Partida Rol por web

La pradera por la que iban caminando poco a poco se convirtió en un árido desierto. Era como si la temperatura del volcán que se encontraba más al norte hubiese secado toda la vegetación que había en aquel lugar. Esta vez, el color de la arena presentaba también una tonalidad muy diferente a la que estaban acostumbrados, era de color azul cielo, y aunque en ese momento era de noche, sí que le recordaban a los momentos en los que era de día y estaba todo despejado.

La temperatura en aquel lugar había aumentado considerablemente y todos empezaron a sudar y a sentirse incómodos con la ropa que tenían puesta.

De pronto, pudieron ver algo extraño, algo se movía bajo la arena del desierto, se podía ver una estela como la que dejaban los diglett.

Los ojos del chico se abrieron como platos al ver éste lugar exótico, estaba maravillado y su humor anterior había desaparecido por completo, no entendía como era posible que un lugar así existiera, parecía que estuvieran en una dimensión diferente y las leyes naturales fueran muy diferentes a las de su mundo, pero entonces vio que algo se movía en la arena y se puso en guardia.

-Sombra, hay que estar atentos, no estamos solos aquí, hay algo vivo bajo tierra y podría ser peligroso, prepárate en caso de tener que luchar- dice a su amiga, talvez este mundo no tenga pokemon, pero parece que si tiene criaturas vivas.

Obviamente el abrigo invernal no era la mejor opción para caminar por un desierto, por lo que Max no tardó en deshacerse de él y acercarse a su Glalie, básicamente un intento de compensar el exceso de calor con el gélido pokémon, aunque se notaba que Zero tampoco estaba llevando bien esta travesía, por lo que Max decidió devolverlo a su pokéball para evitarle el mal trago a pesar de sus reticencias personales. Tras ello se giró hacia el guía y comentó.

- Franek, tu Flygon debería sentirse como en casa en este lugar. Será mejor estar atentos a sus reacciones.

Quizás de ese modo sabrían si aquellas horadadas eran peligrosas o no, porque una cosa era intuir qué podía originarlas y otra que fuera el motivo real.

Sombra se puso en guardia tal y como Ríntarlo le pidió, pero no sirvió de nada. Lo que se estuviese moviendo bajo tierra de momento no parecía ser hostil ni hacer amago de acercarse a ellos. 

Aunque lo cierto es que el pokémon de Ríntaro sí que parecía querer acción y parecía haberse quedado decepcionado al ver que nada aparecía ahí. ¿Gen...? Preguntó al aire.

El paisaje era espectacular, Hoku no dudaba es deleitarse con todo lo que encontraban a su paso.

Según avanzaban por el desierto el calor iba siendo cada vez más insoportable. El luchador estaba acostumbrado al calor y su piel estaba tan bronceada como la de cualquier otro nativo de Alola. A pesar de todo, Hoku se quitó la camiseta de tirantes y se la colocó a modo de turbante en la cabeza, no había sol, pero pensó que algo le protegería igualmente. 

El gigantón se maldijo porque está situación le pillara corriendo en vez de mejor preparado, pues había venido a un lugar desconocido sin ningún tipo de equipo, básicamente con lo puesto.

Al ver que lo que sea que se mueve bajo tierra no parece prestarles atención y no iban a tener que combatir de momento, Hoku preguntó a Hulk sobre su estado. ¿Te encuentras bien? ¿Aguantas el calor todavía o prefieres volver a la pokéball?

Viendo que se lo que fuera que está bajo la arena no atacara, Rintaro igual que Sombra estaba claramente decepcionado, solo que a diferencia de su compañera él lo estaba por no poder saber que eran esas cosas, “¿serán algún tipo extraño de Diglett?” pensó y se quedó a la expectativa de sus compañeros.

El cambio entre una zona boscosa y relativamente fresca a una zona árida y calurosa le recordó un poco a los bruscos saltos de temperatura en su ciudad natal, así que lo único que hizo realmente fue quitarse el chaleco para evitar sofocarse y amarrarlo a su cintura cual niña exploradora.

Entonces algo se movió en la arena y antes de que Franek siquiera pudiera analizar lo que podría ser, el joven Rintaro puso alerta a su Gengar, y así, tan rápido como se puso en guardia desapareció la posible amenaza sin siquiera dar rastros de que podría ser. A Franek dicha situación le hizo volver a la alerta de que no necesariamente estarían solos en aquel lugar.

-Eh, Helen, utiliza excavar y busca algo que nos indique si son hostiles, no ataques si no te atacan... Y no los sigas!- dudando un poco, pero al final Franek ordena a su Flygon que se meta bajo la arena a buscar respuestas, a ver si se habían dejado algo atrás, o lo que sea. La orden quizás era un poco vaga, pero confiaba en la experiencia de su pokémon que si veía algo interesante lo traería con ella, y si veía algo peligroso se alejaría.

Franek prefería conseguir respuestas y caminar con firmeza hacia el volcán, en lugar de ir con la incertidumbre de lo que pudo haber sido.

-Esperemos que regrese Helen, si no trae nada interesante, seguimos mejor al volcán, ya cuando bajemos de vuelta podremos investigar más- culminó Franek mientras terminaba de dar su orden sperando que Flygon pudiera dar respuestas.

Machamp asintió ante la pregunta que Hao le había realizado. Estaba acostumbrado a eso y a muchísimo más, así que no tenía de lo que preocuparse. El pokémon de tipo lucha aguantaba bien el calor.

Helen se quedó un poco confusa con las palabras de Franek pero al final creyó entenderle y se lanzó sobre la arena del desierto como si de una piscina de agua se tratase. Todos pudieron ver como Flygon dejaba el mismo surco que los pokémon que hubiera bajo tierra. 

Pasados unos minutos en los que podían ver como Helen se movía, regresó con un pequeño pokémon o lo que fuera entre sus mandíbulas. Lo había cogido como una gata coge a sus cachorros, sin que supusiera ninguna amenaza para ninguno de los dos. 

El pokémon, o lo que fuera, parecía querer zafarse y estaba molesto por estar volando, pero era tan pequeño respecto de Flygon que no era capaz de soltarse.

Los ojos del joven Rintaro brillaron y no podía ocultar su felicidad cuando vio a este pequeño pokemon, nunca había visto uno igual, se preguntaba de que tipo era, si era una evolución o no, e intentaba contener su curiosidad, pero el pequeño pokemon parecía querer escapar y el tomo una determinación:

-Sombra usa Hipnosis sobre el pequeño pokemon, si está dormido podríamos mirarle de más cerca sin causarle daño- pero al tiempo que dijo esto llevó su mano al lugar donde tenía sus pokeball de forma inconsciente.

La Flygon se mostró tan eficaz como había imaginado, pero con lo que no había contado Max era que apareciera con un pokémon desconocido. Si, claro que en un mundo tan extraño no era descartable que hubiera pokémon desconocidos, solo que no le parecía una buena idea cazarlos como parecía que iban a hacer. En cualquier caso no parecía que ninguno de los dos hubiera sido herido, al menos no más que en su orgullo, por eso solo había una opción posible.

- Deberías soltarlo.

Obviamente no era del tipo dragón, de ahí que recomendara seguir mientras se ponía en camino hacia el supuesto volcán. Quizás quisieran ellos quisieran tentar a la suerte y ver si el pequeño era una especie de Magikarp local, pero Max lo veía innecesario.

El paseo subterráneo de Flygon fue visto por Hoku con gran intensidad. ¡Vamos colega! ¡A por ello! Animaba al dragón verde mientras seguía el surco que dejaba bajo tierra. 

La sorpresa llegó cuando el pokémon de Franek regresó. ¡Premio! Dijo el gigantón asombrado. Era peor que un crío con un juguete nuevo. De repente salió disparado hacia el nuevo pokémon, acercándose todo lo posible, visiblemente exaltado, se puso a dar vueltas sobre él analizando cada detalle. Cuando hubo saciado su afán de explorador se relajó y opinó con una calma impropia de como estaba actuando hace unos segundos. 

Creo que Max tiene razón. No sabemos si en este lugar las cosas funcionan como en nuestro mundo. Hoku volvió junto a Machamp y le pasó el brazo por los hombros para ver el espectáculo, pues no tenía claro que Franek y Rintaro fueran a pensar igual. 

Sombra obedeció la orden de su entrenador y lanzó Hipnosis sobre la criatura que Helen traía entre sus fauces. Unos extraños rayos con forma de espiral salieron de los ojos del fantasma y golpearon a los ojos de Helen y el pokémon que llevaba. Ambos cayeron al suelo completamente dormidos. La idea de Ríntaro había surtido efecto y ahora podrían analizarlo más de cerca.

El rostro de Rintaro se colocó de un rojo muy intenso, su idea no era está exactamente, miro a Franek y le dijo -Pe... Perdona, no era mi intención dormir a Helen, solo quería ver de más cerca al pequeño pokemon sin causarle daño- el chico se encogió de brazos, está claramente apenado y está controlado sus ganas de correr juntó al extraño ser, pero si uno de sus compañeros se acerca el también lo hará.

Franek se lleva la palma de la mano al rostro, su intención no era secuestrar un rehén, sino respuestas de si era algo peligroso o desconocido; pero es que la Flygon estaba poco acostumbrada a la cacería o al combate, y quizás la orden fue demasiado compleja para ella, en la Zona Safari solo se dedicaba a proteger a los visitantes e interferir lo menos posible con la fauna local, y eso solo de ser necesario.

-Ay, Helen...- musitó Franek aun con la mano en su rostro, no pudo dar ninguna orden porque se quedó sin idea de que hacer en tal situación, con un pokémon desconocido, y quien sabe que no vaya a ser la preevolución de una especie agresiva.

Antes que pudiera pensar que hacer siquiera, o mandar a la Flygon a soltar al pokémon, el jóven del grupo ordenó a su Gengar a actuar muy inteligentemente, al menos para impresión de Franek, y dicho ataque no solo durmió a la especie desconocida, sino también a la Flygon. "Habrá estado muy cansada desde antes, quizás" pensó Franek mientras la veía caer dormida sobre la arena.

Franek coloca amablemente la mano sobre el hombro de Rintaro, -Está bien, tranquilo, Helen puede descansar segura en su pokéball. En cambio, este pequeño...- se quedó sin palabras para definirlo, -... Pokémon? Criatura? Espero que sea lo que sea, no sea venenosa, y que sus papás no sean agresivos-

Entonces con la misma calma característica, Franek asegura la pokéball de su Flygon para llamarla en antes de seguir el camino, si es que seguía dormida, por los momentos le pareció mejor idea dejarla descansar sobre la arena, seguramente será lo más cómodo para ella, pero ya de seguir caminando si la llamará, pues no podría cargarla en brazos. Hoku y su Machamp seguro si pueden, pero no sería tan conveniente como su propia pokéball, que para eso son.

Antes de hacer nada, Franek se acerca al pequeño pokémon desconocido y trata de analizarlo, más que nada para ver que no tenga ninguna espuela venenosa, o algún indicio de electricidad, no vaya a ser que les paralice o envenene al contacto.

-Déjenme analizar primero, por su combinación de tipos, Helen es algo resistente a los venenos e inmune a la electricidad, aun no sabemos si podría ser peligroso tan solo tocarlo para nosotros-

Hoku, que ya se había acercado antes y había observado lo que había podido desde una distancia prudencial, volvió a hacerlo junto a Franek, pero dejándole espacio para analizarla, al fin y al cabo él era guarda de una zona safari.

Desde luego es bonito. Dijo el gigantón con un tono bajo y calmado. A mí me parece bastante inofensivo. Añadió.

Hoku esperó a que Franek tomará una decisión sobre el peligro que podía entrañar aquel ser. Aunque él no estaba por la labor, no descartaba la idea de que alguno de sus compañeros de viaje quisiera probar a atraparlo.

Rintaro lentamente se acercó, miro detenidamente al pokemon y saco una de sus pokeball, y comenzó a jugar con ella en su mano, lanzándola de una mano a otra -Creí que esta vez podría hacerlo, cada vez que lo he intentado he desistido de la idea- miro a su compañera -Creo que solo seremos tu y yo como siempre- guardo la pokeball.

-Es hermoso, pero seguro tiene familia, amigos, no sería capaz de alejarlo de ellos, fue diferente con Sombra, ella me eligió a mí y decidió acompañarme- dirigió una mirada amable a su gran amiga y dijo -creo que sería mejor continuar-

Franek analizó al pokémon que tenía dormido frente a él y junto a Helen. Sin poder tocarlo y a simple vista, no parecía ser un pokénon peligroso, tampoco eléctrico, ni de tipo veneno. Y a juzgar por los agujeros que creaba a su paso, se podría decir que al menos uno de sus tipos sería el Tipo Tierra. Eso suponiendo que fuese un pokémon, claro está.

Sombra sonrió a su compañero mostrando todos y cada uno de sus dientes. Parecía que se seguía alegrando de ser ella la única compañera de Ríntaro, era como si no quisiera que nadie más estuviera a su lado. De hecho, cuando Ríntaro quiso darse cuenta, Sombra le había quitado la pokéball y jugaba a escondérsela cuando no miraba.

-Justos en estos momentos es cuando más falta hace un PokéDex...- musitó en voz baja pero audible para los demás.

Franek había visto lo suficiente al "pokémon" salvaje como para pensar que sería relativamente inofensivo, cruza por su mente la misma idea de Rintaro, atraparlo con su SafariBall de la suerte, pero los años de experiencia en la Zona Safari le han enseñado que es más divertido aprender de los pokémon al observarlos que al entrenarlos, además, como ranger prefería pedir el apoyo temporal de los pokémon salvajes en lugar de atraparlos permanentemente; aun así, mantenía en mente que era buena idea siempre ir con una SafariBall de la suerte, nunca se sabe cuando el deseo de un nuevo pokémon superará esas emociones.

-Tienes razón, Rintaro, es muy bonito pero no sabemos como es el ecosistema aquí, podría ser necesario para el balance de este lugar, ¿No crees?- le dice al joven entrenador, para tratar de aliviar un poco su decepción por la decisión grupal de dejar libre a la nueva especie.

-Creo que lo mejor es soltarlo, yo solo quería que Helen viera si habían muchos más, o si era un peligro caminar por el desierto con esas cosas bajo nosotros, la verdad, no me parecen muy amenazantes, en caso de tener que enfrentarlos podríamos defendernos si unimos fuerzas, no parece ser ni venenoso ni eléctrico al menos. Mi impresión personal es que eso es lo más peligroso para nosotros como humanos- comenta mientras acaricia a sy Flygon y observa el potencial que aparentan los Machamp, Gengar, y Glalie de sus compañeros, incluyendo a su propia Flygon.

-Eh! Helen, mejor despierta, tenemos que irnos- la intenta despertar hablando en tono elevado mientras acaricia gentilmente la cabeza de Flygon.

-¿Les parece que dejemos dormido al... ¿pokémon?... y seguimos el camino?-

Franek pregunta sinceramente si quieren seguir, por su parte, el trayecto podría alargarse toda una vida de ser necesario, aunque no demuestre en su rostro mucha emoción, realmente disfruta estar en un grupo de gente explorando sitios completamnte nuevos, mientras no sienta un peligro inminente puede estar tranquilo. En caso de que Flygon no despierte, Franek recurrirá a meterla en su pokéball y apuntar el camino hacia el volcán.