Partida Rol por web

Al levantar Galael los brazos, Daniel, que estaba esperando alguna oportunidad de actuar, embiste, o al menos lo intenta, como cuando jugaba al Rugby en sus tiernos años de mozo.
-¡Ahggrrrrr!

Daniel y lo que queda de Galael son proyectados por el primero hacia atrás, acabando contra la pared. A pesar de su estado, Daniel es sorprendido por la fuerza del cuerpo quemado, quien le aparta a un lado de un golpe e intenta levantarse. Parece que quisiera decir algo, pero su lengua está quemada.

Este lapso es todo lo que Diana necesitaba. Sin saber como, descubre que su mano derecha está encañonando al repugnante monstruo con la pistola del guardia civil. Con sumo cuidado, muy lentamente se va colocando hasta quedar a un lado y acerca la punta de la pistola a la cabeza del ser. Entonces dispara y dispara mientras grita.
¡¡¡...MUEREEEE HIJO DE PUTAAAAAA...!!!

Las balas destrozan la mandíbula, agujeréan la sien y atraviesan el cuello. Al terminar los relámpagos de los fogonazos, Galael está en el suelo, inerte.

De repente, un gato sale de las sombras. No os habíais fijado bien en su presencia, quizá habíais visto algo moverse por el rabillo del ojo, pero no le prestásteis atención. Ahora el animal se acerca al hombre quemado y lo huele. Gira su cabeza hasta enfrentar vuestros ojos y entonces escucháis una voz. No la escucháis de verdad, en vuestros oídos, sino en vuestra cabeza. Incluso tú la escuchas.

-Se ha ido.- dice la reconocible voz de Blanca.

Me acerco a Blanca (el gato) como si fuera a asustarse si me aproximara muy deprisa. Lentamente me agacho y me hundo en sus felinos ojos.- ¿Eres tú, Blanca? ¿Hemos terminado con él? ¿Dónde debo buscar al hijo de Akium?-

- No debes sentirlo. Quizás así pueda estar cerca de tí.-
De repente recuerdo que YO estoy en esta sala...Se me ha ocurrido una forma de comunicarme con todos a la vez. Cierto que puede que agote mis reservas en el intento, o puede que no... Al menos lo intentaré. Abriendo mi mochila saco lápices y cuaderno de la misma. No sé si seré capaz de realizar movimientos finos con mi etérea condición pero intento mover uno de mis lápices sobre el cuaderno abierto y escribo: Soy José. Traed a Neves a medianoche.

Diana se vuelve hacia Miguel e intenta dibujar algo parecido a una sonrisa en su crispado rostro. De pronto, se tambalea y tiene que hacer un enorme esfuerzo para no caer. Siente un enorme cansancio y sus brazos y piernas parecen de gelatina. Se sienta en el suelo, tira la pistola a un lado y se encoge, abrazando las piernas con los brazos, con la mirada clavada en el cadáver quemado.
Un tenue gemido escapa de su garganta.
Se siente exhausta y vacía.

El gato cambia la dirección de su mirada,. La va volviendo lentamente hacia... hacia el cuerpo muerto de José. Observas con tristeza aquel guiñapo que eras antes y te acercas a él. Lo coges por la mano y lo mueves. Primero abres su mochila y coges tu cuaderno. Tus compañeros miran con ojos alucinados cómo el cuaderno abandona sólo la mochila y queda suspendido en el aire. Un lápiz también sale flotando y empieza a escribir en la libreta. Incluso desde aquí, con la sola luz de las linternas, pueden ver claramente lo que escribes:

Soy José. Traed a Neves a medianoche.

El gato mira a tus compañeros, interrogante.

Gracias por ayudarme, José. dice Miguel mirándote directamente a tí. Está claro que puede verte. Se agacha y recoje la pistola que Diana ha dejado en el suelo. ¿Cati, para qué necesita a Neves?

La gata-Blanca se acerca a tu cuerpo, con un paso sereno, como si siguiera los pasos de una marcha fúnebre. Mientras lo hace, asistís todos a un nuevo prodigio. La gata al principio empieza a aumentar de tamaño, convirtiéndose en un animal del tamaño de un perro mediano. Pero luego el torso crece, el pelo se retira, excepto en la cabeza, donde crece. El rostro adopta un tono más claro y humano.

Para cuando el animal llega junto al cuerpo, ya no es tal, sino Blanca. Para vuestro alivio, su ropa ha reaparecido por arte de magia y ahí la tenéis, de rodillas, cogiendo la mano del cadáver.

-Porque harán falta cinco personas con el Don para poder reunir la energía suficiente para destruir al hijo de Akium. La medianoche dará energía extra por si es necesaria.- dice Blanca, respondiendo a la pregunta de Miguel a Cati.

¿Y quienes tienen el Don? dice Miguel sin moverse de su posición.

-Neves, Alba, Cati y yo.- responde Blanca -Faltaría una quinta persona. Neves cree que es uno de vosotros. Yo creo que eres tú, Miguel. El don se manifiesta de formas muy distintas. Puede que te sientas espacialmente en sintonía con la naturaleza. Quizá puedas ver a los muertos. Quizá pasan cosas extrañas a tu alrededor, justo cuando las deseas. Quizá te hayas visto haciendo proezas físicas que creías imposibles. Quizá hayas visto cosas en tus sueños que luego se hayan cumplido. ¿Qué me dices, Miguel? Acabas de agradecerle a José su ayuda. Y aunque no puedo verle, sé que José está aquí con nosotros.-

Pero eso.. dice Miguel mientras contrae el rostro por el miedo que le acomete al sincerarse de esta forma. Sólo me ha ocurrido hoy. se gira y observa largamente a Diana, a Daniel y a la joven Cati. No soy especial. se vuelve hacia Blanca. Y no lo digo por un bajón de autoestima, ni por que me sienta superado por lo que ha ocurrido aquí. No. Lo digo porque sé que lo que haya podido sentir se ha debido a ti, o a Cati, o a este maldito lugar. Pero nada de lo que he hecho esta noche lo había hecho antes. su mirada se clava en los ojos de Blanca.

-Es posible que esta noche sea lo que te haya despertado. Yo no tengo el poder de hacerte ver a José ni lo tiene Cati. Los poderes de un Dotado pueden hacer su aparición en cualquier momento y en cualquier lugar, sobre todo si son necesarios. Y San Andrés es un gran nudo de poder telúrico que podría, digamos, haberte cargado la batería.- Blanca mira a su alrededor -Quizá deberíamos marcharnos. No puedo garantizar que el hijo de Akium no vaya a volver antes de lo previsto.-

Parece que por fin vamos a tener un respiro. Si Blanca se lleva al grupo a buscar a Neves me quedaré solo y aprovecharé para dar un paseo por la casa..o lo que quede de ella. Podré experimentar con alguno de los poderes que el señor Anderson me dijo que adquiriría y, sobre todo, me dará tiempo a recuperarme para la lucha que reiniciaremos con el hijo de Akium.
Seguiré a Blanca hasta la carretera para asegurarme que parten sin problemas y luego pasearé por la finca hasta la casa. A ver qué me encuentro. Al menos podrían llevarse mi cuerpo. Me recuerda que hace escasamente una hora estaba vivo y sintiendo cómo mi corazón se aceleraba cuando tenía a Blanca cerca. Ahora simplemente estoy atrapado en este lugar, compartiéndolo con el hijo de Akium: mi asesino.

¿Vive, todavía? la mirada de Miguel cae al suelo y permanece en esa posición durante un rato. Pero si teneis poderes bacila un momento ..tenemos.. alza la mirada y mira a Blanca ¿Por qué no podemos hacerle frente y derrotarlo?

Diana escucha el dialogo entre sus compañeros; aunque el sonido le parece muy lejano, como si estuviesen hablando al otro extremo de un largo túnel...un túnel hecho de miedo, cansancio y...cosas en las que prefiere no fijarse... Se queda allí, como una autómata que espera la próxima orden; con la mirada vacía. Se niega a pensar. Tiene mucho miedo a pensar, porque sabe que detrás de sus pensamientos se esconde algo...

-José....- Blanca se muerde el labio, intentando dominarse -José ha muerto. Pero la muerte no es el final de todo. Sigue aquí, en espíritu. Nos ve y nos oye, si ha conseguido acostumbrarse a su nuevo entorno. No me extrañaría que hubiese recibido ayuda, espero que bienintencionada.-

La chica se quita su propia cazadora, a pesar del frío de la noche y la coloca sobre la cabeza y el torso de Jose. -No digo que no tengamos poder. Ahora somos tres. Eso es mejor que dos y mejor que cuatro. Pero cinco, cinco es mucho, mucho mejor. Tendremos más poder disponible. Incluso vuestros compañeros podrían unírsenos en el ritual o vigilar para que no seamos interrumpidos. Podemos intentarlo ahora nosotros. Pero si fallamos, puede no quedar tiempo para otra oportunidad... o podríamos morir en el intento. Consideremos que sólo vamos a tener una oportunidad. Creo que lo mejor es usar nuestro cartucho más potente.-

Daniel se apoya en la pared, aparentemente mareado.
Rebusca en su gabardina y saca la grabadora, dándole al botón de "Stop", guardandola acto seguido y aprovehchando el gesto para sacar su paquete de cigarros. Maldice cuando ve que está vacio y lo estruja y lo tira con rabia al suelo de la caverna.
Si no fuera por Caty, se largaría de ahí ahora mismo. La seguridad del hogar nunca le pareció tan anhelante como ahora.

Entonces sólo podemos ser tres.. José ya no nos puede ayudar. ¿verdad? dice Miguel y mira el cuerpo de José, ahora cubierto por la cazadora de Blanca. Su rostro apenas se intuye en la forma que ha adoptado la tela. No hay forma de hacerle volver.. y deja la frase en el aire, anhelando que la mujer diga que queda una posibilidad. Una esperanza para la vida.

-Cinco. Alba, Neves, Cati, tú y yo. Si vamos a por Neves y Alba. José no va a volver. No de esa manera.- responde Blanca, cortante, cansada y triste a un mismo tiempo.

-Tenemos que movernos lo antes posible o no nos dará tiempo.- añade Blanca para romper el silencio de los demás.

-Te seguiremos, Blanca. Tú nos traíste aquí, y eso ha significado la muerte de José. Pero él tenía fe en ti... Miguel comienza a caminar, haciendo un gesto a Diana, y al resto, para que los sigan. ..espero aprender a tenerla yo también.

Obedeciendo al gesto de Miguel, Diana echa a caminar como una autómata a la que se le hubiese dado cuerda.

y... Diana ¿ella no tiene un don? pregunta Miguel a Blanca, al ver que Diana comienza a seguirlos.

Blanca mira a Miguel y a Diana, enarcando las cejas como si le sorprendiese una pregunta tan directa. -Yo no noto nada. Quién sabe, quizá Akium os convocó a todos porque todos podríais, potencialmente, tenerlo.- se encoje de hombros.

...Un don...??? Una sonrisa sarcástica nace en el antes impávido rostro de la coleccionista. El sonido va aumentando de volumen hasta convertirse en una carcajada histérica que levanta ecos entre la niebla. De repente el sonido se apaga y la mueca se convierte en una expresión a medio camino entre el odio, la rabia y el asco. No...gracias. Prefiero esto... susurra, mientras echa mano al revólver descargado. Aunque...tal vez necesitase algo más grande... comenta con un tono de duda en la voz. Finalmente, Diana se encoge de hombros y continúa su lento caminar.

Pues ya podríamos tener dos dice Miguel y sonrríe. Se dirije a Blanca. ¿Y a dónde iremos ahora? ¿A tu casa?

-Sí. Vamos a casa de Neves. Tenemos que recogerlas a ella y a Alba.-

Blanca aún se acerca al cadáver de José y le besa una mano antes de ser la primera en salir al exterior de aquel lugar siniestro.

Más tranquilo con la posibilidad de que salgan de este lugar y puedan estar momentáneamente a salvo, los sigo hasta la salida de la finca y, como acababa de pensar, "exploraré" mi nuevo hogar intentando recuperar fuerzas para la medianoche.

Recorres la finca, descubriendo que puedes moverte más rapido que un mortal. A veces, caminas, pero otras siemplemente quieres estar en un sitio y estás allí. Quizá sea por la conexión especial que existe entre la finca y tú.

Te das cuenta de que en el lugar hay un gran número de árboles, abundando también los tejos. Si embargo, estos ocupan una disposición especial. Recorriéndolos, descubres que formaban un círculo alrededor de la casa. Un círculo roto. Hay una línea de tejos destruida; uno podrido aquí, otro partido por un rayo allá, otro muerto de viejo.... hasta formar un camino por el que se podría pasar a través de la barrera de tejos sin estar cerca de ninguno. Sientes la energía que recorría el círculo y que ahora parece haberlo abandonado.

Aparte de los árboles, están sólo las ruinas de la casa, de las que destaca la escalera de caracol intacta que lleva a ninguna parte y la fuente que sirve de entrada al sótano donde tu cadáver espera todavía junto al de los guardias civiles. Y el de Ángela, por cierto.

Me acerco al cadáver de la que fue Angela Castillo. Durante la "merienda" del hijo de Akium y la "barbacoa" a la que nos invitó Caty nadie reparó en la mujer que nos trajo aquí, a la que parece que sabía tanto de nosotros. ¿Le habrá ocurrido como a mí y ahora es un fantasma que vaga por tierra de nadie? ¿Habrá sido atrapada de algún modo por el hijo de Akium? Miraré sus cosas. Tal vez su teléfono, una agenda, algún papel, me den más información sobre esta mujer. Me fijo también en sus heridas, si tiene. ¿Habrá muerto como yo o utilizaron otro medio con ella? Justo tras arrodillarme junto al cadáver levanto la cabeza pensando en los tejos. Tal vez... Pero bueno, Ahora estoy con Angela y centraré mi atención en su cuerpo muerto.

Ciertamente, el cuerpo de Ángela, quizá por estar algo más estropeado por el tiempo ha pasado desaprecibido. Pero no, no tiene heridas como las tuyas, observas, y la única que parece tener es una gran brecha en la nuca, lo bastante grande, te parece, como para provocarle la muerte.

-Si.- escuchas de repente, sobresaltándote -Por la espalda.-

Cuando te vuelves (para lo cual en realidad no necesitas volverte, piensas en ello y ya estás girado) frente a tí hay una mujer de pie. Ángela, sin duda. Parece desenfocada, con el pelo bailándole sobre la cara. Pero el parecido con el propio cadáver es innegable.

- Por fin nos conocemos.Miro con curiosidad al espectro que tengo frente a mí.-¿Quién fue?. Seguramente Galael, ¿no es cierto?-
Hago una pausa sopesando la actitud de Angela[B].- ¿Por qué nos trajiste a esta finca?¿Qué te queda por hacer en el mundo de los vivos?-

Ángela niega con la cabeza. -Akium. En persona. Quiero decir encarnado. Galael sólo estaba aquí aprovechando la oportunidad.-

La mujer vaporosa se acerca a tí si moverse. Un parpadeo y está allí, otro y está aquí. -Lo que quiero es ver muerto a su hijo. Quiero a ese demonio extirpado del todo. Quiero que Akium sufra esa pérdida.-

-¿Akium en persona?. No lo hemos visto.- Mientras hablo con Angela me pregunto qué aspecto tendré en mi forma fantasmal. seguro que Angela no se peinaba con los pelos por la cara como una borrosa figura cuando vivía.
-Si deseas que el hijo muera supongo que estamos en el mismo bando. Acompáñame.- Me dirijo hacia el círculo roto de tejos, los señalo realizando un arco con mi brazo que se detiene al llegar a donde se interrumpe.-¿Sabes algo de "jardinería rápida"?- pregunto con la que me imagino una sonrisa en un rostro borroso.

Ángela mira a su alrededor y observa lo que le estás mostrando. Su silencio es espantoso. Parece que se hubiera adaptado mejor, antes o más bruscamente que tú a su nuevo estado.

-En círculo evitaba la salida del hijo de Akium. Pero el tiempo y seguramente el propio demonio han destruido algunos. Nosotros... podríamos crear uno, aunque no sería real. Sería un árbol en el mundo fantasmal. Podría funcionar, pero... deberíamos entrar en esa dimensión. Podría ser peligroso. Y luego usar parte de nuestra energía para crearlo. Yo puedo hacerlo, si me prestas algo de la tuya.-

Sigo sin poderme quitar de la cabeza qué aspecto tendré ahora cada vez que miro al fantasma de Angela Castillo. Cuando era un hombre intentaba suplir mi falta de elocuencia con mi físico. Si ya no soy más que un ente borroso creo que no me queda gran cosa...En realidad soy un fantasma. No me queda nada. Si acaso un fin, una misión por la que tal vez no haya emprendido ya el camino al descanso eterno. Y voy a intentar cumplirla lo antes y mejor posible.
- Me gusta tu idea. Creo que yo podría crear un par de árboles, alguno más si me recupero a tiempo del esfuerzo que hice contra Galael. Pero me asustas con lo de entrar en la dimensión "fantasmal". ¿Dónde estamos ahora si no es en ella?-

Es horrible saber que Ángela está sonriendo cuando no e sposible verle la cara. Pero lo sabes, lo sientes.

-Estamos en el mundo físico, somos espíritus en el mundo material, como la canción. Has vuelto muy rápido, así que alguien te dijo cómo. Pero no te lo contó todo. Dame tu mano si quieres ver de lo que te hablo. Yo te llevaré esta primera vez.-

Sigue sonriendo, dios mío, sigue sonriendo...