Partida Rol por web

Kate la miró hasta cierto punto asombrada. Ni siquiera se le había pasado por la cabeza que podrían salir a cazar ellos mismos, en sus ratos libres. Quizá era por que estaba muy entretenida intentando aprender qué se suponía que era y a qué se iba a dedicar, o quizá por que, realmente, ella nunca había tenido mucho y se sentía satisfecha y agradecida con lo poco que les llegaba.

Pese a todo la idea la entusiasmó de forma casi inesperada. ¡Salir a cazar! ¡Ellos! No tenía mucha confianza en que lo consiguieran, pero podía ser divertido, era más, podía ser una buena forma de poner en practica que lo habían estado aprendiendo. Pese a todo tenía el ceño fruncido: en aquel mes escaso que llevaba allí había estado empollando muchísimo, algo que por otra parte era habitual en ella.

- Pero... ¿no dice la Letanía que debemos dejar la primera parte de la caza para los de mayor posición? Aunque salgamos a cazar nosotros solos, tendremos que ofrecerles a los mayores primero... ¿no? - La verdad es que el tema la preocupaba, ya que instintivamente, quizá por que eso era lo que le habían estado enseñando, se sentía inclinada a hacerlo. - Y por otra parte tendremos que pedirles permiso para salir a cazar, ¿no? No creo que les haga mucha gracia que nos vayamos así, sin más...

-Soy Philodox y me han machacado mucho con eso, y de verdad, La Letanía no especifica exactamente a quién hay que darle la presa. Si una manada encuentra un Fetiche en la Umbra, ¿tiene que volver a su Clan y dárselo al alfa de los Ancianos, que no ha hecho nada por encontrarlo? ¿Por qué no se lo da también al Rey? Al fin y al cabo es el de mayor posición... -Ashley volvió a sonreir. Como Media Luna, su deber era el de mantener las tradiciones. Pero había logrado el modo de retorcerlas para sacarle provecho-. El de mayor posición entre nosotros sería el alfa... que, dado que soy Philodox, voy a ser yo. Pero no necesito comer tanto como otros -Miró de reojo a Donny-. Lo único que necesitamos es permiso. Y yo, aparte de ser Philodox, soy una extraña, Fenris, además. ¿Por qué no lo pides tú, Viviane? Al fin y al cabo, tu mamá es la alfa del Clan... temporalmente.

Viviane masticó sin prestar atención a lo que había dicho hasta que se dirigió directamente a ella. No tenía una idea fija sobre la Letanía, y aunque era atrevido, si salía bien podía ser bueno para ellos. Meditó la respuesta durante un par de segundos y después miró fijamente a Ash con sus pequeños ojos castaños.

-Que sea hija de Lysandra no debería influir en decisiones como esa. Y si lo hace, lo hace para lo bueno y para lo malo. No voy a tolerar que me reprochéis quien soy para luego sacar partido de ello. Además, como bien has dicho, tú vas a ser la alfa y nuestra manada se ganará el prestigio a través de ti y tus decisiones, principalmente: Empieza a ganarte tu posición no evadiendo tus responsabilidad y demuestra que vales. Y si no puedes, habrá que plantearse las cosas –respondió alzando las cejas. Después siguió comiendo.

Ella quería ganarse su posición a pulso, como los demás, no pidiéndole favores a mami. Y si no les gustaba, pues ajo y agua. Pasarían hambre. Pero le parecía lo más hipócrita del mundo que se quejasen de que tuviese estirpe para luego pedirle que la usara como moneda de cambio. La cuestión era que si no lo hacía posiblemente se lo reprochasen, y si Ash conseguía permiso se lo restregaría por la cara consiguiendo que los demás también lo hiciesen. En ambos casos salía perdiendo, pero no iba a ceder así como así.

 Hécate escuchó la conversación atentamente. Sabía que al ser metis sería siempre la omega de la manada, pero ya podía ver como empezaba a haber una sutil lucha, bueno siendo sinceros de sutil nada, por el liderazgo. Era curioso el poder observarlo desde la galería sabiendo que, independientemente de quien ganase, a ella le daría lo mismo. De todas maneras sabía que, fuese quien fuese el alfa de la manada, ella haría todo lo que estuviese en su mano para ayudar. Era sencillo: su vida consistía siempre en demostrar que era útil al clan, por tanto era mucho más importante demostrar que lo era a la manada.

Enderezó la cabeza, retirando la mano y mirandola para confirmar que estaba limpia. De todos modos le parecía bien lo de salir a cazar. Era una habilidad muy necesaria en su sociedad y siempre útil.

- Es algo que nos vendrá bien saber, sí. Así demostraremos que no somos una carga para el clan.- Y Hécate lo sabía todo sobre ser vista como una carga.

Kate observó la disputa en silencio. Lo cierto era que la respuesta de Ash no la había convencido, en absoluto, aunque no carecía de lógica. Se dijo a sí misma que cuando tuviera un minuto para hablar a solas con Ismene se lo consultaría, seguro que ella sabía darle una respuesta más experimentada al respecto.

Y tampoco le gustaba aquella pretensión (aunque, de nuevo, pudiera estar fundamentada) de que ella iba a ser la Alfa. ¿Acaso no era igualmente posible que Donny, el ahorun, ostentase aquel cargo? O incluso Viviane, pues tras escucharla se dijo a sí misma que había razón en sus palabras. De algún modo había dicho lo que ella también pensaba, pues si Ash tenía tan claro que iba a ser la Alfa, le resultaba lógico que fuera ella quien pidiera aquel permiso.

Hécate también intervino, aportando su siempre constructiva opinión. Miró a la metis con cierta simpatía. Más a menudo de lo que le gustaba se daba cuenta de que le prestaba poco caso, quizá influida por como el resto del clan, y especialmente las furias, la trataban, pero sus comentarios generalmente estaban destinados siempre a ayudar y conseguir un bien mayor. Que injusta era la vida con ella.

Pensó en decir algo más, pero no quería entrar en la discusión, ni dar la sensación de que se ponía de parte ni de Ash ni de Viviane. Ninguna de las dos le había caído especialmente bien en el instituto, y pese a la silenciosa pero evidente ostentación de Viviane de su linaje, había aprendido a valorar todo el esfuerzo que le ponía al asunto para merecerlo. No podía decirlo mismo de Ash, que acababa de llegar, aunque sus cicatrices atestiguaban que también lo había pasado mal.

Así que simplemente siguió comiendo mientras los demás aportaban su opinión, prestando atención al debate. Como era propio de ella, hablaría cuando tuviera que hacerlo. Hablar por hablar era tontera.

 Hécate suspiró, agachándose para coger una piedrecita que lanzó y, al ver como cayó, agitó la cabeza. El azar había hablado, aunque sólo ella sabía para que. Sin incorporarse volvió a hablar.

- Respecto a lo del líder... existen varios tipos distintos de líderes. Están los que buscan el liderato activamente, enfrentándose a sus compañeros para conseguirlo y, más a menudo de lo que sería aconsejable, tomando decisiones que no son buenas para todos aquellos a los que se supone que lidera. Luego están los líderes que no buscan serlo. Son aquellas personas que no intentan trepar y quedar por encima de sus congeneres sino que, de manera inconsciente, son estos los que se vuelven hacia ellos para pedirles consejo y, es en ese momento, cuando se convierten en líderes naturales.

Miró tímidamente a sus compañeros, sabiendo que lo que estaba diciendo no iba a caer bien a ninguno de ellos. Pero alguien tenía que hacerlo o su manada quedaría destruida antes de poder considerarse tal.

- Luego están los que otros imponen desde fuera. Estos... estos nunca acaban bien. Finalmente están los que tratan de dominar a los demás por el miedo. He estado poco tiempo estudiando historia humana pero, por lo que he visto, aquellos a los que se suponen lideran siempre acaban revelándose. En definitiva, hay muchísimos tipos de líderes. El problema esta en que aquellos líderes a los que hay que seguir en situaciones de vida o muerte no pueden ser impuestos. Da igual que sean los más rápidos o los más fuertes o los que más fama tienen. Deben ser aquellos que lo darían todo por su manada y que esta lo sabe. Haciendo que la manada lo dé todo por el líder. No es algo que pueda escogerse con palabras, sino con actos. Y, sobretodo, instinto. Después de todo, si tienes que jugarte el todo por el todo, será más fácil hacerlo por un líder a quien quieres y confías implícitamente en él que no alguien que se proclama o es proclamado como tal.

Suspiró de nuevo al terminar su retahíla. Era probablemente la mayor cantidad de palabas que había dicho juntas en mucho tiempo, que no fuese una leyenda o una canción, pero alguien tenía que decirlo. Después de todo, nadie como los galliard para conocer el pasado y que errores no debían volver a cometerse.

Ashley había venido con las pilas cargadas del otro clan. Al Ahroun le costó digerir el discurso de la antigua jefa de animadoras, que ya se había puesto a hacer campaña. Aunque no pedía votos, lo daba por hecho. Enrojeció de rabia hasta las orejas y apretó la mandíbula hasta que los dientes amenazaron con resquebrajársele de tan apretados que estaban contra su contrapartida de la otra mandíbula. Escondió la cabeza tras la comida y se obligó a dar un bocado para disimularlo. Nunca se había parado a pensar quién iba a ser el alfa de la manada, había imaginado que Viviane, pero la idea de que viniera alguien de fuera y se adjudicase la profesión le enfurecía.

Notó que Ashley le miraba y se obligó a calmarse. Después Viviane empezó a hablar de su madre otra vez y Donny desconectó, como había aprendido a hacer cuando eso pasaba, para ocuparse de sus propios pensamientos. No quería cazar. Por un lado, aunque disfrutaba de correr detrás de la presa y abatirla, y desde luego de comer, ni el bosque ni la larga espera ni buscar y seguir rastros le entusiasmaban. Por otro lado, no quería seguirle el rollo a Ashley. Aunque tampoco iba a decírselo a ella.

Se dio cuenta de que Hécate llevaba un rato hablando y de que no la había estado haciendo caso. Algo sobre liderazgo. ¿También ella estaba haciendo campaña? No es que a él le importara, Hécate era la primera que había conocido y había estado con él el primer día de clase hasta que las cosas se habían torcido, pero no se lo iban a permitir. Tampoco parecía hecha para mandar.

Ah, no. Era sabiduría galliard.

-Hum. Haced lo que queráis. Me parece una gilipollez hablar de esto teniendo comida en las manos -dijo, con cautela.

Ashley recibió las palabras de Viviane con desdén, pero las de Hécate no le pasaron desapercibidas. Los pequeños ojos de la animadora se achicaron, azules y maliciosos, y cada vez más duros. Incluso tensó el labio como haría un lobo gruñendo bajo, aunque no llegó a emitir el sonido.

-Mira, Metis, tú menos que nadie vas a decirme nada sobre cómo ser una líder, ¿vale? Soy una líder natural. Cuando tú todavía te pasabas el día como una bestia, yo ya había sido escogida por la entrenadora como la jefa de animadoras, por encima de Sarah Smith. Mientras todos vosotros os pasabais el tiempo solos porque nadie más os aguantaba, yo ya tenía seguidores.

La animadora se transformó en Lupus con una facilidad pasmosa. Parecía casi su forma de raza. Con la dignidad propia de una Colmillo Plateado, Ashley se paseó frente a Viviane con la cola rígida.

-Muy bien: si lo que quieres, Viviane, es que vaya a hablar con tu madre, lo haré. Pero te lo advierto: ni una líder tiene que dejar de lado sus responsabilidades ni una seguidora tiene que desobedecer por sistema.

Y, diciendo esto, se alejó en dirección a Orgullo-de-Gaia.

Viviane se levantó y la siguió antes de que se alejase lo suficiente como para hablarle a la nada.

-Nadie ha dicho que lo seas, Ashley. Te lo has atribuído tú solita, y al parecer la gente tiene cosas que decir al respecto. Tanto vales tú, como Donny o Kate, así que quizás deberías escuchar un poco a Hécate, que no sabrá de animadoras pero lleva más que tú en la sociedad Garou. Yo estoy de acuerdo en que, ya que estamos todos aquí porque nos toca y no hay remedio, deberíamos someterlo a votación.

  Hécate se encogió de hombros ante las palabras de Ashley. Estaba acostumbrada a  que la tratasen de maneras bastante peores, aunque algo le decía que la reacción significaba que había tocado algún punto sensible. Los hominidos eran extraños. Ella sólo había dicho lo que había visto escuchando historias y leyendo en el instituto sobre los humanos.

- La pregunta es... ¿a quién seguiríamos todos hasta el fin del mundo bajo cualquier circunstancia? ¿En quién confiaríamos todos de manera implícita? Porque con un buen líder, la manada ni siquiera se plantea desobedecer ya que sabe que tiene en su mente, en todo momento, lo mejor para todos. A pesar de los sacrificios.

Les miró uno a uno, evidente en su mirada que no comprendía porque no entendían lo que quería decir aunque sabía que, por ser ella quien era, no había manera alguna de que lo tomasen bien.

Kate seguía observando en silencio las distintas reacciones.

Le sorprendió de forma notable el pasotismo de Donny. Hubiera esperado de él algo más de interés en el puesto, pero parecía más preocupado por comer antes de que alguien le quitara la comida. No podía culparle.

Ashley le demostró lo que ya sospechaba: no había perdido ni un ápice de su soberbia ni su afán por que la siguieran, alabaran y mimaran. Y no le parecían cualidades razonables para ser lider, en eso estaba plenamente de acuerdo con lo que Hécate había dicho, aún a riesgo de que luego la lapidara la fenris.

Pero más le sorprendió que Viviane sugiriera que ella misma pudiera ser la líder de la manada. ¿Qué podía ofrecer ella al grupo? Generalmente estaba callada, se mantenía al margen y observaba, sin decantarse por parte de nadie no con un intento de ser imparcial, sino de que nadie le cogiera manía. Siempre había sido así...

Se preguntó si lo de votar realmente sería una solución, intentando encontrarle un sentido a aquella acción en una manada de lobos. ¿Acaso los que no quisieran al escogido lo aceptarían?

Hécate volvió a hablar antes de que ella realmente fuera capaz de decir nada, y resultó evidente, otra vez, que llevaba razón.

- Lo que está claro es que aquel que sólo busca que le sigan por que alguien superior lo nombre no puede ser un buen líder, no aquí. Y no creo que lo de votar funcionara, Viviane. - Añadió, mirando a la ragabash. De algún modo empezaba a caerle mejor. - Esto no es una elección para presidente, los lobos no votan a quien quieren que los dirijan. No creo ni que estemos realmente preparados para pensar en quién nos va a dirigir, cuando es evidente que cada uno de nosotros, de momento, y quizá con la excepción de Hécate, sólo estamos pensando en nosotros mismos. Antes de pensar en quién de nosotros podría ser nuestro líder creo que deberíamos pensar en si cada uno de nosotros está preparado para seguir a ese supuesto líder, sea quién sea. Y yo sé que, por ahora, no lo estoy.

La sugerencia de que votasen hizo brotar en Ashley, que había empezado a marcharse, una carcajada lobuna.

-¿Votar? Por favor, Viviane, no me hagas reír. ¿Crees que aquí funcionan esas cosas? ¿Crees que a tu madre la han votado como alfa? ¡Ja! ¿Sabes cómo elegían a los líderes en el Klaive Sangriento? Imagínatelo. El nombre tiene algo que ver.

En cuanto a Hécate, sólo hizo que se irritase más. Lo mismo podía decir de Kate.

-Mirad, si no queréis venir, que os den. A mí no me importa. Los que vais a seguir pasando hambre sereis vosotros, no yo.

 Hécate ladeó la cabeza de nuevo mirando a Ashley. Definitivamente le intrigaba su comportamiento... aunque no creía que el mostrar su curiosidad le hiciese un gran bien en ese momento. Así que decidió dejarlo para cuando fuese más propicio.

- En contra de lo que mucha gente piensa,- apostilló,- los lobos son animales de manada. Los que están solos no sobreviven mucho tiempo.

Eso era un hecho. Los lobos necesitaban su manada. La manada necesitaba un líder. Pero un líder no significaba el mejor guerrero. No entendía como Ashley no podía verlo... cuando para Hécate estaba claro como el agua. Definitivamente, los humanos criaban a sus cachorros metiendoles extrañas ideas en la cabeza y luego era complicado que viesen más allá. El problema es que ahora todos ellos eran garou... y para poder sobrevivir necesitaban ver más allá.

En ese momento Kate sonrió. No tenia ni idea de porqué.

- Será que realmente, Ash, no pasamos hambre. Quizá no comamos un montón, pero, hasta ahora, hemos sobrevivido. Y por lo menos yo estoy agradecida por lo que recibo, ya que realmente nunca tuve nada. En cambio, ahora, tengo a una familia que antes no tenía, tengo a gente que se preocupa por mí y tengo incluso compañeros que están aprendiendo conmigo. Ir a cazar sería interesante, divertido incluso, y posiblemente una forma de ayudar al clan. Pero no si sólo vamos a pelear por ello. - Volvió a sonreír, estúpidamente. Alzo media octava la voz. - El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento. Percibo mucho miedo en tí, Ashley.

Sí, Kate había visto la Guerra de las Galaxias en alguna ocasión.

El día anterior había sido una mierda, pero una mierda de lo más tranquila. De pronto el desayuno se había convertido en un circo. Viviane, Dios la bendiga, intentaba llevar la democracia al bosque mientras Hécate recitaba pasajes de algún libro de autoayuda y para colmo Kate había terminado de volverse loca. Donny había oído en alguna parte que a las mujeres que viven juntas se les sincroniza la regla; no encontraba otra explicación.

Ashley ya se marchaba con el Fenris que la había traído. Donny dio por terminado el desayuno cuando se acabó la carne. Dejó caer los restos de su comida al suelo y cambió al lobo grande y feo, con pelo pardo e irregular, que era su forma lupus. El cuello del abrigo parecía dibujarse en el pelaje sobre los omóplatos.

-Dejadla ya-les dijo a las chicas, ya cansado de la discusión, antes de ponerse a mordisquear lo que quedaba de su desayuno con el fin de aprovechar los restos de carne pegados al hueso.

Kate observa a Dony, que al parecer está cansado de la discusión. De algún modo le sabe mal que el ahorun pase tanto del tema, pues aunque durante aquel tiempo siempre le había visto escaqueandóse de muchas cosas, como si no fueran con él, creía que sería uno de los que pretenderían el liderazgo.

"Puede que precisamente por eso, llegado el caso, confíe más en él de lo que yo misma espero". - Se dijo. Lo cierto es que pensar en seguir a alguien se le hacía extraño, especialmente si ese alguien era alguno de sus compañeros y no uno de sus mayores, por no plantearse lo irreal que le parecía el hecho de que realmente fueran a hacer algo.

Frunció el ceño de repente, dándose cuenta de lo que realmente estaba haciendo Dony.

- ¿De verdad tienes que hacer eso, roehuesos? - Preguntó, rozando la ironía. Le entraban ganas de echarle un pedazo de su propio desayuno al muchacho con tal de que dejara de escenificar a su tribu de una forma tan gráfica.

-Tengo nombre, Kate -respondió, un poco dolido, un poco amenazador-. Pero no tribu. No todos tenemos pedigrí como Viviane ni nos han adoptado las Furias.

Aún así, Kate le había hecho pensar. No se había planteado seriamente a qué tribu acabaría perteneciendo. Lo más lógico viviendo en el clan del Viento Ululante habría sido asumir que terminaría siendo un Hijo de Gaia, pero no le atraía la idea. Aún así, era él quien tenía quien pedir la entrada a una tribu, por lo que le habían enseñado. Más de una vez se había preguntado a cuál de las tribus pertenecería ése garou perdido en su familia, que probalmente ni aparecía en el árbol genealógico.

Cuando el hueso estuvo limpio lo partió con los dientes y dio cuenta del tuétano. Y ya casi había terminado. No le dijo nada más a Kate; de normal era poco hablador y además tenía el día torcido.

Edgar contempló, con ojos muy abiertos, el espectáculo que se sucedía ante sus ojos. A diferencia de Donny, para él la ruptura de la calma de los días anteriores era divertidísima y estaba haciendo su vida allí mucho más interesante. Se preguntó, no por primera vez, si no habían contado mal las lunas cuando les dijo su fecha de nacimiento, ya que a veces se sentía más Ragabash que Galliard. En un par de ocasiones tuvo que contenerse de hacer un chiste a costa de Ash y Viviane. A la primera iba a decirle que al parecer si no llevaba minifalda sus dotes de líder se veían muy mermadas, porque ahí nadie parecía hacerle ni caso; a la segunda iba a sugerirle que para dar más fuerza a sus gritos de "¡sufragio universal!" debería quitarse el sujetador y quemarlo.

Al parecer, las hembras de la manada iban todas pisando fuerte. Ashleynator tenía claro que quería ser el rey de la selva, Viviane se le oponía frontalmente y, en un arrebato Ragabash, incluso propuso hacer una votación, lo que Edgar registró como el primer chiste que le oía contar. No estaba mal para ser una principiante. Hécate solamente hacía que hablar por los codos, compartiendo su sabiduría, lo que al parecer no le gustaba a la rubia. Kate por otro lado estaba indecisa y sólo se reafirmaba en su neutralidad cual Suiza en cualquiera de las varias guerras que se habían librado por ahí Europa... hasta que citó al maestro Yoda y casi logra que Edgar se ponga en pie y aplauda. A su lado, Donny estaba de público, como él, mascando carne a falta de palomitas, pero se le veía molesto.

Cuando parecía que las chicas iban a desplazar la discusión a otro lado, decidió intervenir. Ya no podría seguir disfrutando del espectáculo sin mover un dedo, así que...

- A ver... Parecemos una panda de perros callejeros que han encontrado una lata medio llena. No hagáis un espectáculo. Dom hace rato que se mira hacia aquí y se ríe, y los ancianos se sientan en el extremo más alejado. Si él os ha visto, os han visto todos.

Miró primero a Ashley, como analizándola durante unos segundos antes de hablar.

- Ashley ha dicho algo muy cierto. Es la única de aquí que ha sido líder antes. Eso cuenta... pero no mucho. Tus amiguitas del instituto eran un rebaño de ovejas, y parece que se te da mejor inspirar lealtad entre las ovejas que entre los lobos. No sé si los otros cachorros Fenrir eran más mansos, pero no veo a nuestras Furias muy dispuestas a seguirte porque tú lo digas.

Luego miró a Viviane.

- Y tú, Viviane, ya sabes que no basta con ser hija de Mufasa para ser alfa. Actos y palabras, necesitamos ver un poco de ambas cosas antes de poder ver quién vale para mandar y quién no. Pero ahora dejad de ladrar. Ashley ha propuesto ir a cazar. Ha mostrado iniciativa, por lo menos. Bien. Podemos ir a cazar ya sea para comer más, para aprender, para demostrar ante el clan que valemos... lo que queráis. Pero hagamos algo más que discutir. Yo no pienso ejercer de líder, no saldría bien... así que, cuando ahora me levante y vaya a pedir permiso a los ancianos, no lo consideréis un acto de guerra, ¿vale? Es sólo un modo de salir de este punto muerto sin que una de las dos tenga que ceder. Además, los Galliard sabemos hacernos escuchar. Les convenceré.

Tras estas últimas palabras mostró una sonrisa leve pero firme. Era cierto que su intención de competir por el liderazgo era más que nula. Un chico que no era capaz de llevar a su hermanita de casa al instituto sin que la atropellase un coche y la dejase discapacitada de por vida no era el mejor candidato a alfa. Pero ahora mismo no se sentiría cómodo siguiendo ni a Ashley ni a Viviane. Así pues, le convenía prolongar ese "empate" hasta que una de las dos candidatas se mostrase como mejor opción que la otra, o hasta que entrase un nuevo poder en juego. Por ahora daría antes su apoyo a Kate que a cualquiera de ellas dos. Puede que no fuese muy decidida o carismática, pero era sabia y muy observadora. Cometería menos errores que cualquiera de las otras. Pero también haría una buena consejera, si en cabeza de la manada había alguien que supiese escucharla. Hmmm... Era pronto para decidir. Se puso en pie y se dirigió hacia el grupo de los ancianos, bajando la cabeza a medida que se acercaba, como le habían enseñado, para mostrar respeto y sumisión a su liderazgo.

-Yo no quiero ser alfa. El que quiera que se vaya a cazar, pero yo no tengo necesidad -dijo levantándose y mirando fijamente a Edgar. Hasta los cojones estaba de que nombrasen a su madre una y otra vez.

Se dio la vuelta y se fue.

Kate se sintió mal cuando Dony se rebotó. Sólo había pretendido hacer un chiste, al ver cómo se afanaba a terminarse hasta la última migaja de aquel hueso, y aunque era cierto que, formalmente, ninguno de ellos tenía todavía tribu, Kate tenía bastante claro cual le pegaba al ahorun.

Pese a todo, no había querido ofenderle.

- Perdona. - Murmuró, antes de atender a las palabras de Edgar, que había estado en silencio todo el rato pero parecía no haberse perdido una sola nota. - Espera, te acompaño. Realmente me apetecería ir a cazar, sigo pensando que podría ser divertido.

Así que se fue con él, viendo como Viviane se largaba por su lado, renegando de la propuesta que Ashley había hecho. Adoptó una postura sumisa mientras se acercaban a los ancianos. Iba a dejar hablar a Edgar, que seguro que tenía más labia que ella, pero esperaba que su presencia le apoyase.