Partida Rol por web

Yuki mira a Fiódor sin moverse. Lo está procesando.

-Personas que desaparecieron... ¿Tiene que ver con las cabezas que aparecieron clavadas en lo alto del faro...? -Su expresión es seria, más de lo habitual-. La ciudad, maldita... Claro, tiene sentido... -Murmura para sí. Katsurou mira en su dirección, aunque con su habitual expresión adormilada quién sabe lo que estará pensando-. Entiendo. Te dan miedo los fantasmas. Menudo alfeñique. Pero no tienes que preocuparte, papanatas, ¡yo te protejo! Igual que protejo a Katsurou -Fiódor juraría que el abra ha alzado una ceja... aunque los abras no tienen cejas-. ¡Y seguro que el inútil de Morti ha ido allí a meter las narices! ¡Decidido! -Sin darle tiempo a protestar, engancha su brazo con el de Fiódor -el de la inyección- y le da la mano a Katsurou, todo ello a la par que grita -¡A Ciudad Olivo!

La cara que se le quedó al pobre Fiódor cuando escuchó el veredicto final de Yuki cargado de palabras a las que ya en cierto modo le tenía acostumbrado y su posterior tirón del brazo donde le habían pinchado dejaron claras evidencias de que ese final de día iba a tener que pasarlo tal como lo comenzó.. de nuevo en su casa. Ni un día le había durado su corta excursión a las afueras de su pueblo..

No.. no puede ser..

Con un ligero movimiento, Fiódor se deshizo del agarrón y salió corriendo hacia atrás sin siquiera volver la mirada.

-¡Ni se te ocurra seguirme! - Le dijo aún con el rostro blanco, que bien podía parecer y disimular que realmente era por la más que patética historia de los fantasmas en vez de por el reencuentro con su pueblo - ¡No pienso pisar Ciudad Olivo! Y nada de teletransportarte..

En ese momento volvió su rostro hacia atrás y le sacó la lengua mientras seguía corriendo, sin ser consciente de ello, hacia el tronco de un árbol. El resultado de aquella infantil acción solo estaba a escasos centímetros..

Sintiendo inconscientemente que va siendo hora de mirar hacia adelante, Fiódor vuelve la cara justo a tiempo para darse completamente de bruces contra el tronco de un árbol. Aturdido, trastabilla y cae al suelo de espaldas. Por la cara siente correr un líquido cálido, salado y que, cuando mira hacia abajo, resulta ser rojo también. La nariz y los labios, con lo que ha parado el impacto del árbol, le duelen muchísimo.

Y ni siquiera ha venido Farf a consolarlo como de costumbre.

A través de los ojos anegados en involuntarias lágrimas* puede ver una figura oscura que se inclina a su lado.

-¿Cómo puedes ser tan, tan... papanatas? -La cabeza de Yuki le tapa justamente el sol que de otra forma le daría en la cara. No es capaz de discernir si su expresión es esa expresión malhumorada tan propia suya o si más bien es expresión de pena. Está en cuclillas junto a él, con los antebrazos apoyados en las rodillas y el ceño fruncido. Cuando vuelve a hablar, su tono suena más calmado y hasta maduro que de costumbre.

-¿Por qué no quieres ir a Ciudad Olivo? Esta vez, la verdad. Katsurou dice que esa historia de los fantasmas no es cierta y yo me fío de él, porque sé que él... bueno, es más listo que yo -admite. -No tienes que ir a la ciudad si no quieres, pero... -Rebusca en el interior del saquito que lleva puesto y, por un fugaz momento a Fiódor le parece ver que, efectivamente, tiene pecho cubierto por un vendaje, pero es solo un momento: en seguida encuentra un pañuelo de tela grande y limpio que le tiende al chico y vuelve a ajustarse la ropa bien-. Por favor, no vuelvas a hacer una estupidez así. No quiero que te mueras y hoy ya has estado a punto de hacerlo dos veces.

Dolor y mareo.. aquello era lo único que sentía Fiódor mientras permanecía tumbado en el suelo boca arriba. Ni siquiera recordaba cómo había llegado hasta esa posición después de haber estado corriendo.. pero lo cierto era que le dolía todo el rostro. Sin poder evitarlo, se llevó una mano a la cara y trató de incorporarse.. aún así, al mínimo intento, el mareo se intensificó impidiéndole terminar aquella acción y obligándole a tumbarse de nuevo..

-Me duele todo..

Las palabras le salían entrecortadas y con cierto tono lastimero y suave.. sin embargo, cuando la chica comenzó a hablarle de aquella forma en la que lo hizo.. una forma en la que no le había oído hablar nunca, un ligero rubor comenzó a aparecer en las mejillas del joven. Aún así, entre la sangre y los rasguños del golpe apenas debía ser visible para la chica.

-Ehm.. gracias - Añadió cuando cogió el pañuelo que le ofrecía y tras fijarse que, tal como sospechaba, Yuki llevaba un vendaje en el pecho quizás con la intención de disimularlo (aquello por supuesto le hizo enrojecer más aún..) . Aún así, trató de desechar rápidamente aquella imagen de su cabeza, así como la confusión del por qué se había ruborizado al notarla preocupada por él.. pues sospechaba que el Pokémon de su compañera no tardaría en darse cuenta de ello.

-¿Quieres que sea sincero? Prométeme que no te reirás de mí.. - Tras decir aquello soltó un suspiro y se incorporó colocándose en posición sentada y mirando hacia el rostro de la chica - Mi familia es una familia muy.. distinta a mí. Son muy tradicionales, viven en Ciudad Olivo y jamás han salido de allí. En Ciudad Olivo me siento como un pájaro enjaulado.. necesito conocer mundo, es por ello que justo esta mañana decidí escaparme de casa con Farf.. si vuelvo y ellos me ven no tardarán en volver a encerrarme en casa.. Ésa es toda la razón por la que no quiero volver a Ciudad Olivo.. Sé que suena patético.. pero es así..

En aquel momento ya le daba igual que la chica se mofara de él.. necesitaba desahogarse con alguien y, aunque entendía que aquello podía resultar bastante irrelevante para cualquier persona, para él era una carga que se hacía por momentos insostenible. Quizás fuese por su personalidad soñadora, pero permanecer encerrado y limitado por una ciudad era algo que no podía soportar.

-Oh... ¿Entonces era eso? -Yuki sonríe, pero no es una sonrisa burlona en absoluto, en todo caso podría decirse que es una sonrisa de satisfacción. -Vaya, si al final va a resultar que tienes sangre en las venas y todo. No me refiero a la que te está saliendo por la nariz. Yo... puedo entenderlo. Lo de tus padres. Lo del pájaro. Tienes que hacerte un hombre. Tienes que ser tú mismo, ¿verdad? -Durante solo un segundo desvía la mirada, que parece perdida, melancólica, pero es tan fugaz que ni siquiera se le ha borrado del todo la sonrisa de la cara, solo se ha transformado en una especie de mueca de insatisfacción... solo un instante. Enseguida retoma la expresión y el hilo de la conversación anteriores y continúa, como si no hubiera hecho esa breve pausa: -¡Entonces no hay de qué preocuparse! ¿No? Podemos ir a Ciudad Olivo. Con que no te encuentres con tus padres será suficiente, ¿no? En cuanto los veamos aparecer podemos teletransport... -Yuki se interrumpe y mira a Katsurou, como si este hubiera dicho algo aunque, como de constumbre, no ha emitido sonido alguno y, por su aspecto, igual podría estar durmiendo-. Ah, claro. Lo estarán buscando. No se me había ocurrido... ¿En serio te marchaste sin decir nada, ni una nota?  

La respuesta de Yuki dejó totalmente descolocado a Fiódor. Casi parecía que la chica había madurado a cuando la conoció esa misma mañana.. al menos no le había soltado ninguna bordería e incluso supo contestar de una forma que en cierto modo dejó maravillado al chico. Pero lo que realmente le llamó la atención de todo aquello fue esa extraña mirada melancólica que apenas duró unos segundos. ¿A qué se debería? ¿Quizás ella también había tenido problemas similares con sus padres?

Fiódor sentía la necesidad de preguntarle para saciar su creciente curiosidad.. aún así creyó que lo mejor era dejarlo estar. Si realmente Yuki necesitaba contarlo a alguien ya lo haría cuando fuese conveniente, al fin y al cabo él estaba ahí para ayudarla en lo que pudiese cuando ella lo considerase oportuno.

-¡Oye! Pues claro que tengo sangre en las venas.. - Contestó soltando una carcajada. Luego miró cariñosamente a la chica y se levantó del todo. El mareo aún persistía pero, por fortuna, era menor que hacía unos momentos - ¡Me sorprendes, Yuki! Si no te conociera de verdad pensaría incluso que eres una chica madura y responsable - Sonrió divertido y avanzó hasta colocarse junto a la chica - Bien, vayamos a Ciudad Olivo.. y si hay algún problema.. bueno, ya veremos como solucionarlo. Pero tienes razón, no puedo estar evitando siempre a mis padres.. tengo que ser yo mismo..

Sin embargo, tras la última pregunta de Yuki, Fiódor se llevó una mano al cuello como gesto algo avergonzado a modo de respuesta. Quizás debería haber escrito una carta de despedida a sus padres antes de marcharse.. no lo había pensado hasta el momento en que Yuki le preguntó aquello. Pero no era la primera vez que se escapaba.. así que probablemente sus padres se imaginasen qué era lo que había ocurrido.

-Es que no me conoces de verdad- contesta, cortante. Su expresión se ha vuelto totalmente seria. Vuelve a fruncir el entrecejo. Se da la vuelta bruscamente, en un silencio hosco. Al cabo de un rato murmura -No sé si tus padres lo habrán entendido o... Bueno, es igual. -Agarra a Fiódor del brazo sin ningún miramiento y, de hecho, aún sin mirarlo a la cara. -Vamos. ¡Katsurou, Teletransporte! -El pokémon no se mueve, parece estar poniendo alguna objeción telepáticamente, pero esta vez, Yuki no parece estar en disposición de escucharlo. -¡KATSUROU, TELETRANSPORTE! -ruge. Solo una nota, una sílaba, no tiene el tono adecuado, es demasiado aguda, se quiebra. Fiódor sabe que en algún momento ha puesto el dedo en la llaga, pero no está seguro de en qué momento ha sido y enseguida ese pensamiento queda relegado de su mente cuando otra presencia la invade, con una cierta violencia.

Sin obedecer a su voluntad, forzados, un montón de recuerdos sobre Ciudad Olivo desfilan por la mente del chico tal como si alguien estuviera hojeando un libro. Es la mente del abra la que ha entrado en la suya y rebusca en sus recuerdos de la ciudad. No obstante, el chico puede percibir un fuerte sentimiento de culpabilidad en la presencia de Katsurou en su mente. Selecciona un recuerdo de un callejón apartado, sin carga emocional y se fija en él, claramente preparándose para transportarse a ese lugar.

¿Qué había podido ocurrir para que la chica tomara esa actitud? ¿Le había molestado aquello que le había dicho? ¿No se había notado que era una broma? Fiódor no lo entendía, hasta hacía un momento Yuki estaba siendo una chica maravillosa que se preocupaba por él y con la que comenzaba a encontrarse seguro y en confianza, y justo en ese momento algo cambia y se vuelve fría y distante. El agarrón era un claro ejemplo de ello, pues sin mirarle siquiera le agarró con fuerza y tiró de él.

-Yuki.. 

La frase fue claramente cortada cuando notó cómo una presencia entraba en su mente. Por un instante, Fiódor se sintió inseguro y trató de cerrar las puertas que daban a sus pensamientos.. pero al momento comprendió que se trataba de Katsurou. El pokémon parecía buscar un lugar seguro donde teletransportarse.. por lo que Fiódor liberó la tensión del momento anterior y dejó que se adentrara en sus pensamientos sin ningún tipo de barrera, es más, incluso le facilitó los lugares más seguros que él mismo conocía de Ciudad Olivo.

Cuando por fin pareció que el Pokémon encontró un lugar adecuado, Fiódor intentó comunicarse con él. Nunca lo había hecho, pero sabía que podría hacerlo.. quizás fuese como pensar mentalmente. No debía ser complicado.. o eso esperaba.

-Katsurou..* - Lo nombró preguntándose si estaba haciendo lo correcto y, sobretodo, cómo sonaría la voz del Pokémon en su interior. Al fin y al cabo era la primera vez que se comunicaba con él - ..¿qué ha pasado? Yuki.. Yuki se ha enfadado por lo que he dicho, ¿verdad? Pero.. creía que había sonado a una inocente broma, o al menos ésa había sido mi intención..

Era extraño, pero Fiódor se sentía terriblemente mal por ver a su compañera tan distante de él. ¿Pero por qué se sentía así? Al fin y al cabo solo era una persona más a la que estaba usando para viajar y conocer mundo.. ¿o realmente no era del todo así?

La presencia telepática de Katsurou no tiene voz. Al menos, no una voz que diga palabras con sonidos como las voces a las que Fiódor está acostumbrado. Sin embargo, ciertamente entiende lo que le dice y puede comunicarse.

Las imágenes de Ciudad Olivo se desvanecen de la mente del chico conforme otros recuerdos, que no ha vivido nunca, la inundan. En su cabeza puede ver a Yuki. Está en una casa similar a las de Ciudad Iris, pequeña, sencilla y de madera y Fiódor sabe, porque Katsurou lo sabe, que es su casa y que alrededor solo hay campo, pues está a las afueras de la ciudad, aunque apenas a un cuarto de hora ella. Los recuerdos se suceden, se solapan y se entremezclan: Yuki con un montón de bolsas de la compra, Yuki haciendo la comida -huele que alimenta-, Yuki partiendo leña, Yuki quitando la nieve del tejado con una pala, Yuki tendiendo sábanas -Fiódor recuerda estar cargado con un montón de sábanas blancas que humedecen su pelaje dorado... pero él no ha ayudado a Yuki a hacer la colada ni tiene el cuerpo recubierto de un pelaje dorado-, Yuki persiguiendo a un spinarak con una escoba... En ninguno de los recuerdos aparece nadie más.

Yuki desnuda y con el pelo mojado, sentada en la cama... Evidentemente, lo importante para Katsurou en este recuerdo no son los diminutos pechos de la chica, que confirman definitivamente la teoría del chico, sino lo que hay entre ellos: un moratón enorme le ocupa gran parte del tórax y, a juzgar por las marcas que se observan, es posible que tenga alguna costilla rota. Fiódor no puede verle los ojos porque tiene la cabeza agachada sobre sí misma, concentrada en colocarse correctamente un vendaje limpio. Al chico le parece que tiene los labios apretados, pero aparte de eso no emite una sola queja de dolor. Como si presintiera su mirada, ella levanta la cabeza, le mira a los ojos y sonríe.

-¡Con un golpe como este no habrá enemigo que se te resista! ¡Ni siquiera el estúpido Clefairy del imbécil de Morti! -Fiódor siente la culpabilidad y preocupación de Katsurou en sus recuerdos-. Venga, no me mires así. ¡Si casi no me duele! Hace falta mucho más que esto para acabar conmigo. -La chica sonríe -sonrió- con más confianza-. Estoy orgullosa de ti.

-¡Venga, Katsurou! -Otro recuerdo se intersecta con el anterior. Yuki está plantada frente a él, vestida con uno de esos trajes parecidos a un hakama que suele llevar, con expresión decidida, los labios apretados, las piernas separadas, las rodillas flexionadas, los pies firmemente clavados en el suelo, los brazos en tensión y los puños apretados, levantados en postura de combate pero algo separados, como esperando recibir un golpe. -¡Adelante, Cabezazo Zen!

Fiódor puede sentir la duda de Katsurou. "Pero, yo no quiero hacerte daño..." No son palabras, pero el chico puede percibir con precisión los sentimientos del pokémon. Yuki parece enfadada, o al menos molesta.

-¡Vamos! ¡Sabes que puedes hacerlo!

El abra golpea, pero flojito.

-¡Katsurou! ¡No puedes dudar! Vamos, ¡con todas tus fuerzas! Yo estaré bien, no tienes que preocuparte. Pero si quieres luchar, esto es lo primero que tienes que aprender. Tienes que enfrentarte a un adversario real. No podemos seguir entrenando siempre con muñecos de paja. Ahora, venga, pégame de verdad, como hemos estado practicando. ¡Cabezazo Zen!

Los recuerdos se van desvaneciendo y solo queda la conciencia del abra, expectante... y un montón de misterios sobre la vida de la extraña chica.

Las imágenes se sucedían una detrás de otra, pero en todas había un concepto claro que no pasaba desapercibido para el chico. Yuki había tenido que aprender a sobrevivir sola.. cuando lo normal en la edad de ellos era disfrutar de la vida, ella había tenido que estar buscando la manera de vivir el día a día realizando los quehaceres diarios.. y lo sorprendente era que, además, sacaba fuerzas para fortalecerse junto a Katsurou.

Yuki era mucho más madura de lo que jamás sería Fiódor. Cada una de las palabras que la chica le había dedicado momentos antes cobraban un sentido mayor de lo que se imaginaba el chico hasta ese momento. Y él, sin embargo, no había prestado toda la atención que debía y le había dicho que incluso parecía madura.. Incluso aunque lo hubiese dicho solo con la intención de bromear.. era un acto ruin decirle aquello precisamente a Yuki.

Sin dudarlo ni un solo instante, y cuando las imágenes terminaron de sucederse, Fiódor se soltó de agarrón de la chica y se colocó justo enfrente de ella.. mirándole al rostro y agarrándole suavemente los hombros para que no le evitara.

-Yuki.. lo siento - Le dijo con tono arrepentido - No quise molestarte con esa frase.. No lo dije con esa intención y no te mereces que alguien te diga precisamente lo que yo te dije.. - No creía conveniente decirle que Katsurou le había mostrado toda aquellas imágenes, al fin y al cabo era parte de la vida privada de la chica y era más que comprensible que no le hiciese gracia que alguien las hubiera visto - .. Es por eso que quiero pedirte disculpas. ¿Podrás perdonarme?

El chico siguió mirándola de forma arrepentida. No sabía qué diría la chica, pero había sentido la obligación de decirle aquello.. Sin embargo, justo en ese momento le vino una extraña sensación.. Hacía demasiado tiempo que no escuchaba a Farf.. con el golpe y el resto de sucesos casi ni había prestado atención a su Pokémon. Sin poder evitarlo, desvió momentáneamente la mirada de la chica y le buscó por los alrededores.

-¿Farf?

-¿Eh? -La chica tenía aún la expresión ensombrecida, pero ante las palabras de muchacho su expresión deja paso enseguida a una de sorpresa- ¿A ti qué bicho te ha picado? -Se sacude- No tengo que perdonarte nada, papanatas. -Lo mira con el ceño fruncido, intentando averiguar qué es lo que ha hecho que el chico le venga con esas. 

Katsurou observa la conversación, aunque como de costumbre, se guarda lo que piensa.

-Bueno, ¿nos ponemos en marcha o...?

En ese momento se da cuenta de que Fiódor parece estar buscando algo... o a alguien.

Efectivamente, por los alrededores no parece haber ni rastro de Farf.

¿Desde cuándo había desaparecido su Pokémon? Una maldición salió de los labios de Fiódor mientras seguía buscándolo con la mirada entre los árboles o por el cielo.. sin embargo no había rastro de él. ¿Cómo había podido ser tan descuidado?

-Yuki.. - Dijo volviendo a centrar su atención en la chica - ¿Cuándo fue la última vez que viste a Farf? No lo veo por aquí y él no se marcharía sin avisarme.. algo ha debido pasar..

En su tono de voz se notaba que el chico estaba preocupado.. Si algo le pasara a su Pokémon no sería capaz de perdonárselo nunca.

-¡Farf! - Comenzó a gritar lo más fuerte posible con la esperanza de que si el Pokémon le oía graznara o volviese.

Nervioso, Fiódor revisa el campo a su alrededor, pero no parece haber rastro de su amigo. Cuando grita, no obstante, el sonido de un repentino aleteo le hace volverse hacia unos árboles cercanos... solo para ver a un pidgey salir volando alarmado por el escándalo. De Farf, sin embargo, no hay señal alguna.

Yuki y Katsurou se miran, sin poder ocultar un sentimiento de culpabilidad por la parte que les toca de haberlo dejado atrás.

-Pues, hmm... En el hospital estaba con nosotros, pero como nos fuimos, eh, algo precipitadamente...

Sin mediar palabra con su entrenadora, el abra se teletransporta junto a Fiódor -el chico aún no lo ha visto dar un solo paso- y, tomando de la mano a ambos, los tres desaparecen nuevamente del lugar.

-¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!!!!!!! -Antes siquiera de que el muchacho pueda hacerse consciente de dónde está o qué hay a su alrededor un grito tremendamente agudo le perfora los tímpanos.

-¡Ah! ¡Host...! ¡Pero cómo se os ocurre teletransportaros directamente en la consulta! -La doctora de antes les reprende atónita con una jeringa en la mano, mientras una ancianita con pinta de ir a darle un ataque al corazón se apresura a colocarse bien la ropa interior y bajarse la falda muy aturulladamente.

Y de repente volvían a estar en aquel lúgubre lugar, con el extraño olor a medicinas, con agujas afiladas que pinchar en suaves brazos, y con una mujer anciana con la falda subida*. Fue un acto instintivo, no tuvo ni que pensarlo para retirar la mirada de aquella mujer mientras se disculpaba atropelladamente y su rostro se enrojecía. Tendría que hablar muy seriamente con Yuki por eso de las teletransportaciones sin avisos..

-Perdone, doctora - Dijo poco después cuando por fin la mujer mayor se hubo colocado todo correctamente - ¿Has visto por casualidad a mi Pokémon? Estuve aquí hace un rato, y creo que con las prisas no llegó a teletransportarse con nosotros.. 

Al pronunciar eso algo se le vino a la cabeza al muchacho.. Antes de que Yuki diera la orden de teletransportarse a Katsurou la doctora estaba apunto de decir algo sobre ella. ¿Había algo más que desconocía de la chica? Con cierto disimulo desvió su mirada hacia ella.. cuando estuvieran de nuevo solos le preguntaría sobre ello. Mientras tanto cruzaba dedos porque Farf estuviese allí.

Yuki no parece percatarse de la mirada del muchacho. Está mirando alrededor como si esperara ver a Farf posado en cualquier parte. La anciana, mientras, continúa quejándose con su vocecita aguda y frágil, aunque al menos eso es un buen indicativo de que no le ha dado un infarto.

-Qué desconsiderados son estos jóvenes de hoy en día, dando sustos a una pobre anciana como yo, ¡sinvergüenzas! Ay, cómo me late el corazón...

La doctora mueve la cabeza desaprobatoriamente, pero igualmente contesta:

-¿El farfetch'd que os dejasteis aquí cuando os largasteis dejándome con la palabra en la boca? Sí, como estaba muy nervioso le abrí la ventana y salió volando -explica, señalando vagamente una ventana que hay un lado de la consulta, por donde entra a raudales la brillante luz del sol.

¿Salió volando?

Aquellas palabras fueron lo más similar a un jarrón de agua fría que se cayera sobre la cabeza del muchacho. ¿Adónde habría ido su Pokémon? Seguro que al verse solo habría tratado de ir a buscarlos.. quizás estuviese de camino a la ruta donde habían estado momentos antes.. o quizás no.

-¿En qué dirección se fue? - Volvió a preguntarle ahora con cierta premura por salir al encuentro de su Pokémon lo antes posible - ¿Quizás hacia el Oeste? Por favor, trate de recordar.. es importante para mí.

Sin embargo, justo en ese momento se le ocurrió algo. Si Katsurou había sido capaz de comunicarse con él mentalmente, quizás pudiese hacerlo con el Farfetch'd.. No sabía los límites que tendría aquella habilidad, así que por proponerlo no perdería nada. Si no podía ser tendría que buscarlo a la manera tradicional.. siguiendo la última ruta que hubiese tomado su Pokémon.

-Yuki, ¿Katsurou podría comunicarse mentalmente con Farf? - Le dijo a su compañera tras esperar a la contestación de la doctora - Si es así podría preguntarle dónde está, o alguna imagen que nos permitiese teletransportarnos hacia donde se encuentre.

En su interior solo era capaz de cruzar dedos para que la respuesta de la chica fuese afirmativa. Jamás se había sentido tan angustiado.. su corazón latía rápidamente debido al miedo que sentía y sus manos y cuerpo sentían un frío irracional a pesar de la calurosa tarde-noche de verano. ¿Dónde estaría su Pokémon y cómo podría llegar hasta él? Ésa era la cuestión que tanta aflicción le provocaba y que necesitaba resolver lo antes posible.

La doctora no lo sabe.

-Simplemente salió volando...

Ante la subsiguiente pregunta, entonces, Yuki contesta:

-Eh... ¡pues claro que puede, papanatas! Aunque no sé si... ¿Katsurou, puedes contactar con Farf? ¿Está en tu rango? -Hay un segundo de silencio durante el cual parece que se ha quedado hablando sola porque el abra está sopa, pero luego, a juzgar por las apariencias respondiendo a algo que solo ella puede oír, se vuelve al muchacho de nuevo-Parece que no está a su alcance, pero va a seguir intentándolo...

Ninguna de las dos preguntas tuvieron una respuesta deseada para Fiódor. El pobre comenzaba a desesperarse, ¿cómo iba a encontrarlo si no sabían ni adónde había ido? Lo más probable es que hubiese echado a volar hacia el lugar dónde creyese que iría su dueño, pero.. ¿realmente sería así? ¿Realmente debían buscar por la ruta donde habían estado momentos antes?

-Katsurou, por favor.. intenta ponerte en contacto con él todo el tiempo - Dijo al Abra. Luego miró a Yuki y le cogió de la mano mientras le miraba casi suplicamente - ¿Crees que habrá ido a la ruta en nuestra búsqueda? ¿Si estamos cerca de él Katsurou podrá comunicarse con Farf? - Las preguntas salían una detrás de otra sin darle tiempo a que la chica pudiese siquiera contestar - Por favor.. dime que sí.. y teletransportémonos..

La premura no era injustificada, pues pronto se haría de noche.. lo que complicaría más aún la búsqueda del Pokémon. Fiódor era un hervidero de sentimientos negativos en aquel momento.. miedo por no encontrar a su compañero, sentimiento de culpa por no haberle prestado la suficiente atención, la impaciencia por saber que si no lo encontraban pronto probablemente aquella tarea se complicase más incluso.. Sabía que debía calmarse y actuar de forma madura, pero en aquella situación no podía.

Cuando el chico le coge la mano de esa forma tan repentina, Yuki parece azorada por un momento.

-Eh, es posible... Desde luego es un buen lugar donde buscar... -contesta algo aturullada-. En cuanto estemos más o menos cerca Katsurou no debería de tener ningún problema para contactar con él, así que no debería de ser muy difícil... ¿verdad, Katsurou? -Asiente para sí, recuperando su habitual firmeza. Sin soltar la mano del chico, tiende la otra hacia su pokémon. -Vamos.

Ante la aún atónita mirada de la doctora y la señora mayor, los tres desaparecen.

El abra los hace aparecer justo al principio de la ruta 38, a las afueras de  Ciudad Iris. Yuki se dirige al pokémon psíquico con tono amable -para ser ella-:

-Katsurou, ¿estás bien? Hoy nos hemos teletransportado muchas veces...* Si necesitas descansar...

El pokémon sacude la cabeza vigorosamente.

-¡Miii...! -En comparación con otros abras, su voz es algo grave. En cualquier caso, parece estar dispuesto a esforzarse lo que haga falta para encontrar a Farf.

Hasta entonces se había dejado llevar por los nervios y ni había pensado las posibles consecuencias que habían podido tener sus actos, sobretodo al coger de aquella manera la mano a Yuki. Fue verla azorada lo que le hizo percatarse de qué era lo que había hecho realmente, y.. aunque coger de la mano no era nada fuera de lo normal, Fiódor no tardó en ruborizarse desviando la mirada momentáneamente hacia el suelo fruto de la vergüenza del momento. ¿Por qué se sentía así con Yuki? No era la primera vez.. cuando le ayudó después del golpe con el árbol le ocurrió algo parecido.

Casi ni pudo pensar en aquello cuando la chica dio la orden a Katsurou para que los teletransportaran de nuevo a la ruta. ¿Cuántas veces los había teletransportado durante aquel día? Ya había perdido la cuenta, e incluso comenzaba a acostumbrarse a aquello, pero era evidente de que el Abra comenzaba a tener los primeros síntomas de cansancio.. Estaba realizando un gran esfuerzo por ellos, y la determinación con la que contestó a la pregunta de Yuki logró provocar un sentimiento de admiración en Fiódor. Realmente era un Pokémon maravilloso.

En cualquier caso, junto al sentimiento de admiración.. también vino uno de culpabilidad.. pues, al fin y al cabo, por su falta de atención ahora solo estaban perdiendo tiempo y energías.. Katsurou estaba realizando grandes esfuerzos.. y Yuki permanecía a su lado, animándolo a su manera y ayudándole a encontrar a su Pokémon, pero lejos de su objetivo principal: Morti. Les debía una, era algo que Fiódor no pensaba olvidar..

-Yuki, Katsurou.. muchas gracias - Dijo en tono suave justo antes de comenzar la búsqueda gritando el nombre de su Pokémon con la intención de que pudiera oírle si se encontraba cerca..