Partida Rol por web

No durarían mucho allí abajo. Si la paladina era la que iba delante para comerse las trampas, en vez del experto, que se supone que era Bast, mal iban a acabar aquellos cinco.

Jarred continuó en retaguardia junto a Colmillo

Adrisa empezó a avanzar. Justo en ese momento el suelo se abrió, la paladina perdió el equilibrio y empezó a caer.  Cuando estaba a punto de precipitarse dentro de la trampa, Bast le tendió la mano, Adrisa se aferró a ella y pudo volver a hacer pie en el borde, recuperando el equilibrio al pisar suelo firme. 

Uf, ha faltado poco. Muchas gracias por tu ayuda Bast. Parece que esto está plagado de trampas. Será mejor que vayas tú  delante e intentes localizarlas. 

Adrisa agudiza sus sentidos intentando escuchar algún ruido por alguno de los pasillos, pero solo escucha el silencio.

Jarred ¿Colmillo olfatea algo especial por aquí? Si nadie tiene especial inter´s en algún camino, inspeccionaría la sala que se abre al norte...  Susurra Adrisa

en voz baja - muy bien entonces, dejadme a mí - digo mientras paso la trampa y me dirijo hacia delante avanzando a mitad de mi movimiento observando posibles trampas........
 

El pícaro sigue adelante buscando nuevas trampas ocultas, aunque no encuentra nada, solo un largo pasillo que sale hacia el norte y hacia el sur; había que tomar una dirección.

Avanzo cauteloso hacia el norte...

Sigo a Bast a uno pocos metros, con el arma desenvainada y preparada para actuar ante cualquier imprevisto

Avanzais por el pasillo hacia el norte y una sala aparece un poco más adelante.

Tres flechas rotas están colocadas en la pared de la entrada, y una puerta de madera aplastada yace al lado del marco vacío. Dos esqueletos de tamaño humano están tirados en el suelo, uno de ellos sin cabeza y ambos con tremendos signos de corrosión, como si hubiesen sido tratados con ácido. Todo en esta sala esta destrozado y corroido excepto un pequeño escritorio en la esquina nordeste. Las toscas paredes de la habitación son de piedra.

Me acerco hasta la entrada de la sala, sin colocarme debajo del dintel, con cautela, lanzo mi varita mágica de luz a su interior para ver lo que hay, mientras mis sentidos observan la escena..........

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Con los dardos en las manos accedo con cuidado a la sala observando cualquier trampa o inquilino que se haye en el lugar

Jared y Colmillo entraron en la sala los últimos, atentos a un posible ataque.