Partida Rol por web

¡Hic hic! - reía el pequeño mono. - Me gustas, está bien, te daré por adelantado la mitad del botín si logramos encontrar otro al que echarle las culpas. ¡Como por ejemplo al bicho verde de Blake!

Podías observar a Ai Pon y a Maxwell cuchicheando algo...

-rayos, sucumbi a mi debilidad: cosquillas- en eso observo que maxwell y aipom estaban hablando tranquilamente - esto no puede ser bueno, pero eso me pasa por ser blando - blake baja del arbol poco a poco hasta que cae encima de la cabeza de aipom esperando golpearlo y dejarlo aturdido - nose de lo que estan hablando, pero escucha pequeño mono! Intente ser amable, pero no me dejas otra que portarme firme, ahora hablaras - en eso se voltea a maxwell - y tu más te vale no arrojarme de nuevo o pensar en confabular con el - blake podía tener mal carácter, cuando era pequeño fue tímido y se burlaban de el, pero no permitiría que lo ignoraran otra vez, podía soportar las zarandeadas de mawxell, pero no que lo hicieran a un lado, el buen blake podía ser bastante violento, el reino pokemom puede ser salvaje e impredecible, "regla número 28 de la academia ranger"

Aipom se quedó impresionado ante las amenazas de Blake. - Vaya, vaya, el bichito verde saber sacar la mala uva que lleva dentro. ¡Hic hic! - decía travieso. - Está bien, está bien, os llevaré donde he dejado las cosas. - le guiñó un ojo a Maxwell justo antes de empezar a caminar por el bosque hasta que finalmente llegasteis a un claro. Ai Pon Pon rebuscó entre unos matorrales y le dio a Maxwell un par de Bayas. - ¡Ahora es el momento! ¡Ahora!

La Baronesa de Maxwell se encontraba satisfecha con las bayas que había obtenido; por desgracia para Blake, esta traicionera ex-humana sonreía maliciosamente mientras sus fauces se iban abriendo en dirección a Blake, relamiendo con su sibilina lengua los labios secos y agrietados del Larvitar, ella habló:

-Lo siento, Blake... Todo estaba trucado desde el comienzo...

Entonces la Baronesa de Maxwell saltó con todas sus energías en contra del cuello del Ai Pon Pon, ahora que, en efecto, había revelado el lugar dónde había escondido sus objetos robados; no era necesario mantenerlo con vida y podría hacer una deliciosa sopa de macaco.

Ai Pon Pon, tras esquivar por los pelos el mordisco, llama desesperado a sus primos, entonces aparecen dos Primeapes con muy mala uva, además del respectivo pañuelo morado al cuello.

Blake observa como aipom le da un banquete de ballas a maxwell y esta en respuesta le tira una mordida -bueno eso no me lo esperaba - pensó, sin embargo aquel pequeño macaco era muy escurridiso y en un abrir y cerrar de ojos aparecieron dos grandes primeapes - parece que no tenemos otra opción, después veremos si los haces sopa o estofado de macaco- sin dudarlo saca su arma secreta, la baya de la perdición que le ayudara aliviando su peso al ser lanzada al primer primeape que vio para prepararse a combatirlos - esto le dolera a uno de nosotros y planeo que sea a ustedes - aquellos pokemon eran conocidos por su fuerza y mal carácter, pero les mostraría quien manda. 

La Baronesa de Maxwell sonrió maliciosamente al ver toda la escena que estaba a desarrollarse ante ella; no solo había logrado encontrar el escondite de los objetos robados sino que en estos momentos estaba recogiendo los objetos robados y metiéndolos en su mochila antes de que esos dos macacos buffeados estuvieran dispuestos a partirles las piernas.

-Blake, prepárate. Voy a usar mi técnica especial. No mires hacia aquí por nada del mundo. Cuando grite, ataca.

La Baronesa apretó la mandíbula a la espera de obtener la energía necesaria para realizar su movimiento. Y entonces, cual estallido de energía ocurrió, realizó su movimiento especial a la par que gritaba.

¡Nigerundayo!

Maxwell, usando de cebo a Blake, escapa con parte del botín mientras los monos cabreados, van a por el Treecko de cabeza. Por suerte, el Treecko era bastante ágil y logra ponerse en una posición favorable para atacar el primero.

Los primeapes estan cabreados y antes de que el pequeño larvitar escape, lo tomo por la cola y lo arrojo contra los dos pokemon, seguido por arrojarles mi baya

Blake era fuerte, muy fuerte de hecho, capaz incluso de levantar no dos veces su peso ¡si no tres! Pero de lo que no era capaz era de levantar catorce veces su peso, pues Maxwell pesaba alrededor de 70kg y Blake solo 5kg. Al intentar lanzarlo, lo único que consiguió provocar una ventosidad por el esfuerzo que había realizado.

Los primeapes, que estaban más enfadados que un hincha argentino en el final de la copa, tras ver la situación se ríen bastante. Andan hacia Blake y le dan una colleja (tan fuerte que parece que le han restado algo de vida). - A ver ¿que plátanos pasa aquí, porque le habéis pegado un mordisco a nuestro primo pequeño?

Mientras Blake tiene su cabeza incrustada en el suelo a causa de semejante colleja, la Baronesa de Maxwell ya se encontraba a medio camino de las Residencias, llevando en sus manitas el botín recuperado de los ladrones; siendo por tanto un plan sin ningún tipo de fisuras o daños colaterales. A fin de cuentas, el hostión se lo llevó Blake.

-¡Hohoho! -Exclamó la Baronesa- ¡Cuidado! ¡Ese Pokemon de tipo planta es muy agresivo! ¡Incluso trató de atacarme a mi!.

Blake había caído al piso, el enorme peso de aquella criatura devoradora era demasiado - que cobarde - lo malo es que al levantarse observo a los dos primates atrás de el, aunque se burlaban esta vez de el - bueno, aquella larvitar tiene la mala costumbre de comerse todo lo que se mueva, quería que el pequeño aipom se disculpara por robarle a unos pokemon que se ospedan en una casa cerca... - blake tomo un momento para reflexionar mientras sobaba su espalda después del "golpesito" que le dieron - oigan ¿que significan esos pañuelos que tienen? - la ira paso a la intriga ¿que seria de él? La pelea continuaría? Ganaría? El misterio pañueloso sería desvelado? 

Llegas a la casa donde ocurrió el robo, parece que Doña Moña aún está por ahí y te mira con cara un poco de circunstancia, pues no entiende muy bien porque has venido corriendo como una mera plebeya.

¿Los pañuelos? Curioso que preguntes, pues tu también llevas uno, aunque no del mismo color. - decían los Primeapes con cara de mala leche. - Representan nuestro pertenencia al grupo de "El gran Jefe". Trabajamos por y para él, bueno, al menos la mayoría de las veces, otras preferimos ir a nuestra bola y coger lo que queremos. - miraron ahora a Ai Pon Pon, bastante enfadados con él también. - Tranquilo que se va a disculpar ¡pero con nosotros! ¡Por ser tan inútil y que le hayan pillado robando! ¿Qué te hemos dicho mil y una vez? ¡No confíes en nadie! - le dieron un fuerte golpe y lo estamparon contra un árbol salvajemente.

Nos vamos a llevar el resto de las cosas, un inútil como tu no se las merece. - decían entre risas. - ¡Nos olemos, pringaos! - tras eso se llevaron los objetos que faltaban, dejando al pobre Ai Pon Pon, solo, herido y llorando.

La Baronesa de Maxwell no se encontraba en su mejor momento, bueno, al menos no era una mole de grasa que tenía que moverse a través de vagonetas y railes por su mansión completamente adaptada a toda su magnificencia; pero aún así, el hecho de correr era algo propio de los pobres.

-¡HoHo...Ho...! -Dijo- ¡Houuu... ufff... ufff...! -Resopló energicamente- ¡Misión cumplida!. He encontrado a los culpables y dónde están los objetos robados. -Dijo dejando sobre una mesa lo que había recuperado a modo de prueba- Reunir todos los afectados para devolver los objetos sería una buena idea.

Las sorpresas no paraban de llegar, ni siquiera les pudo poner la baya en la cara o empezó una pelea, incluso aquellos pokemon famosos por su mal carácter se fueron y lo dejaron solo... o más bien solos - o-oye, te encuentras bien pequeño? - era una pregunta incomoda, de cierta forma el lo había conducido a esta situación - esos dos son unos abusones y además malos consejeros ¿no confiar en nadie? Eso es demasiado - tenía muchas emociones revueltas, sin duda pasaron cosas muy raras y todas al mismo tiempo - ¿te gustaría venir conmigo? Prometo que no te haran daño, nisiquiera el larvitar que te quería comer... Incluso te protegere yo... por favor, no te molestes mucho - blake solo penso las cosas de niños son "complicadas".

Sollozando en el suelo, te mira con cierta desesperación. - Pero *snif* pero si no he hecho más que molestarte ¿de verdad puedo ir contigo? ¿De verdad me espera un futuro mejor que trabajando para el Jefe? - las lágrimas brotaban de la cara del pobre Ai Pon Pon, que no hizo otra cosa que correr a abrazarte.

Pero aquél momento tan emotivo pronto se vio interrumpido... Maxwell había llegado con una turba de pokémons enfurecidos que aclamaban sus objetos perdidos.

Miró con desprecio las bayas que habías traido. - Estos pobres... Anda que molestarse tanto por estas chumimadas... Como si yo fuera a robarles tal basura. - dio un silbido y como otros cinco pokémon aparecieron de por los alrededores. - Mirad chicos, trae algunas de vuestras cosas, dice que saben donde están el resto, si queréis seguidle, pero que sepáis que la fianza me la voy a quedar por llamarme mentirosa.

Estas últimas palabras enfurecieron brutalmente a aquellos pokémon, que te siguieron hasta donde habías abandonado a Blake, pero al llegar te topaste con una escena inusual, pues el Treecko y el Aipom, se estaban dando un fuerte abrazo.