Partida Rol por web

Hiroshi miró a su Magnemite de reojo mientras Fletchling seguía intentando destruir esas cadenas. ¡No pienso largarme hasta que no sueltes a esos pokémon! ¡No puedes obligarles a excavar! ¡y mucho menos tenerlos encadenados! ¡Suéltalos inmediatamente o le diré a Magnemite que te lance un impactrueno!

El hombre te enseña los dientes en una mueca de rabia - Te crees muy valiente amenazando a un desconocido, chaval? Vas a saber lo que es bueno. Mis Pokémon y yo os daremos una paliza a ti y a tu Magnemite. Así aprenderás a no meterte en los asuntos de los mayores. Adelante, Piedraaaa! - El hombre lanza una pokéball y de ella sale un pokémon de aspecto duro, colores azul y marrón y un agujero oscuro el centro de su cuerpo.

Hiroshi sacó su pokédex para ver qué tipo de pokemon se trataba el que tenía frente a él y al comprobar que era de tipo roca torció el gesto. Ninguno de sus dos pokémon conocía movimientos útiles contra él, así que optó por sacar a Magnemite, pues poseía un tipo capaz de enfrentarse a él y no de sufrir tanto como su Fletchling. Confiaba en empezar confundiendo a su rival, con la esperanza de que se golpease así mismo o incluso a su entrenador.

¡Adelante! ¡Usa supersónico y acaba con él!

- Piedra, empieza por aumentar tu defensa con Fortaleza! - Ordena tu barbudo contrincante a su pokémon de tipo roca. Por suerte para ti, tu Magnemite es mucho más rápido que Roggenrola, por lo que da el primer paso y emite un estridente sonido que a los humanos les resulta molesto, pero al pokémon rival lo confunde totalmente. Roggenrola parece desorientado por un momento pero consigue hacerle caso de lo que dice su entrenador y endurece su, ya de por si duro cuerpo, aumentando su defensa física.

Así solo conseguirás retrasar lo inevitable. Digo Hiroshi al captor de pokemon. ¡Adelante, Magnemite, dale duro con un fuerte impactrueno!

- Vamos allá, Piedra. Utiliza Pedrada, dale duro a ese imán!

Magnemite descarga un potente Impactrueno sobre su rival que logra aguantarlo a duras penas, quedando muy débil pero todavía en pie. Roggenrola parece distraído y da la sensación de que se va a caer de un momento a otro debido a la confusión que sufre, pero logra centrarse en las ordenes de su entrenador y desde el agujero oscuro en el centro de su cuerpo lanza dos piedras que impactan en tu Magnemite, aunque gracias a su tipo Acero, el golpe es poco menos que un rasguño. 

¡Vamos!  ¡Acaba con él! Gritó energicamente Hiroshi para que su compañero lograse derrotarle.

El siguiente impactrueno termina de fulminar a Roggenrola y su entrenador hace regresar al pokémon roca a su pokéball. Rechina los dientes y su cara tiene una expresión de rabia - No creas que esto ha terminado. Adelante, Machaca-cráneos! Pon a este chaval en su lugar.

De la pokéball que lanza sale un pokémon de aspecto humanoide de color grisáceo que porta una viga de madera.

Hiroshi observó al siguiente pokemon, tampoco lo conocía así que sacó su pokédex para obtener información del mismo. Al ver que era un pokemon de tipo lucha, temió por los posibles ataques que podría hacerle, ya que Magnemite era de tipo acero y era muy débil. Aún así confió en su gran velocidad y su poderoso ataque especial, por lo que le ordenó realizar un nuevo impactrueno.

- Vamos Machaca, patea a ese imán! - Ordenó el rudo entrenador a su Timburr. Pero nuevamente el factor velocidad jugaba a favor de Hiroshi. Su pokémon lanzó otra potente descarga eléctrica contra el rival que esbozó una mueca de dolor.

El Timburr rival no tardó en contraatacar con una patada baja, un movimiento de tipo lucha que se basaba en la máxima de "Cuanto más grandes son, más pesados caen". Por suerte Magnemite, a pesar de ser un pokémon de tipo Acero y sufrir mucho frente a los golpes de tipo Lucha, no pesaba más que 6 Kilos. Y además contaba con una defensa física bastante robusta. Por lo que el golpe no fue todo lo peligroso que podría haber llegado a ser.

Vamos Magnemite, dijo animando a su compañero, es el momento de acabar con él, cárgate al máximo y golpea con toda la energía de la que dispones, no debemos dejar que éste hombre siga maltratando así a sus compañeros y al resto de pokémon, es inaudito.

- Vamos Machaca, pégale otra patada a ese pedazo de hierro!

Ambos pokémon intercambiaron ataques y quedaron muy fatigados y malheridos, aunque todavía seguían en pie. El hombre, viendo que ya no tenía nada que hacer contra tu Magnemite, lanzó un sonoro bufido acompañado de un par de maldiciones y ordenó a su Timburr ha volver a su pokéball.

- Sin duda eres un buen entrenador, muchacho, eso te lo reconozco - dijo el hombre tragándose su orgullo - Me has derrotado en combate y eso lo respeto. Así que liberaré a los Drillbur. Al fin y al cabo esta cueva no da más de si - escuchas como esto último lo dice con la boca pequeña. Seguidamente se acerca a los Drillbur y suelta sus cadenas. Los pokémon liberados huyen rápidamente, unos adentrándose en los recovecos de la cueva, otros cavando un agujero rápidamente para ocultarse bajo tierra. - Y ahora lárgate. Tengo que terminar uno reporte geomántico de este apestoso lugar.

No. Dijo Hiroshi. No me fio de ti. Tendrás que largarte tú. Aún me quedan pokémon en la reserva y puedo hacer lo que esté en mi mano para que te marches. O de lo contrario iré a buscar a la agente Mara para que te detenga. ¡Largo de aquí! ¡Este ya no es tu lugar y lo más probable es que el resto de pokemon terminen atacándote!

Hiroshi no podía negar que había disfrutado combatiendo, estaba contento de haber ganado pero no quería dejar que se saliera con la suya. Recogió a su pokémon y se preocupó por el mal estado en el que se había quedado. Pero confiaba en ir pronto a un centro pokemon a recuperarle.

El hombre, que ya te había dado la espalda, se gira riendo a carcajadas - ¿La agente Mara? Jajajaja. Adelante chaval, ve a buscarla. Para cuando quiera venir ya habré terminado aquí. - El hombre vuelve a darse la vuelta y camina hacia la tienda que tenía montada mientras te lanza una advertencia - Deja ya de molestar. Puede que ya no me queden pokémon, pero te juro que como intentes algo te aplastaré contra el suelo esa cabeza de melón que tienes.

Hiroshi odiaba las amenazas, así que supo lo que tenía que hacer para cerrar el pico a ese charlatán. Sacó a gran velocidad su segunda pokéball y envió también a Fletchling a la ataque. Hasta ahora había actuado según las reglas de los combates, pero que ese gigantón le amenazase, era algo que no estaba dispuesto a dejar correr.

No te preocupes, primero te dejaré paralizado y luego iré a llamar a Mara.

¡Ataque rápido, Fletchling!  ¡Impactrueno, Magnemite!

El ataque rápido de Fleching fue, efectivamente, rápido. Tanto que el hombre ni se lo vio venir. Tu pokémon le asestó un potente golpe en la cabeza de forma que lo dejó atontado. Magnemite por su parte, aunque estaba muy cansado, no dudó en lanzar una descarga eléctrica contra el barbudo que tan mal se estaba portando. Sin poder reaccionar tampoco al segundo ataque, el hombre cayó fulminado al suelo. Inconsciente debido a la descarga de Magnemite, pero todavía respiraba...

Hiroshi lo primero que hizo fue buscar algún tipo de cuerda o cualquier cosa que le sirviera para atarle. No iba a dejar que se escapara y pretendía ir a avisar a la agente Mara a que lo detuviera. Después revisó sus bolstillos a ver qué encontraba y después confiscó sus pokéball. Un hombre así debería ir a la cárcel, pero sus pokémon no tenían que cargar con su malvado entrenador. 

Después echó un ojo a su alrededor para analizar que no hubiera ningún pokemon estuviera herido y después fue a buscar a la policía.

A Hiroshi no le resultó difícil encontrar una cuerda con la que atar al hombre inconsciente. Seguidamente le requisó las dos pokéball, que contenían a Boldore y Timburr, y finalmente rebuscó entre sus pertenencias para hallar una extraña piedra brillante. Hiroshi no sabía de qué se podía tratar pues no había visto nada parecido en su vida. No se parecía a las piedras evolutivas que utilizaban algunos pokémon para evolucionar. Quizá la profesora Encina podría examinar la piedra.

Después de asegurarse que el villano estaba bien atado, sin posibilidad de escapar, y de que no había ningún pokémon herido en la zona, Hiroshi decidió salir de la cueva para poder avisar a la agente Mara. Utilizando una de las múltiples funciones que tenía la "Pokédex", pudo llamar a la policía aunque tardarían unos minutos en llegar...

Entre tanto, Mari, la chica que había atraído a Hiroshi hasta este lugar llegó corriendo cuando vio aparecer al chico. Venía dando saltos de alegría. - ¡Lo he atrapado, lo he atrapado! Hiro, he conseguido capturar a un Feebas, que alegría! ... Por cierto, ¿dónde te habías metido?