Partida Rol por web

Mientras el mercader se marcha, la Dama del Coliseo entra a los apoentos hecha una furia, mirando por todo el comedor. Parece buscar a alguien.

Liu an se escabulle discretamente y sigue al Mercader...

¡Renato! ¿Donde estás? ladra la hechicera, visiblemente preocupada.

Parnassus se dirigio a Hugo una vez Esteban se hubo marchado:

-Ten cuidado con el. Hay pocas ratas capaces de vivir entre gatos. El es una de las mas grandes de Angkortak. Supongo que no debo decirte lo "peculiar" que debe de ser un humano capaz de que un sin numero de elfos oscuros teman su poder secretamente. Obviamente no lo ha aasdo con cumplidos y lealtad.- dice al guerrero -Hugo, verdad? Eres un guerrero capaz, companero. Creo que con un minimo de practica no tendras rival en la arena. Si algun dia te apetece entrenar, no dudes en decirmelo. Vas hacia el interior?- termina senalando hacia la Casa de los Condenados y haciendo ademan de entrar.

Habian sido unos dias muy agitados; ya era hora de tomarse un pequeno descanso, antes de acudir a su cita.

Juan entraba en la casa de los condenados, luego de su entrenamiento. Necesitaba algo para beber y descansar.. habian sido unas duras semanas...

Permanecí en silencio mientras aquel individuo abandonaba el lugar. Observando a su vez como el ama del coliseo se encaminaba al interior del comedor visiblemente enfurecida...no me gustaría ser el blanco de sus iras...

En aquel momento, el fornido humano Parnassus, se dirigió a mí. Levanté la cabeza, ya que la diferencia de estatura era notable, para que mi mirada se enfrentara con la suya, pues en ocasiones los ojos dicen más que las palabras. Escuché su advertencia interesado, sopesando cada una de sus palabras, y las posibles implicaciones...en esta vida ya no tenía a nadie en quien confiar, y mucho menos en aquel nido de víboras. Sin embargo, las palabras del guerrero me parecieron sinceras.

Desde luego, para alguien que trabaja en la oscuridad, no era cómodo levantar tanto interés, pero era a lo que me había arriesgado viniendo a esta ciudad...quizás, era incluso necesario...

Te saludo Parnassus. Y con un leve gesto de asentimiento de mi cabeza, me encaminé de nuevo hacia el interior...quizá podría continuar aquella conversación con el gladiador, tomando una cerveza, alejados de ojos y oídos ajenos...

Después de no encontrar al gladiador, incluso mientras los criados le buscaban, la dama Morkhalee parece visiblemente preocupada. Pero aquel no era momento de mostrar debilidad. Retornó a la Joya sobre el Coliseo, la enorme fortaleza bajo cuya sombra se encontraba su preciada arena.

Tenía mucho que hacer...

Sip, pero es más lento. Y sí tienes que poner algo introductorio en plan "hugo coge a parnassus y se aleja un poco de la multitud..." y luego marcas lo que le cuentas solo para él. Pero si deberías mostrarlo, para causar miedito en tus compañeros ;-)

Juan Bautista bajo las escaleras de su habitacion para llegar a la posada de La casa de los condenados. Su cabeza no paraba de darle vueltas, y sus recuerdos fugaces del combate que tuvo contra Delderius lo acosaban constantemente.

Que me esta pasando...

Se sento en la barra y vio al posadero con un trapo limpiando un vaso. Le pidio con un gesto de cabeza lo que tomaba siempre y luego se puso a meditar en las cosas que le estaban sucediendo. Nunca le gusto la vida que llevaba en el coliseo, siempre tuvo la esperanza de ecapar.. aunque ahora solo fuese un vano recuerdo. Entre aquella mujer que ilumino su estancia en este antro y su regresion durante la lucha con el elfo oscuro, Juan no podia ordenar sus ideas y tranquilizarse.

Tomo su bebida, y se levanto de su asiento.

Tal vez algo de aire me ayude a pensar...

Salio de la casa de los condenados, sin rumbo fijo ni aparente. Solo queria caminar...

Parnassus vio a Juan Bautista dirigirse hacia el exterior, y se acerco a el, viendolo cabizbajo:

-Juan, iba a pasarme por el puerto y por el mercado, a hacer algunas averiguaciones... Hace rato que esperaba ver a De Alvarado por aqui, pero no lo he visto. COnfio en que no le haya pasado nada. Quieres venir? Supongo que es mas agradable conocer la ciudad con un guia local.- propuso el guerrero, dirigiendose tambien hacia el exterior.

Juan estaba cerca de la puerta de salidad, cuando Parnassus aparecio de repente, o tal vez estaba hace mucho tiempo alli, Juan no lo habia notado hasta el momento. El espadachin escucha atentamente las palabras del guerrero de Obsidiana y sonrie levemente, tal vez podria distenderse un poco si sale acompañado por alguien que conozca un poco mas el terreno.

-Muy bien Parnassus, sera un honor acompañarte y asi de paso conozco un poco esta ciudad.

Respondio el esgrimista con suma cortesia ante su interlocutor, luego chequeo que portaba su arma y salio junto al guerrero de los escudos.

Abrí lentamente los ojos, abandonando la oscuridad de un ficticio reposo. Apenas había dormido, como siempre...los sueños del pasado no me lo permitían, no alcanzaría reposo hasta que terminara lo que habíamos empezado...

Mis manos recuperaron las dagas que había colocado entre la paja que conformaba la almohada de mi lecho, en vistas de posibles problemas durante mi descanso. Me incorporé, sentándome en la cama. La habitación era escasa en cuanto a mobiliario, pero no necesitaba más...

Hoy, al menos de momento, no habría combates para mí, por lo que decidí ir a la sala común a comer algo...Llevaba tiempo en aquella ciudad, sin avanzar, sin completar ningún paso que me llevara al fin del camino...

Era evidente, que me tendría que mover, y eso era lo que iba a hacer...en cuanto acabé el rancho, me levanté de la mesa. Y me dirigí hacia la salida, silencioso, procurando no llamar la atención...

Salí al exterior, vigilante, cuidadoso, algo que los años me habían aprendido a ser. Y encaminé mis pasos hacia...

Llamas a la puerta, pero no parece haber nadie...

Me recuesto contra la pared a lado de la puerta hasta que aparezca Delderius, mientras me entrtengo haciendo girar mis ganchos con la nueva maniobra que me había enseñado Oliver ... siempre es buen poder entrenar

"Me ha comentado ya en dos ocasiones que neceista habalr conmigo, ya demas con Argus ... esto tiene que ser bastante importante"

Delderius entra en la casa, llevando consigo a dos humanos atados a punta de espada. Se dirige a sus habitaciones, en cuya puerta encuentra a Svaltafer. Los varios humanos, esclavos o no, le miran con profundo rencor y murmuran entre sí...

Entro en mi habitación y cierro la puerta detrás de mi, haciendo pasar a Svaltafer.