Partida Rol por web

Jose se separó un poco de su amigo y le dio una palmada en el hombro.

-Está como un voladó de los nervios, en casa, deberías ir a verla.

Le dijo el chico.

Andrés sale del piso dejando la puerta entreabierta seguido de Francesc y os informa de que Rojales vivirá, al menos hasta que venga la ambulancia. Tiene la ropa manchada de sangre, pero parece tranquilo. Reunidos todos en el rellano del segundo piso, os intercambiáis preguntas y sonrisas nerviosas (además de algún cigarro). Entonces, oís el tranquilizador sonido de las sirenas de la policía: parece que las autoridades pertinentes por fin se encargarán del asunto debidamente. A pesar de que hay un cadáver y un hombre moribundo al otro lado de la puerta, al menos os sentís seguros de que vuestras vidas no corren peligro.

Sin embargo ese sentimiento no dura demasiado.

Repentinamente, oís un ruido en lo que sin duda identificáis por el eco como la entrada del edificio. Una persona aparentemente joven grita y se oyen ruidos de forcejeos, hasta que repentinamente la puerta metálica de la entrada se cierra con gran violencia.

- No, ¡No! ¡¿Qué hacen!? ¡¡Déjenme salir!!

Las sirenas de policía siguen sonando estruendosamente. Oís perfectamente que un gran número de coches y de vehículos de gran tonelaje se acercan a la entrada de vuestro edificio.

- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? – grita un hombre joven desde la entrada.
 

Jose se asomó por el hueco de la escalera. Algo no le olía bien, y no era el cadaver que estaba cerca. La policía esperaba fuera, pero no subía. ¿Que estaba pasando? Abajo, oyó como alguien llamaba.

-Aqui (a)rriba, sube.

Llamó el canario, con su fuerte acento.

-¿Que pasa ahi fuera? ¿y la policía?

Inquirió.

 Gerard bajo por las escalera reuniéndose con los demás, a tiempo de escuchar las sirenas y los gritos prominentes de la puerta de entrada. De abajo viene una algarabía de ruidos ensordecedores casi como si hubiese venido un ejército. ¿Todo aquello por que una puta loca había matado a su marido? Lo dudaba mucho.

-          ¿Que collons pasa ara?- Pregunta irritado mirando al inspector fulminantemente.- ¿A qué viene todo eso?-

Señala elocuente hacia la escalera mientras se asoma por la barandilla a ver si ve que es lo que pasa abajo.

Justamente en ese preciso instante me disponía a ir a ver a mónica cuando de pronto se armó aqueñ  escandalo,¿No se suponía qué venía la policía? ?¿Qué coño pasaba ahora?, mire a Jose y después al inspector y tambien pude observar cómo el animo de algunos vecinos se exasperaba

-Y ahora...que...

Mire tambien al resto de vecino y tras dar unas palmadas a Jose me acerqué al inspector

-Voy a bajar a hechar un vistazo, todo esto es muy raro

Miquel y sus vecinos escucharon el tranquilizador sonido de las sirenas de la policía y las ambulancias.

Uf, menos mal, ya está aquí la caballería. Joder, parecen un montón, y eso que aquí ya hay dos policías y solo un herido. Y otro fiambre claro...

En ese instante Miquel escucha una voz abajo, que parece que discute porque no le dejan salir.

- Y ahora que leches pasa.- comenta mientras le da una profunda calada al pitillo. - Espera Joan, voy contigo a ver qué ocurre.- le dice a su vecino mientras le acompaña abajo.

En menuda movida te has metido colega, tres tiros a una mujer fuera de sí. Fijo que te llevan a juicio, y ya veo al fiscal alegando que podías haber utilizado un medio no letal para ponerla fuera de combate, además no podrás usar la legítima defensa ni otras argucias porque la mujer no te atacó conscientemente sino por motivo de un acceso de locura. En resumen, estás jodido.

tras salir escucho con los demas lo que ocurre abajo y, tras ver como Joan y Miquel bajan, -Muy bien chicos, entiendo que estareis afectados, pero lo que acabo de ver ahi dentro es muy extraño, me gustaria saber como ha pasado todo.

El Sr. Costa termina rápido el cigarrillo. Le da una última y larga calada y lo tira al suelo, pisándolo para apagarlo. Suelta una última bocanada de humo, ignorando casi por completo lo que sucede a su alrededor. Solo respira hondo, lo suficiente como para calmarse, y para olvidar, si es que eso es posible, todo lo acaecido. Entonces escucha, a los lejos, las sirenas.

-Al fin.- Dice, casi en un susurro. -Esto ya ha durado demasiado.- Casi se podría percibir una sonrisa, cuando escucha los gritos que provienen de abajo, y los golpes. Observa como Gerard baja corriendo, y como el joven policía y el abogado van a ver. Se gira a los demás. 

-Voy a por unas pastillas, que me he dejado en mi casa... Ahora vuelvo..- Baja las escaleras hasta el 1º B. Obviamente, es mentira, él no padece ninguna enfermedad que requiera medicación, está sano como un roble... Ni colesterol, no tensión alta, ni nada de nada. Y aunque tuviera que tomarse algo, probablemente no lo haría. Nunca hace caso a los médicos. Iba a ver que demonios estaba pasando en la calle, a través de su balcón. 

Estaba justo en su puerta cuando sonaban las sirenas, pero sonaban demasiadas.. puede ser que ella alertó demasiado a los de emergencias y en realidad ya estaba todo controlado, solo faltaba que atendieran al hombre herido.

El chico estudiante de medicina, todos alli sabían más o menos a que se dedicaba cada uno y ella en eso era de lo más cotilla, salió llenó de sangre, no pudo evitar poner cara de asco.. como estaría el pobre herido. Pero algo extraño se escuchaba, como si no dejaran salir a alguien. ella tambien se acercó a la barandilla a mirar para saber que es lo que ocurría.

Joan, el inspector Fungairiño, Miquel y el señor Costa empiezan a bajar la escalera y se topan en el primer piso con un joven asiático, de unos 18 años, vestido con vaqueros y chaqueta de cuero. El chico lleva una cara de susto bastante grande, se diría que ha visto a un fantasma, pero nada más lejos de la realidad. De repente, empieza a hablar.

- Yo tlaigo comida china, Lestaulante Glan Dlagón Felis Impelial, ¿sí? Entlal polque puelta estar abierta y entonces policía empujalme dentro edificio… ¿Qué coño pasa aquí? Mucho luido, polisía fuera, mucha sirena y yo moto apalcada fuera.

El chico se debatía entre mantener una actitud profesional o autentificar lo realmente acojonado que se encontraba. Optó por una fórmula intermedia en la cual reveló qué hacía en el edificio pero que gritaba que alguien le explicara qué demonios pasaba.

-  Pol cielto, ¿alós, pollo agridulce, lollito plimavela…? ¿Alguien sabe para qué piso es? Son tleinta y siete con sincuenta.

Tras lo dicho, el señor Costa se despide de los presentes y entra en su casa del 1º B.

Aún sorprendido e incluso divertido por el encuentro en la escalera, entras en tu piso a mirar por el balcón qué demonios sucede ahí fuera… cuando te acercas, no das crédito: no ves absolutamente nada salvo destellos intermitentes de las sirenas de policía tras lo que parece una gruesa capa de plástico que han extendido por la fachada de todo el edificio… decides que es una buena idea mirar a través de la cámara del portal de abajo, y entonces lo entiendes todo:

¿Estaban… poniendo el edificio en cuarentena…?

Gerard, Mónica, Andrés, Jose y Francesc están todavía en el rellano del segundo piso, sin saber qué hacer ni qué decir. Segundos después de que sus vecinos bajaran a comprobar qué pasaba, oyeron cuchicheos en la escalera: los que habían bajado hablaban con un joven asiático que portaba unas bolsas en las que se podía leer con claridad “Restaurante Gran Dragón Feliz Imperial”, ¿qué puñetas hacía ese chico en medio de ese caos?

El Sr. Costa observa, con horror, como los policías cubren el edificio de plástico, como unidades ya no solo de los mossos, sino también de los GEOS, y miembros con máscaras y trajes de contención biológica, rodean cualquier tipo de salida. Algo muy gordo está pasando, algo realmente gordo. Apaga la cámara del portal, quizás les pudiera servir más adelante. Se pone a pensar, trata de pensar en qué hacer, en como reaccionar. ¿Correrá dando voces, para avisar a sus vecinos? Quizás sea mejor encerrarse en casa y esperar a que todo pase... Aunque, de algún modo, siente que eso no estaría bien. 

"¿Pero que coño pasa?" Esas cuatro palabras no paran de repetirse en su cabeza, una y otra vez. Es entonces cuando chasquea los dedos. El policía que acaba de entrar. Nada más entrar él, ha empezado todo esto. ¿Quien coño era ese tipo? Su corazón va a toda velocidad, lo siente en la garganta, lo siente latir deprisa. Al fin, se decide. 

Camina hacia su taller, sacando las llaves del bolsillo. Estaba claro que iba a necesitar cierta seguridad adicional. Era ilegal, y lo sabía, pero ahora le hacía más falta que nunca. En su taller, varias piezas de restauración, que le servían para mantener todas aquellas armas y antigüedades, un pequeño taller de restauración. A ras de suelo, había un cofre, con dos llaves. Las abrió las dos, y con mucho cuidado, sacó el rifle Winchester del interior. 

Pesaba bastante, pero nada que no pudiera sostener en ristre. Con calma, sacó, de una pequeña caja dentro del mismo cofre, varios cartuchos, que cargó uno a uno, hasta que contó los doce cartuchos. Se lo apoyó en el hombro, y apuntó con él. La mira estaba bastante bien calibrada. Debería ajustarse para tiros largos, pero así le valía. Cerró el cofre y se dirigió de nuevo hacia los vecinos que aguardaban arriba, no sin antes avisar al chino aquél que acababa de entrar, al abogado y al policía. Debía saber que pasaba. Y debían conseguir respuestas. 

 Gerard ve la escena desde arriba y no puede dejar de enarcar la ceja.

-          ¿Que collons?...- exclama un poco descolocado.- ¿De dónde ha salido el chino?- pregunta en un murmuro.

No sabía qué era lo que se cocía ahí abajo pero no pensaba quedarse parado a verlas venir. Ignorando a los demás, comienza a bajar las escaleras con paso decidido pero disimulando su creciente enfado tras una mascara de preocupación.

Una vez había bajado las escaleras me quedé perplejo al ver a aquel chino miro hacía el inspector y nuevamente al chino enarcando una ceja,claro..ahora caíra e la cuenta "La comida qué encargamos" me acerqué al chino o más conciliador qué aquella situación me permitia

-Efectivamente buen hombre, yo he encargado esa comida, y en cuanto a lo qué pasa, nosotros no lo sabemos precisamente se lo veniamos a preguntar a usted, ¿Por qué la policía le ha empujado adentro? ¿Ocurre algo?

Intento hablar lo más claro posible para qué el chino me entienda y después miro hacía la puerta en mi cuello cuelga la placa donde reza el nombre de los mossos d' escuadra

Se lleva la mano a la boca cuando descubre que es el chino al que habían llamado, como si acabara de acordarse, y mira a Jose.

- La cena.. noi.. le hemos piamado..

Dice mirando a los demás, como sintiendose algo avergonzada de que el chino estuviera ahi y fuera ahora mismo el centro de atención de todos.

Al ver que Gerard baja, ella también baja algunas escaleras para enterarse de que es lo que ocurre.

- Andiamo - dice a los que están alli para que bajen tambien.

Jose miró a Monica e hizo un gesto con la mano y la cabeza, chascando los dedos luego.

-Ahh si, el chino.

Sonrió levemente como si se disculpara con el resto. Entró un momento en casa para coger la cartera y bajó hacia el piso inferior.

-Buenas noches.

Le dijo al chino, mientras sacaba el dinero, miraba por la puerta, aqui pasaba algo.

-¿Cuanto te debo?

Jose alzó la mano zurda para recoger la bolsa, y con la otra sostuvo algo de dinero.

-Ps...pss...¿que pasó ahi fuera?

Le preguntó al chino.

Baja del todo las escaleras hasta lo que es la entrada del edificio, están ahi todos reunidos, pero se mantiene aún en esta. Desde ahí los ve a todos mejor y se entera mejor de lo que ocurre.

Miquel tira la colilla del cigarro al suelo y saca otro de la cajetilla. Lo observa por un instante y se lo enciende aspirando el duro humo hasta sus pulmones. Parecía que iba a ser una noche muy larga.

¿Cómo que la policía no le deja salir? ¡Si lo que tienen que hacer ellos es entrar a poner un poco de orden en todo este lío!

- A ver señor, expliquese, ¿Qué es eso de que la policía le impide salir al exterior?.- inquiere al asiático.

Esto es raro de cojones, si ya sabía yo que después de terminar en el despacho tenía que haberme ido de copas con  los compañeros...