Partida Rol por web

- Joder Markus ¿En qué planeta vives? Tú estabas ahí cuando Hans dijo lo del traidor y tú estabas cuando planeamos hablar con nuestro "benefactor". Eso es lo que hice y esas son las instrucciones que me dió. - Dresden permanece mirando a Markus asegurándose de que entiende o recuerda lo que le está diciendo.

- No me gusta nada el Roster, llámame anticuado pero no me gusta. Hay quien tiene miedo a volar, a mi no me gusta la idea de que mis moléculas se desordenen para aparecer en cualquier otro sitio. No voy a soltar todo ese rollo sobre si el que aparece eres tú mismo o una copia de ti mismo. Es una soplapollez que me importa un carajo. Sólo digo que no me gusta. Pese a todo suponiendo que lo consiguiésemos significaría que apareceremos en París con una peluca, un bigote postizo y una documentación falsa. Nada más, ni armas, ni moto. Creeme que me fiaría más de nuestro amigo invisible con ésto encima - dice sacando su pistola de la funda a su espalda y dejándola sobre la mesa como si su simple presencia constituyese un argumento de peso.

- Como sea es probable que tengas razón y sea la única opción. No quiero ver en EyeVision una imágen vía satélite de los fugitivos alemanes atravesando la frontera con decenas de Bullen pisándonos los talones y una comitiva de Sacre-Bleus esperándonos al otro lado.

Viktor se acerca a Markus y se sienta frente a él.

- Nos pondremos manos a la obra, lo primero será conseguir el disfraz, sacarnos las fotos y conseguir que un hacker nos haga las identificaciones. Yo me encargaré de lo primero tu contacta con el falsificador. Es condición fundamental que hagamos el adelanto en Berlín y la transferencia del resto en París. No quiero que un chaval zampadonuts pegado a una terminal nos la juegue. Uhm... Markus tú eres mecánico. ¿Sabes si existiría algún modo seguro de pasar la moto? Quizá se podría ocultar en algún envío estandar. Quizá incluso se podrían esconder en ella las armas y el material comprometido escondido como piezas de maquinaria. ¿Qué dices, se podría?

Dresden sonríe al recibir la primera buena noticia de todo el día cuando Markus le asegura la posibilidad de pasar la moto con las armas de contrabando. Su sonrísa no desaparece cuando hablan de los documentos.

- El dinero no debería ser problema, principalmente cuando tenemos a un "benefactor". Encárgate del contacto. Si no tenemos como para cubrir el gasto llamaré a nuestro patrocinador para que haga la transferencia. Pero todo eso, amigo mío, tendrá que esperar a mañana. Hoy ha sido una puta mierda de día y necesitamos descansar lo que podamos.

Fue el cansancio, el auténtico cansancio el que consiguió doblegar el cuerpo de Dresden y permitirle dormir. Horas en vela tumbado boca arriba en aquellos cómodos colchones repasando una y otra vez lo vivido en las últimas horas llegan a su fin de forma inesperada.

Aquella mañana, mientras se escucha a Markus en el garaje trabajando ya con la moto, el alemán se dirige al baño, se ducha, se afeita y se pone algo de ropa del dueño de la casa. Una gorra y unas gafas de sol serán suficiente para ocultar su aspecto. Por suerte la imágen de la cámara de seguridad que le grabó no era del todo nítida gracias a las interferencias del dispositivo que Hans había preparado y que falló vete tú a saber cómo.

Sale con el coche buscando dónde comprar ropa y material para poder cambiar su aspecto y el de Markus. Paga en efectivo, habla poco y se mueve rápido. Con suerte estará de vuelta a la hora de la comida.

- Gute arbeit, Markus! - felicita al ver la moto. Parece de mejor humor, quizá el salir, y tener un objetivo concreto le ha distraido de las tribulaciones de la noche anterior.

Una vez en la cocina deja las bolsas sobre una mesa y huele con una sonrisa la comida.

- No puedes ni hacerte a la idea del hambre que tengo. - se asoma a una de las bolsas como revisando el contenido que conoce de memoria - He comprado algunas cosas, supongo que algo de esto servirá. Después de comer nos sacaremos esas fotos. Tengo una cámara en la mochila. Mira, ¿te gustan? - saca unas gafas de la bolsa - Para tí si quieres, a mi no me pegan. Da igual dejémoslo para luego, me muero por probar la comida. Gracias, amigo.

Menos ágil pero más seguro a la hora de pasar desapercibidos deciden utilizar el coche para trasladarse a la reunión. Allí queda la moto en el garaje, preparada para ser enviada junto a ellos cuando esté todo a punto.

- Yo conduzco y tú guías - dice Dresden mientras se hace con las llaves del coche - Tú dirás dónde se encuentra tu contacto.

Una vez en marcha no pueden evitar mirarse de vez en cuando el uno al otro de reojo. Desde luego los disfraces deberían funcionar pues no terminan de acostumbrarse a su nuevo aspecto.

Dresden queda un momento mirando al jóven. Tiene la mirada de la calle y eso se nota. Le gusta, le da confianza. Sin embargo parece algo nervioso. No le gusta la gente nerviosa.

Entra y deja su mochila sobre una mesa. La abre y busca en su interior esperando que Markus hable con su contacto. Sin embargo Markus saluda y mira las paredes de la casa.

Saca la memoria de la cámara y toma la iniciativa.

- Hola Tommy. Soy Bruno Hautenfaust y él es Herman Lindemann - afirma dejando claro por el tono de voz que se trata de nombres falsos antes de que el chaval salga con aquello de "nada de nombres" - Confío en que seas tan bueno y rápido como dice mi amigo. En esta memoria están nuestras fotografías. Necesitamos identificaciones. Buena calidad, no algo que pudiera hacer yo mismo con unos rotuladores y una plastificadora. Lo suficientemente buenas como para pasar un control Roster. Necesitamos prioridad sobre tus clientes. Pagaremos la diferencia. Necesitamos saber para cuándo las tendrás. Recibirás la mitad ahora y la otra mitad mediante transferencia una vez comprobemos que funcionan. Abgemacht, Tommy?

Mientras dice esto le acerca la memoria de la cámara con las fotografías asumiendo en el gesto que cogerla es aceptar el trato.

Dresden se baja las gafas para mirar por encima de ellas y con una sonrisa al falsificador quitándole importancia a su enfado. Cruza la mirada con Markus que se encuentra algo nervioso.

- Parece que cobra lo que dice que vale. - sin dejar de mirarle fíjamente a los ojos coge la libreta y el lápiz y se lo tiende a Tommy - Escribe aquí tu cuenta bancaria y en mayúsculas para que no haya equivocación posible con la grafía. - bromea aunque deja un regusto amargo en su sonrisa que deja clara la seriedad del asunto - Recibirás 20.000 esta noche. Y ordenaremos el resto mañana en nuestro destino.

Coge la mochila, la cierra y se dispone a salir con Markus a la espera de que el chico les entregue la cuenta.

- ¿París? - dice mientras camina hacia el coche recorriendo la calle con la mirada y caea de pocos amigos - No, nunca he estado. Ebba estuvo de pequeña antes de... bueno, ya sabes.

Llegan hasta el coche, echan la mochila en el asiento trasero y ocupan los delanteros.

- No creo que sea muy diferente de esto. Vamos, la misma mierda. Te quedan bien esas gafas, ¿sabes Markus? Te dan, no sé, cierto aire importante. - la sonrisa apenas puede borrar el rastro del haber mencionado a Ebba - Voy a llamar al tío que está detrás de lo del viaje. Tómatelo con calma, con un poco de suerte mañana estaremos viendo los Campos Elíseos.

Saca el móvil y con una mano busca el primer número de la agenda y llama.

- Affengeil... - no puede evitar decir al escuchar la grabación - Dresden. Berlín. Mañana estaremos en París. Necesitamos el nombre del contacto allí y 40.000 en dos transferencias a la cuenta... - hace una pausa mientras saca el papel del bolsillo y lo desdobla colocándolo sobre el volante - ABBC123-4598223-BER27. La primera mitad a nuestra confirmación esta noche, la segunda a nuestra confirmación en París.

Cuelga el teléfono y mira a Markus.

- Un puto contestador.

Arranca el coche y sale de allí.

Tras revisar el mensaje Dresden mira hacia Markus que esperaba impaciente.

- DE ACUERDO - Lee de la pantalla - Eso es todo lo que tiene que decir el gran hombre. Espero que eso signifique que está conforme y no se trate del nombre de nuestro contacto en París - bromea sin ganas - Vamos a buscar a Tommy. Ahora comprobaremos cómo de comprometido está nuestro patrocinador con la causa.

Diciendo esto regresan al barrio que a esas horas parece desértico y llaman a la puerta del falsificador utilizando la contraseña acordada.

Sin devolver la sonrisa ni compartir el entusiasmo Dresden observa las identificaciones. No es un experto desde luego pero tiene esa falsa ilusión que tienen los profanos de que, si se fijan mucho serían capaces de detecatar las imprecisiones. Los carnets parecen perfectos y por más que lo busque no aparece la palabra "falsificado" en pequeñito en ningún sitio. Saca el teléfono sin dejar de mirar las identificaciones y marca un par de veces hasta que envía el mensaje que confirma la transferencia. Cuando lo hace guarda de nuevo el teléfono. Le da un Carnet a Markus y se queda él con el otro. Clava la mirada en el muchacho. Esta suele ser la parte más complicada de su trabajo.

- Tommy... Tommy... ya sólo la posibilidad ya vale esos 20.000. - mira la tarjeta a trasluz desvelando la silueta del chip interno - El trato está hecho y la transferencia ordenada. Nos quedaremos contigo hasta que lo compruebes. ¿No tendrás un par de cervezas? No creo que te importe incluirlas en el precio. Mañana, recibirás el resto si realmente funcionan.

Le lanza una cerveza a Markus y abre la suya. Esperan a que la transferencia se haga. Está mucho más tranquilo que su compañero, quizá por eso siempre le ganó al poker. Sabe que si esa transferencia no se realizaba iba a tener problemas y ya tiene bastantes.

Tras la confirmación sonríe y se acomoda las gafas de sol. Pero no le gusta la pregunta sobre la hora de la transferencia.

- Recibiras el ingreso antes de 24 horas. Así que ya puedes olvidarte de nosotros. Nosotros no lo haremos de tí. Tenemos todavía amigos en la ciudad que les encantará saber lo que eres capaz de hacer. - sonríe dejando ambigua su última frase. Puede tratarse de una amenaza o quizá de más clientes potenciales. De hecho se trata de ambas cosas.

Recoge y se dirige a la puerta.

- Parece que ésto es todo. Cuídate Tommy.

Y salen.

Montados en el coche se dirigen al piso a recoger la moto y el equipaje.

- ¿Crees que a mi me gusta, Markus? No me gusta una mierda que me controlen y menos un gilipollas que no me coge las llamadas. Pero te diré una cosa. Fueron Hans y Ebba quienes me dieron el contacto. Ellos confiaban en él y yo confío en él. Saldremos de aquí y veremos qué es lo que quiere de nosotros. Siempre podemos mandarle a tomar por culo si no nos gusta lo que nos plantea.

Se frota la nuca. El escozor ha remitido pero parece haber dejado en él un reflejo inconsciente de comprobar que todo sigue en su sitio.

- No perdamos el objetivo, salgamos de esta puta ciudad de una vez. Cada vez me parece más una tumba, una tumba que huele peor cada día que pasa.

La moto se aleja en la cinta transportadora con la pegatina de la Bundespolizei bien visible en el embalaje. Markus y Dresden la ven marchar fingiendo ignorar el hecho de que apenas unos minutos después estarán junto a ella de nuevo en París. Sonríen algo nervisos, se ajustan las solapas de la chaqueta, cogen aire y se dirigen con el carnet en la mano hacia el control de transportador Roster con destino a la ciudad de la luz.

Parece que todo está saliendo a las mil maravillas. Nadie ha mirado dos veces ni a Viktor ni a Markus, y la entrega de documentación ha sido puro trámite, recibiendo a cambio únicamente, sonrisas y los pases que los acreditan como pasajeros con destino París.

Mientras esperan en la sala que les han indicado, hasta que llegue su turno para viajar, las pantallas de televisión siguen emitiendo noticias, de las cuales Dresden parece haber perdido popularidad....algo que no les viene mal del todo. Ahora la protagonista parece ser una chica que ha golpeado a una periodista mientras esta filmaba un cadaver.

Las imágenes de dicho cadaver asaltan los ojos de Viktor, al igual que la imagen de la parte trasera del cuello de la agresora de la periodista. Lleva un tatuaje muy similar del que lleva Dresden.

- Verdammt! - Dresden no puede evitar la sorpresa y avisa con un codazo a su compañero para que mire las noticias.

Disimuladamente se lleva la mano a la nuca tratando de sentir su propia marca entre el cuello de la camisa y la peluca. Ese cadáver. Ebba. Dublín. Ya no había vuelta atrás pero de haberlo habido habría mandado a París a la mierda para moverse a Dublín. Quizá lo haría así, pero no ahora. Aguarda en silencio esperando que la televisión revele el nombre de la agresora pero no hay suerte.

- Esa tía, Markus, esa tía... en Dublín. Tiene la marca y... Joder necesito hablar con ella - se pone de pie nervioso como si caminando pudiera acercarse más a su objetivo pero se da cuenta de lo inútil de su movimiento y vuelve a sentarse. - ¿Has visto ese cadáver? No es la primera vez que veo esa carnicería Markus. Podría asegurar que es el mismo hijo de puta que... ya sabes. Scheiße, scheiße, scheiße

Markus observa asombrado a Viktor, pero claro, él no vió el cadáver de Ebba, tan solo entiende el comentario del tatuaje, que fijándose bien en la pantalla de televisión, podría que decir que son iguales, si no fuese por la segunda raya que se ve en el cuello de la chica.

Apenas abre la boca para decir algo, su voz es cortada por el sonido de un móvil que suena...es el que lleva Dresden encima, el que era de Hans.

Un escalofrío le recorre la columna vertebral. Aunque no le sorprendía la llamada. Sacó el teléfono sin apartar la mirada de Markus. Suena y no contesta, como hace siempre. Markus se impacienta y entonces Dresden, despacio, descorre la tapa y pulsa el botón de recibo de la llamada.

- Hallo?

Viktor - la voz de siempre, sin un ápice de emoción en ella, siempre átona y sin matices en su entonación - los planes han cambiado. Ya no hay nada en París para usted....¿me entiende?

La voz se queda en silencio, a la espera de una respuesta afirmativa por parte de Dresden, indicando que ha entendido lo que se le quiere decir.

- Scheiße!, estoy en la puta puerta de embarque. ¿Cree que esto es un juego? - baja un poco la voz tratando de no ser escuchado por quienes le rodean - ¿Cree que puedo ir de una ciudad a otra como si fuese un puto yuppi? - trata de calmarse y suaviza ligeramente el tono - ¿Ha visto... ha visto las noticias? Dublin. Necesito ir allí. Esa chica, la que pegó a la periodista. No sé cómo se llama. Necesito verla. ¿No hay París? Estupendo. Ahora si de verdad quiere ayudarme hágame llegar hasta ella.

Se lleva la mano a la parte de atrás de la cabeza, un gesto instintivo para acariciarse la cabeza rapada y que al toparse con la peluca queda interrumpido con lo que Dresden no sabe muy bien que hacer con la mano y la deja en alto junto a la oreja que no está ocupada por el teléfono.