Partida Rol por web

Precariedad

..Jueves 25 Abril 1996

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07/06/2010, 13:16
Director

Dacijaj. Jueves 25 - Abril - 1996, 13:58. Comisaría de Policía.

Tasic siguió a aquellos hombres, le había parecido reconocer un uniforme de policía bajo el abrigo del primero de ellos, y no se equivocó, lo llevaron hasta la comisaria, bueno, por decir algo, ya que no era nada más que una vieja casa con un pequeño rótulo donde la palabra policía malvivía a las inclemencias temporales.

La comisaría no era gran cosa, se entraba directamente a lo que era el despacho, en el cual había dos mesas, situadas en forma de ele, aunque separadas entre si. La más pequeña, que quedaba a la izquierda, mostraba unos desalentadoras muestras de abandono. Montañas de papeles desordenados, polvo, y fue, por supuesto, la que Milos asignó a Tasic. La otra no es que estuvieran especialmente pulcra, pero por lo menos mostraba señales de uso diario.

Un par de ventanas cerradas, y dos puertas detrás de la mesa, ambas con un cartelito de privado en ellas,ambas cerradas, y con su correspondiente cerradura.

Le ofreció un café de una máquina que, era, de largo, lo más moderno de todo el vetusto mobiliario, el cual, hacia que el despacho de Tasic en Pristina, parecería el del mismo presidente de la república. Una hermosa fotografía aérea del pueblo era lo más destacado de las grises paredes, que salvo por unos cuantos carteles de campañas sociales, y unas cuantas órdenes oficiales colgadas en un pequeño corcho, se encontraban completamente vacias.

La luz del techo, tubos blancos, parpadearon ante un arreón de la tormenta de fuera, y el policía soltó una imprecación por lo bajo.

Milo Jerbko resultó ser un tipo de unos cuarenta, grande, sobre el metro noventa, anchos hombros, incipiente barriga, hace unos años seguramente cultivó su cuerpo con mucho más esmero que ahora. No usaba los pantalones del uniforme, pero si las botas y la camisa, así como llevaba el cinturón con el arma de manera visible. En conjunto resultaba de lo más intimidador.

Pero sonrío a Tasic y eso suavizó bastante su aspecto, le invitó a sentarse y  contestó a las preguntas del serbio, pero algo apurado por las prisas,sin revelar ningún dato significativo, ya que le comentó que debía acudir a una llamada urgente en una granja cercana, y con la tormenta empeorando, no quería quedarse atrapado en mitad del camino.Pero ya sabe, está usted en su casa, disponga de la mesa y de la máquina de café a su antojo, incluso le traerían algo de comer por si no quería perder el tiempo.

El cuerpo de Misimovic está en la sala de atrás, a la espera de que venga la ambulancia a recogerlo, que de momento, tiene otras cosas más urgentes que hacer que la de preocuparse por un cádaver. Es lo normal por aquí, sobre todo cuando nieva, de todas formas el cuarto de atrás se modificó hace años, cuando está circunstancia se convirtió en algo habitual, e instalaron una “cámara frigorífica” en un rincón de la habitación.

Sacó un juego de llaves y extrajo una del manojo, que depositó sobre la mesa, señaló la puerta de la derecha, y luego indicó que el baño estaba abierto, señalando a la de la izquierda. Se excusó, y le dio el nombre del doctor Florin Jakova, por si necesitaba alguna cosa.

Con la promesa de regresar lo más rápido posible, dejó sólo a Aleksandar.

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08/06/2010, 17:22
Aleksandar Tasic

-Haber empezado por ahí...

Jerbko se despedía con la buena nueva. Antes de cerrar la puerta tras de sí y dejarme solo, me soltó que el hijo de Misimovic había vuelto a Dacijaj. Me sentó la noticia como una patada en el cielo de la boca.
¿Qué demonios hacía el tipo aquí?. ¿Asistir al funeral del viejo?. Hay empresas muy competentes que pueden mandar coronas desde la República Dominicana. -Pfff...- resoplo haciendo vibrar los labios. Tomo aire y lo expulso, lento y plomizo, por las narices. Lo tenía todo pensado: un escaqueo brillante, sin fisuras, de los que hacen afición entre la parroquia funcionarial. Nada de partes de lesiones ni bajas médicas: eso podría dilatar el asunto. Había que zanjarlo de manera definitiva, cortarlo de raíz, con Petrovic medianamente satisfecho, el Decano poniendo el foco en la Conchinchina y yo comiendo strudell de manzana en casa.

Ahora, con as fuera de la manga - es decir, con Misimovic Jr. en la pomada - ya no podía endosarle al primo de turno todo el jaleo de los documentos que tanto ansían en la zona noble del decanato. Y eso que lo tenía casi hecho: sólo faltaba registrar el domicilio del coleccionista ( por supuesto, sin encontrar una mierda ), un par de conversaciones con la familia de Banjac para abrir antecedentes sospechosos y redactar un buen informe. ¿Los documentos?. Todo apunta a que podría tenerlos el astuto Misrad...visto por última vez contándole los pelos del sobaco a una prostituta parisina. Con eso y una autopsia, tema finiquitado. Al Vectra.

Pero no. Aquí estoy ahora, junto a una mesa que invita a telefonear a la revista Nature para que clasifique siete nuevas especies de ácaros, un expediente por leer, unos papeles que evitan revueltas estudiantiles por encontrar, a Petrovic haciéndose notar en -calculo- un par de días máximo, un fiambre en la nevera y la mano dormida por el apretón de Jerbko. En definitiva, me encuentro en mal escenario: obligado a trabajar. Y además me empieza a doler la muela. ¿Eché los antibióticos?.

Necesito este momento. Necesito asimilar que la pose de poli competente y profesional con la rubia no ha servido para nada. Necesito digerir que aquel "mi deber es preguntar" que le solté a Jerbko cuando me contó lo de su sobrina, esa máscara de profesional, es basura ahora que no puedo eludir el caso. Estoy cansado del viaje, de la conversación con la extranjera, del western kosovar que parece haberse montado ( sólo falta el ayudante retrasado y graciosete para completar el cuadro ). Ni hambre tengo. Sólo quiero un cóctel de 600 mg de ibuprofeno con amoxicilina. Mezclado, no agitado.

Saco un vaso de plástico precintado y mi dosis anti-dolor infernal de la mochila, recojo la llave que dejó Jerbko sobre la mesa y me voy con el trío ternura al servicio. Es coqueto. Se vé que quien limpia aquí no es el mismo que organiza la mesa que me asignaron. Un inodoro y un lavabo, sin espejo. La escobilla sí parece haber pasado por tiempos mejores y donde debería haber papel higiénico hay un rulo de cartón. Lo dicho, coqueto...si te vá el estilo minimalista. El dolor empieza a ser intenso y pongo a prueba mi flora bacteriana intestinal porque no se me ocurrió comprar una botellita de agua en la gasolinera: el grifo funciona.
La pastilla de antibiótico baja por el gaznate ayudado por la disolución del analgésico. Así, a puro huevo y sin comer. Nunca he sido tipo de protectores estomacales. Tampoco paciente cuando una taladradora se está cepillando una pieza dental completa.

El caso es que salgo del servicio con un regusto anisado en la boca. El efecto es casi inmediato y me siento con ánimos renovados, casi me apetece verle la cara a Misimovic. Devuelvo el vaso a su funda plástica, lo introduzco de nuevo en la mochila ( no es por echarme flores, pero en esto sí que puede llamárseme ordenado) y agarro el petate. Puerta de la derecha, cerradura quisquillosa que acaba cediendo.

Una de las características de los muertos es que están muertos. No hablan, no se mueven y no arrastran bolas con cadenas. Conocer estos datos empíricos es de gran ayuda en mi trabajo como forense,...aunque uno no puede evitar - en ciertas ocasiones como la que ahora me ocupa - un cosquilleo irracional alojado en la nuca. Si querían hacer de este pasillo una prueba de exámenes finales para estudiantes impresionables, la verdad es que habría que tachar al encargado de, al menos, severo con sus pupilos. No es mi caso - a lo de impresionable me refiero -, y es que en todos mis años de trabajo con difuntos, jamás he tenido ni la más mínima evidencia de que exista vida después de la muerte. Nunca.

Eso no quita que los miedos primarios te toquen de refilón cuando ves un pasillo sin ventanas, austero y tan oscuro que la luz del techo no termina por comerse la negrura. Tampoco la celda que se abre a mi derecha invita a celebrar una fiesta de fin de año en las instalaciones.

Me entretengo poco en los detalles. Miro al frente, a la puerta, al trabajo. Hace frío, pero el dolor de muelas remite. ¿Dije que los muertos no hablan?. Mentira.

A ver qué nos dice el coleccionista.

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09/06/2010, 12:25
Director

La misma llave abre ambas puertas, así selo dijo Jerbko antes de marcharse, y así sucedió cuando Tasic la introdujo en la cerradura de la segunda puerta, que cedió con sorprendente fluidez, hacia dentro, con las bisagras en el lado derecho. El olor a húmedad rápidamente caló en su nariz, acompañado de una repentina ráfaga de aire frío. No se veía prácticamente nada, pero a tientas, el serbio consiguió encontrar un interruptor a la izquierda de la misma, provocando un importante cambio de paisaje. Potentes tubos de neón situados en el techo fueron los responsables.

Una mesa en el centro de la habitación, con varias cajas encima, la gran mayoría con unos folios dibujados en su exterior. Juston en la entrada, una percha de la que colgaban un par de pesados anoraks de color naranja chillón, y por encima, el lugar por donde, con total seguridad ya que no hay ventanas, ha llegado la corriente de aire, una mohosa rejilla de ventilación. Seis o siete sillas de plástico se apilan a lo largo de la pared, escoltando a una mesita que tiene un proyector con bastante pinta de no funcionar. Justo enfrente, colgando del techo, una pantalla enrollada.Y en el rincón del fondo a la derecha, el premio gordo, una vieja cámara mortuoria,el módelo CAM-CD-2 observa Aleksandar, capacidad para almacenar dos cádaveres, en acero inoxidable, dos bandejas corredizas de fácil desplazamiento, un sistema que garantiza la temperatura homogéna en todo el interior. No está nada mal para tratarse de un lugar como Dacijaj.

La parte de arriba es la que abre Tasic, y la que contiene el cádaver del coleccionista, tapado con una sábana que el policía aparta de manera mecánica.

Su rostro no es lo que había esperado, se encuentra contraído en una horrorosa mueca de dolor, o tal vez de terror, no sabría distinguirlo. El cuerpo está obviamente frío, la piel ha comenzado a apergarminarse, adquiriendo un ligero tono amarillento. Examinando el resto del cuerpo, no aparece a simple vista ningún herida o contusión, tampoco marcas que llevaran a pensar que la muerte fue producida por alguna causa externa.

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11/06/2010, 16:16
Aleksandar Tasic

Una vez maté a una rata. Se había colado en casa y podía escuchar el desagradable sonido de sus patitas correteando bajo el fregadero, bien arrimada al motor del frigorífico. Agarré una escoba, tragué saliva y metí el cepillo en los bajos, agitándolo y golpeando el suelo hasta que el roedor se dejó ver.

Igual que hay futbolistas que prefieren las medias por los tobillos, notarios que sólo usan estilográfica o gourmets como mi antiguo compañero de piso de estudiantes en Londres (Norman, 126 Kg en canal) que optaba por el Big King en lugar del Bic Mac, yo -como todo buen profesional- también tengo mis manías.
Una de ellas es ir derechito al hígado. Uno ya tiene muchas cetoacidosis alcohólicas en las espaldas.

En eso estaba pensando antes de ver al cadáver. Había colgado el abrigo junto a esos dos anoraks anaranjados y solté la mochila a los pies de la mesa del centro. La muela estaba como un loco que grita en una cámara insonorizada: está ahí, pero no molesta.

La rata salió escopeteada provocándome un respingo, y fué a parar a un rincón diáfano de la cocina. Allí se quedó, quieta, temblando, mirando al gigante que blandía ese alargado objeto contundente. Era pequeña y estaba muerta de miedo.

De la mochila extraje mi bata, perfectamente doblada y plegada en el tamaño de un din a4. Agradecí ponérmela por aquello de que el frío era intenso y tenía el cuerpo cortado desde que abrí la ventanilla del Vectra para hablar con aquella extranjera. No me la quito de la cabeza. ¿ Dónde andará metida?. Entre eso y mi apuesta mental que predecía hepatomegalia en las vísceras blandas de Misimovic, fuí acomodándome la bata y los ajustando los guantes. Miraba sin ver los dibujos de aquellas cajas dispuestas sobre la mesa.

Me acerqué lentamente, escoba en mano,...pero ella no huyó. Permaneció en el rincón, sumisa y aterrada, con los ojillos abriéndose a cada paso que daba el que sería su verdugo. Cuando me encontré en el rango de alcance del cepillo, el animal se arrugó contra la esquina. Levanté mi claymore y justo en el momento en el que me disponía a descargar el golpe fatal...

Ver aquí una CAM-CD 2 fué como encontrar un Telefunken Pal Color en la corte del Rey Arturo. Me pregunté de dónde había salido el dinero para una cámara como esa, con su bonito indicador digital y su acogedora iluminación interior. Si querían impresionar al forense de la capital, lo habían conseguido. Tiene hasta una bandejita de instrumental, apéndice de la plataforma grande donde se deposita el cadáver, con superfice adherente para la gasa. Una preciosidad sobre la que coloqué los aparejos, incluída la grabadora de audio. Listo. Todo es ponerse. El trabajo dá pereza hasta que te metes en él de lleno: es entonces cuando entras en una especie de estado nirvanesco en el que dejas de ser Aleksandar - más vago que, lo reconozco, un puñado de pelusa - y pasas a ser el agente Tasic, médico forense. En esas estaba cuando retiré la sábana que cubría el cadáver...

...y lo que ví no era normal. Si me hubiese encontrado una cabeza con medio cráneo reventado por disparos de fusil de arrastre, o una garganta seccionada, o fracturas expuestas de tibia y peroné,...no sé, no me hubiese impresionado. La costumbre, supongo. No me libraría tampoco de practicar la autopsia en esos casos, porque muchos seres humanos gustan de profanar cuerpos ya muertos.
El coleccionista -o, mejor dicho, su cadáver- recibe varios flashes de mi Polaroid antes de echar mano al escalpelo. Rec & Play.

Veinticinco de Abril. 1996. Jueves. CASO J-456-96, autopsia de Zvjezdan Misimovic en...en el depósito de las dependias policiales de Dacijaj. Practica la autopsia el agente 239843-P Tasic, Aleksandar a las..las 14 y 41. Una vez realizado el examen superficial del cuerpo no se aprecian anomalías visibles. Adjunto muestra fotográfica. Procedemos a abrir con incisión en Y. Sangría muy escasa.

...la ratita tembló en un espasmo que la petrificó un segundo. Se quedó ese instante como una estatuilla de ojos rebosando las cuencas, y cayó fulminada de costado. Ni la toqué.

Cuesta trabajo deshacerse de una manía, pero hay casos en los que...

- Cortamos los cartílagos de esamble esternón-costillas. Vamos a deternernos en el estado del corazón.

... es bueno hacer esperar un poco al hígado.

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14/06/2010, 17:01
Director

El corazón de Misimovic era de un tamaño considerable, quizás el más grande que había visto el serbio en su vida, fue la primero que le llamó la atención. No presentaba ninguna anomalía apreciable, es más, parecía encontrarse en perfecto estado.

Allí iba Tasic a seguir cortando con su habitual precisión, cuando un tremendo timbrazo lo sacó totalmente de concentración, provocando que el escalpelo cortara mucho más profundo y desviado de lo que pretendía el forense.

El ruido provenía de un timbre sobre la puerta, y sonaba de manera intermitente, con si fueran los tonos de un teléfono.

Apenas había pasado cinco minutos desde que se había puesto realmente en faena, y aquel infernal sonido continuaba taladrando los oídos del serbio.

- Tiradas (1)
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15/06/2010, 11:29
Aleksandar Tasic

¿Cómo se sabe con certeza si un tipo es una gran persona?. Si en la autopsia se observa cardiomegalia.

En fin,...chistes de forenses. No es demasiado bueno,...y tampoco los tengo mejores. El caso es que Misimovic tiene un corazón que casi no le cabe en el pecho (me rebosa la mano), lo cual -no nos engañemos- confirma pocas cosas, pero me indica por dónde pueden ir los tiros. No es mal comienzo.

De todas formas, el asunto queda en suspenso.

-¡¡Ја срање на мртве!!- exclamo, evidentemente enojado, cuando el escalpelo se me vá hasta la cavidad ventricular izquierda. No es que se deba tener especial cuidado a la hora de cortar las arterias coronarias,...pero de ahí a que el órgano presente una herida post mortem por incisión hay un trecho.- Koještarija...

Mientras me dirijo hacia la puerta con paso vivo, ceño arrugado y pinta de Doctor Mengele en plena faena ( aún sostengo el escalpelo con las manos cubiertas por el blanco de los guantes y el rojo de la sangre), varias consideraciones: la primera es si en la tienda de timbres no había uno más discreto.
La segunda se refiere al individuo que se propone quemar dicho timbre. ¿Sabe lo que cuesta mantener la concentración?. Es como si apareciese un espontáneo saboteando la prueba "arrastre de avión comercial" en un campeonato de "Strong Man". ¿Quién es el valiente que vence de nuevo la fuerza de rozamiento? (llámese pereza en mi caso).

Ya cerca de la puerta echo un vistazo, pero ni siquiera veo un maldito interfono. Tampoco cerré con llave. Con la mano que no blande el escalpelo agarro el pomo, giro y abro con vehemencia...

...aunque lo más curioso de todo es que, a pesar de mi irritación extrema y de las ganas que me dan de introducirle una sonda rectal con balón al responsable del lapso, no puedo evitar aparecer con mi sonrisa hipócrita y desagradable.

Eres un hombre sin carácter, Alek...y más vale que Dios te conserve la vista, porque lo que es el oído...Confundir un timbre de puerta con un tono telefónico sólo está al alcance de genios como Ludwig van.
Mejor así. En mi actual estado de ánimo, prefiero verle las asaduras a un cadáver que regresar al mundo de los vivos.

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16/06/2010, 09:25
Director

Tasic apartó unos cuantos folios que ocultaban el teléfono, descolgándolo, sin preocuparse de ver quien era quien llamaba con tanta insistencia, asegurándose que así no seguiría sonando. Satisfecho con su decisión, regresó de nuevo al lugar donde aún le esperaba el cadáver a medio abrir de Zvjezdan Misimovic.

Volvió a concentrarse en la tarea, no hay rastro alguno de adherencias entra la pleura visceral y parietal, así como tampoco líquido en la cavidad pericárdica. Pulmones en aparente buen estado. Lo siguiente era concentrarse en la parte abdominal, donde hígado e intestino conformaban el núcleo duro del mismo. El primero presentaba una pequeña inflamación, el resto de órganos también parecían libres de cualquier enfermedad grave, a la espera, claro está, de los resultados más profundos de los análisis. Pero algo llamó la atención del patólogo al examinar el estómago del difunto.

En su interior descubrió una especie de mucosa de color oscuro, prácticamente negro, que se amontonaba como diminutos cubos de gelatina en su interior. Su tacto era viscoso, y olía a podrido. No fue capaz de reconocer que es lo que era aquella sustancia.

- Tiradas (2)
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17/06/2010, 16:29
Aleksandar Tasic

Parece que voy a tener que darle al Rewind en la grabadora, más que nada porque he estado un buen rato sin decir una palabra. Ese lapso transcurre desde que abrí la bolsa estomacal hasta - y miro mi reloj Casio con calculadora colocado sobre la bandeja auxiliar- unos diez minutos después: las pequeñas formaciones cúbicas en la mucosa oscura son realmente desconcertantes.

Para ser honesto, esa pausa se divide en dos mitades. Una primera en la que examino esas estructuras, llegando a la clara conclusión: no sé qué mierda es ésto ( ¿dije mierda?. Improbable por la localización en el tracto digestivo de la mucosa negra, salvo en casos de reflujo...o de coprofagia forzada/voluntaria).
La segunda mitad del paréntesis, la más larga, transcurre maldiciendo para mis adentros. Mientras recojo muestras de aquella porquería, lamento mi perra suerte. No podía haberse quedado frito el amigo Misimovic de un ataque cardíaco, como sugería su rostro congestionado y ese corazón vacuno. No. Tenían que aparecer aquellos daditos podridos. "El trabajo os hará libres", decían en Auschwitz.

- Se observan formaciones de tacto gelatinoso en...en disposición cúbica. A pesar de su color, no es sangre digerida. Avanzada putrefacción. No se aprecian úlceras ni señales caústicas en paredes estomacales...

...por lo que tiro hacia arriba, al esófago. Esa basura debe haber dejado alguna muesca en las cañerías.

- Optamos por retirar los órganos del cuello, las vías aéreas grandes y los pulmones en una sola pieza.

Llegados a este punto, me gustaría derribar una serie de mitos que por extendidos no dejan de ser falsos:
a los patólogos nos dá asco. Sí, asco. Cuando a un cadáver le levantas todo el pellejo del pecho y le metes las manos hasta las muñequas bajo el cuello... dá dentera, incluso a nosotros. Aquello parece una máscara de látex que, de verla en una película de serie B, cualquiera se reiría de los efectos especiales...

Así es la realidad: cuando la vemos, nos parece mentira.

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21/06/2010, 13:10
Director

Ni rastro de esa sustancia en el resto del aparato digestivo, boca y ,mandíbula en perfecto estado, sin ninguna marca apreciable de haber sido presionados con excesiva fuerza, ni tampoco ningún arañazo o similar.

Así que siguió el agente con el protocolo establecido, sin encontrar nada más significativo, en general, el difunto debía haber gozado de una buena salud, pues no presentaba ningún signo de enfermedad visible.

Unas cuarenta y cinco horas muerto, esa es la conclusión que sacó el inspector, lo que significaba que cuando fue encontrado, lleva como mínimo, un par de horas ya muerto. Pese a lo cual, y aún sin tener la confirmación del clima de hace un par de días en la zona, no presentaba tampoco signo alguno de congelamiento.

Un poderoso sonido silbante se abrió paso a través de la rejilla de ventilación, la tormenta del exterior empeora, de hecho, en la habitación comienza a hacer un frío considerable.

Mientras terminaba de reordenar las bolsas, y sus cosas, Tasic se percata de que, parcialmente oculta por la cámara, hay una pequeña estantería con una caja, donde aparece el nombre de Zvjezdan Misimovic. Echar un vistazo sin tocar nada es sencillo, y en el interior sólo descubre unas cuantas cosas de un vistazo. Lo que parece una especie de traje pulcramente doblado, sobre el cual descansan dos objetos, Una llave de tamaño considerable, plateada, con filigranas, de aspecto antiguo pero en muy buen estado, y un pequeño de madera oscura, con la figura de Cristo tallada en, lo que a simple vista, parece marfil.

 

- Tiradas (2)
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22/06/2010, 17:27
Aleksandar Tasic

Lo tengo clarísimo: con esta chapuza voy a lavarme las manos, pero bien.

Y no en sentido literal, porque en parte es ahí - donde radica el conflicto: legalmente, como único patólogo del caso y en ausencia de auxiliares, estoy obligado a "adecentar" el cadáver. Eso incluye lavar todo rastro de sangre y eliminar los residuos en un contenedor biohazard homologado. ¿Lo ven ustedes?. Porque lo que es yo...sólo veo el futuro: al agente Janko Jankovic, natural de Dacijaj, entrando en la estancia con la única compañía de su CI en negativo, y encontrando un par de bolsas amarillas depositadas en el suelo. Janko, que es de naturaleza curiosa y cuenta con el conocimiento justo para echar el día, las abrirá. Ni en un documental sobre la plaza de Tian'anmen habrá visto el pobre desgraciado tanta casquería junta.

La risa de mis adentros, provocada por esa situación imaginaria y por la alegría de abreviar la faena, se cortó cuando ví esa caja con el nombre de Misimovic. Sin querer evitarlo, mi atención se centra en la llave (cuyo tamaño invita a pensar que abre el armario del que salieron los seis miembros de Village People) y, sobre todo, en sus posibilidades: ¿por qué no puedo tener un golpe de suerte?. ¿Y si el ínclito Zvjezdan es enemigo de las cajas fuertes?. A fin de cuentas no deja de ser un coleccionista (corrijo. Tecnicamente dejó de serlo: el aglomerado de órganos internos en las bolsas amarillas así lo confirma), es decir, un tipo raro. Y los tipos raros del Kosovo profundo guardan sus objetos de valor bajo una baldosa,...o en el viejo arcón de la abuela Tomislava.

No puedo ir forzando cerraduras por ahí como si fuese Huodini, y con la mancha de trabajo que tengo pendiente, toda ayuda es poca. Así están las cosas. Los análisis y los papeles, Alek. El resto es puro atrezzo.

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23/06/2010, 11:46
Director

Un frío de mil demonios, eso es lo que siente Tasic al abrir la puerta, acompañado de una desagradable mezcla de nieve y viento golpeando con dureza su rostro. Los peores presagios de la tormenta empiezan a cumplirse, y en esta época del año. A su mente acuden las palabras de Sjoban, quien siempre solía darle la brasa con el rollo del cambio climático desde que se echó aquella novia medio hippie que lo único que hacía era sacarle los cuartos.

Pero tenía bastante hambre, y no iba a quedarse en la “comisaría” toda la vida. No había ni rastro de Jerbko, pero este le había hablado de unos bocadillos de algún lugar cercano, y haciendo memoria, recordaba haber visto algo parecido a un bar en la calle de al lado. En estos casos, lo normal era alojarse en el hotel, y que estos le pasaran la factura al departamento de policía, era lo que solía acarrear menos problemas, así lo había hecho cuando había tenido que salir a algún lugar, aunque nunca tan lejos como a mitad de la nada, que era este caso.

Sin aparentes heridas externas ni internas, ni rastro de violencia, y como principales anomalías, el tamaño del corazón de Misimovic, y aquellos pequeños cubitos negros con bastante mala pinta y de origen desconocido. También estaba, por otra parte, la expresión en el rostro del muerto, que distaba mucho de la naturalidad. La hora de la muerte cuadraba con la “oficial”.

Tasic repasó mentalmente los resultados mientras giró en la primera esquina a la derecha, y la segunda casita era la que buscaba.

La puerta era de cristal, algo sucio, pero no era eso lo que impedía ver el interior, sino una cortinilla formada por tiras de variados colores. Una ventosa sujetaba con un cordel de hierro un pequeño cartel donde rezaba la palabra abierto. El pomo era también de hierro, pintando en color marrón, algo descascarillado, y al tomarlo la puerta cedió ligeramente hacia el exterior, revelando su forma de apertura.

Tras esquivar las coloridas cintas pudo Aleksandar  hacerse una idea general del lugar. No era muy grande, de forma rectangular, siendo la barra la que ocupaba el puesto de honor tomando como referencia la entrada, en el lado corto de la figura geométrica. La luz blanca de varios tubos de neón blancos era la principal fuente de luz de la estancia. Cuatro mesas cuadradas, de madera y hierro, quedaban a la izquierda, con sus correspondientes sillas de idéntico material. Unos servilleteros y un papel forrado en plástico descansaban sobre ellas. A su derecha, una máquina tragaperras con infinidad de luces y sonidos quería hacerse notar entre la frialdad del lugar. Siguiendo esa pared, el edificio se ensanchaba y conducía a una puerta recubierta por una moldura de fornica de color amarillento por los años. En el centro de la misma la palabra aseos se leía con claridad.

Sólo una de las mesas estaba ocupada, dos hombres jugaban a la cartas, vestidos con viejas ropas de pana, el que estaba de frente miró a Tasic en cuanto entró, bigotito blanco, un cigarro en la boca. Sus ojos, hundidos se perdían en los pliegues arrugados de su rostro. Un cenicero bastante poblado de colillas y un vaso con líquido transparente se encontraban a su derecha, sobre la mesa. El otro no se volvió, y el inspector sólo acertó a adivinar su notable calvicie.

La otra persona que estaba en el local se encontraba detrás de la barra. Era una mujer, de unos treinta, aunque resultaba difícil acertar con las edades en personas como ella. Grandes ojos, ligeramente saltones, claros, pelo negro recogido en un moño bajo con una felpa de tira sosteniendo su flequillo. Miraba la televisión que colgaba del extremo oriental de la barra, de espaldas a la puerta. Voces distorsionadas salían del mismo. Tres taburetes altos de color negro eran la antesala de la recia barra de madera oscura y hierro que daba forma y fondo al mueble. Sobre la misma, un par más de servilleteros y papeles plastificados, y una urna de cristal donde varios dulces eran visibles. Un estante con variados tipos de snacks era el último elemento que estaba descansando sobre la barra.

Tras ella, varias fotos que no podía distinguir en la lejanía, varios banderines de color blanco y negro, con un escudo grabados en ellos, y un reloj de pared, todas colgadas de la pared que ocupada casi todo el fondo, pues el marco de una puerta la rompía, cubierta por el mismo tipo de cortinilla que la de la entrada. Una antigua máquina de café y un buen arsenal de botellas de licor ocupaban la estantería de la derecha de la mujer que lucía un viejo jersey de lana de color verde oscuro. Alzó la vista para fijarse en el recién llegado.

 

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24/06/2010, 14:40
Aleksandar Tasic

Soy persona de dentadura difícil. Por un lado, tengo montados los incisivos de arriba y en el minúsculo hueco que se forma se acumulan -invariablemente tras cada comida- restos de alimentos (un descuido en la higiene y se me abre su buena regola). Aparte de esto, cuento con caninos prominentes cuya parte superior viene tapizada por el sarro casi de serie. Todo ello aderezado con el sepia que deja el tabaco...y una muela con más agujeros que la cara de Noriega.

Esas son las piezas (excepto las molares) que muestra mi sonrisa al entrar y la acompaño con un...
- Buenas tardes...que se impone al mantra de la tele. Mi voz es desagradable, lo sé. Mi cara también suele resultar, digamos, impopular (aunque a mí no me disguste del todo). Por eso nunca espero fanfarrias...y menos en un sitio como este.

Con alguna de esas tirillas multicolor aún colgando sobre mis hombros, saludo asintiendo al tipo del bigotillo. Y lo hago manteniendo la sonrisa incómoda e inutimente complaciente. A veces me paro a pensarlo y siempre llego a la misma conclusión: no soy empático...y me empeño en superar la tara con amabilidad y simpatía, obviamente forzadas. Pero como en el fondo la gente me importa una mierda, el resultado termina siendo fraudulento...provocando justo el efecto contrario. No sé si me expliqué. Bah!,...al diablo. No espero que se entienda.

- Qué frío....- digo dirigiéndome a la vitrina de pastelitos. Me froto las manos y suelto aire caliente sobre ellas, distrayendo la mirada aquí y allá: me pregunto si este tipo de sitios no son una especie de franquicia, como los McDonalds, con sucursales clonadas en cada pueblucho. Seguramente los dos parroquianos que juegan con cartas sudadas vienen estandarizados y te los colocan ahí tal como haces el primer pago del negocio. Echo en falta, no obstante, algo de serrín en el suelo y un tercer compadre dejándose la pensión en la tragaperras. Por lo demás, el cuadro costumbrista del kosovo negro - el bodegón decadente - está completo.

Ya frente a la barra, sin quitarme el abrigo, dejo el petate y la mochila en el suelo. No me preocupan las muestras, aseguradas en su solución preservativa, y más sabiendo que voy a permanecer en este garito deprimente el tiempo de engullir un bocadillo de queso, o de lo que sea. Vuelvo a sonreir a la mujer y cojo uno de los papeles plastificados. Lo miro sin leer, con la vista desenfocada: en realidad no espero que la cocina esté abierta. Eso me obligaría a esperar.

- Mucho forastero ultimamente, ¿no?.

Ojo con pasarte de listo, Alek. Estos tipos son los mismos que, eones atrás, corrían detrás de los jovenzuelos de la capital que venían a cepillarse a las chicas del pueblo. Ahora, tras lo de Misimovic, la aburrida paz de esta cloaca se vé perturbada por gente como yo...y eso debe hacerles muy poquita gracia. Saco el paquete de tabaco y enciendo un cigarro.

A ver cómo se porta la muela con el bocadillo. Miedo me dá también la interacción cocacola del tiempo - encía hipersensible..., aunque prefiero eso al café: con mi dosis de realidad diaria ya satisfecha no me apetece mucho comprobar el estado de los aseos.

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28/06/2010, 10:10
Valeria

Desde su posición, Valeria lo observa todo con tranquilidad, estaba enterada de la presencia de gente nueva en el pueblo, y, para que negarlo, ansiaba conocerlos, estaba cansada de ver siempre a las mismas personas cada día.

No era guapo, más bien todo lo contrario, pero por lo menos parecía educado, y ni siquiera se inmutó cuando Igor respondió con un gruñido como respuesta a su saludo, ¿qué le hubiera costado ser un poco más amable? Así era todo el mundo por aquí, y eso era algo que ella nunca entendería, pues no habían padecido nada en comparación con otros pueblos y gentes bastantes cercanas.

Así que le sonrío, para demostrarse a sí misma que valía más que aquella panda de momias hace un tiempo horrible para esta época del año comentó con jovialidad mientras se secaba las manos con la parte baja del delantal que cubría en buena parte un jersey de color marrón oscuro, que a su vez insinuaba un busto más que generoso.

Más de los habituales, desde luego echó un vistazo de reojo a los jugadores, pero estos parecían seguir absortos en su partida pero menos de los que me gustaría bajó el tono de su voz, adoptando un tono cómplice, viendo el percal, sus palabras tenían bastante lógica, eso no podía ser puesto en duda ya sabe, para el negocio siempre es bueno tener visitantes se encogió de hombros, casi ni se acordaba ya de ellos, y eso que no hace muchos años el pueblo tuvo un pequeño auge, pero claro, la maldita guerra con los croatas fulminó cualquier intento de remontar.

Al acercarse, Tasic distinguió el escudo del Partizan de Belgrado, la gran mayoría de las fotos mostraban a un hombre, con cierto parecido a la chica que tenía delante, con gente variada, de la que sólo reconoció a una persona, Dejan Bodiroga, el jugador de baloncesto.

¿Qué quiere tomar? Volvió a adoptar un volumen normal, atrayendo de nuevo la atención de Tasic.

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29/06/2010, 15:27
Aleksandar Tasic

- Eh..., un bocadillo.- digo encogiéndome de hombros. La verdad es que no soy demasiado quisquilloso: conque el embutido no lleve mucho tiempo caducado y el pan esté limpio de peluca verde, me conformo.- Uno de queso, por favor. Y una Coca-cola del tiempo.

Sigo sonriendo, tomando aire por entre los dientes. Un par de palmaditas a la barra, incómodo. Levanto las cejas y busco algún punto de aquel garito que me aparte de los ojos de la muchacha. En realidad, no la encuentro fea del todo. Se la vé con ganas de cháchara y de aprovechar esa central lechera para agarrar al primer Morlock que la saque del pozo. El caso es que, no sé..., la veo pinta de...¿cómo decirlo?...sucia. De lavarse poco. Cuando se inclinó hacia mí para comentarme no se qué del negocio, noté una cierta perturbación en la pituitaria: no me cuesta imaginar unas enaguas con olor a comida para tortugas. Bah,...serán cosas mías.

Asiento y señalo una de las mesas, esperando -sólo por hipócrita cortesía- la aprobación de la chica. Es una forma como otra cualquier de decir "me voy a sentar lejos y sólo, preferiblemente de espaldas a todo el mundo". Quizá un buen investigador buscaría la pista buena cual sabueso, mezclándose entre los lugareños, fisgoneando aquí y allá, escrutando signos, señales, gestos...Indagando hasta encontrar la pregunta correcta que le lleve a la respuesta clave.

Eso, repito, haría un buen investigador. Yo prefiero comerme un bocata tan rápido como soporte la glotis, y salir de esta esfera espacio-temporal que lleva aquí cincuenta años y que seguirá incorruptible otros cincuenta...con las únicas variantes que ofrecen la tecnología en máquinas tragaperras y, claro, la guerra.

Sin embargo - y a pesar de todo ello - no puedo evitar parecer interesado por la gente. Soy enfermo terminal de pamplina y fariseísmo.

- Dicen que jugará en España...- comento cual picahielos mientras miro la foto de Bodiroga junto al clon masculino de la muchacha. Mi mano en el bolsillo alerta sobre la presencia de las llaves. Olvidé dejarlas en comisaría.- A ver qué tal se le dan las olimpiadas este verano.

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06/07/2010, 12:38
Valeria

La muchacha se movió con rapidez ante la petición de Tasic, colocó un vaso bastante más limpio de lo que hubiera imaginado el serbio, de tubo, pero de los de cristal grueso. Junto a él una botella de coca cola que destapó con el abridor que llevaba colgando de una cuerda y que había sacado de su bolsillo derecho. Con la mano izquierda.

Eso dicen, en el Real Madrid se encogió de hombros me gusta el baloncesto, es de lo poco que nos entretiene le sonrió mientras se perdió por unos momentos tras la cortinilla, este años tenemos posibilidades de ganar el oro seguía hablando desde el interior, con un tono más alto.

No tardó mucho en regresar, no había mucha ciencia en la preparación de un bocadillo de queso, así que enseguida le fue puesto sobre un plato en el mostrador, un generoso corte de la barra, con gruesas lonchas de queso dentro del mismo.

La chica se ofreció a llevárselo a la mesa que había escogido el policía, con un gesto amable, y un breve vistazo a los jugadores, que la seguían ahora con la mirada, bueno, que más bien seguían a sus pechos. Llevaba unos vaqueros no demasiado ajustados, azules, por supuesto, y unas botas marrones que habían visto tiempos mejores.

¿Tenía previsto quedarse mucho tiempo? Le preguntó, aunque enseguida aclaró el motivo de la cuestión Nos han llamado desde Sate para decirnos que es imposible circular por las carreteras de montaña debido a la tormenta depositó la comida y la bebida sobre la tabla de madera, la última vez que cortaron los accesos tardaron casi cinco días en abrirlos, confirmando que somos poco más que el culo de Serbia, lo que nos convierte prácticamente en el culo del mundo

 

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07/07/2010, 15:49
Aleksandar Tasic

- Eso lo sabe todo el mundo, Sjoban. Bodiroga y Drazen Petrovic eran primos de segundo grado.
- ¿Ese croata?. No es cierto...
- Tu botella de Slivovitz Imperia contra mi Rolex.
- Ese reloj es más falso que el testimonio de un albanés.
- Que te jodan, Sjoban. Fué regalo de mi madre, ¿vale?. Cuesta una fortuna.
- Ese pedazo de plástico no vale una mierda, Krstic.
- Te estás desviando del tema, estúpido. ¿Tú que opinas, Tasic?.
- ...

Primos Sjoban, Milan Krstic y yo nos juntamos a veces en el Zbilja después del trabajo. Nos tomamos unas copas y ellos dos pugnan en los campeonatos de Serbia de "Conocimientos Deportivos". Yo me limito a sonreir mirando a uno y a otro como si se tratase de un partido de tenis. Asiento de vez en cuando y bebo a sorbitos.

- Ya...- digo mientras levanto la rebanada de pan para que el queso se deje ver. En este momento sólo puedo pensar en que un trocito de ese rocoso derivado lácteo pueda introducirse en el pequeño y oscuro orificio cavernoso de mi primer molar inferior. En eso y en lo que diría Sjoban, compañero de oficina y ultra-fundamentalista serbio, ante un comentario como aquel que acaba de soltar la muchacha...refrente a La Gran Madre y los culos.

"¿En qué parte del discurso de Gazimestan se menciona eso?". Primos se lo habría marcado tal cual, mirándola con gravedad a los ojos y esperando una respuesta. Al mínimo índice de chulería/reafirmación por parte de la chica -o de ese par de alcoholicos ludópatas-, los habría empapelado sin piedad...y le hubiese importado un pepino jugar como local o visitante.

Yo, sin embargo, encuentro la sentencia de la camarera tan certera como inofensiva...y una hedionda fuerza interior me empuja por enésima vez a parecer simpático.

- Cinco días no son muchos. Es más o menos lo que tenía pensado quedarme.- mentira.- Además, lo poco que he visto de Dacijaj me resulta...,¿cómo lo diría?..., muy...bonito. Para un hombre de ciudad, los pequeños pueblos resultan reconfortantes.- mentira y mentira.- Aunque, ya sabe,...entiendo que el paso de los años en un ambiente tan rural pueda llegar a...a desgastar, ¿no?.- cagada.

Trago saliva y busco un agujero donde meterme. Le pego un tiento al bocadillo - con mucha cautela, no sea que se me abran las puertas del infierno- para desviar atenciones, y valorando con el rabillo del ojo la reacción de la chica. Hablo poco, pero cuando lo hago...siempre resulta excesivo.

- ¿Sabía que Bodiroga y Drazen Petrovic eran primos de segundo grado?.- digo sin haber terminado de tragar, y un pedacito de pan ensalivado acaba sobre la mesa.

Lo peor de ser un gilipollas es cuando eres consciente de serlo.

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12/07/2010, 23:37
Director

Dacijaj. Jueves 25 - Abril - 1996, 18:08. Bar.

La camarera no tuvo tiempo de contestar a Aleksandar, por lo menos no antes de que la puerta del bar volviera a abrirse con un chirrido impaciente, mezclado con el sonido que producían las tiras de colores al rebotar entre sí, y un hombre entrara de manera apresurada en el local, todo lo apresurado que parecían poder moverse la gente del pueblo.

Rostro enrojecido por el frío y el esfuerzo, dientes superiores ligeramente fuera de su sitio, amarillentos incluso desde la relativa lejanía del inspector, viejo, como casi todos por allí, bigote cano, pelo del mismo color, calvicie delantera,  y ojos hundidos con una expresión muy parecida a los de los jugadores de cartas.

Vestía con una amplia cazadora de pana marrón, pantalones del mismo material, de un tono más oscuro que la prenda que le cubría el cuerpo, pesadas botas cubiertas en su totalidad, salvo la suela, por un cubre zapato de gruesa lana gris.

No se internó demasiado en el lugar, sino que recorrió con la mirada a los presentes.

 

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12/07/2010, 23:38
Gabor Fanaciej

Sólo faltaba esto, que uno de los chicos se le hubiera ido la cabeza, no es que le extrañara, con este tiempo de mil demonios, en mitad de ningún lugar, y sin más perspectivas que levantarse cada mañana para correr detrás de las cabras, jugarte las manos en el aserradero o largarte con las chalados del ejercito de pacotilla que se cree que puede cambiar las cosas.

Hubo un tiempo en que esas cosas le importaban, pero ahora, con que le dejarán un pequeño lugar para rezar y no le molestarán mientras estaba en la montaña, se daba por satisfecho.

Valeria, ¿Has visto al doctor? Preguntó a la chica, que negó con la cabeza como respuesta, luego dirigió su mirada hacia los otros dos hombres, de los que obtuvo la misma respuesta ¿y a Jerbko? Esta vez el orden de la mirada fue inverso, pero la respuesta la misma. Asintió con la cabeza, y se permitió detenerse unos momentos en el desconocido que degustaba su bocadillo.

Han disparado a alguien en el hotel, si los veis, decidle que vayan para allá lo más rápido posible

La muerte de Misimovic y los extranjeros iban a traer problemas, y han tardado menos de lo que él se esperaba en manifestarse. Se dio media vuelta para marcharse y continuar con su misión de búsqueda, pero dudó unos instantes, por las palabras de aquel tipo parece que el herido no tenía mucho tiempo.

Valeria, ayúdame a buscarlos, ve a mirar si están en la casa común

Dijo antes de perderse de nuevo en un colorido revoloteo de plásticos.

 

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15/07/2010, 16:36
Aleksandar Tasic

Juro por Dios que por un momento valoré quedarme ahí, bien quietecito, con la mirada perdida en la foto de Bodiroga.
Tenía cobijo (un muro y lo menos veinte grados me separaban del temporal) y alimento (el bocadillo, secote, pide lubricante y un esfuerzo extra a mis glándulas salivares), con lo que disfruto de cuanto puede necesitar todo buen cavernícola: faltaría el entertainment en forma de materiales para la pintura rupestre,...pero aquí quedaba sustituido por una tele con su palo largo haciendo las veces de mando a distancia, una timba en la que el forastero sale - sí o sí - desplumado, y la maquinita tragaperras emitiendo cantos de sirena con un espectáculo audiovisual que me tiene al borde de la epilepsia. ¿Qué más podía pedir, dadas las circunstancias?. Incluso ese conjunto ponzoñoso de olores ( sudor, vino de garrafa, serrín y tabaco se combinan sabiamente en este local sin ventilaciones) empezaba a resultar hasta agradable.

Al otro lado de la balanza, en la esquina azul y con un peso de cargos de conciencia escasos, se encontraba el "Terror de Dacijaj", púgil serio y rocoso que te colocaba una derecha al mentón nada más salir por la puerta en forma de ventolera bajo cero. Y eso no era lo peor. Un cuervo se me posó en el hombro tal como aparecieron esas extrañas formaciones negras en la bolsa estomacal de Misimovic,...y los presagios aciagos que venían del hotel confirmaban la sospecha: esto no iba a ser un entrar y salir. Aquí - maldita sea mi suerte - hay tajo.

- Espere. ¿Qué le debo?.- digo como puedo, con un pastiche de queso y pan todavía en la boca. Me apremio masticando por el lado bueno y me agacho para extraer la cartera del bolsillo accesorio de la mochila.

"¿Pero qué haces, idiota?."- dice Dejan Bodiroga desde su marco.- Se van a enterar de que eres médico. ¿Un tío agonizando y tú comiéndote un bocadillo?. Qué quieres que te diga..., a lo mejor tienes suerte y sólo se trata de un capullo pegando tiros al aire. Pero..., y sólo digo PERO,...si dejas que palme un tipo mientras te tocas las pelotas..., vas a saber cómo se sentía el monstruo de Frankenstein cuando le perseguían los aldeanos. Tú veras.

Cuando Bodiroga regresa a su foto, yo vuelvo a la realidad y me encuentro dejando la botellita de Coca-Cola sin terminar sobre la mesa. Me he levantado, he cogido el maletín y me he echado la mochila al hombro. Sigo con la cartera en la mano.

- Soy médico. Usted primero.

Esta vez la sonrisa estúpida me dura un segundo. No estoy de humor. Miro a la chica y con la palma de la mano hacia arriba, señalo la puerta. Mierda de pueblo, mierda de caso, mierda de tormenta y...¡mierda!...la rubia autoestopista, el hotel, disparos...

Ni siquiera el fiambre de un coleccionista con los órganos desparramados ha conseguido que se me vaya de la cabeza.

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20/07/2010, 10:46
Valeria

La camarera hizo un gesto con la mano indicando que pagara luego, parece que la urgencia del hombre que acababa de salir se había contagiado a la mujer, que miró a Tasic cuando este la dejó pasar.

El hotel está nada más cruzar la carretera, supongo que lo habrá visto al entrar al pueblo, vaya usted allí y yo iré a donde me ha dicho Gabor.

Antes de salir, recogió un grueso anorak de color rojo de detrás del mostrador, más valía perder unos instantes a helarse por completo, y tras colocárselo más mal que bien, salió al exterior seguida por Aleksandar, ni siquiera se molestó en prestar atención a los dos parroquianos, cuya única reacción había sido levantar la cabeza, arquear las cejas, y tras echar un último vistazo a las cartas, prepararse con calma para afrontar el frío exterior, pero al ritmo que iban, para cuando salieran, Valeria y Aleksandar podrían haber tenido varios hijos.

La tormenta había aumentado ligeramente de intensidad, los copos de nieve eran pequeños, pero el viento hacia que se estrellaran continuamente contra los cuerpos y rostros de los que osaban a adentrarse en ella, estallando en pequeñas gotas de agua helada. En circunstancias normales el hotel se vería desde su posición actual, pero ahora quedaba oculto.

¡Es allí! Le gritó Valeria para hacerse oír mientras señalaba con el dedo ¡yo bajaré por la otra calle! Esperó la confirmación del médico y se apresuró a seguir por la calle de la izquierda, más estrecha, lo que ayudaba a combatir las inclemencias meteorológicas.

Así que el inspector se quedó solo con la nada agradable perspectiva de tener que cruzar la desguarnecida calle principal si quería llegar al hotel, justo el sitio donde había dejado por la mañana a Ywen.