Partida Rol por web

Edgar estaba esperando a que Albert le contase si tenia alguna nueva. Cuando la discusión entre el Primogénito Nosferatu y Pere empezó a subir de tono.

-Si me disculpa... le dijo a Albert mientras hacia una reverencia. Luego se dirigió hacia donde estaba su tocayo y el primogénito Nosferatu. No se que se esta inventando sobre ghouls desaparecidas, pero no puedo dejar que acusen así a una arpía.

Se coloco entre los dos, con la cara tapada dejando ver solo los ojos. Iba a abrir la boca cuando el príncipe entro.

Al instante se quedo en silencio, escuchando lo que tenia que decir. Ampliar el consejo? Interesante... pero entonces entro una joven, acusando a los presentes del peor crimen que existía en el mundo de los cainitas, Diabolizar!

Edgar fue posando su mirada por todos los ahí presentes, con el ceño fruncido, en una expresión muy teatral aprendida de las viejas películas que tanto le gustaba ver.

Miguel se aburría, le aburría la espera y le aburrían las disputas entre el resto de los congregados los cuales solo hinchaban su ego en pos de quien saldría ganador, actos estúpidos que fácilmente se resolverían con un zarpazo en el pescuezo, una idea que se le paso una o dos veces durante la larga y aburrida espera a la llegada del principe.-Toma y toma.-Pensó divertido alternando la mirada de malkaviam a nosferatu.

Y entonces llego la irrespetuosa chiquilla para acusar de diabolismo, una acusación que de no estar el príncipe presente ya hubiera sido acallada por las propias manos del gangrel, pero el festín debería esperar, pues el señor del jardín de cemento creyó en sus palabras y decidió tomar cartas en el asunto.-Tal vez merezca la pena después de todo.-Tuvo un fútil pensamiento y su mueca de disgusto y apática cambio a una mas despierta e interesado, dejando caer su cuerpo sobre un sillón cercano, dejando la copa, ya vaciá en el suelo y pasando una pierna por encima de unos de los brazos del mueble, mientras su mano derecha sujetaba su rostro iluminado.-Tal vez, podamos sacar algo divertido de esta charada.

Observé deleitado la dubitación con la que Pere tomaba y no tomaba aquello que le hubiere ofrecido, una simple copa de sangre desconocida, después de todo. Finalmente la toma, como había predicho que haría, y me hace unos comentarios sobre el primogénito Nosferatu, que a simple vista está tratando de llamar la atención de la única forma en la que podría llamar la atención sobre su persona: haciéndose odiar, porque amar... sería imposible.
"Los Nosferatu lo sabemos todo", "Tengo información relevante", lo mismo de siempre; me digo mientras me cruzo de brazos y observo los rostros alrededor, ahora centrados en el intercambio verbal entre la rata de cloaca y los lunáticos. Si tan solo Su Majestad me dejara hacer unos experimentos con ellos. Serían buen material de gárgola... pero claro, había que mantener la paz, ¿Verdad?
De pronto el Príncipe ingresa, majestuoso como siempre, y anuncia el motivo de nuestra reunión. ¿Ampliar el Consejo? ¿Y yo sin enterarme antes? No puedo si no sentirme levemente contrariado pero trato de disimular por si Su Majestad me ve por el rabillo del ojo.
¿Y a quién va a darle esos puestos? ¿A los lunáticos? ¿A los gangrel? ¿A los nosferatu, y por eso están tan envalentonados y pavoneándose?
Cuando entra la chiquilla de Manel gritando y llorando creo que la noche ha alcanzado su clímax de teatralidad, ¡Al diablo la ópera! Mas la acusación que imparte es realmente seria y la sonrisa burlona se me borra del rostro en un instante. ¿Cargarse a un justicar en el elíseo? Impensable. ¡Imperdonable!

Asintió complacido ante las palabras de Roderic. Una pequeña confesión acerca de su obra. Sonrió divertido al haber conseguido sacarle algo mas de información. Sabe... Yo también tengo algo en mente. Bernat iba a hablarle sobre su nuevo proyecto, una casa futurista. Su antiguo piso en la plaza Francesc Macia se había convertido en una ratonera. Demasiado tránsito, demasiado ruido, demasiados recuerdos. Habría tiempo para contemplar la obra de Roderic y darle su opinión al respecto. Por causas ajenas la charla finalizó de forma abrupta cuando el príncipe Montoya hizo acto de presencia.

La espera en el Eliseo fue interesante pero mas interesante le resultó averiguar el motivo por el que los había reunido. Su noticia cayó como un jarro de agua fría a los presentes. Observó con interés la reacción de los primogénitos, sobretodo la del regente de Barcelona. No había que ser muy inteligente para intuir un sentimiento de rabia, bien disimulada eso si, quizás por no haber sido informado debidamente de sus planes antes que el resto.

Hasta ese momento todo parecía relativamente tranquilo aunque no tardarían en surgir los recelos y competitividades entre clanes. Fue la puesta en escena de una chiquilla horrorizada ante la diablerie de su Sire lo que puso en alerta a Bernat. El miedo reflejado en su rostro y los gritos desgarradores por la pérdida acontecida no dejaban lugar a la duda. Miró casi de forma instintiva a su chiquillo como el padre que se preocupa por su hijo. La famosa empatía, después de todo aun quedaba un resquicio de humanidad en él. Cualquiera podía entender como se sentia la chiquilla del Justicar. Fue la acusación vertida sobre los miembros del cónclave lo que definitivamente puso de manifiesto la veracidad de su testimonio. Igualmente el príncipe se mostraba severo y determinado con la idea de que los culpables se encontraban allí. Bernat se limitó a guardar silencio, entendía que había que hacer justicia al respecto pero no tenia pruebas para señalar a nadie como el responsable de tal acto.

Sofía Puyol dijo-¡¡Mi sire!! ¡¡Han diabolizado a mi sire!! me quede sin palabra... Las cosas parecía mas seria de lo que ya lo era... Todos desde un primer momento se estaba acusando entre si, tirándose mierda entre ellos a su propio tejado lo mejor lo que podía hacer yo era observa y mirar como se mataban entre ellos... No me iba a meter en una pelea que no fuese la mía... Y espero que ninguno de ellos me acuse de algo que no he echo pues chocaran cabeza de unos de otros es una de mi diversión...

El toreador estaba molesto, no le habían dejado disfrutar de la obra tranquilamente. El incesante rumor de las discusiones banales estaban estropeando una verdadera obra de arte, pero lo que más le fastidiaba era que la mayoría de los deslenguados pertenecían a su clan. “El que es incapaz de perdonar, es incapaz de amar”; y en su corazón muerto latía el amor por el arte, así que debía perdonar.

Aunque el ruido durante la obra era una simple molestia comparada con la bomba que iba a caer sobre el teatro, Albert se quedó paralizado ante la noticia.

“La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio” Dijo Albert, al ver la silenciosa losa que había caído sobre el teatro. Pero no voy atribuir a mi inteligencia algo que no me es propio, es una cita de Seneca. Aunque también podría decir algo más burdo, “el que calla otorga”. Con ambas citas estaba acusando al grupo de vampiros que guardaba silencio.

Mi más sentido pésame señorita Puyol. Dijo mientras ejecutaba una ligera reverencia ante la chiquilla histeria. El culpable será desenmascarado.

Mi pelea con el Nosferatu iba a tener que aguardar. Montoya había llegado y lo mejor sería no interrumpirle. Por ahora el tipo se había salvado. Sin embargo, lo que vino después casi me hace olvidar esa disputa. Lo del puesto en el consejo no me interesaba tanto. A lo mejor lo ganaba alguien a quien yo pudiese ayudar y que me debiese un favor, pero eso era lo más que me podía servir. Fue el escándalo hecho por la mujer que entró lo que me sorprendió.

Me acerqué a la señorita Puyol, mientras movía los dedos de la mano, como si los tuviese dormidos, a los costados de mi cintura, y me agarraba la parte de abajo del traje. -Disculpen, pero, no acabo de entender lo que pasa. - Dije con cuidado. -Al igual que nuestro consejero, me gustaría saber por qué se nos está acusando a nosotros, que vinimos aquí invitados por el príncipe. Ni siquiera estamos en un lugar donde no deberiamos estar. - Hice una pausa. -Además, ¿cómo sabe usted que su sire fue diabolizado? Creo que, sin importar como un vástago muera, solo quedan algunas cenizas como prueba de su existencia, ¿o no? -

Si el Justicar realmente había sido asesinado, más aún, si alguien había cometido amaranto en él, la Camarilla entera tenía que llegar al fondo de eso, pero no creía que fuese prudente el empezar a señalar con el dedo a los ahí presentes solo porque alguien entró escandalizada.

Seguía saboreando la copa mientras ya no escuchaba música alguna pues tenía espectáculo más que suficiente con los presentes. Si pudiera comer palomitas... es lo único que echaba en falta, comer palomitas mientras gozaba de un buen espectáculo.
Montoya apareció y yo me levante de mi asiento para mostrarle el respeto que se merecía y me alegré al escuchar la noticia aunque según quien saliera elegido lo mismo no me alegraría tanto.
Pero no me disgustaba aunque me extrañaba que llamara a todos para darnos esa noticia. Aún estaba digiriendo la noticia cuando entró la chiquilla. Por unos segundos me quedé paralizada. Habían diabolizado a su sire y aseguraba que era alguien de esta sala.¿uno de esta sala?
Mercè que hasta hace poco estaba disfrutando del espectáculo que sus compañeros estaban ofreciéndole discutiendo como siempre por sus diferencias, que eran ya algo normal e incluso divertido. De repente ya no era tan divertido, pues la chiquilla aseguraba que el culpable estaba dentro, podía ser cualquiera, mercè no podría creérselo.
En cuanto pudo reaccionar cogió una copa y se la acercó a la chiquilla para intentar calmarla.

Canals alzó una ceja ante la disputa que tenían su compañero Malkavian y Abascal. Su dedos, entrelazados con las manos a su espalda, tamborileaban bailarines y con cierta gracia.

- ¿Ghoul escapada? ¿No autorizada? - miró sus copas - Me parece que la probabilidad de que vuestras copas estén narcotizadas es muy elevada. Un ghoul solo es un ghoul. No se escapan...¿O los vuestro si? Curioso al cien por cien...- a Abascal- ¿Y de cuando se deben autorizar los ghoul? 

Soltó todo aquello tal y como lo pensaba. Sin embargo la aparición del Principe cortó una respuesta inmediata. Canals miró a Montoya y lo saludo con un leve asentimiento de cabeza. Escuchó sus palabras y dictaminó que ahora era mejor dejar la diversión para otro rato. La cosa se ponía seria. ¿Lo había espiado un jústicar? Bueno, como mucho habría descubierto que tiene un gusto para vestir excelente, y para los hombres, por supuesto. 

Mas inesperado para él es la aparición de Sofía Puyol. Canals abrió levemente los ojos ante la información que espetó la rubia. Aquí iban a correr cabeza y la suya era demasiado bonita como para rodar. Observa a los presentes uno por uno, analizando reacciones y asignando probabilidades. 

- Estadisticamente hablando, me temo que descarto que el asesinato del Jústicar que justo iba a desenmascarar a alguno de los presentes sea casualidad. Yo hablaría de una relación de causalidad. Y quien tenga un poco de lógica me acompañará en el pensamiento. - ahora hablaba sin sonrisas. Lo hacía serio. No se acercó a dar el pésame a Sofía, pues estaba alterada y ahora los veía a todos como enemigos. No procedía.

El Nosferatu siguió tranquilo. -Desde que introducirles y revelarles nuestra naturaleza es una violación a la Mascarada. Primogénito. No por nada el consejo es quien autoriza semejantes cosas. Sin embargo, empiezo a notar un patrón entre los vuestros. Quizás a vosotros si se os escapan las tradiciones- dice mientras es interrumpido por la acusación de diablerie que hace la chiquilla del justicar.

De inmediato en la sala se extiende el rumor, el murmullo y la desconfianza, sin que nadie se atreva a airear sus miedos. -Creo que el tiempo de los pésames debe ser aplazado hasta que el diablerista sea atrapado. Y creo que deberíamos oír a la guía de la ciudad, el oh tan respetable consejo de Barcelona- dice mientras su voz tona una inflexión ligeramente sarcástica -para poner sobre la mesa de quiénes sospechan ellos. ¿O acaso estando todos los vástagos de la ciudad en el Elíseo, lo único que haremos es mirarnos con incredulidad, sentirnos escandalizados y guardar silencio? Por favor, así no llegaremos al fondo de nada- levanta la voz el Nosferatu.

-Así que, adelante, estimados consejeros. Escuchamos vuestras acusaciones.- dice mirando a los vástagos que ocupan tales lugares -¿O será preferible que nos fijemos en silencio en aquellos que parecen querer negar la gravedad del crimen, la existencia de un diablerista entre nuestras filas y la necesidad de una resolución rápida?- el nosferatu mantuvo su seriedad pétrea -Yo francamente prefiero escuchar nombres provenientes de la autoridad competente... - 

El que calla puede callar por precaución. Repliqué algo molesto. Crear discordia en este momento tan solo puede beneficiar al culpable/s de este crimen. Todos estamos a ciegas. Acusar a la ligera puede dar lugar a que los responsables de la diablerie se sumen a lo que diga un inocente para sentenciar a su vez a otro inocente. Y que creen que pasará después?. No es obvio que se juzgará de vuelta al cabecilla inocente que lanzó la primera pedrada?. Sin embargo siendo prudentes como la mayoría ha demostrado ser hasta ahora no nos convertimos en unos títeres manejables. Nunca dejes que tu enemigo sepa que estás pensando. Quien quiera entrar en este juego sucio sin tener pruebas para acusar a nadie que entre si quiere, pero no nos digan a los demás que es lo que debemos hacer.

-El que calla, puede callar para que no le noten a él- dice el Nosferatu girándose y encarando a Bernat -¿Si tanto le molesta acusar a la ligera?¿Cómo sugiere que procedamos? ¿Nos damos todo de la mano y cantamos y bailamos alrededor de Montoya y las cenizas del justicar? Bu-ju Amat. O al momento de votar entre nosotros, ¿votará en blanco, porque su Humanidad le impide tomar una decisión?- dice  frunciendo el ceño.

-Por supuesto. Sin embargo es usted quien nos trata de justificar cómo piensan los demás. ¿No es verdad? Según su estúpida lógica, usted mismo sería uno de nuestros enemigos. Y quien sabe... su intervención apesta a apología de diablerista- encara con firmeza.

-Lo escucho, o aténgase a las consecuencias de su carácter pusilánime y manipulador- y se gira hacia los otros -Y eso va para el resto de nuestro silencioso consejo-

Roderic suspiro por las palabras que decidían utilizar algunos y los silencios de otros, dejando en claro que finalmente la acusación de la chiquilla tenía un suelo firme en ellos. Aunque no en todos por suerte. “Al parecer así lo piensa el resto…” le dio la razon a Jordi aunque el toreador aun no lo podía creer, no porque los veía como seres inocentes a quienes compartían el salón con él, sino porque no sería la primera vez que los ponen en contra entre ellos.

Observo a Francesc no solo con asco sino con molestia, sus palabras empezaban a cansarlo y aunque deseaba ignorarlas como tantas otras no podía hacerlo. “¿Que esperas del consejo Primogénito? Que desea que digamos? Que tanto busca nuestras palabras con provocaciones como hizo con el Señor Benet.” Dijo el escultor frustrado con los tratos del nosferatu.

“Pregunto por lo que escucho al parecer ya tiene algun culpable de aquel horrible crimen, un culpable en el consejo tal vez…” comento girándose a ver a sus demás hermanos de consejo terminando con su Sire que seguía callado y sin defenderse. “Antes exclamabas orgullo como los nosferatus tenían una facilidad para recolectar información, acaso son tus datos los que señalan al consejo? De cualquier forma si alguno aquí debería comenzar a hablar seria usted Señor, usted que se supone sabe mas que el resto de los trapos sucios en esta sociedad nuestra y tendria una mejor idea quien recurrira a un acto asi.” Concluyo y fue a sentarse para sacar una libreta que tenia guardada con esquemas de sus futuras obras.

Mi opinión es mía libre e individual. El pensamiento que tenga cada uno de los presentes es de él. Quien lo quiera compartir que lo haga, o acaso se les ha puesto un bozal?. En estos momentos al no haber pronunciado ningún nombre en alto cualquiera podria salir acusado. Es un riesgo que por lo que veo la gran mayoría está tomando. Será que todos somos unos diabolistas?. Reí irónicamente. El culpable o culpables no saben lo que piensa la gran mayoría y en este caso yo veo una clara ventaja por el hecho de que no pueden subirse al carro de la acusación que vierta un inocente contra otro.

Seamos sensatos por una mera cuestión estadística es muy complicado que un inocente atisbe culpabilidad en otro vástago sin tener mas información al respecto que el testimonio de la chiquilla del Justicar o la prueba de la marca de la diablerie en el aura. Una vez se haya resuelto este primer consejo y tengamos un resultado se podrán empezar a plantear distintas líneas de investigación.

Claudi se había limitado a ignorar la provocación de Alfonso, dedicándole tan sólo una mirada fría y afilada, al igual que ignoraba el patético espectáculo que Nosferatu y Malkavians estaban dando unos metros más allá, cuando llegaron las excusas que el señor Amat ofrecía en nombre de su chiquillo. Su expresión se mantuvo neutra y pétrea mientras lo escuchaba, sin que nada en su rostro pudiera traslucir lo que pensaba de ellas.

Parecía disponerse a responder cuando él terminó, pues el Primogénito Toreador no era muy amigo de excusas, pero antes de que abriese la boca Montoya entró por la puerta y Claudi se giró para contemplarlo con curiosidad. Escuchó todas y cada una de sus palabras y tan sólo un movimiento milimétrico en la comisura de sus labios dejó entrever que no le gustaba nada todo aquel asunto de ampliar el Consejo sin que fuese el propio Consejo quien tomase esa decisión y sin que ni siquiera hubieran sido informados. 

Más bien su mirada inquisitiva taladró al Príncipe y sus labios se curvaron en una sonrisa cínica. Estaba a punto de preguntarle qué había detrás de todo aquello cuando Sofía entró y Claudi la contempló enarcando una ceja con incredulidad. —¿Diabolizar al Justicar? —murmuró para sí mismo mientras se quedaba pensativo—.

Como era de esperar, ante un suceso que alteraba de aquella manera sus vidas eternas y aburridas, los principales cainitas de la ciudad no tardaron en levantar sus dedos unos contra otros. Por Caín, si ya lo estaban haciendo sin necesidad de aquel amaranto, ¿qué no harían tras recibir esa noticia?

Escuchó, alternando sus ojos despiertos y vivaces entre los que hablaban y los que no. La voz del engendro taladraba sus oídos, incesante y molesta. Claudi puso una mano en el hombro de Roderic y apretó muy suavemente sus dedos como parco y único gesto de ánimo antes de que se retirase a sentarse. 

Entonces lo señaló levemente con su copa y de nuevo ese breve brillo de orgullo por el chiquillo que se mantenía firme y consecuente en medio de aquella situación se reflejó en su mirada. 

—Roderic ha dado en el clavo, señor Abascal. ¿Dónde quedan ahora todas sus afirmaciones de saber todo lo que sucede en la ciudad? ¿Qué es lo que quiere ocultar al pasarle la pelota a otros de una forma tan evidente? —Los ojos del Toreador se clavaron en los del Nosferatu, aunque esta vez no iban acompañados de una de sus cínicas sonrisas. —Así que si cree que sabe algo, adelante. Suéltelo. No nos haga perder el tiempo.

Mantuvo la mirada en aquel ser antes de deslizarla hacia el Primogénito Malkavian. Asintió levemente a sus palabras y de él pasó a Montoya. —El Príncipe no aseguraría que el o los diabolistas están en este palco si no lo supiera con certeza, ¿no es así? —Hizo una pausa dejando que cada uno evaluase la respuesta a esa pregunta retórica por sí mismo antes de hablar de nuevo. — No negaré que este asunto es en cierta forma emocionante, pero me gustaría conservar mi cabeza en su lugar, así que, tratemos de solucionarlo cuanto antes. 

No esperaba que cainitas de la antigüedad y posición como los que allí se encontraban se pusieran nerviosos fácilmente por culpabilidad, pero aún así, sus ojos fríos y escrutadores recorrieron una vez más a todos los presentes.

Andrés se removía incómodo en su sillón. El juego entre el Nosferatu y el Malkavian había sido entretenido, pero no había sido más que una simple trampa en la que la arpía había caido facilmente. Por unos momentos la diversión le había entretenido, pero rápidamente se había ensombrecido con la llegada de la chiquilla del Jústicar.

Cuando todos hubieron asimilado la noticia, él habló.

Mi Principe, con todo el respeto, cómo es posible que se nos acuse de tan deleznable acto? Acaso hay pruebas fehacientes que impliquen a alguno de los presentes?.-hizo una pausa.-Si así fuera, debería ser puesto en nuestro conocimiento antes de cometer un error y acusar a un inocente.

Andrés miró a su alrededor a los presentes. Nadie de los que allí estaban podía ser considerado un alma pura, pero si de verdad había un diabolista entre ellos, necesitarían más pruebas que la simple palabra de un neonato

El Príncipe estaba cansado de aquellas media acusaciones sin fundamento, pero aún más de aquellos que mantenían silencio en la sala. Con un gesto de su mano indicó a la señorita Puyol que dejara la sala y los dejara solos, que no contestara a las palabras de Pere. Si vertía tal acusación sobre la sala y era cierto, esa misma mañana uno de los presentes vería el amanecer y de no ser cierto, Sofía sería expuesta al sol por acusaciones sin fundamento. 

-Si la señorita Puyol ha querido verter tal acusación en la sala con el aval de su vida, no creo que haya sido para divertirse esta noche. El amaranto es una cosa muy grave como para señalar con el dedo al azar y más en mi presencia- hinchó levemente el pecho, pues él era la verdadera y máxima autoridad de la ciudad. -La noche casi llega a su fin y aquellos que para entonces no hayan hablado, tendrán la sospecha sobre sus cabezas, pues como dijo Albert "el que calla otorga". Buscaremos pruebas, pero por el momento trataremos de dilucidar quién estaba demasiado ocupado a principio de la noche...

-Monclinill. Pero si no he sido yo el que ha tenido los honores de ser elegido para el cargo de consejero. Queremos escuchar al consejo porque, no nos digamos mentiras, son ellos quienes dirigen los destinos de los vástagos de Barcelona. ¿O ahora quieren todos guardar silencio y dejar sus responsabilidades a quienes no tenemos el orgullo de ostentar vuestro título? ¡Ja! ¡Valiente consejero entonces! Atemorizado por que quizás el horrible, horrible primogénito Nosferatu pueda hablar de más- dice haciendo uno de sus teatrales gestos mientras lleva su mano al pecho. Observa luego a Claudi con sus ojos negros.

-Vaya, vaya. ¡Un consenso! Soy yo quien debe ahora saber del culpable. Os tengo noticias, el justicar ha sido diabolizado por alguien entre los presentes. Pero aún no puedo leeros la mente ni determinar quién ha sido el crimen. Pero si por ventilar secretos oscuros y sacar esqueletos del armario se trata, no os preocupéis, el ghoul de la arpía no es el único incidente que se ha mantenido lejos de los oídos indiscretos- dice con una sonrisa de lo que parece una oreja a lo que parece otra oreja. -Ahora, ¿queréis que deduzca fácilmente los motivos del diablerista? me temo que todos aquí tienen una razones para obrar así. Quizás las cosas lleguen primero a mis oídos, pero esta ciudad es dominio vuestro, ¿no? ¿O insinúan los consejeros que un vástago que ha cometido diablerie se ha colado bajo sus narices, la del príncipe, el justicar y ellos no son capaces de barajar ni un simple sospechoso? Espero que no. Quizás sea yo quien deba ocupar una de esas sillas en el consejo, en lugar de alguno de nuestros competentes representantes-

Luego carraspeó su garganta. -Amat. Sus excusas mediocres para no votar son sólo eso. Excusas mediocres. Si no hay un acuerdo, si no hay un acusado, en medio del caos los diableristas atacarán de nuevo. Después de todo, han probado la vitae de una víctima. Tanta protección por su pellejo parece más protección para los criminales- y dice

-Creo que es claro que yo si señalaré a un sospechoso. No me andaré con hipocresías mal hiladas, ni precauciones absurdas. Yo no me fío de quien dice querer despistar a los diableristas, pero actúa como si estuviese protegiéndolos. Oh, y sí, queréis una pieza de información, atacar a un justicar no es una proeza sencilla, son varios los culpables- finaliza

A Bernat le habría venido bien tomar otra copa de sangre para relajar la tensión. El nosferatu actuaba como un necio y él no veía la forma de hacerle entrar en razón utilizando solo palabras. Habría que recurrir a algo mas drástico. No creo que usted pueda aportar nada beneficioso a las investigaciones, sea inocente o no, en todo caso las entorpecerá con sus estupidos métodos Sherlock Holmes. Ha estado tratando de buscar un culpable todo el tiempo como si la vida le fuera en ello. Cree que es efectivo presionar a los consejeros para que den nombres al azar?. Cree que eso nos llevará a la verdad?. A mi lo que me parece es que nos llevará a una carnicería. Sentenció.

Me acusa por no levantar el dedo contra nadie a falta de pruebas e informaciones mas claras. Mire a su alrededor. Que ve? Que escucha mejor dicho. Nada. Pero ya que se empeña en afirmar que soy un diabolista y que lo que intento es encubrir a mis compañeros, lanzo una petición general para que se me investigue muy de cerca esta noche. Que lo haga cualquiera de los presentes si lo desea. Puedo permitirme hacer esta sugerencia porque no oculto nada. Se la puede permitir usted?.Le pregunté mostrando una blanca sonrisa.

Francesc le invito, es mas le reto a que escudriñe mi mente. Pero hágalo honestamente, sin mentiras si puede ser. Si está usted libre de sospechas ratificará que soy inocente, de lo contrario sus intenciones están bien claras. Yo lo sabré y otros vástagos que contrasten su información lo sabrán. Utilice el don de las tinieblas esta noche y vea si tengo la marca de la diablerie. Yo haré lo propio con usted. Pero sepa que si lo encuentro culpable lo señalaré hasta el final así suponga mi propia muerte. Con estas palabras Bernat dio por finalizada la conversación.

Si bien el príncipe tenía razón en que nadie entraría al elíseo y empezaría a acusar a los presentes de amaranto por diversión, mis preguntas habían sido totalmente ignoradas. No era como si fuésemos los únicos vástagos de Barcelona, ¿por qué nosotros éramos los culpables por defecto?

Una vez más levanté mi voz, ignorando al Nosferatu, que esta vez ofendía a otro antiguo, y sus discusiones sin sentido y me dirigía especialmente a Montoya. -Mi príncipe, usted nos citó aquí sin muchas explicaciones, esperando que su anunció nos llene de sorpresa. Y tengo que admitir que a estas alturas no podría estar más sorprendido. - Hice una pausa, durante la cual aproveché para rascarme sonoramente la nuca, pensando en cómo seguir la idea que tenía. -Sin embargo, el asesinado era un Justicar de la Camarilla, no un simple antiguo, y creo que eso es un indicio de que el culpable pudo haber estado al tanto de que su víctima se encontraba en la ciudad e incluso quizás hasta planear el golpe. Después de todo, nadie se encuentra con un Justicar por la calle y decide diabolizarlo. Así es que, ¿había alguien que podía haber estado al tanto de esta reunión y de lo que planeaba usted anunciar antes de tiempo? Creo que deberiamos empezar a indagar por ahí. -