecía lleno de energía… Tenía que hacerse con un pokémon de agua cuanto antes. Y justo cuando pensaba en capturas, la ayudante les daba 5 pokéballs para capturar a su primer lote de pokémon.

 -Perfecto… ¡Ayaka, cuando estés lista nos ponemos en marcha!

Y lo primero sería ir a por un pokémon de agua bien fuerte. Y entrenar, entrenar mucho sobre todo. No sería ella la que fuera al primer gimnasio para perder de manera humillante.

-¡Ah! ¿¡Ya nos vamos!? ¡Vale! -Ayaka se volvió rápidamente hacia Ester cuando ésta dijo de ponerse ya en marcha, así que no lo dudó ni un instante. Alzó su Pokeball y metió en ésta a Shinx para después ajustársela en el cinturón con todo el cuidado del mundo-. ¿Entonces adónde vamos ahora? ¡Ah! ¿Quieres que te enseñe la reserva de mis padres cuando lleguemos a Ciudad Floresta? ¡Seguro que te va a encantar! Ah, pero allí no vas a poder capturar ningún Pokémon, eh. Está prohibido. -dice, exagerando una postura digna mientras se frota con un dedo bajo la nariz y con la otra mano se sostiene la cintura-. ...De hecho no se pueden hacer combates tampoco, pero seguro que allí encontrarás Pokémon interesantes y aprenderás de ellos. ¡Mis padres saben un montonazo de secretos para cuidarlos y hacerlos más fuertes!

Tras eso se vuelve hacia Luke y Dante para despedirse con la mano.

-¡Creo que nosotras nos vamos ya! ¡Ojalá nos encontremos un montón de veces por el camino y podamos pelear para entrenar juntos! ¡Seguro que cuando eso ocurra ya habré capturado muchísimos y los habré entrenado para ganaros! -les guiña un ojo, toda entusiasmada, y después va a tirarle de la camiseta a Ester con energía-. ¡Vámonos entonces, vámonos entonces ya!

viendo como se iba dante solo pude decir -adios- mientras se retiraba, al contrario de que cuando me despedi de ayaka y ester ya les habia tomado un poco de cariño -tambien me gustaria encontrarme con ustedes en algun futuro señoritas- les dije cuando partieron mientras cargaba a mi chinchar y lo volvia a poner en mi hombro -que nombre deveria ponerte?... mm tal vez hiken estara bien- hago una pequeña pausa mientras lo miro -esta bien hiken trata de no bajarte de mi hombro durante el viaje- le digo al ver que le gusto el nombre mientras acaricio su cabeza.

Y así se fueron todos quedando solamente yo y mi chimchar así que por lo tanto decidi irme un rato despues de agradecer a  la profesora Encina y a su asistente Bel para subir de nuevo en el auto y decirle al chofer que lo llevara a su casa supongo que pasare un rato en la casa hare unas maletas y luego partire hacia ventopolis, en donde capturare mi segundo pokemon pensaba para mi mismo durante el viaje mientras mantenia al chimchar fuera de su pokeball por alguna razon no queria que el estuviese dentro todo el tiempo, aunque era realmente molesto tenerlo saltando de un lado hacia el otro.

Hiroshi tardó mucho en llegar al laboratorio, y para cuando lo había hecho ya todos sus compañeros habían recibido sus acompañantes. La verdad que no tuvo mucho problema, pues a Ikura le costaba hacer amigos y no tenía costumbre de viajar acompañado. Así que casi que para él, mejor. Una vez que recibió a su Magnemite, se puso muy contento y decidió salir fuera a tomar algo de aire. Allí pudo ver como sus compañeros se alejaban y lo dejaban atrás. Suspiró hondo, comprobó su mochila, guardó su pokédex y colgó sus pokéball en el cinturón. Estaba dispuesto a comenzar su viaje, pero antes liberó a Magnemite para que le hiciera compañía. Su zumbido era la mar de divertido y le agradaba mucho.

Comenzaba su aventura, y con él miles de pokémon que atrapar y combates que luchar. Un nuevo día comenzaba, completo y lleno de diversiones. ¡Era hora de partir!

Realizas el camino de regreso a Pueblo Chicole junto con el joven Chano y Sophia. No tardáis mucho en llegar ya que te conoces el camino y tampoco estabais muy adentrados en la ruta que une Chicole con Ventópolis. 

El Centro Pokémon, pese a ser más pequeño que en otras ciudades, ofrece los mismos servicios que los demás Centros. Os atiende una bella muchacha de pelo rosa llamada Joy.
- Bienvenidos al Centro Pokémon, aquí curaremos a vuestros pokémon para que estén sanos y recuperen toda su energía - comenta la enfermera. El tratamiento suele durar unas 6 horas, así que la Enfermera os recomienda que descanséis en la sala de espera del Centro Pokémon. 

- Ahora toca esperar - comenta Sophia - Podemos dar una vuelta por el pueblo, aunque me temo que no hay mucho que hacer en este lugar salvo ver el laboratorio de la Profesora Encina o tomar un refresco en alguna cafetería. 

-Mmm eso es cierto, podriamos darnos una vuelta para esperar, aun así se hara bastante tarde y eso, de todas maneras de que estabamos hablando antes de que llegara chano? no recuerdo- digo sentado en una de las mesas que habia en el centro poquemon, deseando que los curaran rapidamente, aunque tambien queria que se tomaran su tiempo, mis pensamientos eran algo contradictorios en ese momento.

- Mmm... déjame pensar... - dice Sophia cuando le preguntas de qué estabais hablando antes de que apareciera Chano - Creo que de todo un poco, jijiji. Me dijiste que habías viajado mucho, así que me preguntaba si habías visitado otras regiones ya que yo nunca he salido de Almia. De echo lo más lejos que he viajado ha sido a Portópolis y a Playa Céfiro, y eso con mis padres - comenta la chica algo avergonzada.