¿Combate a tres?

¡He salido volando de esa maldita habitación! - se le notaba claramente cabreado. - ¡OH NO!

Dio un par de patadas al suelo, estaba cabreado de verdad por haber hecho el ridículo, aunque nadie lo hubiera visto ¡no le gustaba! - ¿Aún aquí vosotros dos? - se sorprendió. - Venga, venga, que esto está siendo aburrido ¿qué tal si empezamos con algún combate ya? ¡Si no, esto va a ser eterno, nadie va a descalificar a nadie!

-¿Combate? -Preguntó Kumi llevándose las manos a sus labios algo sorprendida- ¡Yo vine aquí a hacer pasteles y repostería no a pelear!. ¡El ejercicio físico le sienta muy mal a Pikachu!.

Tras decir esto, señaló a su "Pikachu".

-Si queréis pelearos que sea algo entre chicos, yo voy a buscar ingredientes.

Tras decir esto, Kumi comenzó a buscar por la estancia, algo.

Rakan miró a Hylia, su acompañante. -¿Qué dices, amiga?— dijo con una sonrisa confiada. Hylia respondió mirando a Jorge de manera desafiante.

-Tienes razón, hay que tener algo de emoción, ¿no es así?— se puso en posición de combate al mismo tiempo que su Ampharos y gritó: -¡A pelear!-

¡Por fin alguien estaba dispuesto a luchar! - ¡Vamos allá! ¡Machamp Puño dinámico!

-Vamos Hylia, demostremosles cómo se hace- dijo Rakan mientras tomaba una postura de combate al más estilo desafiante que se le pudo ocurrir. -Hay que comenzar con todo ¿No? Vamos amiga, ¡Utiliza Rayo!-

Kumi y su Mimikyu quedaron en mitad de un fuego cruzado entre Jorge y Rakan. Era imposible buscar nada en mitad de un combate, por lo que ninguno de los dos lo consiguió. Mientras tanto, Jorge fue el primero en querer iniciar aquel combate y envió a su Machamp contra Ampharos. El pokémon tuvo intención de golpearle con uno de sus cuatro brazos, pero Ampharos rápidamente contraatacó con un fuerte rayo que salió de la esfera rosada que tenía en su frente.

El ataque eléctrico golpeó en el corpulento de Machamp enviándolo varios metros hacia atrás y apartándolo ligeramente del combate. Machamp tuvo que tomarse un momento para descansar pues el golpe había sido bastante grave y tanto él como Jorge sabían que si recibía un impacto similar perderían aquella batalla. 

Mientras tanto Mimikyu hacía unos sonidos bastante extraños mientras miraba a su entrenadora. ¿Sería que también tenía ganas de participar?

De pronto un sonido seco se escuchó en la sala, y en las cuatro paredes de la habitación se proyectó una imagen:

Rin acaba de perder su primer combate. Le quedan 2.

Jorge no entendía como su Machamp podía haber fallado ¡pero no pasaba nada, lo volvería a intentar! - ¡Aguanta compañero, destrúyelo!

Por su parte Kumi, molesta por no poder buscar en paz, y teniendo en cuenta que su Pokemon, por algún motivo deseaba unirse a la lucha, decidió tomar una valerosa decisión. Ignorar por completo los deseos de su Pokemon y mirar el combate con suma tranquilidad mientras este se desarrollaba.

-¡Chicos! -Exclamó- ¡Si perdéis el tiempo peleando no podréis hacer vuestros postres!.

Sabía que gritar quizás no fuera la mejor de las maneras para llamar la atención de los jóvenes, por lo que decidió suspirar y esperar a que todo se solucionara como tuviera que ser solucionado.

Esta vez Machamp no falló con el ataque y Ampharos no fue capaz de esquivarlo. Por eso el golpe impactó sobre el pecho del pokémon eléctrico que al golpearlo hizo que diera vueltas sobre sí mismo y quedara mareado y confundido sin saber muy bien a quien tenía que atacar.

En aquellos momentos, la cueva brilló y empezó a drenar la energía del pokémon de Kumi. Había agotado el tiempo en aquella sala sin combatir y se estaba cobrando la energía que consideraba necesaria.

¡Bien hecho compañero! - gritó lleno de gozo y alegría al ver a su Machamp dar un buen golpe. - ¡Venga Rakan, que te quedas en las nubes! - intentó animar a su rival, para que pudiera contraatacar. - ¡Puño bala!

Al parecer la Sala odiaba a su Pokemon, por lo que sin tener mucho más que poder hacer en aquel lugar, decidió huír a la sala contigua, pasando por el arco Amarillo. Quizás ahí su pequeño Pokemon no sería freído por las paredes de la cueva de los dragones. No sin antes despedirse de aquellos dos.

-¡Dejad de pelearos y venid a ayudarme en busca de ingredientes, la Sala esa es Peligrosa!.

Rakan se había quedado petrificado ante el combate sin ser capaz de dar órdenes a Ampharos. El pokémon eléctrico no hacía más que tratar de evitar los golpes que Machamp le mandaba, pero estaba tan confundida que no podía evitar golpearse contras las estalactitas de la cueva que le rodeaban para después recibir un pequeño golpe de Machamp.

Afortunadamente, Ampharos aún seguía en pie, y Rakan podría retomar el combate sin perder la primera vida de su pokémon.

Jorge se sentía ciertamente decepcionado ante el combate, el pobre Ampharons de Rakan parecía no poder recuperarse del aturdimiento y Rakan, por otra parte, parecía estar igual o más confundido que su pokémon. Pero esto era un torneo y los combates que se comenzaban, debían terminarse. - Repite la misma jugada, compañero. - le dijo sin demasiado entusiasmo a su Machamp.

Jorge volvió a actuar ante la impasibilidad de Rakan que estaba ausente. Machamp golpeó con fuerza a Ampharos y ésta quedó completamente debilitada. Segundos después, un par de dittos salieron de los portales teletransportando al pokémon y a su entrenador al centro pokémon más cercano.

Justo en cuanto había terminado el combate una nueva entrandora apareció por el portal verde. Se trataba de Haru Tsuki y de su pokémon Espeon.

Había llegado a la cueva del dragón, allí había cuatro portales con diferentes colores que podría atravesar para dirigirse a una nueva zona de la arena. En ese lugar había una extraña sensación, era como si miles de ojos les estuvieran observando. Por lo demás era un lugar lleno de piedras y rocas que fácilmente podría confundirse con un lugar dedicado a ese tipo. Había muchas zonas oscuras y recónditas y parecía que en cualquier momento algún pokémon pudiera atacarle.

En el centro de la sala se hallaba Jorge Joyero junto a su Machamp que parecía estar algo herido.

De pronto tres sonoros golpetazos retumbaron en la sala y tres imágenes se proyectaron en las paredes de la misma. Las dos primeras:

Que habían sido descalificados de la competición.
Y por último:

Que había perdido su primera vida.

Jorge había perdido bastante vida ante el combate, aunque se alzó con la victoria. Llegó Haru, aquella chica tenía un pokémon de tipo psíquico y eso era devastador contra su pobre Machamp, por lo que decidió hacer lo más lógico. - ¡Corre Machamp! ¡Corre! - y con esas palabras, tanto Jorge como su pokémon, intentaron huir a través de la puerta Roja, pero Jorge era un caballero, no se iría sin al menos saludar a Haru. - ¡Hola chica Espeon! ¿Cómo te va?