Partida Rol por web

- Yo estoy un poco cansada... -comenzó a quejarse de forma lastimera a Ashley, tirando ligeramente de su chaleco, pero se vio interrumpida por las palabras de Pittien que optaba por seguir investigando y parecía más activo que nadie- Jooo, bueeeeno, vale ¡pero luego descansamos! Por la comida no os preocupéis, nos podemos comer el huevo de Daisy ¿verdad, bonita?-miró sonriente a su Chansey haciéndole una carantoña- Aunque necesitaríamos encontrar palitos para hacer fuego, o algo así y cocinarlo.

Se quedó pensativa mirando a su alrededor.

- Uy, ahora que lo dices Pittien, yo no sé qué pasó con mi roca pero puede que se me cayese por el camino, la verdad es que no había pensado en ello, jijiji.

Alina era risueña, aunque le doliesen mucho los pies, tuviese piedrecitas en los zapatos, estuviese cansada y muerta de miedo, no se iba a dejar amedrentar. Al menos en los próximos diez minutos, luego ya vería. 

- ¿Tendrán hambre los bichitos? - se puso a rebuscar en el fondo de su bolso para comprobar, si por un casual, llevaba alguna latita de comida pokémon, a veces llevaba encima algunas para los purrloin callejeros del barrio. *

Flubber negó con su inestable cuerpo. No parecía tener ganas, ni tampoco fuerzas para cambiar su estructura molecular por un Exeggutor que había visto hacía tanto tiempo. Después se acercó a Pittien y se restregó sobre su pierna para pedirle perdón por ello. Estaba muy cansado para hacer un esfuerzo como ése.

La zona era una pradera de hierba naranja y no parecía que hubiera ningún árbol frutal que fuera a servirles de alimento. Así que allí no encontrarían nada para comer. Luego rebuscaron en sus bolsillos y ninguno tenía el meteorito. Justo en ese momento recordaron que en cuanto lo tocaron se convirtió en polvo y después llegaron a aquel extraño lugar.

Después Alina miró entre sus cosas y se dio cuenta que las latitas de comida que llevaba habían desaparecido. Solo unos pocos objetos que llevaba en su mochila habían viajado con ella hasta allí.

Cuando miraron a su alrededor se dieron cuenta de que estaban ante una extensa y amplia pradera, aunque la hierba era de un color anaranjado, muy diferente al que recordaban de su ciudad natal. No muy lejos de allí había un río de aguas sumamente cristalinas. Una tonalidad que nunca habían podido ver en su ciudad de origen por culpa de la contaminación. Ese lugar parecía muy hermoso, limpio y puro, aunque no lo reconocieran, no parecía un lugar muy peligroso.

-Ehm, ¡disculpen, esperen un momento! -gritó a Alina, Ashley y Pittien con un tono inseguro. 

- Oh no, -dijo apesadumbrada Alina y se sentó abatida en el suelo- lo siento chicos, no me queda comida pokemon, tendremos que seguir buscando.

Se sobresaltó al escuchar de pronto una voz que les gritaba y agarró el asa de su bolso con fuerza, a punto estuvo de lanzarlo con todas sus fuerzas en dirección a la voz, hasta que vio que se trataba de una policía.

- ¡Mirad las fuerzas del orden, estamos salvados! -se levantó de pronto y echó a correr entusiasmada hacia la mujer como había hecho con Pittien, de nuevo sin pensar demasiado, todo sea dicho- ¡Señora agenteeee ayúdenos, nos hemos perdido!

A mitad camino de su carrera, se dio cuenta que no estaba sola y fue reduciendo la marcha hasta quedar parada cerca del grupo nuevo, mirándolos con un poco de miedo y algo de vergüenza.

- Ehm... ¿es usted policía, verdad? 

Parece que su llamada había dado resultado, aunque quizás demasiado al ver como una de ellas se había puesto a correr en su dirección. Miki tragó saliva y se preparó para tratar de ser profesional pese a lo estresante y rocambolesca que era la situación.

Joy: ¡Señora agenteeee ayúdenos, nos hemos perdido!

Vale, confirmado.Tampoco saben donde estamos.

Joy: Ehm... ¿es usted policía, verdad? 

 -Esto, sí; soy la agente Azuma, del departamento de policía de Ciudad Trigal -dijo tratando de poner su voz de policía-. Me temo que nosotros también estamos perdidos, ¿tenéis idea de cómo habéis llegado hasta aquí?

Puede que este grupo supiese algo más de la situación. Quizás habían llegado antes que ellos y habían averiguado más cosas explorando el lugar, o quizás simplemente habían aparecido en otra parte, que era lo que temía que hubiese pasado.

Pietro se mantuvo e un discreto segundo plano mientras interpelaban a la policía que le venía acompañando desde que apareciera en aquel extraño lugar. No parecían saber dónde estaban tampoco. Eso tranquilizó un poco a Pietro, parecía que no estaban sólo ellos tres en aquel extraño lugar, había más personas y era muy posible que todavía hubiera más personas. 

Escuchó cómo se iban desarrollando las conversaciones y entonces decidió intervenir. 

- Yo soy Pietro de Pueblo Azalea, antaño fui el líder del gimnasio de allí - explico con brevedad para presentarse ante los nuevos compañeros - Por casualidad... ¿Habéis visto un meteorito? Nosotros tres fuimos transportados aquí cuando nos acercamos a tocarlo - explicó.

Aquella escena fue del todo surrealista. En un primer lugar, encontrarse con dos personas después de todo aquel meteorito. Luego, aquel ser tan extraño, que era un pokémon al que Ditto no podía transformarse, y después, tres personas más que se acercaban, una de ellas policía, otra ex-líder de gimnasio y al fin y a la postre, estaban en el mismo caso que todos ellos. Meteorito y viaje. No podía ser, era demasiado absurdo. 

- Yo soy Pietro de Pueblo Azalea, antaño fui el líder del gimnasio de allí - explico con brevedad para presentarse ante los nuevos compañeros - Por casualidad... ¿Habéis visto un meteorito? Nosotros tres fuimos transportados aquí cuando nos acercamos a tocarlo - explicó.

- Pues nosotros, más de lo mismo, y además, de lugares diferentes, pero parece que ustedes también. Yo soy Pittien, aunque nací en Trigal, me he trasladado desde Arrecípolis, en Hoenn, dónde estaba ayudando a mi padre en algunas investigaciones arqueológicas. Yo aparecí en esta zona dónde estamos, y después mi meteorito se hizo polvo, como el de ellas.

Un tanto desalentado tras las palabras de Pittien, Alabaster se quedó en silencio mirando el cielo nocturno. De reojo observó a los 3 desconocidos y suspiró.
Vaya, ellos se encuentran en nuestra misma situación. Perdidos en un lugar desconocido. 

Pese a ello, el ex guardián de las Torres en Ciudad Iris, intentó recobrar algo de energía para poder presentarse como era debido. Se inclinó solemnemente frente a los demás, en señal de reverencia: -¡Hola! Mi nombre es Alabaster. Un gusto conoceros.- 

-Y este...- Apuntando a su pecho. -Es mi compañero, Eon.- La cabeza de un pequeño Eevee salía del kimono por sobre el obi.

Ashley se había subido a lomos de su Stoutland, dispuesta a dar instrucciones a sus compañeros. Quería ser lo más pragmática posible. Pero Alina se separó del grupo al ver a una agente, pidiéndole ayuda.

La joven ranchera descabalgó, acarició el pelaje del sabueso y se dirigió hacia el lugar donde se había reunido otro grupo de individuos. -Ashley- se presentó mientras cada uno exponía sus dudas y pensamientos hacia lo acontecido.

Le costó reprimir una exclamación al ver al adorable Eevee salir del kimono del joven. Luego trató de recomponerse para parecer centrada. -Sabemos que viajamos aquí desde diferentes puntos geográficos por haber tocado ese meteorito. No estamos en ningún lugar conocido- algo que creía que todos habrían asumido a esas alturas. -Puede tratarse de algún suceso provocado por un pokémon legendario... ¿Alguna idea?- quizás alguno habría leído al respecto. -O puede que se trate sobre algo completamente desconocido- razonó por otro lado, llevándose la mano al mentón, con gesto pensativo.

-Nosotros nos hemos encontrado con un "ser"- no sabía muy bien cómo catalogarlo. -Parecía una especie de dinosaurio, pero Ditto no ha podido tomar su forma, por lo que dudamos que se trate de un tipo de pokémon. No se comportó de forma hostil, pero tampoco amigable. Estaba en guardia, así que decidimos dejarle. ¿Qué habéis visto o descubierto vosotros desde donde venís?

¿Debían confiar los unos en los otros? Parecía lo único lógico en esos momentos. -Buscábamos algo de comida para poder descansar un poco- señaló con el brazo estirado en dirección río abajo. -Seguimos la corriente, pero lleva al mar. No hay nada. Pensábamos continuar río arriba, buscando signos de civilización para que pudieran orientarnos.

- Oh... -fue únicamente capaz de contestar Alina a la agente de policía, su rostro era la viva imagen de la decepción. El hombre que le daba un poco de miedo habló y ella se encogió un poco, maldiciéndose a sí misma por haberse acercado ella primero con tanto entusiasmo. Por suerte Pittien salió al paso.

- Sí, es como dice Pittien, estamos igual -dijo un poco avergonzada.

Al acercarse Ashley corrió a ponerse a su lado y se agarró a su brazo buscando algún tipo de refugio, al contrario que su compañera, exclamó con emoción cuando vio al Eevee. 

- ¡Qué monooo! -lo hubiese ido a acariciar de no ser porque ya había hecho suficiente el ridículo, eso y porque estaba en un sitio poco conveniente.

Asintió a las palabras de Ashley, dándole la razón.

- ¡Y además el bichito parecía de fuego y agua a la vez! Pero no he podido acercarme a investigar si era lo que parecía -se veía claramente que le hubiese gustado hacerlo, entonces pareció caer en cuenta que no se había ni siquiera presentado y se puso un poco colorada-. Ah, soy Alina Joy, estaba en Ciudad Porcelana cuando pasó lo del meteorito y esta es Daisy.

Señaló sonriente a la enorme Chansey ataviada con un lacito azul que se acercaba pesadamente a pasitos hacia ellos.

- De momento no hemos encontrado nada para comer, por eso estábamos descansando y pensando en seguir como ha dicho Ashley. Si no encontramos nada tendremos que comernos el huevo de Daisy, pero no hay para todos, será mejor buscar otra cosa, porque tarda en regenerarse y claro, no vamos a gastar el último recurso el primero. Aunque me muero de hambre y de sueño, además me duelen los pies y tengo los calcetines mojados, creo.

Se había comenzado a espabilar de nuevo y se arrancó a parlotear sin freno, cuando se percató de que quizá estaba dando demasiada información calló de pronto, con una sonrisilla de disculpa.

Como temía, todos parecían igual de perdidos, sin saber cómo habían aparecido en ese lugar. De entre todos los agentes de policía que podían haber acabado en ese lugar, le había tenido que tocar a la novata. 

Eso, ve a ver qué era ese meteorito, ya verás como se convierte en tu primer gran caso... en menudo lío me he temido.

Había bastantes pokémon por allí, así que por precaución comenzó a acariciar la mandíbula de la croconaw por si había comenzado a ponerse nerviosa. 

-Os presento a Sada por cierto. De normal no muerde, salvo cuando se estresa -dijo con una sonrisa forzada.

Por favor que no se estrese.

Ashley: Seguimos la corriente, pero lleva al mar. No hay nada. Pensábamos continuar río arriba, buscando signos de civilización para que pudieran orientarnos.

 -Podemos continuar por ahí -dijo encogiéndose de hombros-. Sin saber dónde estamos no nos queda mucho más que probar suerte.

Alina: Si no encontramos nada tendremos que comernos el huevo de Daisy, pero no hay para todos, será mejor buscar otra cosa, porque tarda en regenerarse y claro, no vamos a gastar el último recurso el primero. Aunque me muero de hambre y de sueño, además me duelen los pies y tengo los calcetines mojados, creo.

Miki la miró de reojo extrañada y algo horrorizada.  

-¿Pero eso se come? siempre pensé que llevaban crías.

-Nosotros nos hemos encontrado con un "ser"- no sabía muy bien cómo catalogarlo. -Parecía una especie de dinosaurio, pero Ditto no ha podido tomar su forma, por lo que dudamos que se trate de un tipo de pokémon. No se comportó de forma hostil, pero tampoco amigable. Estaba en guardia, así que decidimos dejarle. ¿Qué habéis visto o descubierto vosotros desde donde venís?

 - ¡Y además el bichito parecía de fuego y agua a la vez! Pero no he podido acercarme a investigar si era lo que parecía -

- Además, no interaccionó con nuestros pokémon, ni charló con ellos. Por otro lado, lo de Ditto fue demasiado extraño, como si no tuviera capacidad, ganas, o posibilidad de transformarse en ese pokémon... o ser. No se si querríais verlo, pero al menos en el mar no había nada a la vista, a menos que quisiéramos nadar... y probablemente bastante. 

Pittien estaba algo preocupado, porque no solo los nuevos no sabían nada de aquel lugar, si no que además se veían tan perdidos como ellos. ¿Qué debían hacer? ¿Quedarse quietos? ¿Buscar comida? ¿Dividirse, quedarse juntos? No lo sabía. Tenía dudas de todo, y la verdad, seguía con la inquietante preocupación de saber qué fuerza podría haberles transportado y dejado así... 

  -Podemos continuar por ahí -dijo encogiéndose de hombros-. Sin saber dónde estamos no nos queda mucho más que probar suerte.

Cuando la agente de policía propuso el norte, Pittien asintió. - Creo que es sensato. No se si tendremos capacidad de encontrar comida, pero el agua será básico para nosotros, a menos que veamos algo que nos indique que debemos tomar otra dirección.  

Alabaster al ver un tanto inquieto a su compañero dentro de su kimono, lo tomó dejándole a sus pies. Este conocía muy bien a su Eevee, la curiosidad de estar frente a nuevas personas lo iba a alegrar bastante por algún tiempo. 

Sin dudarlo mucho Eon comenzó a corretear entre los presentes. Al mismo tiempo una amplia sonrisa inundó el rostro de Alabaster al ver a su compañero jugueteando por todas partes. Pese a ello el escenario era desalentador, habían encontrado a otro grupo de personas, pero ninguno tenía información útil. 

Cuando Ashley mencionó lo de buscar alimento, el monje recién se percató de que estaba hambriento. Llevó ambas manos a su estómago.
¿Cuánto tiempo ha pasado de la última vez que comí algo? Recuerdo haber cenado en la posada de Mahogany Town antes del atardecer. 

Lo peor de todo de no haber ingerido alimento alguno desde que había llegado a este desconocido lugar, es que esa desagradable aroma que sintió al despertar en la playa seguía en su paladar.

Alabaster escuchó atentamente la conversación y esperó el tiempo oportuno para intervenir. -Por mi parte me gustaría buscar algo de comida. El océano no está muy lejos de aquí y podríamos pescar algo.- Guardó silencio por unos segundos, decidiendo callar que estaba exhausto. -De todos modos también me parece adecuado seguir río arriba, eventualmente debiésemos encontrarnos con alguna aldea o algo por el estilo.- Seguir con el grupo era lo más adecuado en este tipo de situaciones, así que este iba a seguir la decisión que ellos tomasen. 

Con una expresión de extrañeza preguntó al resto: -Por cierto, esa criatura que dicen haber visto, no será el Tatsubay de más atrás que estaba junto al río?-

Al percibir que Stoutland parecía curiosa ante la energía del Eevee, que correteaba entre los presentes, Ashley alargó la mano para acariciarle el pelaje. -Hace no mucho tú eras igual- le susurró a su compañera con una sonrisa melancólica.

Volviendo hacia los presentes, que no parecían decidirse, Ashley tomó las riendas a la hora de dar ideas. -El mar es demasiado basto, será complicado pescar algo en la costa. Tampoco creo que tengamos cañas de pescar- puntualizó a lo dicho por el muchacho del kimono. -Además... No sabemos lo que sería o no comestible. Con todo, el agua del río es tan cristalina que veremos si hay algo comestible: cangrejos, plantas o peces.

Pero Alabaster no había acabado ahí. Mencionó el nombre de una criatura que Ashley jamás había escuchado, haciendo que ladease la cabeza hacia un lado a la vez que fruncía el ceño. -Tachu- ¿qué?- pero la indicación de que estaba junto al río daba que pensar de que se trataba de la misma criatura que habían visto. -¿Qué es exactamente y por qué conoces su nombre?

Se acercó a Stoutland, indicándole que se tumbase. -Alina, puedes subir. Eres ligera, Pititikli está acostumbrada a llevarme a mí- una forma sutil de decir que la aparente ligereza de la muchacha no era nada en comparación. -Así podrás descansar un poco mientras continuamos la marcha- al menos ninguno más de los presentes había expresado su cansancio. -Alabaster y tú parecéis con más hambre- aunque ella también sentía su estómago gruñir, prefería mantener la apariencia de que todo iba bien y mantener su hambruna a ralla a base de beber agua. -Compartid el huevo de tu Chansey. Quizás de que paremos a descansar ya haya podido reponer otro.

- Vayamos hacia el Norte, me parece bien - aportó Pietro. 

No sabía bien qué hacer. Antes eran sólo tres y ahora eran seis. Seguramente hubiera más gente por ahí perdida en la inmensidad de aquellas tierras por haber tocado el meteorito. Con un gesto de su mano le indicó a Scizor que se acercara para no perderlo de vista en ningún momento.

- Qué extraño todo. Después del meteorito estamos aquí. No seremos los únicos seguramente, tenemos que seguir andando, seguramente encontremos algo. No podemos estar aquí sin ningún propósito, no ha podido ser casualidad. Acabaremos respondiendo a todas las preguntas, estoy seguro, pero debemos continuar la marcha. 

Comenzó a andar hacia el Norte mientras le daba vueltas a la cabeza. Parecía que había un Pokemon pero no era un Pokemon normal. Él se sentía seguro con Scizor cerca, sabía que nada malo iba a pasar.

-¿Pero eso se come? siempre pensé que llevaban crías.

- ¡N-no! -exclamó algo escandalizada y haciendo aspavientos con las manos, sintió cómo le subían los colores a causa de que pudiesen pensar que era una persona horrible por decir aquello y corrió a explicarse atropelladamente- Sus huevos son comestibles y además muy nutritivos y... y tienen propiedades súper curativas, por eso las chansey sienten el instinto de dárselo a quien consideran oportuno. Osea, nos lo podemos comer, no pasa nada.

Una vez dejó esto claro se calló para que pudiesen continuar charlando de cosas más importantes, aunque ella sin querer se despistó de la conversación en cuanto aquel chico dejo al Eevee suelto. Alina se agachó alegremente, arrodillándose en la hierba para llamarlo, esperaba poder acariciarlo.

- Hola pequeñito -dijo en voz baja para no molestar al resto.

 Tachu- ¿qué?

- Salud -levantó la vista hacia Ashley y pronto se dio cuenta por su reacción de que había algo a lo que no había prestado mucha atención e intentó repasar mentalmente si había captado algo, pero no era así y miró a Alabaster confusa-. ¿Sabes qué es? 

Pronto la chica aventurera comenzó a organizar como ella sabía y Alina se levantó alegremente, estirándose y ahuecando sus faldillas.

- Gracias Ashley -dijo sonriendo agradecida-, pero creo que puedo aguantar un poquito más, si lo necesito te avisaré -tenía que aprender a no ser tan quejica, era algo que le había dicho su madre muchas veces-. Si no le importa a Alabaster, también podemos esperar a comernos el huevo, así si conseguimos otra cosa para comer podemos repartir un poco entre todos ¿vale?

Cuando Pietro habló la chiquilla asintió obedientemente, parecía que definitivamente decidían ir hacia el norte. Echó a andar agarrando la patita a Daisy.

-Como prefieras entonces- asintió conforme a la decisión de Alina. Después de todo, el huevo pertenecía a su pokémon y era ella quien debía indicar el límite de sus fuerzas. Si decidía aguantar, lo respetaría y alabaría.

Iniciaron, pues, la marcha hacia el norte, tal y como habían decidido. Ashley no disimulaba la inquietud y curiosidad, clavando su mirada en el joven del kimono. ¿Sabía el nombre de ese no-pokémon? ¿Se trataba simplemente de un pokémon desconocido para ella?

Cuando miraron a su alrededor se dieron cuenta de que estaban ante una extensa y amplia pradera, aunque la hierba era de un color anaranjado, muy diferente al que recordaban de su ciudad natal. No muy lejos de allí había un río de aguas sumamente cristalinas. Una tonalidad que nunca habían podido ver en su ciudad de origen por culpa de la contaminación. Ese lugar parecía muy hermoso, limpio y puro, aunque no lo reconocieran, no parecía un lugar muy peligroso.