El comportamiento del los dracónidos ha cambiado, pienso con dificultad entre agobio y sudor, ¿por qué me devuelven las armas?
De forma casi inaudible por mis lábios resecos expreso un último deseo en mi lengua materna: - "odnum le regetorp ed otisóporp le agisnoc rizlem euq orepse ,noilav arap odis ah adiv im adot"
Pero esa figura. ¿Quién es es, o qué es? pienso al ver. Entregan la cadena, ¿me están intercambiando? ¿me están vendiendo? ¿Es mi verdugo? Voy a preguntar pero de mi boca ya solo sale la única palabra que me une en este momento a la vida: - "Agua" digo en un intento por enfocar la vista en el ondulante y caluroso aire.
Si esto no es todavía el deus ex machina gasto mi suerte!
Te desmayas. Todo se vuelve negro.
Que deus ex machina ni que niño muerto, has tenido una potra del copon, en principio esto tenia que ser narrativo, es decir muerte y nuevo pj. Y ya he dicho mucho.
Nada.
Motivo: Astucia
Tirada: 3d6
Resultado: 3, 3, 5 (Suma: 11)
Le vas dando agua progresivamente a Merebor, lo suficiente para revertir la deshidratación.
Le quitas las cadenas.
Me llevo las cadenas a mi cuarto y las meto con mis demás tesoros.
Seguidamente cojo la piedra mágica y voy a ver a Melzir.
Con Merebor y con tantos objetos por mover, no echaste cuenta a tus alrededores. Una vez terminas y te diriges a visitar a Melzir, te das cuenta de que hay una barra de tiza mágica ligeramente más grande.
La guardas en tu atuenda mientras piensas lo previsor que es Melzir, no se le escapa nada.
Motivo: Descubrir
Tirada: 3d6
Resultado: 5, 5, 2 (Suma: 12)
Asiento ante la picardía/intuición de Melzir, complacido. Me dirijo a mi habitación, meto la piedra en un saquito de mi cinturón, donde no se vea.
Cojo el antiguo cuchillo de Merebor, la lanza ligera, el cuenco de arcilla, las cadenas con grilletes y por supuesto la mochila de minerales.
Intento guardar todo si se puede dentro de dicha mochila (dudo que pueda meter bien la lanza, asi que la llevaré en la otra mano) y me dirijo a ver a Okri.
No llevo escudo en este momento, evidentemente.
Antes de irte, echas un vistazo para ver si Merebor va bien, además, todo esto te ha dado hambre, así que coges unos bocaditos y los vas comiendo mientras vas a donde Okri. Una vez subes las escaleras, avanzas y te montas en el elevador correcto y llegas a la forja.
Te presentas ante Okri.
Todo ok con Merebor.
"He vuelto, Okri...espero que todo te vaya bien por aquí..." - empiezo a dejar cosas en algún sitio donde pueda ver lo que traigo pero no moleste y, por último, dejo a su vista los minerales, especialmente los que buscaba - "lamento decir que a mi no me ha ido tan bien como esperaba...".
Me siento con bastante remordimiento ante el poco material que le he traído.
Merebor, a las 11:30 por ahi te actualizare y despertarás, disculpa la tardanza.
Okri para de trabajar y se seca el sudor de su frente.
"No te preocupes por los materiales, haremos cosas pequeñas, como colgantes o brazaletes."
"Con el hierro te enseñaré a hacer un arma, ya que no tenemos tanto tiempo como para enseñarte a hacer de todo."
Di que arma quieres aprender a hacer. (De hierro)
Que tipo de ornamento pequeño quieres hacer con el platino/rodio.
Una vez termines, aprenderás a trabajar y manejar el platino, hierro y rodio y a hacer el arma que elijas.
Mientras te pones a trabajar, observas tres muebles con forma humanoide de distintas dimensiones que portan armaduras en la zona de Okri. Solo tienen protección en los brazos y de cintura para abajo.
Se lo agradezco y elijo la espada larga como arma a crear.
Como ornamento, elijo un colgante para colgarme al cuello, con el símbolo del fuego como el de mi escudo.
Os poneis manos a la obra y Okri te empieza a enseñar las herramientas, como moldear los materiales que habeis trabajado y las tecnicas de trabajo de un herrero.
Es un aprendizaje arduo y dura muchas horas, pero consigues crear el colgante a tu gusto (con un poco de la ayuda de Okri, todo hay que decirlo.)
Una vez terminado, os enfrascáis en la creación de una espada larga. Ambos cogéis un bloque alargado de hierro y empezáis a fundirlo y martillearlo para dar forma.
Una vez alcanzado el contorno y punta de la espada larga, empezais a pulirla con una roca rasposa, hasta quedar brillante.
La creación del mango te resulta fácil, solo tenias que tener en cuenta la anchura de un extremo de la espada.
Juntas el mango a la espada con el método más tradicional, vas envolviendo y juntando con una larga tira de cuero todo el mango y el extremo de la espada hasta que está firmemente anclado a la espada y el agarre es cómodo.
Una vez lo terminas, ahora tienes que hacer el mango con la espada de Okri con madera, por lo que empieza a enseñarte a tallar pequeños trozos de madera para hacer el mango y darles una forma que sea agradable al agarre.
Una vez pegada la madera a la espada, ambos tipos de mango están hechos.
La parte más importante, el afilado, está por venir.
Okri saca diferentes rocas y te explica como afilar el arma con diversos tipos, que tener en cuenta, afilar armas melladas...
Has terminado la espada, solo hay que probarla.
Okri saca un muñeco de prueba y como no sabes usar una espada larga el probará tu arma.
Empieza a dar estocadas y espadazos, una vez termina, comprueba como se encuentra la espada.
Sonriente, te mira.
"Es una buena pieza. Enhorabuena."
Tirada oculta
Motivo: G
Tirada: 4d6
Resultado: 14 [3, 3, 6, 2]
Agradezco mucho a Okri por el trabajo. Si no tiene más trabajo para mí por lo que sea le digo:
"He traído estas cosas también..." - enseño el cuchillo y la lanza - "Vendrían bien mejorarlas en cuanto se pueda...y he también está esto" - acerco el cuenco de arcilla - "...al parecer resiste hasta la lava...por que unos kobolds lo usaron para crear una trampa...y esto" - muestro los grilletes y la cadena - "no sé si se pueden usar de alguna forma...si no sirven me los llevo...tengo cosas que hablar con Melzir"
En caso de que pueda seguir ayudándole, continuaré ahí.
"Tengo que seguir con las armaduras Magni, pero no creo realmente que necesitemos tantas cosas, ninguno de vosotros sabe usar una lanza, que yo sepa, ya le encontraras uso a las demás cosas."
"Sobre Melzir... Va a estar bastantes días fuera. Está reunido con muchos magos y sabios. Ha dejado a uno de sus aprendices a cargo de la taberna, según me contó, os dirigís hacia un ser que pueda usar la piedra que encontrásteis, como no podia organizarlo en persona, su estudiante más prometedor coordinaría todo."
Estas muy cansado, has estado muchas horas aprendiendo el oficio de herrería.
Despiertas. Abres los ojos y te encuentras en un banco de la taberna. Han arreglado un poco el cabestrante y te han ido dando agua poco a poco. La mano y la muñca derecha te duelen a horrores, pero ya no sientes molestias por la quemadura en la mano izquierda.
No ves a nadie.
"La lanza no es para mí, sin embargo he encontrado aliados que quizás la vayan a poder usar...y lo mismo va por el cuchillo, estoy haciéndolo por la causa; incluso aprender a crear espadas...ya que no sé usar más que mi cuerpo y mi escudo...pero si estás muy ocupado, no te molestaré más con ello."
"En cuanto al ayudante de Melzir...¿podré encontrarle en el laboratorio de Melzir...?" - pregunto, algo preocupado de saber que Melzir no estará presente - "...¿y ese ayudante sabe de mi... condición...?" - digo en voz baja mirando alrededor.
- "Uf,... estoy vivo... ¿Hola?" siento todavía algo de dolor en el brazo y también me duele la cabeza, estoy algo desorientado ¿Qué pasó en la cueva con los dracos?. "¡La misión!" rebusco la piedra en mi ropa, mis cosas... "¡Babroth, Egelvild, Melzir!"
Miras tu bolsa, han desaparecido muchas cosas, entre otras, la piedra que buscabais. Nadie parece contestar.