Partida Rol por web

-¿Tan importante es esa cita? - Preguntó Fiódor pasando a un primer plano en aquella conversación - ¿Lo es más que salvar a la ciudad? Si tantas vueltas de cabeza le has dado como dices.. pospón esa cita y comencemos a buscar una solución ya para el verdadero problema.

Quizás lo que tuviese que hacer Morti fuese importante, ¿pero lo era más que salvar a la ciudad sin tan en peligro estaba? En cualquier caso, Fiódor no pudo evitar decir aquello.. Aún así decidió no añadir más y esperar a la contestación de Morti o a Yuki si ésta tenía algo que decir, pues en aquel asunto él no era más que un mero espectador que poco a poco comenzaba a comprender algo.. pero que se encontraba realmente distanciado de los verdaderos actores, Yuki y Morti.

-No, no es tan importante-. Contesta calmadamente. -Pero no quiero posponerla porque hay pokémon de por medio. -Saca una ball de su bolsillo, no con ademán de lanzarla. Simplemente la agranda, la sostiene en la mano y la muestra a sus interlocutores con gesto lánguido. Es una cebo ball-. He quedado para intercambiar este chinchou por un litwick. Me lo ha dado un amigo. Sé que la persona que me va a intercambiar el litwick que ha capturado no tiene interés en él, de igual modo que no creo que se pueda decir que yo sea el entrenador real de este chinchou. Por eso mismo, aunque sea un pokémon eléctrico, no lo he ofrecido para las labores de apoyo esta mañana y preferiría que, por lo que pueda pasar, se encuentre lo antes posible con quien va a convertirse en su compañero y compartir su vida, en vez de estar metido en esta ball conmigo. Al igual que prefiero que ese litwick esté conmigo. No es que ese chico lo vaya a tratar mal, pero... creo que se sentirá más a gusto una vez conozca a Clefairy y los demás que metido en una ball esperando un intercambio pospuesto indefinidamente.

Yuki asiente. Mantiene su habitual expresión seria, aunque más allá de que en general detesta a Morti es difícil adivinar qué está pensando.

-Si Katsurou no tiene inconveniente, yo no lo tengo.

-Miii. -El abra se encoge de hombros con sencillez, mirando a cada uno de los presentes con sus ojos como finas líneas.

Fiódor asintió con la cabeza, quizás no era un asunto de vital importancia.. pero si Yuki había aceptado no le quedaba otra que dejarles que resolvieran el asunto de los Pokémon antes de nada. Además, sentía curiosidad por ver un Litwick ya que no le sonaba en absoluto.. seguro que sería algún Pokémon de otra región.

-Vale, vayamos entonces.

Justo en ese momento tocó suavemente las plumas de Farf para que no volviese a pasar lo que ocurrió la otra vez, y se acercó hacia Yuki para tocar su mano y así proceder al teletransporte. Sin embargo, al acercar la mano a la de la chica, un ligero rubor apareció en sus mejillas a la par que desviaba la mirada de forma disimulada hacia el suelo.

Esto.. ejem.. bueno, solo serán unos segundos.. No hay por qué cortarse tanto, ¿no? Además, seguro que ella ni presta atención a esto..

Realmente era curioso, ya que no había sido la primera vez que había sentido el contacto de la mano de la chica sobre la de él.. pero en aquel momento sentía como si estuviese haciendo algo prohibido*.

-Bien -Yuki asiente. -¿Dónde has quedado? -le espeta a Morti.

-En el Centro Pokémon -contesta el líder con tranquilidad.

La chica lo agarra por un brazo como si fuera a salir corriendo -cosa que el chico rubio no ha hecho el más mínimo ademán de hacer- y, sintiendo la mano del otro muchacho en la suya, lo mira. No se le escapa la expresión tímida del chico.

-Bueno, ¿y a ti qué te pasa ahora, papanatas?

Sin prestar mucha atención a lo que hacen los humanos, Katsurou toma la otra mano de Fiódor -decididamente no va a darle la mano a Morti y Yuki ya tiene las dos ocupadas- y en un abrir y cerrar de ojos, los árboles se convierten en edificios.

Ciudad Trigal se alza a su alrededor.

-No me pasa nada, zopenca - Le contestó mientras disimulaba la timidez soltando una nerviosa carcajada.

Sin embargo no le dio tiempo a escucharse a sí mismo riendo cuando su mano contacto con la de Katsurou y un leve vértigo hizo acto de presencia en el cuerpo del chico. Cuando se recuperó del momentáneo mareo comprobó sorprendido que habían vuelto a teletransportarse.. y es que, aunque sabía que aquello iba a ocurrir, no pudo evitar que le cogiera desprevenido.

-¿D-dónde estamos?

El chico tardó varios segundos hasta caer en la cuenta de que estaban en Ciudad Trigal. Tras aquello buscó con su mirada a Farf.. después de lo ocurrido hacía unas horas no se fiaba del todo de las teletransportaciones.

-¡Cruá! -Grazna el pájaro, posado en el hombro de Fiódor.

-Eso es el Centro Pokémon -señala Yuki, contestando a la pregunta de Fiódor y, de paso, informando a Morti.

Se encuentran en en una calleja junto al Centro Pokémon. Está prácticamente desierta pero desde aquí puede apreciarse que el Centro está bastante bullicioso. El atardecer ya está acabando y la mayor parte del cielo puede verse de ese color añil que precede a la noche.

-Yo... esperaré fuera -masculla la chica.

Morti la mira con una ceja levantada.

-¿Estás segura? ¿No temes que vaya a huir o algo por el estilo? -Pregunta con lánguida ironía.

Ella le dirige una mirada ácida, pero no contesta nada.

El chico mira a Fiódor por si tiene algo que añadir, se encoge de hombros y se encamina hacia el edificio.

-Vuelvo enseguida.

Una vez Morti se ha dado ya la vuelta, Yuki murmura mirando a un punto indeterminado con el ceño fruncido y gesto hosco:

-No me gusta mucho Ciudad Trigal... -Fiódor no tiene muy claro si se está excusando por su extraño comportamiento o si solo piensa en voz alta, pero en cualquier caso no le pasa desapercibido que, mientras lo dice, la chica extiende una mano y acaricia la cabeza de Katsurou. Es solo un momento, pero es la primera vez que el chico le ve un gesto de ternura así.

Tanto las palabras como el gesto de Yuki sorprendió en gran forma a Fiódor. ¿Qué habría pasado en Ciudad Trigal? Aquello era una incógnita para el chico, que permanecía mirando disimuladamente a la chica. Sentía demasiada curiosidad, aún así no se atrevía a preguntarle, al menos no de momento.. pero el paso de los segundos y el frío silencio tras las últimas palabras de la chica provocó que Fiódor se volviese del todo para mirarla.

-Yuki, ¿estás bien? - Le preguntó mientras llevaba su mano al hombro de ella tratando de darle apoyo - ¿Quieres que nos alejemos algo de la ciudad? No habrá problema con Morti si cuando regrese Katsurou se pone en contacto mentalmente con él..

Ver a la chica de aquella forma era todo un misterio para el chico, a pesar de todo decidió no hacer ninguna pregunta directa.. si la chica sentía la necesidad de contarle algo, él la escucharía y trataría de animarla o darle su opinión al respecto. Hasta entonces lo mejor era darle tiempo.

-¿Alejarnos de la ciudad? -La chica suelta un resoplido. -Menudo pelagatos. ¿Qué te crees, que esto es Ciudad Iris? El rango de Katsurou no llega ni al barrio de al lado. -Pese al contenido de la respuesta, la chispa con la que habitualmente insulta al muchacho parece apagada y no hace ademán de retirar la mano que le ha puesto sobre el hombro. -Esta maldita ciudad parece que no se acaba nunca... -Comenta, más para sí que para él y con tono más melancólico que enfadado, mirando hacia un lado. Durante un largo instante permanece callada, luego añade, con la misma expresión:

-Lo que hablamos antes, yendo a Ciudad Olivo... Te entiendo... mejor de lo que crees, Fiódor.

Hablando así, con ese tono calmado y melancólico, parece una chica y todo. O al menos una persona civilizada.

Unos chicos trigaleños pasan por la calle y se la quedan mirando descaradamente. Parece que comentan algo y se ríen.

-¿Pelagatos? - Fiódor tardó un rato en digerir aquello, y cuando lo hizo lo primero que soltó fue una buena y larga carcajada - Es la primera vez que escucho eso.. - Comentó poco después de quitarse con el dedo una pequeña lágrima que se le había escapado de la risa.

Sin embargo, tras las siguientes frases de la chica, Fiódor adoptó una postura más seria. Aquellas frases realmente demostraron que algo le había pasado a Yuki con aquella ciudad. ¿Quizás algo relacionado en cierta manera con los recuerdos que le transmitió Katsurou? ¿O quizás algo más parecido a lo que le ocurría a él con Ciudad Olivo?

-Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, ¿verdad, Yuki?

Ni siquiera fue consciente de sus actos, pero tras terminar aquella frase se acercó a la chica y, haciendo caso omiso a las miradas de los niños que cuchicheaban y reían, abrazó a la chica suave y cálidamente. Sus ojos se cerraron durante el abrazo, y aún a sabiendas que probablemente se llevaría un fuerte empujón cuando la chica fuese consciente de ello, lo mantuvo el tiempo que ella necesitase.

No le empuja. Entre sus brazos, Fiódor puede notar cómo Yuki está completamente rígida. Se remueve un poco, pero no hace fuerza por soltarse. Más bien parece no saber cómo reaccionar o qué hacer con las manos -o con el resto de sí misma, para el caso-. Su coronilla le llega al chico a la altura de la barbilla; es realmente bajita.

Cuando Fiódor abre los ojos puede ver que la cara de Yuki ha adquirido un tono de rojo que nunca hubiera creído que estuviera al alcance de un ser humano. 

-¿Qué...? ¿Q... ha...? -Balbucea. ¿Qué haces, papanatas? es lo que le gustaría decir, pero no es capaz de articular palabra. Mira al chico totalmente desarmada, como un pidgey asustado que viera por primera vez a un entrenador. Por supuesto, ha olvidado completamente lo último que Fiódor le ha dicho.

El rubor no tardó en hacer acto de presencia en las mejillas de Fiódor cuando fue consciente de lo que había hecho.. además, el intenso rubor de Yuki tampoco ayudaba a relajar al chico. Fue entonces cuando sus ojos se centraron en los labios de la chica, aquellos labios carentes de cualquier tipo de adorno, pero igualmente tan delicados y definidos que lo hacían totalmente irresistibles.

Centrarse en ellos, aunque fuese de manera inconsciente, calmó ligeramente a Fiódor, aún así su cerebro no parecía querer reaccionar en aquel preciso momento.. ya que sin poder siquiera evitarlo su rostro se acercaba lentamente al de Yuki, ajeno totalmente a si aquello era lo correcto. Además, su mirada no era capaz de despegarse de aquellos labios, y su boca se aproximaba segundo a segundo a la de ella.

Cuando solo quedaban unos centímetros para que ambas bocas se juntaran, un leve graznido de Farf sacó al chico de aquel atolondramiento.. si antes estaba rojo, ahora se podía perfectamente decir que su rostro era lo más parecido a alguna de aquellas brillantes bolas rojas que se colocaban en navidad.. aún así el chico tardaría unos segundos más en reaccionar.

La chica está como atrapada en un sueño. Todo su cuerpo tiembla ligeramente y tiene las mejillas coloradas, dando a su cara de facciones redondeadas e infantiles un aspecto que recuerda vagamente a una lustrosa manzana. Por sus labios entreabiertos, temblorosos, se escapa un jadeo débil y entrecortado, pero no hace ademán de apartarlos de los de Fiódor...

En ese momento, Farf grazna y los dos chicos pegan un respingo, enrojeciendo aún más si cabe.

-Ah, así que era eso... -Comenta una voz lánguida a sus espaldas. Morti ha vuelto del Centro Pokémon y los mira con una calmada expresión de diversión ligeramente cínica-.

Con la cara de un color rojo brillante que haría palidecer a un magikarp a su lado, esta vez Yuki sí que empuja a Fiódor, tan fuerte que podría tirarlo al suelo mientras grita agresivamente y completamente aturullada.

-¡No! ¡No es...! O... ¡o sí! ¡¿Por qué no?! ¿Eh? Yo... ¡Yo también soy una chica! >.<

La fuerza del empujón fue suficiente como para que el chico decidiera apartarse de ella.. ni siquiera había escuchado a Morti, y por unos segundos su corazón comenzó a detener su hasta entonces acelerado pulso. ¿Había sido rechazado? Su rostro palideció repentinamente y su boca se abrió para soltar un mudo..

Perdona..

Sin embargo la chica comenzó a hablar, pero no a él. En ese momento Fiódor se volvió, comprobando que allí, a unos metros de ellos, se encontraba Morti.. Si tras el supuesto "rechazo" el chico no sabía qué hacer, ahora estaba incluso peor, y más aún tras las palabras de Yuki.

¿No? ¿Sí?

Su corazón no daba a basto aquel día, durante el no volvió a congelarse.. para, segundos después, volver a arder lleno de pasión al escuchar el sí. Sin embargo aquello no significaba nada, pues al fin y al cabo Yuki podía estar perfectamente usando aquello para evitar mencionar lo que realmente le ocurría con la ciudad.

-¿Ya has intercambiado al Pokémon? - Comentó finalmente tratando de salir de aquel extraño momento y de esos últimos y, por supuesto, perturbadores pensamientos.

-¿Eh? Sí, aquí está... -Saca una pokéball y la lanza al aire, recogiendo suave y amablemente al pokémon que sale de ella en la palma de su mano.

-Eh, chiquitín, saluda a los tortolitos -Le dice amablemente al pokémon con forma de velita, que en estos momentos parece algo cohibido. La criatura hace chisporrotear su llama (lo que podría entenderse como un saludo)-. ¿Prefieres volver a tu ball o quedarte con nosotros? -Le pregunta en el mismo tono amable, carente de la sorna, la ironía y el cinismo que muchas veces emplea, aunque solo veladamente, con las personas.

El pokémon parece algo inseguro, pero finalmente se decide por quedarse con Morti, quien lo coloca en su hombro, bien acomodado sobre la capucha bajada de su sudadera.

-Hale, ya estamos listos. ¿Vamos ya a salvar el mundo o estáis... ocupados? -Sonríe divertido, con algo de malicia.

-¡Vamos! -Le espeta Yuki agresivamente, que está aún roja como un tomate, aturullada y lanzando furtivas miradas a Fiódor de manera intermitente.

Katsurou mira de uno a otro sin moverse. Lo que estará pensando es todo un misterio.

Farf grazna. Tampoco entiende muy bien la situación, pero él quiere contribuir de alguna forma.

-Sí, vamos.. - Contestó Fiódor mucho menos enérgico que Yuki, pero también con el rostro totalmente rojo del rubor..

Más tarde tendré tiempo para hablar con ella.. - Se decía a sí mismo mientras trataba de calmar el impulso que sentía por mirar a la chica y saber si ella también se encontraba como él - No hay prisas.. ya habrá uno momento mejor, ¿no?

Y aunque trataba de controlar por todos los medios aquel fuerte impulso, no tardó demasiado tiempo en ceder ante él.. era normal, al fin y al cabo.. Sin embargo, lo que no esperaba era que la chica también hacía lo mismo, por lo que al girar disimuladamente su rostro para mirarla, sus ojos se cruzaron con los de ella.

La primera reacción del chico fue retirar la mirada con gran nerviosismo, sin embargo no tardó demasiado en volver a mirarla. Su rostro volvía a arder debido a la vergüenza, pero aún así el chico logró esbozar una ligera y disimulada sonrisa, una sonrisa cargada de ternura pero con cierta dosis de inocencia que duró el tiempo justo para que la viera Yuki y no Morti.

Con movimientos bruscos y rígidos, la cara roja y la mirada deliberadamente perdida bajo el ceño fruncido, la chica bajita toma de la mano a su pokémon psíquico con una mano y agarra con malos modos la manga del líder de gimnasio, que esboza una lánguida sonrisa, divertido. Katsurou toma la mano de Fiódor, impertérrito -o igual se siente intrigado o preocupado, las expresiones del abra no son demasiado fáciles de leer- y el grupo reaparece en un segundo a las afueras de Ciudad Iris, lejos de la sombra vigilante de los rascacielos de la metrópolis, bajo un amplio cielo que ya muestra el azul de los primeros tonos de la noche.

-Bueno, pues vosotros diréis. -Comenta Morti tranquilamente, con un tono de voz y una expresión que parecen haberse contagiado de los de Katsurou.

Yuki rebusca entre los plieges que su sencillo kimono forma sobre su pecho, extrae el pañuelo en el que está envuelta la Campana Clara y lo desenvuelve.

Incluso a la escasa luz del anochecer que cubre la tierra con su manto azul translúcido, la inmaculada superficie de la pequeña campana parece refulgir con un brillo propio, o quizá sea la pureza del tañido que, sin querer, deja escapar cuando la chica se la entrega con un gesto brusco al líder de gimnasio.

-Invoca a Celebi. Sálvanos. -Contesta ella, escuetamente.

El joven rubio recoge la campana con delicadeza, protegiéndola entre sus pálidas manos. Durante unos segundos, observa la campana callado, de pie en la oscuridad del campo, iluminado solo por la llama azulada de su nuevo compañero. Incluso Farf observa conteniendo el aliento desde el hombro de Fiódor.

-Yo... -Al fin, Morti levanta la vista y los mira a los ojos, los suyos claros del color de la llama de su litwick- De verdad, chicos, no sé qué esperáis que haga.

Un nuevo teletransporte.. ya comenzaba a acostumbrarse a aquello, y lo que en otros momento le producía mareos y zozobra, ahora era como si únicamente hubiese cerrado los ojos y andado por unos segundos. Eso sí, lo primero que hizo fue comprobar que Farf estuviese a su lado.. suficiente había pasado desde aquel enorme susto por un simple despiste.

En cuanto a la cuestión de la campana, Fiódor tenía una leve esperanza de que Morti supiese qué hacer con ella. Creía en Yuki, y la seguía porque él mismo deseaba que aquello pudiese realizarse.. sin embargo comprobar las inseguridades de Morti le provocaba serias dudas.

¿Quién es más loco? ¿El loco o el que sigue al loco?

Quizás no fue un buen momento para pensar en aquello, y por supuesto no pensaba que Yuki estuviese loca.. ¡jamás pensaría eso! Pero sus esperanzas, las de invocar a Celebi y salvar la ciudad, ¿serían realmente posibles? ¿o quizás solo fruto de una mera obsesión por una leyenda? Además.. en el caso de que invocaran a Celebi.. ¿quién les aseguraba que les ayudaría y no que crearía el caos?

Ni un segundo tardó el chico en cerrar su mente a aquellos pensamientos. Confiaba en Yuki, y si ella creía que aquello era posible, él también lo haría.

-Intentémoslo, Morti - Dijo en tono suave, incluso él mismo se sorprendió de hablarle así al chico por el que sentía cierta antipatía - No perdemos nada por probar suerte..