Partida Rol por web

Puerto Libre - La guerra en las sombras

CINEMÁTICAS o LO QUE LOS JUGADORES SABEN Y LOS PNJs NO...

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04/08/2020, 00:22
DM Bunny

La estancia quedó en silencio cuando el grupo salió acompañado por el chambelain.

El Inquisidor volvió a su escritorio mostrando poco interés por los manuscritos que antes estaba ojeando.
Una leve corriente de aire hizo titilar la llama de las velas que sostenían los candelabros. Sin girar la cabeza habló con el nuevo invitado.

"-¿Crees que harán el trabajo y que acabaran con el problema?".

La figura que todavía se mantenía oculta se materializó tras la estantería que se encontraba ligeramente separada de la pared dejando entrever un pequeño corredor oculto.

"-No tienen experiencia, pero la necesidad aprieta a los huérfanos de la plaga. He visto a llorones arrancar un par de dedos de un bocado a un tendero que intentó evitar que le robaran. Si saben lo que les conviene no fallaran".

El asesino desenfundó una daga de la que emanaba un hedor nauseabundo y comenzó a juguetear con ella.

"-Lo que no entiendo es si es tan importante por qué no nos has encomendado este asunto a nosotros".

"-Ya te lo he dicho mentecato, no puedo arriesgarme a que os puedan relacionar con su muerte. Estamos haciendo un gran esfuerzo pero todavía hay muchos ojos y oídos que los ayudan. Si saben que estamos cerca volverán a desaparecer para encontrar un mejor momento".

El Inquisidor comenzó a recoger los pergaminos y documentos que poblaban el escritorio.

"-¿Entonces seguimos con el plan y los llorones son...?"

"-Prescindibles, lo consigan o no ya saben demasiado. Que sus entrañas alimenten a los moradores del foso".

Un leve gesto del asesino bastó para asentir a las ordenes de su señor. Se giró y su capa lo oculto lo justo para desaparecer de la vista. Instantes después no quedaba rastro de su presencia en aquella sala.

El inquisidor acabó de tomar sus pertenencias del escritorio y con taimada tranquilidad apagó las seis velas que se resistieron sin éxito a ser desvanecidas y esperó a que el chambelain volviera...

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04/08/2020, 00:22
DM Bunny

En el burdel "La Concha Marina" se encontraba Lady Sweet atendiendo a una chica nueva, la pobre muchacha apenas contaba con catorce años, pero Bosco le ordenó que le encontrara un hueco y una ocupación para pagar su manutención. Nada de favores íntimos con clientes, de momento limpieza de habitaciones, reparto de ropa de cama y un puesto en la cocina. Si cuando fuera mayor demostraba aptitudes pasaría a tenerla en nómina.

De repente uno de los guardas del sótano se presentó frente a ella, era un tipo rudo y con una cicatriz en la mejilla que discurría desde el lóbulo de la oreja hasta una pulgada por debajo del parpado inferior de su ojo izquierdo. Podría pasar por un tipo muy duro si Lady Sweet no supiera que lloró como una niña cuando le hizo aquella cicatriz, poco antes de que comenzara a trabajar para Bosco. No movió ni un músculo hasta que no acabó de explicar sus obligaciones a la joven, momento en que requirió su atención.

"-Pe... perdone Lady Sweet, Bosco la espera abajo", se apartó  como empujado por un resorte y dejó el camino libre para que pasara.

Lady Sweet se dirigió hacia la despensa cuando el guardia de Bosco se echó a un lado, y tras ella este le siguió a una distancia prudente, que para los que la conocían solía ser mas de 15 pies.
A la despensa se accedía por un pasillo que hay tras la barra del local y que también daba acceso a la cocina y a las habitaciones.
En la despensa varias hileras de estanterías contenían todo lo necesario para preparar algunos guisos típicos, cajas repletas de verdura fresca, varios tipos de quesos, sacas repletas de pan del día, barriles con agua fresca y limpia. No desmerecía a cualquier despensa que se pudiera encontrar más allá de los muros interiores, aunque no era difícil cuando la saca de monedas estaba bien repleta, y es que a Bosco no le gustaba escatimar.

En la despensa una trampilla daba acceso a la bodega, que siempre estaba abierta salvo cuando había que acceder al cubículo de Bosco. Bajó por las escaleras hasta un pasillo bien iluminado, el guardia cerró la trampilla y se quedó haciendo guardia desde el otro lado. Lady Sweet caminó por el pasillo, flanqueada por hileras de botellas colocadas en pequeños nichos en la pared de ladrillos de piedra, al final vislumbró a otros dos guardias que preavisados por el cierre de la trampilla esperaban su llegada.

Manipulando uno de los enormes barriles este se abrió, dando acceso a otro largo pasillo. A ambos lados había cuatro puertas que daban acceso a los almacenes personales de Bosco, abundantes riquezas, equipamiento refinado y documentos comprometedores que podrían desequilibrar la balanza de poder en caso de ser necesario.
Al fondo del pasillo una puerta entreabierta daba acceso al salón de reuniones de Bosco, donde este espera sentado en su trono a modo de gobernante de las sombras.

"-Querida, por favor, acercarte. Tenemos que tratar un tema delicado..."

Lady Sweet se acercó y se puso cómoda y uno de los taburetes de la sala.

"Adelante, te escucho".

"-Siempre me ha gustado que no te andes por las ramas. Pues verás, esta noche llegan dos importantes caballeros a Puerto Libre y me gustaría que tu amiga de hábitos nocturnos les vigile para evitar que sufran algún accidente".

No era común que Bosco pidiera favores a La Enmascarada Nocturna, y teniendo en cuenta que podía mandar a sus propios hombres para protegerlos, se notaba que por ninguna razón quería que lo relacionaran con los dos visitantes.

"-A medianoche deberían de salir de la Posada «El Bergantín» en el Barrio del Puerto y se dirigirán aquí para reunirse conmigo. Nadie debería saber que están aquí pero no voy a correr el riesgo de que les pueda pasar algo".

Lasy Sweet se queda valorando la petición durante unos instantes.

"-¿Esta noche? Hum... Tenía planeados un par de asuntos, pero se los puedo encargar a Marja. Hablaré con mi amiga. ¿Qué pintas tienen esos señores?"

"-Dispongo de pocos detalles sobre ellos, aparte de los que te he contado sé que uno lleva una paloma en forma de broche."

Se quedó unos instantes pensativo como si intentara recordar algo.

"-¿Hoy es el Dia de Tyr?... mmm, creo que El Bergantín tiene un nuevo espectáculo de bailarinas esta noche, así que dudo que muchos salgan a medianoche del local. Eso debería facilitar reconocerles".

"-Hum... No es mucho. Espero que mi amiga no se equivoque. Por cierto, ¿le digo que se presente a estos caballeros o que guarde las distancias?"

"-Mejor mantener las distancias, desde un punto elevado se tiene una mejor perspectiva de todo lo que ocurre alrededor. Si no tiene que intervenir, mejor que mejor."

Echó un vistazo a unos pergaminos que tenía sobre la mesa, seguramente la contabilidad de la semana pasada. Y sin levantar la cabeza habló, como dando por concluida la conversación anterior

"-¿Que tal te parece la nueva chica, crees que encajará?"

"¿Leronna? No sabría decirte. Sigue pareciendo un ratón asustado. Tiene voluntad de trabajar, pero aún tardará un tiempo en abrirse. Le voy a dar un par de días para que coja confianza antes de hablar otra vez con ella. ¿Necesitas algo más?"

"-Si eso Leronna, con tantas cosas que tengo en la cabeza ya ni me acordaba. Aunque poco importa, en las próximas semanas le buscaremos un seudónimo más adecuado. Ya sabes, para protegerla de su pasado, como al resto de las chicas".

Abrió un cajón de su escritorio y sacó un par de viales curativos, los que guardaba para emergencias.

"-Tómate la tarde libre y llévate esto, para cualquier contingencia que pueda ocurrir... luego."

Bosco se rascó la barbilla con insistencia y volvió a enfrascarse en sus anotaciones.

"Muy bien. Me vuelvo arriba"

Lady Sweet tomó los viales y los guardó en uno de sus bolsillos. Salió de la estancia y deshizo el camino recorrido con la intención de encontrarse con Risalia. El trayecto se hizo corto, casi monótono. Los golpes al falso fondo del barril para que los guardias abrieran la entrada secreta, las sombras de la bodega que tantas veces había escudriñado, el puñado de escalones que salvaban la trampilla de la despensa.
Al final subió por la trampilla hasta la despensa y vió a Leronna arrastrando un pesado saco de patatas en dirección a la cocina.

"Espera".

Lady Sweet le ayudó a cargar el saco hasta la cocina. Y una vez allí se dirigió ha la cocinera.

"-La próxima vez usa una carretilla, ¿entendido? Ahora vete a limpiar la zona de la barra. Risalia, ¿tienes un momento?"

Leronna La mira con gesto confuso y seguidamente mira a Risalia como intentando decidir que ordenes seguir primero.

Risalia se adelantó antes de generar de generar un conflicto mayor en la joven.

"-Ve!, pero no tardes mucho, necesito esas patatas peladas para el asado de este mediodía".

La cocinera agarra por el brazo a Lady Sweet y le pidió veladamente que la acompañara a la despensa mientras su otra ayudante en la cocina se hacía cargo de las tareas de preparación.

"-Dime Sweet, ¿que necesitas de mi?, no queda mucho para que lleguen los primeros clientes y aun quedan algunas cosas por hacer".

Mientras esperó su petición rebuscó entre la bandeja de las especias.

"-Necesito una dosis para esta noche. ¿Te queda alguna?"

Risalia echó una ojeada alrededor y se sacó un pequeño frasco del dobladillo de su falda.

"-Ya sabes, su efecto durará unas siete horas. Procura no trasnochar demasiado y evita las patrullas"

Su mano se posó en su mejilla de forma cómplice, casi maternalista.

"-Vaya, mira que se está haciendo tarde, si no me pongo con la comida vamos a perder clientela".

Risalia desapareció en dirección a la cocina dejandola sola con sus pensamientos. Quizás aquella noche no ocurriera nada especial, pero bien valía la pena estar preparada. Se dirigió hacia su habitación, situada en la buhardilla del burdel. Allí, descansó tumbada en su camastro mientras mentalmente se preparaba para lo que podía deparar la noche.

Al igual que un babuino podría cruzar el reino de arbol en arbol sin necesidad de tocar el suelo, cualquiera con un poco de experiencia y preparación podía hacer lo propio en Puerto Libre, saltando de tejado en tejado.

El astro rey llevaba desaparecido un par de horas cuando salió por una pequeña trampilla del tejado. Las débiles luces de los faroles de la calle no permitían verla desde la altura en la que se encontraba, aún así oteaba las cercanías en busca de algún extraño fisgón.

Se desplaza por los tejados dejando atrás la seguridad del Burdel y llegó hasta la posada un rato antes de la medianoche...