Partida Rol por web

PRAAN

BOSCOGNE

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26/11/2014, 19:10
Director

El trabajo no podía haber resultado mas fácil, casi se mata él solo. Dar caza al amante de la mujer de un noble no es precisamente el tipo de tarea que llena de orgullo y renombre a una persona, lo que si llena es sus bolsillos.
El tipo en cuestión, el amante, sabedor de la ira del noble huyó lejos, o al menos esa era su intención. Su montura, un viejo y escuálido burro, apenas lo alejó de Puerto de Olk media docena de kilómetros antes de ser alcanzado por ti.

El noble no quería hacer publica su cornamenta, de modo que te pidió expresamente que acabases con la vida del amante lejos de la vista de curiosos que pudiesen asociar su ejecución con el encargo.
Pero ni siquiera ha hecho falta sacar la espada. En cuanto se ha percatado de tu presencia el amante, un hombre que apenas llegaba a la treintena, ha bajado del burro y ha corrido bosque a través en busca de una ocultación facilitada por los arboles.
Y precisamente un árbol, o una extensión de estos, ha sido lo que ha sesgado su vida de una forma bastante ridícula. Al mirar hacia atrás no ha visto la raíz que sobresalía, como tampoco ha visto la rama partida que ha perforado su cráneo como si de un melón se tratase.

A veces la naturaleza es sabia y mantiene el equilibrio, otras veces la gente es estúpida y muere victima de esa misma estupidez.

Has registrado el cadáver para recuperar la carta de amor que la mujer del noble escribió. No hay ninguna evidencia ni prueba, y tardarán en encontrar el cuerpo o lo que dejen de él los lobos o cualquier alimaña que habite es zona.
Sin mas que hacer has vuelto a la hacienda del noble y has solicitado una audiencia con él pese a las intempestivas horas. Sin embargo, y pese a las buenas noticias, no ha tenido a bien atenderte y el sirviente te ha dado diez monedas para que pases la noche en alguna de las posadas de la ciudad.

Te encuentras en la puerta de la hacienda, a apenas un kilómetro de Puerto de Olk. La noche se ha cerrado y la luna se eleva impasible sobre el estrellado cielo de Praan.

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26/11/2014, 23:17
Boscogne

Aún recordaba el ridículo trabajo que había aceptado. Uno podía esperar algo más de un hombre con las suficientes agallas como para meterse en la cama de la esposa de un noble influyente. El muy idiota, que había pretendido huír usando un burro viejo y marchito como montura, había echado a correr nada más verlo. Se había internado en el bosque, sin conocerlo, presa del pánico. Mirar atrás tampoco había sido una idea muy buena. El hombre había tropezado, encontrando la muerte en la punta de una afilada raíz.
Parecía una broma de mal gusto, la historia que un bufón contaría en la corte para divertir a su amo. No podía ser más absurda. Se habría ofendido de cumplir aquel trabajo de no haber una importante suma esperándole. Sus honorarios no eran baratos precisamente y él no era quien para juzgar en que preferían gustarse el dinero sus clientes.
Era evidente que un extraño como él resultaba la clase de hombre que necesitaba su cliente, estaba de paso y no haría preguntas. Además, le había asegurado que sería discreto. Todos esos pensamientos se agolpaban en su cabeza mientras contemplaba el cadáver, una estampa atroz que a él le producía risa.
-Me pregunto que vería en ti la dama-masculla mientras registra el cadáver sin el menor rastro de remordimiento. Un trabajo en el que no había necesitado sacar su hacha es un buen trabajo, dinero fácil. Ding, ding, ding.
Encuentra la carta. La echa un vistazo. Amor, sentimientos plasmados en tinta y papel, es todo tan poético, tan dramático. Casi llega a sentirse mal por haber roto algo hermoso, como quien rompe una vidriera de colores o rasga un valioso cuadro, pero luego aborda la sensación con su habitual cinismo. Amor no es ver como la persona a la que amas yace en la cama con un esposo al que no ama. Si ese cobarde hubiera urdido un plan para escapar con la dama habría demostrado la fuerza de sus sentimientos. Y seguramente estaría vivo. Aquello era lujuria, sucio sexo, pasión carnal. La carta no es algo hermoso, sino sucio. Y una traición a un hombre que se ha ganado su invisible cornamenta.
Boscogne guarda la carta en uno de los bolsillos más apretados de su mochila. Lo normal hubiera sido romperla. Pero uno nunca sabía cuando iba a necesitar ejercer cierta presión sobre un noble. Ahí tenía una posición de poder. Chantaje lo llamarían algunos. Boscogne diría que estaba explotando todas sus posibilidades. Además, así se aseguraba el pago. No confía en los nobles más en aquel maldito lugar no parecía haber muchos clientes potenciales.
Se aparta del cadáver. Había prometido discreción. De haber asesinado a aquel idiota de forma brutal hubiera enterrado el cadáver y jamás lo hubieran encontrado. Abandonado a su suerte en el bosque, muerto de aquella forma tan accidental, tenía la coartada perfecta. Él jamás había estado allí, su hacha estaba limpia de sangre, igual que el nombre del noble. El necio se había ensartado a sí mismo. Había sido un accidente.
Casi le daba vergüenza ir a cobrar sus honorarios. Casi.

Ante las puertas de la hacienda no llega a extrañarse de lo sucedido. Resulta del todo evidente que la señora de la casa gusta de hombres estúpidos. Su engañado marido pidió expresamente discreción y delicadeza para llevar el turbio asunto. ¿Y que se encontraba en la hacienda? Cuando acudía a horas intempestivas, amparado por la oscuridad y soledad que le otorgaban la noche, él noble decide no recibirle. Podía haber partido de allí esa misma noche, alejándose del lugar, carente de interés para él. Y sin embargo debía pernoctar allí.
Cogió las monedas que le tendía el criado con sombría expresión.
-Volveré a primera hora de la mañana, que tú señor esté despierto-graznó sin un ápice de respeto, no era una petición sino una orden.
Si aquello era una treta infame para evitar pagarle sus honorarios o alguna clase de juego noble su cliente descubriría porque le llamaban el Verdugo en tierras más negras que aquellas. Por eso no le gustaban los nobles, eran demasiado enrevesados, serpientes enroscadas en el interior de una bota esperando saltar para morder.
Abandonó el lugar arrojando una intimidante mirada de soslayo al criado, con él no se jugaba.

La noche es joven y Boscogne está llena de energía debido a la frugal cacería. Dormirá más tarde. El Puerto de Olk no tiene mucho que ofrecerle, aun así una ciudad gobernada por los perros de Tyr puede ofrecer facetas interesantes. No en sus calles comunes, donde parece reinar un orden y una paz casi mágicos, falacias estrictas conseguidas mediante el puño de la religión y la represión. Él prefería el lado oscuro; los casinos clandestinos, las tabernas secretas, los lupanares escondidos. Y no por los vicios que allí podía encontrar. Como siempre, buscaba trabajo, sacar tajada y sabía por experiencia propio que el oro brillaba más donde más turbias eran las emociones de las personas.
Así que se dejaría llevar por las calles del Puerto de Olk, de aquí a allá, visitando los locales que estuvieran abiertos, bebiendo poco, hablando menos, fijo en un punto o moviéndose entre los parroquianos que encontrase. Esperaba escuchar rumores, susurros, secretos; la localización de un verdadero tugurio mencionada en una conversación sofocado por el ruido de una taberna.
No lo buscaría claramente, no era tan necio como para enfrentarse a una acusación por parte de los vigilantes perros de Tyr. Sería más sutil, hablando de forma velada.
Y mientras realizaba su ronda de "sondeo", seguía buscando. Como siempre hacía, había memorizado las recompensas que se daban en la zona. Había varios proscritos que bien podían esconderse en el Puerto. Muchos de ellos tenían nombres llamativos, señas en su rosto, tatuajes o cicatrices, señales que podían identificarlos como futuros trabajos. Así que sería observador, uno podía aprender mucho si callaba y observaba.
En fin, la noche era joven, y ya que tenía que pasarla allí lo mejor sería empezar a buscar su siguiente trabajo.

Sin mas que hacer has vuelto a la hacienda del noble y has solicitado una audiencia con él pese a las intempestivas horas. Sin embargo, y pese a las buenas noticias, no ha tenido a bien atenderte y el sirviente te ha dado diez monedas para que pases la noche en alguna de las posadas de la ciudad.

Te encuentras en la puerta de la hacienda, a apenas un kilómetro de Puerto de Olk. La noche se ha cerrado y la luna se eleva impasible sobre el estrellado cielo de Praan.

Notas de juego

Básicamente Boscogne se deja caer por los lugares que estén abiertos a esas horas de la noche y tengan una reputación aceptable. Allí buscará información sobre peores lugares; casinos o tabernas ilegales.

A la vez, será muy observador, uno nunca sabe cuando va a cruzarse con un forajido cuya cabeza tiene precio.

Ya empezamos ¡Qué bien!

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27/11/2014, 17:41
Director

Los bajos fondos de la ciudad no tienen nada que ver con los de otras ciudades. De hecho el lugar mas infecto de Puerto de Olk sería el paraíso del bien en lugares como El Gran Foso o Puerto Oscuro.
Sin embargo parece que aún se puede excavar mas en la mierda, en un par de sitios has oído hablar de un lugar donde el juego y la perversión campan a sus anchas. Curiosamente ese lugar no está en la ciudad, se trata de un barco estratégicamente alejado del puerto. Hablan de un barquero que te lleva a ese lugar y de un sistema de avisos en caso de que la guardia lo descubra e intente llegar hasta él.

El resto de habladurías tratan sobre lo corruptos que son los Hijos de Tyr, sobre las orgías que hay en el sótano del templo o las riquezas que esconde la mansión del alcalde.

No reconoces a nadie cuya cabeza puedas vender,  los únicos que rondan estos lugares son marineros y mineros. Parece que las autoridades locales están haciendo un buen trabajo limpiando la ciudad de criminales y demás escoria.
Aún así de vez en cuando ves algún sutil intercambio de mercancía bajo una mesa o algunas insinuaciones femeninas poco dignas de una mujer que no se dedique a la prostitución.

Puerto de Olk, a excepción de ese misterioso barco, parece estar limpio. Aunque has podido comprobar que por aquí nada es lo que parece y, como ocurre con el noble para que trabajas hasta dentro de una horas, la fachada y la imagen poco tiene que ver con lo que realmente es todo en realidad.

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29/11/2014, 21:52
Boscogne

Puerto de Olk es demasiado limpia para un hombre que se gana la vida cazando a otros hombres. A pesar de que su aguzada vista captaba los trapicheos que se hacían con discrección y temor eran pocos los que se atrevían a quebrantar las estrictas leyes de la ciudad. La mano dura de Tyr parecía haber convertido el lugar en una zona segura y tranquila. Pero Tyr fallaba, bien lo sabía él. Su seguridad era una falsa promesa, una mentira pútrida en la que los necios creían. Rezarle era como elevar la voz en mitad de una tempestad esperando que alguien pudiera oírte. La ciudad estaba podrida, como todas las cloacas que visitaba. Únicamente aquella parecía más limpia.
Ni forajidos, ni próscritos, tampoco ladrones de poca monta sobre los que alguien hubiera ofrecido unas pocas monedas por su pellejo. Únicamente llama su atención un casino flotando. Si quería algo de acción debía ir allí. Al encontrarse en el mar se asegurtaba la ausencia de las tropas del orden del servicio de Tyr, lo cual convertía el ambiente en doblemente peligroso. Y a pesar de que aquella noche Boscogne tenía ganas de calentarse no es tan necio como adentrarse en el mar, a oscuras, en un nido de ratas flotantes.
Con paso menos marcial, había decidido que buscaría una posada que pareciera limpia y que tuviera una habitación disponible en uno de sus pisos superiores. Sus gustos eran bastante parcos, aunque como es su costumbre, iba a requerir que la habitación contase con pestillo y una ventana, preferiblemente una desde la que pudiera ver calle. Con ánimo aburrido, el cazador de recompensar se adentró un poco más en las calles de Puerto de Olk buscando donde reposar durante unas horas.

Notas de juego

*Iría al casino flotante, pero Boscogne es más precavido que eso!

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30/11/2014, 14:17
Director

Dejas atrás la zona del puerto para explorar la zona comercial de la ciudad. De noche, con todos los comercios cerrados, la actividad es mínima.
No tardas en dar con una posada demasiado elegante como para tener una taberna en su piso inferior. Acorde con la paz y tranquilidad de esta zona de la ciudad, la posada ofrece habitaciones individuales con todo tipo de lujos. Incluso hay algunas con bañera.
El precio es elevado pero justo, pagar mucho menos para dormir rodeado de borrachos no es precisamente inteligente.

Tras un sueño reparador la ciudad se reactiva poco antes del amanecer. El ruido de las tiendas abriendo y la visita de los primeros clientes llenan las calles de un sonido urbano característico de las grandes ciudades de Praan.

Sin mas dilación, y sabiendo que puedes volver rápidamente a Puerto de Olk, visitas al noble a primera hora tal y como anunciaste a sus sirvientes.
Te hacen pasar y esperar brevemente en una sala repleta de trofeos de caza. Apuestas a que la mitad de las bestias allí expuestas no las ha cazado el hombre que te ha contratado, pero la apariencia lo es todo en determinadas esferas.
El hombre aparece por una de las cuatro puertas de la sala, al verte sonríe satisfecho y se acerca a ti frotando lentamente sus manos.

- ¿Y bien? ¿Distéis caza a ese bastardo? Creo que tenía algo de mi esposa, os agradecería que me lo entregaseis.

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30/11/2014, 14:40
Boscogne

Boscogne escupe mentalmente al ver los trofeos de caza colgados en la residencia del noble. De haber cazado todos esos animales el noble no habría necesitado de sus servicios. En Puerto de Olk se cuidaban mucho las apariencias. Demasiado para su gusto. Y aún así reconocía que pocas noches tan tranquilas había pasado en su vida. Siempre preocupado por bandidos, alimañas o cualquier otra clase de problema, su sueño nunca era del todo reparador. En Puerto de Olk había dormido bien. Podía decir que "seguro". Al recordar que aquella seguridad era prodigada por los perros de Tyr no podía más que esbozar una satírica sonrisa, igual que si lel hubieran contado un chiste amargo.
Mientras espera, observa los ojos vidriosos de la colección de animales del noble. Un excelente conjunto de piezas. ¿Qué debía sentir al ocupar el centro de la estancia sabedor de que los ojos muertos de sus trofeos lo miraban con ojos acusadores? Su cliente tenía todo lo que el dinero podía comprar salvo agallas suficiente para cazar al hombre que había ensuciado su honor.
El taimado personaje aparece al fin. No le gusta lo que le oye decir.
—El hombre está muerto, y, tal y como acordamos, nadie podrá relacionar su muerte contigo —contestó serio, áspero como la piedra que usaba para afilar sus armas —. No hablaste de que tuviera que recuperar un objeto de entre sus restos, de haberlo sabido el precio habría sido otro. He venido por mi dinero. El hombre está muerto, podeís buscar su cadáver en el bosque cercano. Acordamos un precio por su vida. Nada más. Soy un hombre que se ciñe a su palabra. Yo he cumplido mi parte, cumple tú la tuya...
Su mirada de hielo se posó sobre el noble igual que si intentase aplastarlo, a la vez, su diestra se relajaba encima de la empuñadura de su ballesta. A él no podía intimidarle un hombre que era solo fachada.

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02/12/2014, 11:22
Director

El hombre, acostumbrado a tratar con el servicio o con lameculos, se sorprende en un principio por tu trato. La sorpresa se convierte en orgullo y a la vez en enfado.

- ¿Cobráis mas por coger un trozo de papel? Mercenarios y sus estúpidas tasas, supongo que necesitáis mucho dinero para comprar el honor que nunca tendréis.

Su ataque, intento de golpe bajo, parece ser lo máximo que puede hacer él solo para herirte. Físicamente es delgado y débil como solo alguien que no ha trabajado en su vida puede ser. Apuestas a que nunca se ha manchado las manos y pese a poseer varias minas en la región ni siquiera ha pisado una en su vida.

Saca de un bolsillo una pequeña bolsa a través de cuya tela se puede notar las monedas acumuladas. Con dos dedos la sostiene frente a ti para que la cojas. Ni siquiera te mira a los ojos, su vista se fija en una esquina hacia donde hace una seña con la cabeza.

- Aquí tenéis el pago, abandonad mis tierras y mi ciudad. Nunca habléis de mi a nadie, nunca.

Uno de los sirvientes abre la puerta invitándote a salir de la sala de falsos trofeos.

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02/12/2014, 19:48
Boscogne

"Supongo que necesitáis mucho dinero para comprar el honor que nunca tendréis" terminó diciendo el noble.
—Es curioso, yo iba a decir lo mismo—espetó el cazador de recompensas; había matado a hombres por menos de eso.
La visión del dinero le tranquiliza...levemente. Jamás había conocido a uno de aquellos almidonados de sangre azul a los que les gustase deshacerse de la más pequeña de sus monedas, ni siquiera a cambio de un trabajo bien hecho. El dinero, la nobleza, los castillos, los criados, volvían al hombre pusilánime y codicioso, ávido de más oro.
No se le pasa por alto la ligera seña que había realizado a una esquina de la sala. Un mal gesto cuando se trata con alguien como Boscogne, siempre alerta, siempre cauto. Desconfiado por necesidad.
Se acerca a coger el dinero, estira la mano derecha...y arranca, como una víbora, audaz, veloz, y atrapa la muñeca del noble en lugar de la bolsa; su mano se cierra sobre ella como un cepo de hierro. Rápidamente se mueve, gira, a la par que retuerce el bracito de un hombre más acostumbrado a rascarse las posaderas que a practicar con la espada. Su zurda va a la parte de atrás de su cinturón. Cuando termina su pequeño baile tiene el brazo del noble retorcido contra su espalda, su cuerpo a modo de escudo humano y su zurda empuña uno de sus cuchillos arrojadizos el cual besa el cuello del noble traidor.
Por supuesto, ambos miran a la esquina donde el nolbe realizó la picaresca seña.
—No me gustan los trucos. Si no quieres que te trinche como un pavo pídele que salga. Ya.
Y para dar énfasis a sus palabras dejó que el frío metal de su arma se apretase ligaramente contra el cuello del su cliente.
*

Notas de juego

Coloco las acciones que me gustaría hacer como si hubiese llegado hasta el final. Coger al tipo, retorcerle el brazo, usarle de escudo, hablar, etc. Pero es más una intención que un hecho, como master que eres corta donde creas conveniente.

Si no te parece bien lo hacemos como quieras!

Un saludo!

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04/12/2014, 10:09
Director

El brazo del noble se dobla como si de una cuerda se tratase. Rápidamente estas situado a su espalda y tu cuchillo marca la entrada al cuello de tan frágil persona.
El sirviente se queda paralizado al ver a su señor tan amenazado, por contra el noble no abandona su arrogancia pese a sentir el frió acero rasgar su piel.

- ¿Estáis loco? ¿Habéis perdido el juicio? Esta afrenta te acaba de condenar a muerte. ¡BASIN! ¡BASIN!

Los gritos del noble cesan cuando aprietas tu cuchillo. Una gota de sangre asoma, ni siquiera es un corte pero parece suficiente para que realmente sienta su vida amenazada y guarde silencio.

Otra puerta se abre violentamente y aparece un tipo enorme. En cuanto ve la escena desenfunda su espada, sin embargo se queda a una distancia prudencial. Supones que se trata de Basin y que es el guardaespaldas del noble.
Manteniendo una inusitada calma Basin se dirige a alguien al otro lado de la puerta donde está el sirviente, parece que hay alguien fuera que no puedes ver.

- ¡Llamad a la guardia! ¡Que vengan mis hombres!

El noble, lejos de pedir marchar a su sirviente, ha hecho que vengan mas. No sabes cuanto tardarán en llegar el resto, la casa es grande y no sería raro que tuviese algunos hombres mas encargados de la seguridad. Si dependen de la guardia sabes que tienes bastante tiempo, salvo que estén patrullando por los caminos cercanos tendrán que ir a buscarlos a la ciudad.

Notas de juego

Si haces eso contra un guerrero entrenado o mas fuerte que tu igual no te sale, pero estas acciones contra un debil noble tienen éxito automático.

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07/12/2014, 02:18
Boscogne

Boscogne espera, el brazo tenso, el cuchillo besando el cuello del noble. El muy traicionero parece sorprendido por la reacción. ¿Y que esperaba? Nadie se la juega a Boscogne y sale vivo para contarlo. Y sin embargo...realmente el noble parece muy sorprendido. "Oh, no puede ser". Espera unos momentos, cree ver salir una sombra de la esquina a la que hizo una seña. Pero allí no hay nadie, solo los fantasmas de su cautela. El noble llama a su niñera y Boscogne maldice por lo bajo a la vez que retuerce con rabia el brazo del noble.
— ¡Necio! ¡No hagas movimientos sospechosos cuando trates con hombres como yo!
En las calles, en las trincheras, en el bajo mundo, donde el crimen es la ley y la traición moneda corriente se han perdido vidas por un ademán de más, por una mirada indiscreta, por una palabra mal colocada. Boscogne venía de un mundo demasiado oscuro. El noble, simplemente, le había hecho una seña a su criado. ¡El muy necio! Se había acostado con un niño y ahora se levantaba orinado. "Nunca más volveré a trabajar con nobles".
Allí apareció Basin, cuya primera reacción fue avisar a la guardia. Bien, otra ciudad a la que no podría volver. Mejor, Puerto de Olk no era para él. Demasiado civilizada. Apenas llevaba un par de semanas en ella y ya la odiaba para el resto de su vida.
—Tu señor no te pagará si le hago una segunda sonrisa, así que quieto donde estás Basin.
Empieza a moverse, los ojos siempre fijos en Basin. Retrocede, una puerta que da al gran salón. Abre con la espalda. Desvía la mirada un instante, mira atrás, a su alrededor, analiza el entorno, posibles amenazadas. Se interna en el gran salón. La ha cagado. La ha cagado a base de bien. Así que, cuando te hundes en la mierda lentamente no está de más alzar la mirada hacia los límpidos cielos y escupirle a los dioses.
—¿De qué te sirve todo tu dinero ahora, de que te sirve tu título, tu sangre azulada? Sin tus cosas, no eres un hombre. Por eso tu mujer tontea con otros. Y por lo que sé, mi presa no era el único.
Es mentira, pero le dará algo en que pensar durante sus noches nobles.
Se coloca de espaldas a una ventana, sigue vigilando a Basin y su entorno. Para entonces ya ha trazado mentalmente su ruta de escape y la herramienta que va a usar para abrirla; un jarrón pesado, una silla ostentosa, una ridícula estatua de tamaño medio...o un trofeo de caza, cualquiera cosa le vendrá bien para hacer añicos una de las ventanas.
Espera un instante, toma aliento.
—Esto se acaba para ti— susurra al noble mediante una voz helada y tenebrosa.
Le retuerce el brazo, retira el cuchillo y toma su bolsa de oro. No mata a aquel hombre, no le han pagado para ello así que carece de valor. Le propina una potente patada en el trasero, arrojándolo hacia delante. No espera a ver la reacción de Basin, sino que corre hacia el objeto pesado más cercano y lo lanza contra la ventana. La hace añicos y sale por ella, a la carrera, esperando no encontrar guardias u hombres de armas del noble de camino a su caballo. Por si acaso, cambia el cuchillo por la ballesta.

Notas de juego

Como ves, no hace falta que me busques problemas, ya me basto yo solo...XD

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07/12/2014, 13:14
Director

A medida que te alejas de la sala de trofeos ves un reguero de orín allá por donde pasa el noble. Basin ni siquiera mira a su señor, clava tu mirada en ti ante la imposibilidad de clavar su espada.
Retrocedes hasta el gran salón. Una ostentosa y sobre decorada mesa ocupa todo el centro. Docenas de sillas y una decoración que, por una vez, te será útil. Seguro que el jarrón que has usado de proyectil cuesta mas que todo tu equipo, pero su función no es tan valiosa.

Huyes por el lateral de la mansión a toda velocidad. Al llegar a la esquina ves al mozo sujetando tu caballo, mira con curiosidad hacia el interior de la casa alertado por los gritos. Se asusta cuando saltas sobre tu montura y suelta las riendas cuando el caballo inicia la marcha al galope.
Te giras a tiempo de ver Basin asomar por la puerta, su caballo debe estar en las caballerizas. Irónicamente que no llevasen allí el tuyo te ha podido salvar de un mal mayor.

Te alejas de Puerto de Olk lo mas rápido posible, tomas dirección norte y te separas del camino para evitar ser rastreado. Optas por detenerte en la frontera entre el bosque y el principio de los áridos cañones, una zona infestada de salteadores y grupos de criminales de lo mas despreciable.
Has ganado un nuevo enemigo, uno mas en la larga lista. Desconoces si olvidará el tema o te perseguirá, lo que si sabes es que tienes una carta comprometedora y una bolsa de monedas por un trabajo que prácticamente no has realizado.

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11/12/2014, 20:00
Boscogne

No había salido mal del todo. Había cobrado su dinero, tenía la carta del noble, había calentado unas cuantas cabezas y levantado unas cuantas suspicacias más. Y no había tenido que matar a nadie. Si, el noble lo perseguiría. Seguramente era tan estúpido como para ello. No estaba mal. Aquello le daba cierto nombre entre los de su clase. Nadie se la jugaba a Boscgone. Aún así decidió que a partir de ahora no haría tratos con estúpidos.
Llegó a la frontera sin problema. Había evitado los caminos principales, atravesado el bosque en ciertos puntos, y en dos ocasiones había avanzado más lentamente, borrando todas sus huellas, incluso dejando ramas rotas y otros rastros en la dirección equivocada. En la frontera, se sentía más tranquilo; había dejado de mirar hacia atrás.
—¿Y ahora que...?
Era tierra de bandidos, de salteadores. Muchos problemas y pocos beneficios. Sacó uno de sus mapas y lo estudió. Quería un trabajo grande y no aquellas miserias. En tierras tan hostiles puede que encontrase un señor que quisiera librarse de un cabecilla criminal...o a un cabecilla criminal que quisiera librarse de un noble entrometido. Necesitaba dinero para su venganza, pero también poder. Buscaría un lugar cercano, de renombre, donde encontrar su siguiente trabajo. Quizás el siguiente fuese el definitivo, quizás el siguiente pudiera alzarle de los caminos polvorientos que recorría para colocarle en el lugar elevado que le correspondía.

Notas de juego

¿Qué opciones tengo para encaminarme?

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13/12/2014, 18:43
Director

Notas de juego

Te encuentras al norte de Puerto de Olk, en una zona bastante peligrosa.
Lo más próximo es:

- El Gran Foso: Lo peor de lo peor. Una serie de minas reconvertidas en hogar de criminales y clanes, con esclavos y arenas de combate. Ni siquiera Tribunal se atreve a poner un pie en ese lugar.

- Ciudad Bosque: Tal y como indica su nombre es una ciudad levantada entre un gran bosque y la costa occidental de Praan. Está lleno de Albinos y allí rigen sus costumbres. No es un lugar donde haya mucho trabajo para alguien como Boscogne.

- Cañón Rojo: Una zona desértica con multitud de aldeas y atestada de bestias de todo tipo. Están subdesarrollados con respecto al resto del mundo, pero sus innumerables cuevas y grutas contienen abundantes reliquias y tesoros que atrae a todo tipo de valientes y chiflados.

- Ciudadela: Es el hogar de Tribunal. Salvo alistarte poco puedes hacer allí.

- Puerto de Occidente: Ciudad comercial y cosmopolita, prospera y con posibles clientes y victimas.

- Minas Blancas: Ciudad minera, famosa por sus herreros y por tener uno de los mayores ejércitos del mundo. Los Hijos de Tyr mandan en ese lugar, puede haber oportunidades de negocio.

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14/12/2014, 12:21
Boscogne

Inspecciona el mapa buscando la zona más ventajosa. Ya no busca una suma suculenta o ganarse una fama en una zona donde aún no le conozca. Busca poder. Está cansado de idiotas, de chinches molestas que ordenan tonterías desde sus pedestales. A lo largo de su vida ha tenido muchas profesiones. Desde creyente de Tyr, cuando no era más que un niño, hasta mercenario, corsario, asesino y cazador de recompensas. Pero él había nacido para gobernar. Su destino no era arrastrarse de camino en camino persiguiendo a los amoríos de una mujer aburrida esperando a recibir una flecha en el corazón por parte de artero o una daga clavada en la espalda. Estaba cansado. Cansado de aquel mundo en el que la sangre de generaciones anteriores tenía más valor que las justas aptitudes que debía poseer un gobernarte.
Su sangre era tan azul como la de cualquier noble en una posición privilegiada.
No podía establecerse en una ciudad, anexada a un reino, robar los súbditos, los honores, los titulos. Debía ganárelos por su propia mano. El Gran Foso. Ahí encontraría lo que buscaba. Y sin embargo era demasiado peligroso para ir solo. Por mucho que le disgustase, una empresa como la suya era peligrosa incluso para él. Necesitaba hombres de confianza. Hombres que el oro no pudiese comprar.
Arreó a Hierro, su montura, un animal bayo ágil y esbelto, nacido para correr, no para la guerra. Ponía rumbo a las Minas Blancas. Odiaba a los perros de Tyr por propagar la mentira de su religión por un mundo débil e ignorante que bebía de aquel néctar como si fuese a encontrar en él su salvación. Pero la salvación solo podía procurártela tu propia mano, no una acción divina. Los odiaba, a la vez, piensa, cree que puede sacar tajada de ellos. Es probable que esos perros de Tyr tuvieran algún trabajo sucio para él.
Ese sería su primer paso hacia la grandeza.

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15/12/2014, 23:49
Director

El viaje hasta Minas Blancas es largo y peligroso. Las tierras yermas del centro de Praan están infestadas de saqueadores y ladrones que no dudan en matar por una misera moneda.
Evitas los caminos que transcurren por cañones y zonas propensas a emboscadas, lo cual prolonga la duración del viaje pero reduce las posibilidades de un encuentro desagradable.

Al ser imposible realizar el trayecto en una sola jornada te detienes a mitad de camino en una posada en las lindes de un pequeño pueblo dedicado a la explotación minera.
La posada es realmente grande, parece ampliada varias veces debido a la demanda de viajeros que pasa por allí.
El Sol se está terminando de ocultar cuando entras en la taberna, en la planta baja de la posada. Todo tipo de viajeros comen y beben antes de irse a dormir. El lugar ni siquiera tiene divertimento alguno, los precios no son precisamente bajos y el servicio es mediocre. Sin embargo esta lleno, nadie está allí por gusto, la competencia es inexistente.

Mientras esperas tu cena analizas a todos los presentes. Buscas alguna recompensa pero no te suena la cara de nadie.
Hay mercaderes acompañados de su escolta, grupos de buscadores de tesoros, algunos aventureros planificando algún tipo de viaje, un trío de magos y un par de mujeres bastante bien equipadas que extrañamente mantienen alejados a todos los hombres del lugar.

Todas las cabezas se giran hacia la puerta cuando entran un par de agentes de Tribunal, las miradas de reojo siguen a los dos hombres hasta la barra. Cuando se sientan todo sigue como antes con la excepción de que todas las mesas mantienen un ojo puesto en los agentes.

Tu habitación está preparada, no quieres compartir estancia por seguridad y el dinero que has ganado te permite dormir sin preocupaciones.

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18/12/2014, 19:49
Boscogne

La noche cae. Otro lugar sin nombre en mitad de ninguna parte. Como era de esperar, un alma avariciosa con buena visión de futuro había visto negocio en aquel punto, entre las tierras yermas y las minas. La posada no era acogedora. No tenían buena comida, los precios eran caros y las habitaciones no eran nada del otro mundo. Pero no había más. No había competencia como tampoco ganas de dormir a la interperie, bajo un frío cielo inclemente.
La fauna habitual de aquellos lugares llenaba el local. Era tan variopinta como cabrían de esperar en un lugar así. Mercaderes y sus escoltas, hechiceros, aventureros por doquier, mujeres sospechosas...aunque ¿Quién no resultaba sospechoso en un lugar así? Boscogne se había colocado en una mesa distante, apoyando la espalda contra la pared, donde tenía buena vibilidad y donde la ausencia de luz directa mantenía su rostro medio en penumbras.
Entraron dos miembros del Tribunal, hombres que llevaban la ley a los sin ley. En cierta forma, no se diferenciaban mucho de él, solo que él no servía a un motivo tan elevado, sino al vil dinero. Los vigiló. Esperó, tenso. Era evidente que muchos allí no eran tan legales como aparentaban ser. Sin embargo la aparición no levantó problema alguno, todo siguió su rumbo con calma fingida.
Pidió una cerveza, que no bebería pues el alcohol era mal consejero para aquellos que se ganaban la vida a sueldo y acero, y esperó, por si aquella nueva comitiva traía consigo algo más que unas cuantas miradas furtivas.

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21/12/2014, 12:00
Director

Los dos agentes piden bebida al tabernero y se mantienen ajenos al resto de los presentes. Todo transcurre con normalidad hasta que una voz sobresale del ruido. Con el segundo grito muchos de los comensales se callan y se puede oír mejor e identificar al autor de las voces.

- Tribunal no tiene autoridad, no son mas que ladrones y saqueadores. ¿De donde han sacado todas sus riquezas? ¡A mi no me engañáis!

Los gritos, claramente dirigidos a los dos agentes de la barra, los lanza un enorme úrsido en un considerable estado de embriaguez. Sus compañeros de mesa, dos hombres y una mujer, asienten con la cabeza aunque no parecen tan valientes pese a parecer también afectados por el alcohol.

Con la calma habitual de los agentes de Tribunal los dos hombres se giran durante unos instantes para ver quien es el autor de las acusaciones. Después vuelven a darse la vuelta hacia la barra ignorando al úrsido.
Ante la pasividad de los agentes otros se suman al linchamiento verbal, a tu juicio todos parecen estar como mínimo al margen de la ley y en algunos casos muy por debajo de ese limite.
A medida que se levanta mas gente los dos hombres de Tribunal optan por pagar su consumición y abandonar la taberna.

Muchos aplauden y ríen triunfadores, incluso piden un brindis por la muerte de todos los agentes y la gran parte de los presentes levantan sus jarras.
De repente los agentes vuelven a entrar, inmediatamente los gritos e insultos regresan. Súbitamente se van silenciando cuando seis agentes mas entran en la taberna. Forman delante de la barra justo antes de que entren otros dos, que se quedan guardando la puerta, y entre ellos pase otro agente cuya armadura muestra ciertos galones que lo identifican como un superior de Tribunal.

- Estimados ciudadanos, están todos acusados de atentar contra agentes de Tribunal. Por favor, dejen sus armas en el suelo y dispónganse a abandonar este lugar.

Todo el mundo agarra sus armas, pero nadie hace lo que dice el agente. Notas esa sensación, esa calma antes de la tormenta. La gente está demasiado borracha o furiosa, preparan sus armas sutilmente mientras otros empiezan a canalizar su magia para lanzar quien sabe qué hechizo.
Es como si todo el mundo aguantase la respiración justo antes de lanzarse a la lucha.

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25/12/2014, 13:36
Boscogne

El Tribunal era peligroso. Nadie en su sano juicio se atrevería a ofenderlos. Por lo que sabía de ellos eran hombres rectos que se creían en posesión de una moral superior y que impartían justicia allí donde no llegaba la justicia. Pero la justicia del hombre, bien sabía él, no era más que una negra farándula, una retorcida interpretación de lo correcto. El Tribunal llevaba la ley a los sin ley...pero no averiguraba si las tierras que pisaban estaban mejor sin aquella justicia.
Había un úrsido borracho que tenía la lengua demasiado suelta. Su grupo, que también había disfrutado generosamente de las reservas de cerveza de la posada, no tardó en apoyar al alborotador. A veces las palabras son tan peligrosas como los cuchillos.
Los dos agentes del Tribunal querían actuar antes las ofensas recibidas pero el público que presenciaba la escena pronto se unió. Eran todos unos idiotas. A él tampoco le gustaban los agentes del Tribunal, como no le gustaba cualquier hombre que esgrimiera un escudo en nombre de una autoridad superior, pero provocarlos no era sensato. Quedaba claro que entre los presentes había forajido que temía que el Tribunal estuviera buscándoles. Necios, si se hubieran callado quizás habrían pasado desapercibidos. Al atacar verbalmente al Tribunal habían demostrado su culpabilidad...y su nerviosismo.
Los dos agentes no tardaron en abandonar la posada para volver momentos después, mejor acompañados. Boscogne lamentó no haberse ido a dormir. El oficial del Tribunal indicó que estaban todos acusados. Otro necio más. Aquellos hombres no iban a entregar sus armas. Buscaban bronca. Ambos bandos no eran más que dos jaurías de perros rabiosos dispuestas a matarse a dentelladas. Por su parte, odiaba a los criminales que se aprovechaban de los más débiles, así como a la autoridad que exiguía cierta servidumbre. No encontró una parte cual apoyar pero dado que parecía que los agentes del Tribunal querían llevarse a toda la posada, eso también lo incluía a él.
—Creo que ha habido un malentendido, oficial—habló Boscogne sin levantarse de la silla, su voz era clara y penetrante. —Creía que el Tribunal defendía los derechos de la gente. ¿Y no es acaso un derecho gozar de la libertad de expresión? Poder hablar libremente sin que a uno le cortan la lengua por blasfemo o deshonroso es una virtud de los tiempos modernos que vivimos. Estos caballeros únicamente han expresado una opinión. Desatinada o no, solo son palabras. No es justo que nadie pague por tener la lengua caliente ¿No cree?—Miró penetrantemente al oficial, le interesaba sobremanera saber el nivel de fanatismo que poseía—.Además, la mitad de estos hombres están borrachos y la otra mitad camino de estarlo. Habla el alcohol, no ellos. No se puede encarcelar a un puñado de hombres porque no les guste el Tribunal. Un hombre de verdad, y me consta que vos y vuestros hombres así lo son, encajan las crítica, no usan su poder cuando escuchan palabras que les resultan desagradables. Así que, ¿Por qué no nos olvidamos de esto? Estoy seguro de que el posador querrá invitarles a una ronda de cerveza tibia con tal de no ver destruída su posada...

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29/12/2014, 10:14
Director

Las voces se van silenciando a medida que sigues hablando. Algunos se giran para verte mientras te diriges al superior.
Con tu última frase el tabernero se apresura a llenar la barra de cerveza para los agentes. Sin embargo nadie se mueve, ni en un bando ni en el otro. El agente al mando niega con la cabeza y se dirige directamente a ti.

- Llevo años protegiendo esta región de todo tipo de amenazas y peligros. Conozco la clase de personas que habitan estas posadas, conozco cual es su oficio y se que no son precisamente honrados. Todos tienen muertes a sus espaldas y en muchos casos de inocentes. El alcohol no justifica nada, beber es un acto voluntario y antes de entrar aquí todos sabían lo que estaban haciendo. No sería el primer asesino, violador o ladrón que achaca sus actos a la embriaguez. ¿Debo personar las crímenes de aquel que actúa bajo los efectos del alcohol? No. Del mismo modo que no tolero los ataques, físicos o verbales, a ningún miembro de Tribunal.

La negativa hace que la tensión vuelva a aumentar, las hojas asoman un par de centímetros mas y el leve zumbido de los hechizos en preparación aumenta.

- Sin embargo esta vez puedo hacer una excepción. No dejaré la afrenta sin castigo, pero no castigaré a todos. Si aceptáis las culpas - eleva su brazo para señalarte directamente - y venís detenido con nosotros abandonaremos este lugar y todos podrán continuar con sus actividades. Si os negáis demostrareis que sois uno mas que se resiste a la autoridad de Tribunal.

Todos los presentes te miran esperando una respuesta. Si te niegas a ser arrestado el lugar se convertirá en un baño de sangre, si aceptas tu destino será incierto.

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29/12/2014, 19:20
Boscogne

El agente al mando de aquella partida de perros del Tribunal estaba abierto a dialogar. Boscogne no era ningún necio que antepusiese el honor a la sensatez y aunque se sentía ofendido al ser comparado con toda esa caterva de borrachos y criminales menores no entraría en aquel juego orgulloso. Agotaría todas las vías posibles para evitar verse envuelto en la reyerta que iba a librarse dentro de la posada.
—Ciertamente teneís razón cuando decís que la bebida no es excusa de nada, si queréis saber mi opinión aquellos que se dan a la bebida se me antojan débiles de carácter y voluntad—contestó brevemente ante las primeras palabras del agente, el agente parecía ser hombre recto más algo le decía que su mente también era algo cuadriculada y obstusa.
Escuchó la propuesta, Boscogne sonrió con desprecio. "¿Preso, yo? Antes de volver a perder mi libertad prefiero morir. Si tan valiente te crees que eres ven aquí a privarme de ella, puerco." Se contuvo, aunque esta vez le costó. Su libertad era su bien más preciado, sabía lo que significaba perderla, sabía lo que signifcaba estar bajo la bota de otro que se encontraba un peldaño por encima de ti. "Nunca más, bastardo". No iba a hipotecar su libertad para salvarle el cuello a un puñado de borrachos y maleantes a los que no estaba ligado más que por las circustancias.
—Es una propuesta un tanto extraña. Vuestros hombres os lo pueden decir, yo no los he ofendido y seguramente soy el único que se ha ganado su oro dignamente aquí. ¿Y quereís llevarme preso a MÍ en lugar de a los demás sabiendo que no he cometido ninguna falta? No, me niego, no voy a pagar con mi libertad por el atrevimiento de otro. Únicamente he intervenido para evitar un baño de sangre, esas cosas me desagradan...—Sobretodo si tenía que hacerlas gratis tal y como pronosticaba la noche —. ¿Queréis justicia? Llevaos al borracho que ha ofendido a vuestros hombres, él es el desencadenante de esta...contrariedad. Uno a cambio de todos. Pero no yo...él—terminó señalando con la cabeza y cierto desdén al úrsido que había empezado el jaleo.
Por si acaso, se preparó, tenso como la cuerda de un arco. Aún estaba sentado tras la mesa, manteniendo una falsa apariencia de tranquilidad, dispuesto a volcar la madera y a echar mano de su ballesta y sus chuchillos antes de tener que empuñar su hacha. Si la situación de descontrolaba él podía no llegar a salir vivo de allí pero ya sabía de antemano que dos necios iban a ser los primeros en caer.