Partida Rol por web

Disparas un proyectil de honda hacia el primero de los escualidos aldeanos.

La piedra impacta en su pecho y este se derrumba en el suelo gimiendo de dolor. Los demás lo miran y aunque parecen estar pensandoselo, siguen cargando hacia ti.

El segundo aldeano te alcanza y te propina un golpe en el estomago, pero el hombre es tan endeble que no te da con mucha fuerza.

Los otros dos que faltan están a punto de llegar mientras que al que le propinaste el golpe con a honda sigue en el suelo.

Al verme rodeado comienzo a ejecutar una serie de movimientos con las manos mientras recito un cantico impío: "Ippu.. Soleno... ¡SAMATSKA!"

Empiezas a hacer el hechizo, pero el aldeano que tienes al lado te golpea. Al pronunciar esas palabras, el aldeano tiembla de miedo y solo te roza, moviendote ligeramente. Aun así no rompe tu concentración.

El muro de llamas te envuelve y el hombre a tu lado es expulsado mientras arde. Un segundo enemigo que estaba apunto de propiciarte un golpe corre el mismo destino.

Mientras te resguardas en el muro de fuego, Horxus aparece atravesándolo.

"Ya está, ha sido un buen aperitivo, acabemos con esto."

Haces desvanecer el muro de fuego y ves como 2 atacantes estan en el suelo, vivos pero con quemaduras, el primero al que atacaste ya recomponiéndose a duras penas y el que falta lo ves huyendo de ti hacia las casas.

Observas al anciano, le ves mucho mejor aspecto y parece que ha rejuvenecido un poco. Sigue algo mareado pero dando tumbos se acerca a ti.

"¡Me has salvado!" - el anciano se arrodilla ante ti.

Sus ojos llorosos expresan la felicidad que siente ahora mismo.

"He estado años prisionero de ese sucio demonio, sufriendo mil penurias, no se como compensarte que me hayas librado de este tormento..."

Los aldeanos salen de sus casas, curiosos.

Pero la voz de Horxus en tu mente vuelve a aparecer.

"Patético anciano, deshazte él y de todos los insectos del poblado, tenemos prisa."

"Levántate, anciano. Llama a tu gente y que atiendan a estos pobres diablos. Me alegra ver que siguen con vida, aunque lamento los daños" digo agachandome para incorporar al anciano. 

Horxus entra en cólera.

"¿QUÉ HACES? NO NOS ENSUCIES CON SU MUGRE. CÓRTALE EL CUELLO."

"¡SILENCIO DEMONIO! Soy yo y no tu el propietario de este cuerpo y no correré la suerte de este anciano." Espeto mentalmente a Horxus

Levantas al anciano. Este te guia por el poblado y te lo enseña. Ves a las personas que pueblan la aldeucha.

Todos son escualidos, tanto niños como adultos, vestidos con harapos, temblorosos y con un signo característico en la frente, que habias ignorado hasta ahora.

Te quedas absorto mirando el símbolo de un niño, gracias a tus conocimientos mágicos deduces que es una marca de maldición. Les hace mas débiles frente a los poderes mágicos y les drena parcialmente la vida.

Una vez llegas a la casa del anciano, te sientas en una silla y empezais a hablar.

"Por tu aspecto veo que no sufres la maldición. ¿Eres un enviado de Valion para salvarnos a todos?" - Denotas en la cara del anciano un atisbo de esperanza.

"Que así sea, suerte encontrando una forma de volver a tu sucio mundo lleno de seres despreciables."

"Me temo, anciano, que mi presencia aquí es mera coincidencia. Pero me alegra haber servido de ayuda. ¿Podríais hablarme algo más de esa maldición? Supongo que esta relacionada con el glifo" Digo señalandome la frente.. "Como se puede observar soy extranjero y carezco de conocimientos. ¿Qué lugar es este, por cierto?" 

"Desconocemos el por qué de esta señal, todos hemos nacido así."

El anciano se echa hacia atras y se pone cómodo.

"El bosque que has atravesado se llama Arboleda del lobo."

"Este pequeño poblado es llamado Krelo. Somos los únicos que quedamos aquí, hay otras ciudades más grandes al oeste, pero desconozco su estado."

"Mencionasteis si yo era enviado de Valion... ¿Hay alguna manera en la que yo pueda ayudaros? Me serían muy utiles vuestros conocimientos."

Sentado a su lado, me acerco un poco al anciano y bajo el tono. "También quisiera conocer lo posible en cuanto a vos... y a vuestra posesión... si no es impertinencia. Todo lo que me podáis contar quizás pueda usarlo para ayudar a alguien en vuestra misma situación"

"No hay nada en que nos puedas ayudar, ya has hecho demasiado por mi. Llevamos viviendo en estas condiciones tan pésimas durante al menos doscientos años o más. Es nuestra forma de vida."

Al preguntarle sobre la posesión el anciano empieza a temblar, se acaricia la barba y te responde.

"La posesión... no recuerdo nada."

"Si no es mucha curiosidad... no eres un enviado de Valion y desconoces en que se ha convertido este mundo... ¿Qué haces en esta tierra maldita? ¿Vienes de otros lugares donde no existe la maldición?"

"Así es buen hombre. Llegue aquí por error y buscaba una forma de volver a mi tierra cuando encontré vuestro poblado. Me temo que fue una casualidad, afortunada, pero casualidad al fin y al cabo." Durante un pequeño instante frunzo el ceño, como meditando mis próximas palabras. " Mucho me temo que lo que ha pasado aquí, pueda pasar, o este pasando, en mi propia tierra".

"Pero no os rindáis anciano, conservais la vida y con vida hay esperanza. Al igual que vino la ruina puede ahora llegar el orden, quizas no hoy ni mañana, pero con el tiempo es posible. Y si fuera posible quisiera acelerar esos acontecimientos. ¿Sabéis de alguien que pudiera ayudarme? “

"No hay esperanza para este mundo, ya está destruido completamente... pero tu aún te puedes salvar. Te comenté algo acerca de las ciudades al oeste, estas sobreviven usando una poderosa magia para paliar la mayoría de los efectos de la maldición... a lo mejor allí alguien puede ayudarte, aunque son muy reservados."

Visiblemente afligido por las palabras del anciano dejo escapar una honda expiración "Lamento escuchar vuestras palabras" Digo mirando a ninguna parte "quizás deba haceros caso y partir hacia el oeste, algo me dice que el tiempo apremia"

"¿Qué podéis indicarme del camino? ¿Cómo encontraré esas ciudades? ¿Son también subterráneas? ¿Podríais dibujarme algún tipo de mapa?" 

"No sientas pena por mi. Las ciudades no son subterráneas, una gran cupula mágica las cubre, se ven nada mas salir de la arboleda del lobo. Uno de los hombres de aquí puede guiarte al linde del bosque."

"¿Un mapa? No... me temo que no."

"Supongo que lo mejor será partir entonces. Os deseo lo mejor anciano y que el futuro de vuestro pueblo sea más brillante." Le extiendo la mano para estrecharsela "Gracias por la hospitalidad. Llamad a uno de vuestros hombres si sois tan amable y me marcharé".

Os estrechais la mano y descansas antes de irte, estabas bastante cansado.

Al día siguiente un hombre ectomorfo te acompaña hasta el final del bosque. Llegáis en 5 minutos, no estabas tan lejos de la salida.

Mientras echas un vistazo al horizonte, el hombre se marcha mientras dice:

"Cuidado con los moradores de la niebla, son peligrosos."

Al fondo ves unos edificios, pero la niebla no ayuda a verlo con claridad.