Partida Rol por web

- De nada Pittien, -respondió Alina amablemente- puedes quedarte tranquilo del todo, está estupendamente. ¿A que sí Flubby? -le estrujó con simpatía lo que podría ser el moflete al blandito pokemon- Sí, creo que nos hemos hecho amigos, je,je.

Parecía que tocaba hacer una reunión importante sobre qué hacer, así que se levantó para acercarles a todos los "platos" de fruta que había preparado con las hojas anchas y se sentó de nuevo. 

- Yo creo que deberíamos hacer un campamento primero. Quiero decir, como ha comentado Pittien aquí hay comida y agua, podríamos tener un sitio base para descansar mientras descubrimos qué ha pasado. Y ya decidimos qué hacer, si ir a explorar por grupitos o lo que sea. Es buena idea, ¿no? A no ser que no os parezca bien, entonces pues no, no he dicho nada, pero estaría bien dormir un poco y descansar, yo tengo un poco de sueño, ah, y comer... ¿Es que no os gusta la fruta, que no coméis? Está muy rica, de verdad y no es mala, Alabaster y yo hemos comido y no nos ha pasado nada, es segura.

Alina, que no había recuperado las fuerzas pero sí un poco el ánimo al verse más segura rodeada de gente, se había vuelto a enganchar a parlotear sin fin.

Pittien agradeció de nuevo con un gesto el cariño de Alina a Flubber, y le hizo una recriminación amistosa: - Amigo mío, ¿después de tanto juntos te vas a ir con ella? Qué pena, qué pena. - Dijo guiñando un ojo a Alina, y haciendo teatralmente al Ditto una mirada de pena. De vez en cuando, se metían el uno con el otro, no por nada Flubber era el que estaba con Pittien siempre, sobre todo en malos momentos. 

-Entonces, - dijo hablando de lo que había propuesto y Alina indicado que le parecía bien- ¿qué os parece que hagamos? - planteó, mientras comía un poco más, ofreciendo a Ditto, y observando a los extraños pokémon, que se comportaban más tranquilamente. 

-No parece que haya nadie por los alrededores -dijo tras volver de echar un vistazo-, así que supongo que no estamos violando ninguna ley de la propiedad, en principio.

Alina: Yo creo que deberíamos hacer un campamento primero. Quiero decir, como ha comentado Pittien aquí hay comida y agua, podríamos tener un sitio base para descansar mientras descubrimos qué ha pasado. Y ya decidimos qué hacer, si ir a explorar por grupitos o lo que sea. 

Pitten: Entonces, ¿qué os parece que hagamos?

-Supongo que sí, deberíamos preparar un campamento. 

Suspiró y se apoyó las manos en las caderas, adoptando la clásica pose de ponerse manos a la obra, pero entonces Miki se dio cuenta de que no tenía ni idea de por dónde empezar.

-Ehm... ¿por casualidad nadie ha llegado hasta aquí justo cuando cargaba con un equipo de acampada verdad?

Pietro sacó la bicicleta de su mochila. 

- Tal vez pueda acercarme con esto a buscar algo de leña para hacer fuego y poder calentarnos a la noche y así también no estar en la oscuridad profunda. Scizor me ayudará a cortarla.

El ex-líder de gimnasio negó ante la pregunta de Miki. 

- No... yo llevaba lo puesto.

Pietro empezaba a acostumbrarse a la situación. Los pokemon empezaban a tranquilizarse y tal vez si acampaban al día siguiente pudieran encontrar algo que les diera más pistas sobre aquel extraño lugar.

Scizor asintió conforme a la propuesta de Pietro mientras miraba al cielo. Lo cierto es que no parecía muy claro que fuera a amanecer en algún momento, pues el firmamento no parecía haberse modificado nada en todo aquel tiempo que llevaban allí.

Ashley no parecía cansarse de estar ahí, sentada frente a los seres desconocidos para todo el grupo, observando sus movimientos, esperando que se atrevieran a acercarse a ella por mera curiosidad.

Llegado un momento dado, la chica palmeó el suelo a su lado, una señal inequívoca que indicaba a Stoutland que se acercase a su posición, aguardando junto a ella. Al menos así tendría compañía y, quién sabe, igual conseguía llamar más la atención de los seres.

Finalmente, dejó a Stoutland tumbada, mirando con templanza a los bichitos. -En seguida vuelvo- le indicó mientras le acariciaba el lacio pelaje.

Ashley se puso en pie despacio, procurando no parecer una amenaza, para alejarse de nuevo en la dirección en la que se encontraba el grupo, lo suficientemente cerca como para oír algunas cosas de las que decían. Era de agradecer que ninguno hubiese salido loco o hipocondríaco.

Visto que la fruta no había generado ningún efecto adverso en sus compañeros, decidió coger ella también una poca. -Entonces- guardó silencio, mirándose la palma de la mano mientras se preguntaba en qué maldito momento se le había ocurrido tocar ese maldito meteorito -, ese meteorito nos ha traído a un lugar desconocido, con unos pokémons que no son pokémons... ¿Cómo los llamamos? ¿Rarimons?- sacudió la cabeza. Pietro sacó su bici para ir en busca de leña, lo cual parecía buena idea. 

-No tengo nada para acampar- señaló a Stoutland con la mano. -Suele ser mi cama y manta...- lo cual le hacía pensar. -Tal vez podamos pedirle el favor de serlo para todos. Las tres chicas podemos ponernos en uno de sus costados, los tres chicos en el otro... Así guardaremos el calor. No podemos ponernos exquisitos, es lo que hay- se encogió de hombros. Por ella no había mayor problema, no era nada diferente a lo que había vivido durante su viaje, cuando no podía quedarse en un hostal.

-¿Y cómo es que tú sabes tanto?- preguntó en último lugar, mirando a Alabaster con extrañeza. -Nos dijiste el nombre del "rarimon" que vimos en el río- por el momento los apodaría con ese nombre, pero no descartaba que saliese alguno mejor. -Y ahora sacas teorías acerca de cambios en el ADN- que ella no llegaba a comprender, pero no quería admitirlo en voz alta.

Pues si, yo acamparía. Además, que me suene, no parece que en este lugar se haga de noche o nada semejante, o al menos por ahora, y llevamos unas cuantas horas. Necesitamos descansar. ¿Alguien más que yo cree que haría falta algún tipo de refugio más allá de Stoutland? Quizás algo para quitar algo la luz. 

Pittien inquirió de este modo a todos los compañeros, e intentó que estos dijeran algo respecto a lo de pasar la "¿noche?". De pronto, se sintió agotado y algo desorientado. ¿Porqué habría tenido que dejar sus estudios y enfrentarse a su padre? Al final las malas decisiones se pagan, o eso parece, y ahí estaba, en medio de un extraño mundo desconocido... 

Stoutland se pegó mucho a Ashley y le lamió la cara como dando a entender que no tendría problema en dejar que el resto se apoyaran en mi. 

El único problema era que, aunque esos pokémon no parecieran peligrosos, quizá dormir al aire libre en un mundo totalmente desconocido no fuera la mejor opción... ¡podría ser peligroso! Y la idea de buscar un refugio no era del todo descabellada. Además, tampoco es que llevaran tanto tiempo como para estar tan cansados, aunque es verdad que tantas emociones juntas agotaban a cualquiera.

-Pues si, yo acamparía. Además, que me suene, no parece que en este lugar se haga de noche o nada semejante, o al menos por ahora, y llevamos unas cuantas horas.-

Hasta ese momento Alabaster no se había percatado de la peculiaridad del cielo. Miró asombrado intentando buscar alguna explicación, pero todo pasó a segundo plano cuando Ashley comenzó a preguntarle por sus conocimientos. 

-¿Y cómo es que tú sabes tanto?-
-Nos dijiste el nombre del "rarimon" que vimos en el río-
-Y ahora sacas teorías acerca de cambios en el ADN-

El monje se llevó la mano a su cuello, parecía bastante incómodo con la situación, no le agradaba que lo afrontaran directamente mucho menos que lo interrogaran de esa manera. Guardó silencio por unos instantes, no sabía que responder, sólo atinó a decir en murmullos: -Soy un genetista.- 

Tal vez en ese momento quería explayarse un poco más pero el nerviosismo le hizo un nudo en su garganta, lo que le impidió comentar algo más. De inmediato hizo una reverencia en señal de disculpa hacia Ashley. 

Luego dio media vuelta y caminó hacia en dirección Este acompañado por Eon. Antes de apartarse del grupo les dijo: -Iré a ver si encuentro alguna especie de refugio cerca del Río.- 

Ante la pregunta de Miki, Alina levantó su bolso, que no era en absoluto más grande que cualquier cartera escolar.

- Claro que no... yo sólo estaba paseando y lo único que llevo son algunas cosas básicas de enfermería -rebuscó en su bolso un momento y luego miró al grupo-, ni siquiera tengo el pokechow que a veces llevo para la colonia de purrloins. 

Suspiró abrazándose las rodillas, estaba disgustada, aunque la referencia de Ashley a cómo deberían llamar a los bichitos desconocidos le arrancó una sonrisa. Estaba a punto de decirle que le parecía una idea estupenda dormir en los costados de Pitikli cuando Pittien comentó el asunto del cielo y Alina miró hacia arriba, percatándose por primera vez de aquello. Se asustó, era un toque más de lo antinatural que resultaba todo aquel paraje, era completamente irracional. Se pellizcó a sí misma intentando comprobar si era alguna especie de extraño sueño, pero solo consiguió hacerse daño.

- Ay... -se frotó el brazo y miró a Pittien- tal vez sí sea mejor buscar un refugio más adecuado.

Se abrazó a Daisy decaída, observando cómo Pietro se alejaba y Ashley lanzaba aquella batería de preguntas a un cada vez más incómodo Alabaster, que optó por huir aprovechando la excusa del refugio. 

«¡No es momento de deprimirse Alina, hay trabajo por hacer!»

Se levantó de pronto, decidida:

- ¡A explorar se ha dicho! -echó a andar con determinación hacia una dirección indeterminada y pronto frenó, mirando a su alrededor, no le parecía buena idea ir sola con Daisy a explorar porque le daba miedo, así que echó a correr en dirección este levantando la voz- Alabaster esperaaaaa ¿puedo ir contigo?  

No, todo parecía indicar que se tenían que apañar con lo que fuesen encontrando en aquel extraño lugar. Podría haber sido peor; podrían haber perdido literalmente todo lo que llevaban encima y aquello sería terriblemente incómodo.

 Pitten: ¿Alguien más que yo cree que haría falta algún tipo de refugio más allá de Stoutland?  

-Sí, deberíamos conseguir algo más. No sabemos a qué nos estamos enfrentando y quedar a la intemperie no es buena idea.

Quizás podrían seguir explorando por los alrededores por si encontraban algo más adecuado. Al menos ya sabían que allí había comida, pero quizás no muy lejos de allí encontraban una cueva o algo. Por suerte no parecida la única en haberlo pensado.

Alabaster: Iré a ver si encuentro alguna especie de refugio cerca del Río.

Alina: ¡A explorar se ha dicho! Alabaster esperaaaaa ¿puedo ir contigo?  

 -Esperad, os acompañaremos Sada y yo si no os importa. Ahí fuera podría haber cualquier peligro -dijo avanzando junto a su croconaw.

-Bien, chicos, espero que la exploración os sea propicia. Me da en la nariz que este lugar es tan raro que no sabemos ni que esperar, quiero decir, no sigue las reglas normales. Quizás de pronto se vaya la luz, o el río cambie de sitio. O que toquemos una piedra y volvamos a casa. Os esperaremos aquí con calma, ¿Vale? Yo me dedicaré a recoger fruta con Flubber y así poder guardar para comer. Tenemos algunos trucos en la manga. Volved pronto chicos

Pittien despidió a los compañeros, y luego se volvió hacia su Ditto, y se puso a caminar hacia los árboles... 

Cuando los compañeros se fueron, se acerqué a los árboles  y miró a Ditto. Le susurró: -Viejo compañero, tenemos alguna cosa en la manga para hacer... ¿Serías capaz de hacerte unas tijeras de podar? Así podríamos recoger fruta más rápido, y además, quizás cortar alguna rama, para poder hacer un fuego, o incluso, transportar más rápido las frutas. 

Su idea era sencilla, si es que Ditto recordaba esa transformación a una herramienta sencilla. Si podía trepar a un árbol, sacarle las frutas y algunas ramas, podría hacer quizás un fuego para guiar a los compañeros, o quizás una especie de palillo gigante para poder clavar las frutas, y llevar muchas de golpe. 

Ditto hizo caso de la petición de su compañero y se convirtió en las tijeras de podar que necesitaba. No sin antes lanzar una mirada al Scizor de Pietro. Sin duda le hubiera costado mucho menos convertirse en un pokémon que tenía tan cerca. Pero si Pittien quería que se convirtiera en pinzas, lo haría. Y después se puso a seguir las órdenes que le iba dando para recolectar la comida y la leña necesaria.

Suspiró. Los pokémons extraños y salvajes no parecían hacer ademán de querer acercarse a curiosidad pero, al menos, tampoco los trataban como si fuesen una amenaza.

Miró con asombro cómo el Ditto, tal y como les había explicado antes Pittien, se transformaba en un objeto. Unas tijeras, para ser más precisos. Fue tras sus pasos para ayudarle a recoger frutas y ramas.

-Podemos quedarnos a pasar la noche y pensar por dónde continuar mañana- parecía que iba pensando en voz alta. De vez en cuando lanzaba miradas a Pititikli para ver cómo le iba ahí, tumbada en el suelo como una gran alfombra paciente.

Pittien sabía que Ditto le había mirado raro antes de transformarse, porque había por ahí un Scizor, el de Pietro. Pero él no quería dedicarse a dar órdenes a un pokémon que no conocía, porque le daba verdadero terror tener que ordenar y meter la pata. No era lo suyo aquello de usar a los pokémon, se le daba realmente mal, así que esperó que Ditto no se lo tuviera en cuenta, y los demás no se dieran cuenta. No saber combatir era una de las cosas que peor llevaba ante la gente. De todas formas, el Scizor no había hecho gesto de venir a ayudar, estaba suficientemente ocupado vigilando, o eso creía. 

Recopiló bastante cantidad de fruta, y algo de leña para poder hacer un fuego. Luego se pusieron a ensartar parte de la fruta en los diferentes palos, para poder transportarla cómodamente, y cuando terminaron, dijo: - Puedes ir a descansar, Ditto, te lo has ganado, amigo. - Luego, le agradeció a Ashley su ayuda, y le dijo: - Pues muchas gracias, ha sido mucho más rápido y cómodo contigo, has sido muy amable. Yo pienso como tu, a menos que vuelvan los demás y nos digan un sitio mejor, tendríamos que descansar aquí. ¿Habrá algo dónde resguardarse? Creo que no. No se si seríamos capaces de hacer algún tipo de toldo o algo, para proteger a Pititikli, y a nosotros a su lado. 

Se puso a mirar a ver si veía por la zona un refugio, a los compañeros que volvían, o algo que le sirviera para ser un toldo. 

- Vamos Scizor - le dijo Pietro a su pokémon. - Ayudemos con la leña, será más fácil si lo hacemos nosotros - comentó intentando aportar al grupo. 

Luego el ex-líder de gimnasio miró a sus nuevos compañeros. 

- No os preocupéis, nosotros nos encargamos de la leña - asintió cogiendo su bicicleta. Se montó en ella y se dirigió junto a Scizor a buscar árboles de los que poder sacar madera para hacer fuego.

Encontrar leña seca era una tarea bastante complicada en aquel huerto, pues todo estaba compuesto de plantas y árboles vivos y verdes. Así que, por mucho que talasen, tendrían que dejar secar durante varios días para que sirviera de algo. Y no era el caso.

Quizá, si se alejaban un poco más podrían encontrar algún bosque con algún árbol caído que les sirviera como leña, pero por ahí no parecía que fueran a tener éxito.

En lo que sí que les fue bien fue en recolectar suficientes bayas y frutas para alimentarse. Pero no vieron ningún toldo, ni refugio donde poder descansar. ¿Sus compañeros habrían tenido más suerte? Fuera como fuese, no tardaron en llegar, así que les podrían preguntar directamente a ellos.

Cuando llegaron al huerto se encontraron con que sus compañeros de aventura habían hecho un buen trabajo. Habían recogido suficientes bayas y frutas para que todos pudieran alimentarse. Pietro estaba montado en su bicicleta buscando algo junto a su Scizor, aunque no parecía tener mucha suerte.

Y el Ditto de Pittien había tomado una extraña forma para un pokémon como él, pues ahora tenía forma de tijeras de podar. Sin duda, les había servido como ayuda para conseguir todo aquel alimento.

Alina llamó la atención del grupo haciendo aspavientos con los brazos desde lejos, llegaba junto a Alabaster, Miki y sus pokemons.

- ¡¡¡Chicoooos hemos vueltooo!!!

Echó a correr con Daisy detrás para acercarse, visiblemente alegre, y se quedó mirando a Flubber extrañada.

- ¿Esas tijeras son Flubby? -preguntó riendo y despistándose por un momento de su cometido, hasta que se dio cuenta de ello- ¡Ah, sí! No os lo váis a creer, hemos encontrado una cueva enorme y tiene seis camas; y está todo súper limpio; y... Y Miki cree que puede tener dueño, pero no hay nada dentro, solo las camas y unos... ¡como unos huecos! ¡¿A que es súper guay!? Vamos a poder descansar.

Miró entusiasmada a todos mientras esperaba que llegasen a su altura sus compañeros de expedición, durante el camino de vuelta parecía que se le había pasado por completo el susto.