Partida Rol por web

La noche fue larga. Algunos abandonaron la capital del reino para dirigirse a sus propias tierras y hacer los ritos funerarios en las tierras que correspondían a las suyas.

Otros se quedaron, y participarían del propio funeral que se llevaría a cabo a la mañana de aquel día.

También te enteras por rumores que Nikomedes había organizado un funeral para Ageslado, dictado por las viejas costumbres paganas. Si desearás, pudieras presentarte allí antes de irte a dormir.

________

Te preparas lentamente, como puedes. Algunas heridas aún se resienten en tu debilitado cuerpo, y tu moral está muy baja. Estás muy descontento por todo lo que está pasando dentro de Illiandor, y el rey tampoco está creando demasiadas ordenes o ideas que sientas que concuerdan contigo. Sin dudas tus más allegados ya conocen tu descontento, y te cuesta un poco disimularlo.

Intentas crear tu mejor cara para soportar lo que falta todavía del día.

A ciencia cierta, al menos sabes que este sería tu último día en Illiandor. ¿Mañana? Guerra.

Nikómedes estaba velando el cuerpo de su hermano, mientras comprobaba como en la arena se formaba su pira funeraria. Afortunadamente uno de sus sirvientes le cosió nuevamente la cabeza a su hermano, y era algo más llevadero todo aquello.

Mientras esperaba que todo estuviera preparado, no podía evitar pensar en la situación del reino, algo que era preferible a seguir pensando en la muerte de su hermano, ante la cual ya se estaba acostumbrando y tras hablarlo con Lord Harald se sentía un poco más tranquilo en ese aspecto. Por lo que sus pensamientos se dirigían a la situación bélica actual, no cabía duda de que la falta de decisiones del rey les pasaría factura, no podían simplemente esperar sentados la llegada del enemigo, hay que prepararse, y encargar la defensa de los castillos no era suficiente, había que hacer algo más ...

De esta forma, dándole vueltas al tema no podía evitar estar más en desacuerdo con el rey, intentaría que su rostro no lo denotara, pero no sabía si sería capaz. Cuando se acercó la medianoche, su esposa apareció allí y fue rápidamente a su lado, el la volvió a abrazar y a besarla, compartieron algunas palabras en honor a su hermano y ninguno de los dos pudo evitar contener las lágrimas, especialmente ella, pues no sólo lloraba por la pérdida de Ageslao, sino también por el dolor que debía estar sufriendo su marido. Así que intentando calmarla cogió su rostro suavemente entre sus manos y le dijo:

- Él está ahora en los campos Elíseos querida, ojalá podamos nosotros acompañarle en tal magnífico lugar algún día, pero ahora debemos seguir adelante. Muchas gracias por tu apoyo, sabes que ahora mismo eres todo lo que tengo, eres lo único que mantiene a raya la locura y el dolor dentro de mi mente - y volvió a besarla nuevamente de una forma mucho más intensa y apasionada que su beso anterior, se quedó un rato disfrutando de la tranquilidad que sentía mientras se encontraba tan cerca de ella y compartiendo sus labios, una vez finalizó dijo - bueno, es hora de que empiece la ceremonia, si me disculpáis esposa mía ... - dijo mientras se iba alejando sosteniendo la mano de su amada, hasta soltarla finalmente.

Para el funeral debía admitir que sólo había invitado a Lord Harald y a Lady Medea, no quería que aquello se llenara de gente desconocía y dado que era un rito pagano no quería que nadie se sintiera obligado a ir, por lo que optó por un funeral privado, aquellos que de verdad quisieran asistir al funeral de su hermano se habrían enterado. Por lo que una vez estuvo todo preparado, recogió el cuerpo de Ageslao y llevándolo en brazos con la mirada perdida, lleno de dolor y con una expresión de amargura en el rostro, lo colocó en el pira con cuidado. Sentía como volvía a llorar, pero no le importó ocultarlo, y alzando la antorcha se dispuso a decir con voz alta y clara sus últimas palabras a su hermano:

- Señores y señoras, estamos aquí reunidos para darle nuestro último adiós a Ageslao de la Casa Eudaimon, mi hermano, fue un hombre valiente sin duda, caballeroso, honrado, respetuoso siempre con su familia y los demás, todo un ejemplo para cualquiera en todos los aspectos; por muchas palabras que pueda decir ninguna estará a la altura de su descripción. Por ello mismo, los dioses decidieron llevárselo antes de tiempo, alguien como él sin duda atrae las miradas divinas, y estoy seguro de que ahora mismo descansa en el Elíseo como uno de los más grandes héroes, despidámonos todos ahora de Ageslao, para que pueda oírnos donde quiera que esté - y mientras escuchaba el grito al unísono de la multitud, le puso dos monedas de oro perfectas, bien lustrosas y brillantes en ambos ojos, sabía que la costumbre era ponérsela en la boca, pero un guerrero como él debía distinguirse incluso en el inframundo, por lo que optó por darle dos monedas para su último viaje. Mientras cumplía con el rito y prendía fuego a la pira, dijo en voz baja pero con una voz muy sentida:

- Te echaré mucho de menos hermano ...

Tras ello volvió con su mujer, muchos de los asistentes ya se marchaban, mientras otros siervos se quedarían para recoger sus cenizas y llevarla a su ciudad. Volvió a recibir los mimos y cariños de Lady Medea, pero él ya se había quedado sin palabras y no pudo decir nada. Por lo que dirigiéndose en silencio a sus aposentos se quitó la armadura, se aseo como buenamente pudo, y nada más tocar su lecho cayó rendido, como si Morfeo lo hubiese tocado en persona. Demasiados sentimientos para un día y demasiado cansancio, si nadie lo despertaba dormiría hasta bien entrada la tarde, pero contaba con que su señora lo despertara al menos para el funeral de Lord Connor.

Jamel comenzó con todos los preparativos para partir cuanto antes. Unas tierras le esperaban y debía ponerlo todo en orden para defenderse de las ofensivas pulkrianas. Dejó a Olympia preparándose, y él intentó pedir audiencia con el rey para despedirse antes de partir. Se vistió con lo mejor que tenía, se acicaló, peinó y preparó su mejor sonrisa, pero esa sonrisa que demuestra confianza, no burla. 

Encaminó sus pasos hacia las puertas de su majestad y pidió audiencia con él.

Mientras todos en la ciudad estaban muy callados y tranquilos, se podía respirar en el aire ese sentido de enfado y tristeza tras tantas pérdidas ocasionadas de una forma tan repentina y trágica.

El rey se hallaba orando en la iglesia, junto a los demás soldados y otros nobles. Se estaba haciendo una charla de reflexión y una plegaria a Dios, por la cual se esperaba que todas las almas encontrasen su camino al cielo.

Tras esto, procedieron a ir al cementerio donde ya estaban preparándose los agujeros donde enterrarían a todos los cuerpos. Varios minutos después, y unas palabras del clérigo que despidió a los difuntos, finalmente se enterraron los cuerpos en sus ataúdes.

Así Connor Fairwood fue enterrado, mientras su esposa Liset lloraba desconsoladamente.

Todos pudieron haber asistido a estos entierros realizados por la mañana, y de haberlo hecho pudieron haber cruzado alguna palabra con el rey, si así lo quisieran.

¿Jamel? Chico, están todos en la iglesia en el funeral de Connor y los demás hombres. Iré ahora hacia allá, si deseas hablar con el rey puedes acompañarme.

Al decir esto, Algedrian cerró la puerta del cuarto del rey se marchó hacia la iglesia.

-Por supuesto, presentaré mis respeto a los difuntos.

Jamel comenzó a acompañar a Algedrian hasta el lugar donde se encontraría con todos los demas. Mientras, durante el trayecto, un suspiro salió de lo más profundo de su ser, acompañado de algunas palabras.

-¿Que crees que pasará ahora? Pulkria... nos ha dado un buen golpe. Ha muerto buena gente. No paró de pensar que estamos en guerra... y que muy probablemente solo uno salga victorioso, y el otro desaparezca. Creo que éste será el último combate para una de las dos fuerzas.

Ciertamente es todo un tema, Pulkria nos ha logrado dar un golpe bien profundo en nuestras defensas bajas. Honestamente yo creo que tantos años de paz reinante sobre nuestras tierras nos pudo haber vuelto muy confiados e incrédulos.

Con este ataque, en cambio, nos volveremos más sagaces y astutos. De momento presentaremos nuestros respetos a los caídos en batalla, y ya hablaremos con el rey para ver qué estrategia adoptaremos ahora en relación a estos sucesos.

William se había levantado bastante tenso esa noche, aún habían sonidos de espadas chocando en su cabeza y resultó un gran impedimento para conciliar el sueño.

Terminó desvelándose por lo que se quedó leyendo un libro hasta que ya había amanecido, y finalmente se dispuso a hacer acto de presencia en el funeral de Connor y los demás hombres.

Este saludó a los demás hombres que estaban el lugar, entre ellos Algedrian, Jamel, Katarn, el príncipe Eugian y por supuesto su majestad Harlock.

Tomó asiento en los bancos de la iglesia y aguardó hasta el final de la ceremonia.

Lacratos estaba muy adolorido tras los golpes recibidos en batalla, por lo que sin lograr conciliar el sueño comenzó a caminar por las calles del pueblo. Este estuvo caminando sin rumbo, hasta que por casualidades de la vida terminó topándose sorpresivamente con el funeral de Ageslao.

Allí se quedó aguardando unos instantes, y se acercó a Nikomedes para presentar su respeto por la pérdida de su hermano.

Lamento mucho la muerte de Ageslao. Estoy seguro de que si los dioses se apiadan de vuestro nombre, se os concederá con el tiempo justo, la oportunidad de hacer valer el nombre de vuestra casa y hacer justicia en el nombre de tu hermano.

Cuento con ello, y rezo también por ello.

Tras intentar explicarle sin mucho éxito el porqué de la decisión tomada de apoyar y defender a su Rey en vez de correr hacia su esposa, Varion se sumió en un sueño inquieto, intranquilo, los golpes y magulladuras que había sufrido por lo sucedido el día anterior lo tenían a mal traer, no encontraba una posición en la que no le doliera algo, cuando lograba dormir, soñaba con espadas y oía hombres gritando en su cabeza, fue una noche realmente mala para él. Cuando se levantó al otro día, oyó que el funeral de Connor y los demás hombres caídos estaba llevándose a cabo, por lo que hizo acto de presencia en la iglesia, y aprovechó para rezar por su hogar, y porque nada hubiera pasado allí

Nikómedes estaba finalizando los oficios funerarios cuando Lord Lacratos se le acercó, no se esperaba ver al fiero guerrero allí, pero le agradó las palabras que le dirigió y le dijo en respuesta:

-Muchas gracias Lord Lacratos por vuestras condolencias. De los dioses en estos momentos sólo necesito que me concedan la oportunidad de vengarme de ese malnacido que me separó para siempre de mi hermano, con eso me conformaré ... - dijo cabizbajo y con una mirada seria - Ahora vayamos a descansar sugiero, para presentarnos mañana en el funeral de Connor Fairwood. Espero que Zeus no me abata con un rayo por verme entrar en una de vuestras iglesias - dijo con una sonrisa para intentar mostrarse algo más alegre ante el señor de Lyssex.

Por lo que tras recoger a su esposa, fueron a su habitación donde descansarían hasta llegado el momento de presentarse al funeral de los demás hombres del reino.

Eugian estaba allí en el funeral de Nikomedes y observaba desde lo lejos, sin llegar a acercarse demasiado como para ser visto. Quizás le generaba mucha intriga como se hacían los ritos funerarios según las viejas costumbres, y no deseaba ser visto por otros habitantes del pueblo por miedo de que se difundieran rumores incorrectos sobre las creencias religiosas del príncipe heredero.

Lo cierto es que en algún momento Nikomedes habría logrado ver la presencia de Eugian, que estaba sobre el balcón del edificio más cercano al funeral, y el príncipe le habría levantado su mano a este como señal de respeto.

En la iglesia se hallaba el arzobispo. Este es la máxima eminencia de la iglesia católica, y fue invitado por el rey para hacer los honores del funeral de sus hombres.

Adelante hermanos y hermanas. Estamos aquí para despedir con mucha pena y reflexión a nuestro señor Connor Fairwood de Torreblanca, y también rezar por todos los hombres que cayeron en batalla, al jurar lealtad a nuestra eminencia el rey Harlock. Todos aquí hemos sufrido pérdidas, y estamos para desear lo mejor a los nuestros, y serán las plegarias que hemos de rezar las que conseguirán que puedan abandonar el limbo, y así unirse finalmente junto a nuestro Dios Jesucristo.

Oremos…

Señor, por favor ten en misericordia las almas de nuestros fieros y valientes guerreros, que con su espada y corazón juraron predicar tus enseñanzas y la de tu hijo, y ellos sabrán que serán acogidos en los brazos de vuestra infinita sabiduría y el amor que predicas a tus hijos. Porque aquí todos somos tus hijos, y tú el padre nuestro que nos ama a todos por igual.

Oremos...

Hermanos y hermanas, podemos desear lo mejor para los nuestros. Dios es bondadoso y siempre perdona, arrepiéntanse ahora de sus pecados, y déjense abrazar por el brillo celestial.

El lumeno al ver que el príncipe también estaba presente en alma, aunque no en cuerpo, para el funeral de su hermano, le hizo una leve reverencia llevándose la mano al pecho en señal de gratitud.

-----------------------------------

Por la mañana, como era de esperar, tuvo que despertarlo su esposa. Iban a llegar tarde al funeral, dado que Lady Medea, en un gesto de compasión por su amado, le dejó dormir un poco más. Nikómedes en cuanto se enteró se preparó lo más rápido que pudo, se aseo y se vistió con sus mejores ropajes, aunque no tenía ninguna prenda completamente negra, dado que jamás pensó que iba a tener que asistir a un funeral cristiano cuando preparó su equipaje para la capital. En realidad no le apetecía lo más mínimo asistir a aquel rito, demasiado había tenido con oficiar el de su propio hermano durante la noche; pero en cierta medida se lo debía a Lady Liset, gracias a la ayuda prestada a su mujer, ambas habían conseguido sobrevivir a aquel fatídico día y gustoso la acompañaría él a ella en aquellos momentos.

El señor de Elísea estaba preocupado esperando no despertar la ira de sus dioses por entrar en un edificio cristiano, por lo que decidió que sólo se limitaría a mirar y no se involucraría activamente en el funeral. Así fue como llegaron a la iglesia, su tardanza les sirvió para evitar estar allí más tiempo del necesario, y en cuanto entraron se dirigieron a los asientos que la esposa de Lord Connor les tenía reservado, en una zona apartada de las miradas, pero cercana a la esposa del difunto.

Una vez comenzado el funeral, Nikómedes se limitó a levantarse y a sentarse cuando aquel sacerdote lo decía, para no desentonar demasiado, no secundaba las oraciones ni participó en la comunión ni demás pautas. La verdad es que le pareció bastante aburrido todo aquello y además demasiado largo, él estaba deseando que acabara para poder partir de nuevo a sus tierras, aunque aquello atraería nuevas situaciones complicadas ...

Cuando Jamel llegó a la iglesa junto a Algedrian, éste dejó al sabio que se dedicase a sus cosas mientras se quedaba rezagado, contemplativo y pensando en lo que había pasado y las muertes que el caos se había agenciado. En la iglesia abundaba una sensación mezcla de respeto y tristeza. Pero también ira y sed de venganza. Dos sentimientos tan contrarios y a la vez tan similares que la sensación dejaba un regusto agrio en el paladar. A partir de ese momento podían suceder tantas cosas...

La ceremonia finalmente había finalizado, y después de ello todos pasaron al cementerio, donde se darían ya las últimas palabras y se enterrarían ya a los caídos en batalla.

Ahora están con el señor Jesucristo, y lo que quedará de ellos es únicamente lo que seas capaz de recordar de sus nombres.

Cuando te veías allí, ya reflexivo y silencioso, desgastado por tu resignación y el enfado, sumado a tu cansancio y la ira provocada por todos los pésimos acontecimientos ocurridos recién, pudiste haber notado a una mujer misteriosa que jamás viste antes.

Esta mujer estaba acompañada de lo que pareciera ser una escolta, y ella observaba la tumba con bastante seriedad y de forma solemne.

El rey fue alertado por Algedrian, e inmediatamente se acercó a ella intercambiando varias palabras entre sí.

Luego de unos minutos, la mujer se marchó y el rey quedó a solas. Se le veía un poco descontento mientas la veía irse.

Si tenías alguna intención de decirle algo al rey, este era el momento.

Mientras tanto, Katarn observó a todos y anunció en voz alta que los aguardaba en la sala del concejo en el palacio, allí se discutiría las órdenes de primera mano que serían los pasos próximos que estarían dando en el reino, de cara a la inminente guerra.

Ojalá Dios te tenga en la gloria, esposo mío. No hemos sido nunca grandes amantes, ni hemos tenido una gran relación. Sin embargo fuiste bueno conmigo, y yo fui buena contigo. Es lo único que podré llevarme de ti, y es el único recuerdo que tendré por siempre.

Ojala todo hubiera sido distinto, quizás en otra época, otra situación. ¿Quién sabe?

Esta permanecía allí junto a la tumba, y no se movía de ella. Parecía muy triste, y cada tanto largaba varias lágrimas que demostraban realmente un fuerte dolor en su corazón. Junto a ella, las demás ladys del reino permanecían también como dándole su apoyo. Lady Medea, Lady Mary, y Lady Molle.

Puedes también acercarte a ella, si lo deseas, y decirle algo.

Durante el funeral, Nikómedes permaneció callado y solemne, aquel rito si le parecía más aceptable que lo vivido en la catedral por lo que se comportó respetuoso con todo lo que allí acontecía. Durante el transcurso del mismo se quedó extrañado ante la llegada de aquella extraña dama, y lleno de intriga se acercó a donde estaban Algedrian y el rey, pero para evitar parecer indecoroso e inoportuno con el monarca, prefirió dirigirse sólo a la mano del rey diciendo:

- Disculpad mi intromisión Lord Algedrian, pero, ¿podría saber quien era esa mujer? parecía alguien importante.

Tras hablar con el noble siguió contemplando los ritos hasta que finalizaron, momento en el que se acercó a la zona donde estaban las mujeres. Una vez allí se dirigió primeramente a Lady Liset diciendo:

- Nuevamente os doy mis condolencias milady, estoy seguro de que vuestro marido descansa en vuestro cielo como un buen hombre de vuestro Dios. Si necesitáis algo más de mí o de mi familia, por favor, sólo pedidlo. Las puertas de mi humilde morada estarán abiertas siempre para vos en caso de que queráis acompañarnos.

Al concluir la conversación con ella se dirigió a Lady Medea, y limitándose a agarrarla de las manos, para no demostrar demasiado afecto en una situación delicada como aquella, le dijo:

- Mi señora, ahora debo acudir a la última de mis reuniones para con el rey antes de marcharnos definitivamente a nuestras tierras. Si podéis, tened a la comitiva lista para partir en cuanto concluya mis obligaciones, permanecer en esta ciudad más tiempo del necesario me atormenta cada vez más - dijo un poco alicaído, mientras soltaba delicadamente las manos de su amada y se disponía a seguir al rey a palacio.

Jamel avistó a la mujer que hizo acto de presencia en el lugar. Extrañado al principio, luego dedujo de quien podría tratarse cuando se acercó a la tumba. Se colocó bien sus vestimentas, tosió hacia dentro y encaminó sus pasos hacia Lady Liset. Esperó su turno para que Nikómedes presentase sus respeto, y tras acabar, le saludó pronunciando su nombre y con una leve reverencia de cabeza. Después se encaró hacia la mujer: -Hum... ¿Lady Liset? ¿Cierto? Le acompaño en el sentimiento por el fallecimiento de su esposo. Estoy seguro que vos mantendrá alto el legado de su marido. Ahora... si me disculpa, debo retirarme. Mis señoras -dijo hacia las otras mujeres también. Luego se marchó hacia la sala del consejo.

Presenció la ceremonia silencioso y triste, se acercó a Lady Liset para decirle -La acompaño en el sentimiento, Lady Liset, os doy mis condolencias, y espero que lleguen tiempos mejores- Tras decirle esto notó la presencia de la extraña mujer, y que cruzaba palabras con Algedrian, Varion nunca la había visto, como a mucha gente del Reino, pero le pareció extraño que el Rey (muy sutilmente) se alarme por esto, por lo que se acercó a Algedrian para preguntarle de quién se trataba -Mis disculpas, Algedrian, pero ¿Pasa algo con esa mujer? Nunca la he visto y ha llamado la atención de varios, por lo que veo- Dijo notando que Nikómedes también había preguntado por ella, y agregó al instante -Lord Eudaimon, mis condolencias también para usted por la pérdida de su hermano, todos lo honraremos en nuestra memoria-