Partida Rol por web

El Príncipe entra en la sala, llevando a Fabel Eckberg a la presencia de Flora Salieri.
-Muy bien, ya vamos juntandonos. Sentaos y dirimamons tranquilamente los asuntos. Presentaos si quereis, aunque intuyo que os conocereis.
Os cede la palabra, al tiempo que se aleja para coger un libro y hojearlo.

- Siempre es un placer señorita. Pero pasemos lo antes posible a nuestros urgentes asuntos.

Fabel se recuesta en la silla, esperando la exposición del príncipe.

Flora sonríe educadamente a Fabel, aún sentada en la silla frente al gran escritorio que suele usar el Príncipe. Se dispone a decir algo, pero el Primogénito no parece del tipo de cainitas que disfrutan de una charla con anécdotas, así que vuelve a cerrar la boca con expresión algo irritada mientras se fija de nuevo en Dermanov. Al fin y al cabo supone que todavía faltan más asistentes.

Sólo quería que "conste en acta" que mientras esperaba, Flora ha llamado a Vincent para avisarle de que puede volver a la mansión y encargarse del "cuidado" de la reliquia.

- Por cierto mi príncipe, supongo que será sino el tema principal, sí parte de él, la posibilidad de incursiones Sabbat. Es cierto que no he podido confirmar la noticia, pero hay rumores de ello, y me veo en la obligación de hacérselo saber, señor.

Fabel odia la impuntualidad, y el que aún solo haya dos primogénitos presentes le disgusta sobre manera. Un llamamiento del príncipe tan urgente supone dejar todo par acudir. No es tolerable el retraso.

-Debe saber que no anda en absoluto desencaminado en cuánto al tema que nos ha traído aquí esta noche, pero no nos precipitemos, todavía faltan Primogénitos por llegar así que habrá que ser pacientes...- tras lo cuál empieza a acomodar su falda distraidamente, con una ligera sonrisa al percatarse de que ella posee algo de información que Fabel desconoce.

-Al parecer tiene algunos problemas para venir, pero les he mandado buscar. No tardarán en aparecer.
Se recuesta en el sillón, mientras os observa. Un criado entra y susurra algo al oído del príncipe, que asiente y se levanta.
-Disculpadme un momento.
Sale de la sala, a paso rápido.

-Supongo que es normal que tarden un poco con un aviso tan repentino....- acaricia su sedoso y dorado cabello, colocándolo delicadamente hacia atrás mientras sigue al Príncipe con la mirada hasta que éste desaparece de la estancia.

-Tiene una noche ajetreada al parecer -sonríe cómo si eso le resultara gracioso y observa con más atención a Eckberg, cómo si pretendiera analizarlo visualmente.

- Usted y yo hemos aparecido, ¿no es así?. y yo estaba en plena reunión con los miembros de mi clan, creo que eso es probablemente tan importante cómo cualquier cosa que los demás estén haciendo. Así que su retraso no está justificado.

Fabel es serio, rígido e inflexible, su voz siempre tiene el tono del que se cree en posesión de la verdad.

- Y dígame, ¿qué tal van als cosas?, necesita algo que un Ventrue pueda poner al servicio de una dama tan hermosa.

Sus modales galantes, tienen el mismo tono que todo él, añejo, cuando la galantería tenía otro significado.

-Desde luego no les excluye de ser irresponsables pero quizá no todos tienen tanta prioridad como nosotros por las Mascarada y el respeto al Príncipe y la Camarilla...- sonríe con expresión algo traviesa a pesar de la actitud agria de su interlocutor.

-De momento, personalmente, no hay ningún problema y está todo bajo control... Sin embargo, y en un ámbito más general, al parecer una manada Sabbat está empezando a propasarse con sus actos. Qué estúpidos, dejarse notar con tanta facilidad...- niega con la cabeza cómo si eso le pareciera absurdo, manteniendo una actitud educada y algo distante, sin facilitar más detalles al respecto.

-Oh, qué modales son estos... Déjeme decirle, ya que usted me ha informado de su linaje, que yo formo parte del clan Tremere -tras lo cuál vuelve a osbervale, por si su expresión cambiara al oír eso.

- Los magos...extraño clan sois, sin embargo muy útil a la camarilla, y habéis servido bien. No tengo nada contra vosotros, aprecio aquellos que saben demostrar su propia valía.

Fabel va poco a poco enfadándose más por el retraso de los demás.

- Aceptaron el cargo de primogénito, que trae no solo unos derechos y poderes sino unos deberes para con la ciudad y el príncipe...Y dígame, recibí el aviso a primera hora de la noche de el posible asalto Sabbat, ¿sabe usted algo más sobre el tema?

-Cálmese Eckberg, de nada servirá que se irrite por la poca puntualidad, no pueden tardar mucho más...- Flora se gira en su silla, mirando los grandes portones dobles del despacho que aún permanecen cerrados y a través de los cuáles no puede distinguirse sonido alguno.

-Hmm... No gran cosa. Uno de mis pequeños vino a buscarme a mi mansión, al parecer habían asesinado a todos sus ghouls y estaba realmente alterado... Además de eso, le habían dado un mensaje en latín para el Príncipe que siento decir que no entendí pero al parecer le molestó bastante así que debe de ser algo importante. Supongo que fue la gota que colma el vaso- sonríe, acariciándose los labios distraidamente y por tanto disimulando su expresión con sutilidad.
Puede llegar a ser divertido....

- Quizá lleva usted razón señorita. Pero es mi naturaleza, no tolero el mal comportamiento. Preguntaré al príncipe por dicho mensaje, y si él cree que es de mi incumbencia me lo revelará.

Fabel se levanta y comienza a pasear por la sala, admirando la decoración, y haciendo resonar los tacones de sus altas botas de oficial en el suelo de piedra.

Cuando Abraham entró en la sala y vió al resto, una divertida sonrisa se dibujó en su cara. Parecía estar disfrutando realmente con la situación.

Buenas noches

Con un ligero gesto con la cabeza, saludó al príncipe y a todos los presentes, excepto a Flora Salieri, a la cuál ignoró descaradamente.

Vestía un manto negro aterciopelado adornado con cenefas muy elaboradas de colores fríos.

Vaya, parece que esta noche será interesante - pensó para sus adentros.

- Buenas noches. Llega usted con retraso, y por lo que veo falto de educación con nuestra hermosa señorita. Entiendo rencillas, pero esta es una reunión de la primogenitura, debemos estar a la altura, y no cargar un ambiente ya tenso con rencillas personales, las cuales deben quedar fuera de la sala.

Pese a sus palabras, Fabelk saluda con la cabeza y en sus ojos se lee respeto por otro guerrero.

Flora se gira de inmediato en su asiento al escuchar la puerta, otro primogénito... Vuelve a la posición inicial mientras le devuelve el saludo con su notable acento italiano, dado que no va a caer en la estupidez que se propone el cainita.

-Ya somos algo mayorcitos para estos juegos, ¿no cree? En fin, usted mismo...- se limita a encogerse de hombros para después apartarse el dorado y largo cabello hacia tras, cómo si de una cortina de oro se tratara.