Partida Rol por web

Tharan encuentra unos hilos azules en la pared ... y Grunyar incluso algunos trozos de tela que orientan la busqueda inicial.

Vedrum, acostumbrado a la vida a la intemperie consigue seguir el rastro y os poneis en marcha dejando a la noble llorando abrazado a los restos de tela azul que se corresponden con el pijama de su hijo.

El rastro de Aayef lleva tres millas al este a las ruinas arruinadas por la arena. Trozos de pared y pilares rotos permanecen como el último testimonio de lo que fue probablemente un santuario. Escombros cubre la profunda arena alrededor de la estructura, creando un terreno difícil. 

El resto de una fogata arde junto a un pilar caído. 

Un trozo de madera muerta retorcida descansa encima de una pila de cenizas en el abrigo de una columna de piedra caída. Las cenizas que rodean la madera flotante sugieren un fuego reciente.

Vedrum encuentra una mochila algo ajada semienterrada, que contiene dos viales de la antitoxina, una ramita yesquera, y los pedazos rotos de una brújula.

- ¿Alguien tiene antitoxina? ¿Como las repartimos?

Tharan sigue el ejemplo de Vedrum buscando alrededor del fuego, pero parece que no hay nada fuera de lo habitual. 

Flint esta intentando buscar algo, pero sin éxito, aunque pendiente de los alrededores. 

Si alguien se ha llevado al chico no va a ser muy cordial con gente que andamos buscándolo

Grunyar observa alrededor de la fogata buscando alguna pista.

Parece ser que Sarenrae le sonrie y también quiere localizar al niño perdido,  con lo que encuentra...

Dentro de las ruinas a medio centenar de metros  escuchas ruidos ... jurarias que acero contra piedra.

Y por otra parte, por la ruta que habeis seguido hasta aquí, jurarias que hay alguien, alguien habilidoso, que procura no hacer demasiado ruido mientras se aproxima.

Deseoso de unirte a la sociedad pathfinder has oido que se han reunido con una noble, cuyo hijo ha desaparecido por la noche ... sera una chiquillada. El caso es que los has seguido hasta ver que llegan a una hoguera (los rescoldos) cerca de unas ruinas.

Son dos enanos, una par de humanos, uno de ellos un norteño de barba pelirroja y un semielfo, probablemente un mago o erudito, dado el equipo que porta.

Uno de los enanos parece mirar en tu direccion ...

De repente Grunyar se gira mirando a las ruinas...

- Chicos, guardad silencio... Oís ese repicar de acero con piedra... Diría que viene de las ruinas. No me da demasiada buena espina. Os parece si nos acercamos a la fuente del ruido a ver que hay?

Grunyar se dirige hacía la fuente del ruido cuando súbitamente se para y dirigiéndose al grupo les comenta...

- No os movais, creo que hay alguien que nos esta siguiendo, por el camino que veniamos, sigilosamente. Estad alerta por lo que pueda pasar.

Grunyar saca el hacha enana

Deseosos de uniros a la sociedad pathfinder habeis oido que un grupo de pathfinders se han reunido con una noble, cuyo hijo ha desaparecido por la noche ... sera una chiquillada. El caso es que los habeis seguido hasta ver que llegan a una hoguera (los rescoldos) cerca de unas ruinas.

Son dos enanos, una par de humanos, uno de ellos un norteño de barba pelirroja y un semielfo, probablemente un mago o erudito, dado el equipo que porta.

Uno de los enanos parece mirar en vuestra direccion ...

El enano murmura algo a sus compañeros y agarra su hacha y uno de los humanos la espada.

Ante el aviso de Grunyar, Tharan también se prepara y desenfunda su espada larga.

De entre las sombras cercanas a la hoguera, sale un enano con una larga cabellera y una espesa barba, ambas pelirrojas. Lleva un hacha de batalla cruzada en la espalda, y una ballesta pesada que le cuelga del cinturón. Sale con las dos manos en alto, en señal de paz y se dirige al grupo con voz cordial y amistosa:

- ¡Saludos amigos! No hace falta que desenvaineis vuestras armas, venimos en son de paz. Hemos estado siguiéndoles, es cierto, pero sólo porque estamos interesados en la Sociedad Pathfinder. Os aseguro que no representamos ningún peligro para vosotros. Todo lo contrario, hace tiempo que queremos unirnos a la Sociedad, y hemos pensado que quizás esta sería una ocasión propicia para darnos a conocer. Mi nombre es Harsk, espero poder ayudaros en lo que sea necesario.

A continuación hace una profunda pero tosca referencia, evidenciando que la etiqueta pueda no ser una de sus mejores virtudes.

Grunyar se dirige al enano utilizando el idioma enano

Bienvenido Harsk, mi nombre es Grunyar hijo de Grunyon. Clérigo de Sarenrae. 

Mirándolo de arriba abajo sin saber si fiarse o no Grunyar le pregunta...

No es que no me fíe de un enano, pero comprenderás que no podemos divulgar nuestra misión a cualquier desconocido que nos diga que quiere unirse a la Sociedad... ¿Cómo puedes ayudarnos a conseguir nuestra misión?...

Grunyar vuelve a mirar a Harsk

Que demonios, si es un enano seguro que será de confianza.

Va!, no importa vamos a ver que es lo que se esconde entre las ruinas que el tiempo apremia. Ya te explicaremos después.

Grunyar se dirige hacia la fuente del sonido con el hacha en mano

A Harsk le acompaña otra figura sigilosa y embozada.

El compañero de Harks se quita la capucha que le velaba el rostro y se muestra al grupo acampado. Es un rostro de huesos finos y piel oscura, alargado y con orejas puntiagudas. Unido a el espadón elfico que porta a su espalda, su ascendencia queda patente.

-Bienhallados, amigos. Mi Nombre es Nalfeim, y como ha dicho mi compañero solo buscamos la compañía de pathfinders para poder unirnos a la sociedad. Mi nombre es Nalfeim y soy una persona de talentos variados.

Con una sonrisa oberva la reverencia de su compañero y con la gracia típica de los elfos, la imita.

Bienvenidos amigos Nalfein y Harsk, vuestra ayuda seguro será imprescindible. Dice Tharan mientra sigue a Grunyar hacia la fuente del sonido preparado para el combate. 

-Parece que llegamos en un buen momento, dice mientras sonríe. Desenvaina una ballsta ligera que tenía oculta entre los ropajes y sale detrás de Tharan.

El resto de compañeros asienten como silencioso saludo ante los recien llegados.

Siguiendo las indicaciones de Grunyar os aproximais a las ruinas de lo que os recuerda a algun tipo de templo y los ruidos van haciendose claramente audibles, desvelando golpes y algun tipo de lucha.

Finalmente, entre las ruinas, veis a un enorme (unos tres metros) escorpión, peleando con un chaval, casi un adolescente rubio armado con una espada de la que surge una luz azulada. Veis como una herida en el muslo del niño se cura mientras este maneja con torpeza el arma.