Partida Rol por web

Ensimismado en la decoración del pequeño despacho con forma de raíces de árbol y por la belleza del semielfo Nathelmir se queda ensimismado en los movimientos de la boca, de cada palabra pronunciada, de sus hermosos y blancos dientes, de sus rojos labios y su sonrojada lengua. Cuando acaba de hablar sale de su ensimismamiento frunce el ceño ante las palabras de Algiris, "Parece que alguien se cree muy importante":

- Señor, ¿Puedo hablar con los intendentes de materiales curativos y pedir cuanto crea necesario para el viaje de un mes hacia el norte durante esta época del año?

-¡¡¡Otra misión de exploración!!!, ¿cuando entraremos en combate como es debido?-pienso, tras recibir las órdenes

Arqueo una ceja ante la pregunta del humano que tiene pinta de no estar en condiciones -ya comenzamos, a estos humanos sólo les preocupa estar al mando, aunque se trate de un pequeño grupo como nosotros. ¡¡¡Luego son los primeros en huir mientras dejan a sus subordinados que carguen con todo el peso del combate!!!

-Creo que hay cosas más importantes que ver quien está al mando, humano. Señor Ergulion ¿que se sabe de la zona dónde vamos a ir?, ¿que aldeas son las que se encuentran por allí?, ¿hay algún tipo de guarnición?. ¿Desde cuando no hay noticias del enemigo?

Algiris marca una sonrisa en su rostro, mientras niega con la cabeza al escuchar las palabras del enano, sin llegar a entender que alguno piensa que él se ofrece para el puesto.

Claro, enano... hay cosas más importantes. Quizá cuando estés siendo atacado por el enemigo nos pondremos a decidir entre todos como resolver la situación? Ah, claro... seguro que dices que atacarás con valor, pero... qué sucede si la mitad del grupo piensa que es mejor retirarse, y la otra mitad prefiere luchar? A quien seguir?

El experimentado explorador suspira, como si hubiera tenido esta conversación otras veces.

He vivido muchos años sirviendo como explorador, y pretnedo vivir muchos más. Pero al menos yo prefiero saber quien será el responsable de mi muerte, antes de salir de expedición. Por si luego debo hablar de él cuando llegue a las estancias de Mandos...

Algiris parece dispuesto a discutir más el tema pero se contiene y devuelve su atención al semielfo.

En todo caso, yo sigo órdenes de Ergulion hasta que él me encomiende a seguir a otro de sus capitanes.

Me parece que de nuevo será otra expedición con un grupo indisciplinado... dos enanos. Veremos si consigo salir con vida esta vez...

Cidoron permanecia completamente absorto en la belleza de aquella mes. Sus patas se clavaban en el suelo como las raices de los viejos robles, alla en su tierra natal. Su manufactura era esplendida, sin duda.

Tras ella estaba Ergulion, uno de esos elfos mestizos, nacidos de la union de un Eldar y un Edain, algo que no siempre era muy bien visto entre los primeros nacidos. No es que se los considerasen errores o algo insano, sencillamente se veia como si se hubiera mancillado el espiritu puro de los elfos. Con voz decidida dio sus ordenes, claras y elocuentes. Una de ellas era ir a Carn dûm, ni mas ni menos que viajar al territorio eneimgo, a la capital del mal, la ciudad mas importante de Angmar. Cuidoron se imaginaba al señor oscuro reposando en sus aposentos, mientras un puñado de pobres y debiles almas pretendian entrar pasando entre orcos, trols, lobos y quien sabe cuantas mas ocuras criaturas.

Otro de los grupos solo llegaria hasta los limites del reino, sin duda diariamente acosados por las fuerzas del Rey Brujo, y aun asi un destino menos peligroso que el anterior.

Cuidoron no tenia miedo, no le importaba el viaje en si, de hecho cualquiera de ellos venia bien a su verdadera mision, recabar informacion para su señor.

Aun examinando el escritorio, seguia cada detalle de la pata hasta el tablero que conformaba la mesa. Madera habilmente tallada, pulida y ligeramente envejecida que asemejaba a las viejas raices de arboles antiguos. Estas parecian salir del suelo para aferrarse al tablero de madera de gran calidad, rodeando este por todo su perimetro y ayudando a sostenerlo. Podria parecer todo de una sola pieza, pero seguro que se podrian distinguir algunas uniones si uno se fijaba bien. Se dispinia a comprobarlo, a riesgo de parecer extravagante, maleducado o sencillamente loco. Pero entonces lo que parecia llegarian a ser sus compañeros, empezaron a hablar de jefaturas, hierbas, provisiones y a discutri sobre la necesidad o no de un cabecilla.

Poco le importaban a "Arco de roble" esas cosas, tenia cuanto necesitaba y podria partir cuando le dijesen. Tampoco le importaba tener o no un "jefe", el encajaba bien las ordenes cuando le convenian, si no era asi, hacia lo que le viniera en gana. Tan solo sus mayores, los sabios de la aldea, su rey y sus capitanes, podian mandar en el elfo. El estaba alli para ayudar, no para ser mandado.

Se incorporo dejando el escritorio ante el y a sus compañeros a un lado. hablo al medio elfo.

- Carn Dûm málo yarë. Sai Angmar simpina ma, ta varnë vórima ascarima lis. Raica nauva sú aro, óma cu tacil aratar. Ollo simpetar be rip - dijo serenamente en una de las lenguas elficas que conocia.

- Námo no necesitara de tus palabras, vuestra raza no permanece mucho en sus estancias. Llegaras algun dia sin duda, pero solo los Eldar son juzgados alli. Tu alma, edain, se perdera sin remedio en cuanto llege ante el señor de los muertos, sin tiempo para explicaciones. - Le dijo mirando friamente a Algiris, era un hombre prepotente, como tantos otros que habia conocido.

Traduccion:

- Carn Dûm, cruel destino. En Agmar el mal es fuerte, una locura adentrarse alli. Estoy listo para partir, pero no aceptare un jefe. Yo soy mi propio jefe.

Ergulion se levanto pacientemente mientras escuchaba los comentararios que habian surgido.  Miro a Nathelmir y continuo hablando:

-No te preocupes Nathelmir, fuera al lado de los barracones encontraras al encargado de proveer y conseguir cualquier nacesidad para estas misiones, y debido a la importancia de la misma, os podra ayudar con los remedios curativos qeu propones. Asi qeu puedes y podeis visitarlo cuando podais, ademas de realizar cualquier otra tarea qeu necesiteis hacer, pero esta noche cuando la luna se encuentre en su cenit, debereis partir de la ciudad. No queremos que ojos indiscretos se enteren de nuestra partida.

Ergulion se gira hacia Algiris  y continua hablando:

-Recuerdo en mi joventud cuando exploraba los bosques colindantes junto a mi maestro. Siempre estaba encima de mi y me decia esto no y esto si, para una dia mas tarde dejarme en  mitad del bosque y decirme "Ahora debes valerte tu solo joven, el bosque es un sitio maravilloso pero tambien peligroso y debes aprender por ti mismo todo ello, yo no puedo enseñarte eso". Y asi fue como me converti en lo que soy, tube a alguien qeu me guio y me dio ordenes, pero tambien necesite mi libertat para formarme, asi qeu espero de vosotros qeu coopereis entre todos, y useis lo mejor de cada uno de vosotros para conseguir nuestro cometido. No habra un lider en el grupo, ante el unico al que teneis que responder sera ante mi y ante el rey. Y no creo que nos encontreis por alli- comento mientras asomaba una pequeña sonrisa en sus facciones- bueno a mi dentro de 1 mes en  Aggor Nur.

Luego se giro hacia Cuidoron.

- Gracias por tus palabras hermano elfo, te lo agradezco desde lo mas profundo de mi ser, pero es mi trabajo ir hacia alli y cumplir con mi deber hacia mi patria y la tierra de mis antepasados.

Por ultimo se dirigo al enano.

-Maese enano, toda la informacion que tengo se encuentra en estos documentos -coge los documentos los enrolla y se los tiende al enano- Ahi se encuentra un mapa de la zona, con los diferentes pueblos aldeas cercanos al limite del reino, numero de efectivos en las atalayas del norte. y hace 1 semana y 4 dias exactos que hemos de recivir noticias.

Algiris suspira, mientras se pierde en sus pensamientos.

De nuevo, otro grupo caótico y poco organizado... veremos como reaccionan frente al peligro.

Tras ver como el enano recoge la documentación, se dispone a salir de la sala con el resto del grupo.

Nathelmir asiente con la cabeza tras las últimas palabras de Ergulion y mira al resto de los que nombra el semielfo, Algiris y su gesto de decepción, al elfo y su noble porte tras las palabras del capitán y al enano tras recibir los documentos que solicitaba, por último se queda mirando la mesa y los bellos rostros inmortales del semielfo y el elfo hasta que alguien decida que deben abandonar el despacho y empezar con los preparativos para la misión.

- ¿Hermano elfo?, el no era un verdadero elfo - Penso Cuidoron. Si bien habia elegido vivir como los elfos, escogio como todos esos mestizos su destino y lo hizo en el don de la inmortalidad y la sabiduria de los Eldar. Bien por el, pero no era un puro elfo.

Absorto en sus pensamientos y sin determinar si habria o no un jefe, poco le importaba a Cuidoron, entrego cierta documentacion a uno de los enanos, el cual, haciendo eco a los de su raza, seguramente lo guardaria para si y se autonombraria portador de esa informacion. Al elfo le daba exactamente lo mismo. El tenia dos misiones que cumplir, ambas en realidad eran la misma, informar sobre lo que ocurria en el norte, si bien los destinatarios de tal informacion eran distintos, dos reyes de dos reinos.

Le habian pedido servir a las ordenes del rey Arveleg, y asi lo haria, sin olvidarse de su propio reino y de su mandatario, el Rey elfo Thranduil. Para ambos recabaria informacion y se la haria llegar a cada uno de los reyes. Sabia que tendria que compartir viaje con otros compañeros y que estos no serian nobles elfos, pero la idea de adentrarse en Angmar en compañia de los egoistas enanos y los orgullosos hombres no le hacia demasiada gracia. No es que Cuidoron hubiese convivido mucho con esas razas, algun encuentro fugaz en el bosque con alguno de ellos tal vez, pero habia oido historias y por supuesto aprendido historia, oscuros pasados tenian los edain y por egoistas a los naugrim. Solo esperaba, en lo mas hondo de su corazon que todas aquella historia pasada no contaran la verdad absoluta y hubiese miembros de ambas razas que realmente fuesen nobles y respetables.

Con un breve movimiento de su cabeza se despidio de Ergulion, pero no se marcho de inmediato.

- Espero, enano, que compartas esa informacion - dijo con una pequeña y forzada sonrisa. Los elfos del bosque tenian fama de joviales, pero no era momento de juergas y risas.

Espero a que todo el mundo saliese para seguirlos, despues pondria rumbo a ese furrier que los agasajaria de utiles para la mision.

Se mantiente completamente en silencio durante su comparecencia ante Ergulion. Es un recién llegado, y prefiere escuchar y observar. Aquellos que estaban junto a él iban a ser sus compañeros en su primera misión, por lo que se limita a estudiar su forma de comportarse. No los conoce de nada, pero ya puede hacerse una primera idea de como es cada uno de ellos. Sin poder evitarlo, sonríe cuando se le pasa por la cabeza lo que ellos deben pensar de él. Seguramente estén extrañados de encontrar un enano que no habla demasiado.

Cuando abandonan la sala, sigue a los demás colocándose cerca de Thorkin. Tiene información sobre el lugar al que se dirigen, y espera que la comparta con ellos.

Empiezo a ojear por encima los documentos que Ergulion me entrega. -Mmmmmm.....interesante, esto también parece interesante, mmmm, curioso- Me paso y miro a mi alrededor- No es el lugar más propicio dónde leerlos con detenimiento- pienso -y dado que todos vamos a ir en esta misión ten.....- mis pensamientos se interrumpen tras escuchar las palabras del elfo.

-No te preocupes orejas picudas, esta información nos atañe a todos y pienso compartirla con vosotros, pero convendrá que lo hagamos en un lugar más adecuado y no aquí en medio. Vayamos a los barracones y examinemos estos legajos.

Me vuelvo a mis compañeros

-Por cierto, convendrá que nos presentemos si hemos de trabajar juntos, no es cuestión de ir llamándoos en medio del combate como orejas picudas, ermitaño o algún otro apelativo para distinguiros. Soy Thorkin, a vuestro servicio y al de vuestra familia

- Me alegra oir eso enano - dijo, ahora si, dibujando una sonrisa al escuchar lo de orejas picudas, nunca antes lo habian llamado asi, aunque si sabia que era un nombre comun para los elfos, le hizo gracia. - Vayamos a los barracones pues, pero antes creo que tendriamos que aprovisionarnos con el furrier, antes de que se quede sin nada, luego tendremos toda la tarde para echar un vistazo a esos mapas, ¿te parece bien...  "mediohombre"? - no pudo evitar una pequeña y silenciosa carcajada al referirse al naugrim.

- De nuevo llevas razon, es innegable que eres un enano extraño - se divirtio el elfo al volver a dar la razon a Thorkin cuando convino presentarse. - Mi nombre es Cuidoron Arcoderoble, mas no estoy a mas servicio que el de mi rey, bueno y al parecer al de estos edain - se encogio de hombros con una sonrisa ante la idea. Despues se reclino levemente como saludo.

-¿Mediohombre?.....-pongo cara de pocos amigos mientras suelto un bufido- Ya quisiera un humano ser medio enano. Bueno, por mi parte me parece bien. Vamos a aprovisionarnos y luego estudiaremos todo estos documentos.

Algiris sonríe ante la bravata lanzada por el elfo al enano.

Ambas razas son tan parecidas como el agua y el aceite...

Thorkin, deberías andar con cuidado. Si dejas a este elfo suelto, creo que pronto te llamarán el "medioenano". 

Se gira hacia los demás, con temple serio, y se presenta.

Soy Algiris, explorador al servicio de Fornost desde hace más de lo que recuerdo. A ti Thorkin te conozco demasiado bien para saber que vas a ser una molestia durante toda la misión... un enano indisciplinado, con mal juicio, y lento de movimientos. El perfecto compañero para estar durante semanas perdido ... Aunque debo reconocer que te has ganado cierta fama por tu fiereza en el combate.

Y hasta el momento nadie ha muerto cuando ha estado bajo tu protección, lo que es mucho en estos días...

El explorador prosigue tras una ligera pausa.

De ti, elfo he oído hablar... eres independiente y solitario, no aceptas órdenes y lo cierto es que no me inspiras confianza. Espero que tu lealtad para tu rey no te haga olvidar que tus compañeros necesitarán ayuda para luchar contra el enemigo o morirán.

Finalmente, se gira hacia el humano y el silencioso enano.

Y vosotros dos, pareceis nuevos reclutas. No se que motivos os habrán traído a entrar al servicio de Arveleg, pero espero que sean fuertes. Podríais estar muertos antes de que llegue una nueva luna, y espero que vuestro compromiso sea suficientemente fuerte para enfrentarse a este hecho. 

Algiris observa la reacción de ambos ante sus palabras.

Si tienen que asustarse y huir, mejor ahora que en combate...

Nathelmir sigue ensimismado con el rostro y los gráciles movimientos del elfo, ningun arruga cruza su rostro ni tan siquiera al hablar o reir, su rostro es de una perfección marmórea...en cuanto Thorkin habla de presentarse espera que los demás tomen la delantera para saber como hacerlo, siempre estaba bien adaptarse a las maneras de cada lugar para no causar malentendidos, una vez Algiris "el condescendente" acaba y lo interroga con la mirada, Nathelmir le aguanta la misma y finalmente dice:

- Soy Nathelmir Anorin, estudioso de la naturaleza y sus caminos, de los remedios naturales y la utilidad de la flora que nos envuelve. Nacido en Fornost y criado en las afueras de la ciudad en una preciosa casa de campo que posee mi familia, la que ha decidido que me una al ejército para ver mundo y ayudar con mis conocimientos.

Vayamos a ver a ese furrier- miro al elfo cuando pronuncio esta palabra - y veamos que tiene que nos pueda ser de ayuda, además de equiparme un poco más para el viaje, ¿Supongo que llevaréis cuerdas y otros utensilios para un largo viaje como el que nos espera?

- No es confianza lo que intento inspirar, "capitanvinacho" - se reia el elfo del humano, tenia para todos, y este se las daba de listo y experto explorador, incluso parecia hablar como algunos oficiales, dando ordenes pretendiendo saber todo. Pero al final siempre que lo veia, estaba en las posadas, bebiendo y fumando.

- Puedes estar tranquilo, mi lealtad hacia mi rey es total, si el me lo pide os dejare abandonados a vuestra suerte - de nuevo una sonrisa - hasta entonces tengo ordenes de servir a Argelev, y si el cree que tu vida realmente vale algo, tendre que hacerte de niñera - Hablaba en tono jocoso, como solia hacerlo - Si alguien se mete contigo dimelo, le dare unos azotes - guiño el ojo al enano - Ademas veo que tienes en "alta estima" al enano - sonaba sarcastico y divertido - Si el tambien se mete contigo, avisame, lo ayudare.

Todo estaba envuelto en un ambiente de puyazos divertidos, parecia que habian empezado con buen pie. O al menos eso pensaba el elfo, quizas sus comentarios eran irreverentes y tal vez fueran tomados como algo mas que bromas, pero... ¿Que importaba eso?

Despues hablo el hombre joven, Nathelmir, dijo llamarse. Parecia ser uno de esos sanadores capaces de usar mil hierbas para curar. Al menos decia ser una amante del bosque y la naturaleza, pero uno acomodado que puede permitirse casi cuanto quiera.

- Bien maese Anorin, nos llevaremos bien si te gusta la naturaleza y todo cuanto puede ofrecernos. Pero lamento comunicarte que no veras mundo, Agmar esta mas alla de todo cuanto conoces, es la oscuridad en si misma, las tinieblas y el mal que habitan en esta tierra se esconden alli. Bienvenido.

Miro a Algiris primero con cara de asombro para, después de entrecerrar los ojos y poner gesto de disgusto, pasar a una cara de claro enfado.

-¡¡¡Así que eres tú Algiris!!!, con esas pintas de borracho no te había reconocido, ¡¡¡maldita sanguijuela!!!. No eres el más indicado para darme lecciones de comportamiento, recuerdo perfectamente la última misión que me tocó compartir contigo y que gracias a tus "sabios" consejos e indicaciones tardamos tres horas en recorrer un camino que se hacía en media hora. Ergulion nos ha dado un mes para cumplir esta misión, si nos vas a guiar ¡¡¡volveremos dentro de un año!!!-Afirmo gritando claramente.

-Bien, si ya hemos terminado de tener que escuchar las lindezas de Algiris, vamos a buscar el equipamiento y las provisiones que necesitemos y a estudiar la información, si os parece bien claro está -digo mirando de reojo a Algiris

Las diferencias entre razas eran algo habitual, y no era la primera vez que veía algo parecido. Aún así, se siente especialmente incómodo con aquel cruce de indirectas y palabras retorcidas.

- Mi nombre es Cowell Finbar, hijo de Mordin Finbar de las Montañas Azules - repite la presentación que había hecho poco antes ante la sugerencia de Thorkin - Llegué anoche. Estoy acostumbrado a viajar, pero necesito dinero para hacerlo. Eso es lo que me ha hecho aceptar este trabajo - mira a los demás con gesto serio, asintiendo - Podéis estar tranquilos, soy de fiar

Prefiere no decir más. Puede contarles muchas cosas sobre él mismo, pero posiblemente nadie le creerá hasta que puedan comprobarlo con sus propios ojos. La desconfianza es algo muy habitual en un grupo recién formado, y no les va a culpar por ello.

- Si no os importa, dejad las pullas para luego y vayamos a ver a ese furriel