Partida Rol por web

Polvo de Escorpión

Iskal - Prólogo: El exótico

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09/02/2018, 21:54
Kifel Robbarth

Sé de dónde viene la droga, del desierto de Sarhia. Se fabrica con la cáscara de los escorpiones gigantes del desierto. Lo que no sé es a dónde va cuando llega aquí y sin nadie de la guardia interesado en averiguarlo, lo único que me queda es demostrar que la droga sigue entrando en la ciudad. Sólo entonces empezarán a investigar lo segundo. Y yo recuperaré mi puesto.

Kifel fue a hacer un gesto para pedir otra cerveza pero se contuvo.

Supongo que me expliqué mal. Con colarme no me refería a entrar en el barco, tienen que descargar la droga en el puerto y es ahí de dónde pretendía tomar el paquete. Siendo dos era más fácil, porque podría llamar la atención y darte un margen—el hombre hizo entonces un gesto de resignación—. Pero tienes razón. No puedo garantizar tu seguridad si te pillan. Por mucho que haga uso de la espada.

Entonces se levantó.

Tranquilo, no me lo tomaré a mal, soy un desconocido y es un plan demasiado arriesgado. Cualquiera haría lo mismo en tu lugar.

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10/02/2018, 17:45
Iskal

Iskal dio unos golpecitos en la mesa con una uña, como indicando que esperase un momento y no corriera tanto.

—Y por eso dije antes que hacía falta más gente que se preocupara por ayudar a alguien.

Lo cierto es que lo que había buscado era la reacción de Kifel a la pregunta, y aunque ésta no había sido precisamente la más sensata yendo directo a pensar en la violencia, al menos implicaba un intento por no dejarlo tirado. Ya era más de lo que cualquiera de los individuos que se llevaba cruzando desde que había llegado a aquella ciudad seguramente haría por él.

Supongo que ya de meterme en un lío, al menos hacerlo por alguien que pretende hacer algo bueno—suspiró rascándose la cabeza—. Y si me pillan... pues bueno, sólo será otra cosa estúpida que hago en mi vida.

No había ido hasta allí para seguir ignorando los problemas que le rodeaban. Otra vez no. Se consoló pensando que tampoco podía pretender ayudar a arreglar las cosas que fueran mal sin arriesgarse ni una sola vez.

Aparte, la alternativa es quedarme aquí a la espera de que aparezca el siguiente ser viviente a quien no le aterre mi presencia y eso iba a ser desesperantemente aburrido—añadió tratando de quitarle algo de hierro al asunto—. Por no hablar de los incesantes intentos de chiste sobre ovillos de lana.

Recalcó lo último haciendo rotar los ojos cómicamente, como si implorase al dios que fuera que le estuviese oyendo que dejase caer algo de ingenio por allí.

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10/02/2018, 19:23
Kifel Robbarth

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Kifel.

¡Estupendo!—exclamó—Y hablando de ovillos de lana, mi tía que tiene una mercería, tiene unos de lana de oveja churra de primera calidad que.... ¡Es broma! ¡Es broma!

El pelirrojo hizo un gesto a la barra para que le trajera otra cerveza.

Voy a tomar un par de cervezas de más—le explicó a Iskal—. Así cuando empiece a montar bronca con los porteadores del barco será más creíble. Un borracho con ganas de pelea forma parte de la fauna común de los muelles al anochecer.  Como las prostituas y los rateros. Dicho sea de paso, no vayas por los muelles por la noche.

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12/02/2018, 18:01
Iskal

Bueno, casi que preferiría que te echaras la cerveza por encima. Así olerás como uno solo que sin serlo—comentó Iskal en algo que no quedó muy claro si iba en serio o en broma—. Serlo siempre es un inconveniente si necesitas estar alerta.

Y hablando de estar alerta, más le valía que Kifel realmente estuviera tan seguro de que aquello merecía la pena como aparentaba. O si no aquella encabezaría definitivamente a la lista de cosas estúpidas que el félido había hecho en su vida.

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13/02/2018, 09:37
Narrador

El sol comenzaba a ponerse en Puerto del Amanecer y el cielo se tornó de un tono anaranjado. La sonrisa de Erianne ya había atracado y los porteadores habían comenzado la descarga de la mercancía. El objetivo era claro, los barriles de sal. En ellos era dónde colaban los paquetes de droga. O eso decía Kifel.

Siguiendo el consejo de Iskal, el pelirrojo no se había pasado con la cerveza. En su lugar habían pasado por un boticario y le habían comprado un anestésico local, para insensibilizarle la boca. Tras aplicarlo, cuando hablaba parecía que el guardia suspendido tenía un estropajo en lugar de lengua. Entre eso y un par de cervezas derramadas por encima, daba el pego bastante bien. Ahora sólo quedaba esperar que el plan saliera bien.

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13/02/2018, 10:25
Kifel Robbarth

Kifel iba dando tumbos por el muelle con una jarra de cerveza en la mano. Sus movimientos tenían todavía agilidad, pero si nadie se fijaba en él (y quién iba a fijarse en un borracho) todo sería creíble. Poco a poco el pelirrojo iba acercándose a la zona dónde es estaba descargando la mercancía del barco.

Entonces trastabilló e intentando no caerse acabó chocando con un fornido porteador. El pelirrojo, el trabajador, la caja que portaba y la jarra de cerveza cayeron al suelo llamando la atención de todo el mundo. El gesto había sido tan bueno que Iskal dudó seriamente si Kifel había tropezado realmente. 

El guardia suspendido se levantó torpemente, dejando que el porteador lo hiciera primero mientras maldecía en alto.

¡MI CEDVEZA!—le gritó— ¡ME HAD TIDADO MI CEDVEZA!

Y entonces pasó a la acción. Si darle margen a una respuesta y antes de terminar de incorporarse, Kifel se arrojó sobre el porteador en un pobre intento de placaje. El fornido trabajador desprevenido por el golpe trastabilló con el golpe sin terminar de caer. No tuvo la misma suerte el pelirrojo que cayó de boca al suelo. Y eso lo dejó vulnerable pues empezó a recibir patadas a mansalva.

El guardia estaba en problemas pero la ocasión para rebuscar entre los barriles era inmejorable. Todos estaban pendientes de la pelea.

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16/02/2018, 20:05
Iskal

Iskal esperaba que aquello no terminase en el lío que se temía. O que el numerito de Kifel no empeorase su suspenso. Aunque lo que sí estaba claro era que lo que sí iba a hacer era dejarle como una rosa en lo referente a dolores musculares.

«No lo gafes pensando en ello» se dijo en su fuero interno.

Luego cayó en la cuenta de la paradoja que suponía lo que acababa de pensar.

Aprovechando la distracción se acercó con sigilo, no pretendía volcar los barriles y ponerlo todo perdido de sal pero sí meter la zarpa en ellos a ver si con suerte encontraba el premio que buscaba.

Notas de juego

No tengo muy claro si debo tirar algo o el jaleo montado es suficiente. Ya me dirás.

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16/02/2018, 20:29
Narrador

Iskal acababa de meter la garra en el primer barril de sal cuando algo llamó su atención. Una veintena de hombres y mujeres vestidos con uniformes de color azul comenzaron a entrar en el muelle rodeando La Sonrisa de Erianne. ¡Era la guardia de Puerto del Amanecer!

Tal y como los porteadores fueron conscientes de la situación la pelea se detuvo. El félido vio a Kifel. Habían sido sólo unos segundos pero el hombre se arrastraba dolorido a cuatro patas intentándose alejar. Cuando vio a la guardia el tampoco parecía entender qué pasaba. Y eso sin olvidar que posiblemente tuviese alguna conmoción cereral.

 La mayoría de los porteadores y marineros se quedaron en sus puestos, tan sorprendidos por el tremendo dispositivo desplegado por la guardia como lo podía estar Iskal. Unos pocos, quizás los más avispados o los más acostumbrados a asuntos pocos amigos de la ley se lanzaron al agua. Era la única ruta de escape que tenían. Pero con ese gesto quedó claro que lo que estaba ocurriendo no era legal.

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16/02/2018, 20:38
Guardia de Puerto de Amanecer

Los guardias con las armas fuera y preparados para el combate, terminaron de rodear a los porteadores y marineros que en ningún momento mostraron resistencia. Una cosa era pelearse contra un borracho y otra muy distinta enfrentarse a las fuerzas de seguridad de la nación.

Un de los guardias, de unos cincuenta años, calvo, con una fea cicatriz en la mejilla y galones en los hombros, se adelantó a los guardias y comenzó a dar órdenes. Sin duda era quién estaba al mando.

¡Mullis! ¡Flannigan! ¡Coged unos hombres más y encargaos a los idiotas que se han tirado al agua!—después se dirigió a los trabajadores del muelle—. Espero que a nadie se le ocurra resistirse, mis hombres tienen permiso para utilizar la fuerza necesaria, ¿entendido?

Después se volvió a girar para dirigirse a sus hombres.

Quiero a todo el mundo en el cuartel en una hora, ¿estamos? Nos espera una larga noche.

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16/02/2018, 21:12
Iskal

«¡Qué feliz coincidencia! ¡Justo nos quejamos hoy de que la guardia no hace nada y va y decide hacer algo!»

Ahora sólo faltaba que fuese algo bueno porque no tenía muy claro si habían acudido por el tumulto o porque el Sargento de Kifel sufría de cambios de opinión bipolares.

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16/02/2018, 21:25
Guardia de Puerto de Amanecer

El guardia al mando se dirigió entonces hacia los barriles y fue cuando reparó en la presencia de Iskal. No parecía que fuese el primer félido que veía, pero sin pinta de trabajador o marinero, tampoco terminaba de entender que hacía en el muelle. Instintivamente el hombre se llevó la mano al arma pero entonces una voz se escuchó a su espalda.

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16/02/2018, 22:02
Kifel Robbarth

¡Teniedte  Jaidus!

Kifel no ofrecía muy buen aspecto. Cojeaba levemente, tenía la mano en una costilla y el labio roto. Le habían sacudido a base de bien y al final se iba a quedar en nada con la actuación de la guardia. Sin embargo el pelirrojo parecía animado por la presencia de sus compañeros. Quizás fuera que el hombre al cargo fuese un guardia y no el sargento con el que se había peleado.

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16/02/2018, 22:04
Guardia de Puerto de Amanecer

Cuando el guardia reconoció a Kifel abrió mucho los ojos.

¡Robbarth!—exclamó—¿Qué diablos haces aquí? ¡Maldita sea chico! ¿No tenías suficiente con agredir a un superior? ¿Te has propuesto saltarte todas las leyes posibles?

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16/02/2018, 22:06
Kifel Robbarth

Kifel siguió andando hasta llegar a donde estaba Iskal. Mientras se acercaba al félido negó con la cabeza a las preguntas del guardia.

No teniedte. He venido pod lo midmo que vosotdos. Y él me edtaba ayudando—después se dirigió a Iskal—. Te dije que tidadas lod badiles.

Con un poco de esfuerzo el pelirrojo empujó uno de ellos hasta volcarlo. El barril cayó con gran estrépito y la sal se desparramó por el suelo. Y dentro, como él esperaba había un paquete con forma rectangular. En el rostro de Kifel se dibujo una sonrisa llena de dientes ensangrentados. Habían encontrado lo que buscaban.

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16/02/2018, 22:12
Guardia de Puerto de Amanecer

Tras ver el paquete, el teniente se acercó a cogerlo sin decirle nada más a Kifel o a Iskal. El guardia sacó una pequeña navaja y la hundió en el fardo. La hoja salió manchada de un polvo amarillento que el hombre probó con la punta de su lengua.

¡Ponteo! ¡Examina el resto de barriles y el interior del barco! Quiero que revises hasta la última viga.

Después volvió a dirigirse al pelirrojo y al félido.

Habéis hecho un buen trabajo—concedió—. Aunque estés borracho Robbarth. Pero necesitaré que vengáis conmigo al cuartel para explicarlo todo. ¿De acuerdo?

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16/02/2018, 22:25
Iskal

Si, claro ¡Para que luego me hagan limpiar a mí!

Iskal hizo un teatral gesto dramático con los brazos para quitarle hierro al asunto junto al comentario jocoso. Aunque el verdadero motivo era que no había querido arriesgarse a que el estrépito de un barril cayéndose llamase la atención. Especialmente si no resultaba haber premio en el primero.

Pero al final había dado igual porque las cosas se habían arreglado mágicamente solas. ¿No era genial? Demasiado genial, de hecho. Hasta podía decirse que su presencia había sido innecesaria salvo porque al menos ahora tenía algo remotamente parecido a un amigo en aquella ciudad. Ya era un avance.

—Descuide, señor, no está borracho. Sólo es un truco para parecer uno—dijo mientras le ofrecía una zarpa a Kifel para ayudarlo a ponerse en pie, luego añadió para responder a la pregunta:—. Cuente conmigo.

«¿Cambios de opinión bipolares?»

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17/02/2018, 20:14
Narrador

Iskal y Kifel acompañaron a los guardias al cuartel. Humano y félido fueron llevados a una sala privada dónde les dieron algo de comer y beber. En un par de ocasiones entró el teniente Jairus para hacerle un par de preguntas. A veces también entraba algún otro guardia para ponerles al día. Al final, entre preguntas y explicaciones, poco a poco todas las piezas empezaron a encajar.

Por un lado el teniente Jairus no era el sargento con el que discutió Kifel, de ahí que el guardia suspendido se mostrase más alegre cuando lo vio. Por otro, la operación se había organizado en el más estricto secreto, motivo por el que el pelirrojo no había sido consciente de ella. De hecho la negativa de su sargento a la investigación que acabo en la posterior pelea, se debió a que el operativo ya se estaba planificando y Kifel estaba fuera de éste.

El pelirrojo, sin los efectos del anestésico, tenía sentimientos contradictorios. Por un lado estaba contento de haber encontrado la droga, pero por otro le molestaba que no hubieran contado con él. Y además estaba el hecho de que con la intervención de la guardia no sabía que podía ocurrir en lo relativo a su suspensión.

Tres horas después de haber llegado al cuartel y empezando a cansarse de la espera, la puerta se abrió una vez más, pero esta vez no era ningún guardia. Era un humano que ya había pasado los cincuenta años.  Tenía el pelo corto y moreno, aunque sus laterales estaban blanqueado por las canas. Vestía con ropas de color oscuro y unos discretos adornos amarillos. Un fino bigote perfectamente recortado adornaba su labio superior. Era tan perfecto, que parecía mágico.

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17/02/2018, 20:41
Kifel Robbarth

Al ver a la persona que había entrado, Kifel se levantó de su silla como si de pronto algo le hubiese pinchado en el culo.

¡SE-SE-SEÑOR MINISTRO PRINCIPAL!—dijo con una voz extremadamente alta y aguda—¿Qué podemos hacer por usted?

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17/02/2018, 20:46
Stephen Veiner

Buenas noches—saludó el hombre de forma educada, entonces se dirigió a Iskal pasando por alto el exabrupto de Kifel—. Tengo entendido que no es de Rhovesia. Permítame presentarme en primer lugar, soy Stephen Veiner, Ministro Principal de la República Rhovesiana.

Stephen Veiner, el nombre le sonaba al félido. Si no se equivocaba, se trataba de uno de los compañeros de Ryvianne. También había oído el nombre Veiner vinculado a una academia mágica. Con saber sumar dos y dos uno podía conformar en su cabeza el mapa completo de la identidad del hombre que tenían frente a él. Sin duda alguna uno de los más importantes de la región.

Tengo entendido que han estado investigando por su cuenta sobre el polvo de escorpión—no era una pregunta—. Verán, estoy reuniendo un grupo de hombres y mujeres que se encarguen de resolver todo el misterio creado en torno a la desaparición de la droga. Y visto lo ocurrido, he pensado que quizás estén interesados en formar parte de dicho grupo.

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17/02/2018, 21:45
Kifel Robbarth

¡Por supuesto que sí!—dijo Kifel al momento todavía con ese tono de voz molesto—. Supongo que nos haremos pasar por los transportista de la droga, ¿verdad? ¿Se sabe ya a dónde tenemos que ir?