Partida Rol por web

Fantástico...Charmander no me hace ni puñetero caso y lo peor de todo es que funciona perfectamente sin mi. Parece que entrenadora es otra de mis profesiones frustradas. Bueno, al menos Kate Manson tiene corazón de entrenadora y sabe qué hacer en estos casos.

- Basta, Charmander - digo con voz calmada y autoritaria -. Buen trabajo, luego hablaré contigo

Me pongo a la altura de mi Pokémon. No está bien matar, ni siquiera en casos de defensa propia. No está bien matar Pokémon sin culpa alguna, aunque de sus entrenadores no puedo decir lo mismo. Ya puede llorar pos su Pokémon, o le vaciaré un cargador en las rodillas.

Luego pienso. No captan olores en la cueva, ¿No están en la cueva? Hay que encontrarles como sea. No podemos gritar, porque podría haber más como estos en los alrededores, ¿Pero quién son estos? No creo que haya problema en que Kate pregunte:

- ¿Se puede saber quienes sois, pirados de negro? 

Tampoco es que espere que tengan un lema o algo así, pero quien sabe...puede que así el Murkrow no tenga que morir...

Alzo mi ataque contra el sinuoso cuerpo que amenaza a Kate. No permitiré que le hagan daño. Mis uñas golpean alcanzando la carne blanda y abriendo un surco mínimo pero mortal. La sangre me salpica, brotando como el agua de un manantial. Mi oponente se retuerce entre agónicos estertores. Soy el más fuerte.Pienso con orgullo. El pesado cuerpo del pokémon  cae, cesando su movimiento.

Siento la presencia de otro pokémon, peligro, una sensación parecida a la de Sneasel, aunque carente del frío que el desprende. Me proponía encararme con el nuevo rival ahora, pero Kate me conmina  detenerme. Me acerco y quedo delante de ella, de donde no debí separarme. Y siseo, advirtiendo al negro pokémon que vuela.

La reacción de la mujer es tan rápida que casi parece un fantasma; al ver caer al Seviper de una manera tan aplastante, agarra a su compañero (quien ha quedado casi en estado de shock), devuelve al Murkrow a la pokeball y saca la otra que tiene, liberando a un Fearow.

-No olvidaremos esto -responde con voz fría- ¡volveremos y os enseñaremos a temer a Los Cuervos!

Acto seguido se agarra a una de las patas del enorme pájaro y de un potente batir de alas el enorme pokémon se eleva varios metros por encima del suelo, levantando una intensa polvareda. Entre las motas de polvo que se os cuelan en los ojos podéis ver como se alejan velozmente hacia el Oeste.

Ya libres os fijáis que debéis estar en la ladera contraria de la montaña. La luz del sol os sienta de maravilla tras todo ese rato en las profundidades de la cueva, así como el haberos librado de la estrechez de las paredes. Nada parece haber cambiado, todo sigue igual que esta mañana...y entonces os acordáis de los demás. ¿Habrán llamado a la policía? ¿Ya habrá alguien en camino para rescataros?

-...

Me encontraba mal, queria quitarme el pañuelo y vomitar , queria llorar, y sobre todo queria saber que habia sido todo eso. Pero en vez de eso, me contuve las ganas y me arrodille junto el pequeño cadaver del pokemon. No conocia su especie, pero era la clase de pokemon que hubiera elegido para mi equipo.

Aun podia ver la cara de aquel tipo ¿Como me sentiria si Sneasel muriese delante mia?

-Este pokemon iba a matarte, Kate. Habeis actuado en defensa propia, nada mas y nada menos.- Le dije, mientras recogia el cuerpo entre mis brazos con cuidado.- ¿Podrias llevarte a Sneasel y buscar los demas? Os acompañare en cuanto pueda,pero no ahora, no puedo dejarlo asi. Se merece una tumba donde descansar.- Le pedi, mientra notaba como la sangre fluia de su cuerpo al suelo, pasando por mis manos.

Los bípedos de negro se marchan, agarrados a un fearrow. Ya los había visto, eran peligrosos y difíciles de atrapar. No había tenido oportunidad de probar su carne. Los amenazo con los dientes y las uñas mientras se alejan. Ahora que se marchan y no hay peligro me froto con las piernas de Kate. Y saco pecho erguido sobre mis patas traseras para mostrar lo fuerte que soy.

Entonces veo al compañero de Sneasel. Que se lleva mi trofeo como si fuese suyo. Le dice algo a Kate y suena preocupado y afligido. Pero ese pokémon es mío y lo reclamare como tal. Agarro el extremo de la cola, que queda mas bajo y tironeo, mordiendo y gruñendo.- Chrrrrr…. (Mhioo…)

Respiro cuando los veo marcharse sin el cuerpo de su Pokémon. Por Arceus que estaba deseando saber para quién trabajaban, pero bueno, al menos no se llevan el ordenador, porque sin duda alguna estaban aquí por eso. El tipo del pañuelo ha sabido salir de los arbustos en el momento justo, bien jugado. Como un auténtico equipo.

Veo que Charmander quiere hacerse el macho con el cuerpo de Seviper. Pero en este caso me parece que Sasori tiene razón. Me inclino para ponerme a la altura de los ojos de mi Pokémon.

- Escucha - le digo -. Has luchado muy bien. Me has salvado la vida y puedes estar orgulloso de ello, yo lo estoy de tener un compañero Pokémon tan valiente y tan leal. Pero también debemos ser honorables - ¿Cómo explicar el honor a un bebé Charmander? -. Mira...si se tratara de tí, yo querría que descansaras en paz, como un guerrero. Aunque Seviper quisiera matarme, estaba siendo leal con su entrenador, y eso merece respeto

Le miro largamente, intentando dilucidar si me ha entendido. Tendré que tener una charla más larga con él. Tratar con la muerte es difícil para los inocentes.

- No me quedo tranquila dejándote solo, Sasori, quizá debería quedarse Sneasel contigo, pero si insistes...

Espero a que insista.

Y salimos, despacio, de aquella cueva, con el ordenador en nuestras manos. Nuestro camino iba a cambiar de rumbo, así como la misión que teníamos, pero ya habíamos estado a punto de morir. ¿A eso se le llamaba disfrutar de las aventuras? Dejando de lado todo aquello que me cuestionaba, me di cuenta que no había ninguno de las otras parejas de entrenadores y Pokémon por allí cerca. Habríamos salido por otro punto de la montaña. Bueno, no eran responsabilidad mía, después de todo. Me toqué los brazos suavemente, en parte para comprobar que todo andaba bien. Estábamos nosotros cuatro, y en algún punto de la montaña o sus alrededores, había otros cuatro. Simplemente. Ya nos encontraríamos.

Kate se acerca mientras me sujeto del cadáver, incluso se agacha para mirarme a los ojos. No comprendo completamente sus palabras, pero creo que si comprendo lo básico. Quiere que suelte al pokémon, se me escapa la razón y el resto de la explicación, pero libero la cola. No me parece justo, es mi presa y yo debería tener el primer bocado. Miro a Kate y me situó de nuevo a su lado. Le doy un lametón en una mano. Al menos he demostrado que soy el más fuerte.

Me quedo pensativo mirando como se llevan el cuerpo. Quisiera entender que es lo que pasa y porque esto es como es. Ademas, los bípedos se ven afectados por la muerte del pokémon. Ladeo la cabeza, tratando de asimilarlo.

Salgo al aire libre, y me pongo a corretear por los alrededores. La sensación claustrofóbica que tenía ha desaparecido, y mi humos ha mejorado. Exploro los alrededores, a ver si encuentro algo. Los otros entrenadores no están, ya lo imaginaba. ¿Qué querrá hacer ahora Mark? A mí me da igual, yo sólo le acompaño, nada más. Pero allí dentro...

No, él es sólo un humano más, no es nada especial para mi. Sigo correteando, contenta de ser libre al fin.

Inspiro profundamente notando como el aire viciado abandona mis pulmones. El sol me golpea cegandome momentaneamente. Mirando la posicion del sol luego busca el mapa en la pokedex.

- Bueno... si no me equivoco hemos salido por aqui... debemos ir... -señala hacia un lado- rodeemos la montaña, asi seguro que los encontramos.

"Pequeña no te alejes mucho, recuerda que hay Beedrills cerca y no quisiera meterte a la pokeball  a la carrera para que no te piquen"

Luz solar.Era una molestia después de un rato acostumbrado a la oscuridad de la cueva, pero eso tan molesto lo hacia sentir bastante aliviado, pues significaba que finalmente era libre otra vez.Claro, no habían salido por el mismo lugar que entraron, por lo que las otras personas con sus Pokemon no estarían allí.Mark rápidamente dio la idea de rodear la montaña para encontrarlos, si es que seguían en el mismo lugar esperándonos. -Supongo que si fueron a buscar ayuda, no seria bueno irnos ahora y dejarlos preocupados.- Dijo, mientras se disponía a seguir caminando -Pero después de esto voy a necesitar un descanso y un maldito baño.-

Desde el principio me había parecido que Mark se las daba de héroe. Era él el que decidía lo que hacer y los demás seguíamos sus órdenes. Como si de un líder militar se tratara, claro. Menudo uno era él. No podía imaginármelo obedeciendo las órdenes de alguien que no fuera él mismo. A mí me estaba bien por el momento, pues no tenía demasiado sentido contradecirlo, pero en el momento en que tuviera que hacerlo sería la primera en demostrar mi oposición frente a él. Me decidí pues a seguirle, cruzando una vez más mis piernas en el aire, que solo tocaban el suelo cuando estábamos quietos largo rato. Me sentía débil de alguna extraña manera y eso me impedía pensar con absoluta claridad. No obstante, sentía que la misión había llegado a un punto en el que el movimiento de las cosas, el flow había quedado, también, aletargado. Quería acelerar las cosas.

-...- Bajo la vista al pequeño charmander, pequeño pero maton. La verdad, es que algo de razon tenia Kate, no era bueno quedarme solo despues de habernos encontrado con mala compañia, quien sabia si habia mas de estos, y el pequeñajo, aunque su aspecto infantil despitaba, era fuerte, quizas demasiado.- Esta bien, pero si encuentras los demas o hay mas tipos de negro rondando las instalaciones, dame un toque tras la pokedex. 

Tras decir eso, me di media vuelta, portando el cuerpo inerte del pokemon, solo parandome un momento en mis pasos, para girar la cabeza y mirar mi pokemon.

-¿Sneasel, vienes?- No fue una orden, ni una peticion, fue una pregunta. No estaba obligado a acompañarme.

Tardáis aproximadamente 10 minutos en llegar hasta el lugar del que partisteis, pero lo que veis os detiene en seco. Sasori está arrodillado frente al cadáver de un pokémon serpiente de gran tamaño. Su sangre mancha el suelo por doquier. Está en las manos de Sasori y en las garras de Charmander, que está justo a su lado. Kate también está agachada, hablando con su pokémon, pero ella no tiene sangre. Sneasel permanece quieto, con una mirada inquietante y lamiendo el licor carmesí que escurre entre sus garras.

Justo las palabras de Sasori aún resuenan en el aire cuando de la maleza aparecen el resto del grupo. Tienen un aspecto bastante lamentable, cubiertos de polvo en muchos sitios y con heridas repartidas por todo el cuerpo. Por suerte se limitan a moratones y cortes poco profundos, al menos que podáis ver. Abra es el único pokémon que parece haber salido ileso de lo que quiera que haya pasado.

El combate habia terminado y sviper habia pagado con su vida la mala predisposicion de su entrenador quien lo dejo alli como basura los cuervos... pienso mientras veo la situacion, Sasori cargando el cuerpo sin vida para darle sepultura sabia que tenias corazón mientras observa a kate y charmander tengan cuidado les dice y se aleja junto a Sasori.