Partida Rol por web

Se hace de noche, el tiempo no ha empeorado si bien nieva un poco.

Permaneceis ocultas y dispuestas para vuestra emboscada, no muy lejos de la última trampa grande cuando a lo lejos podeis ver escuchar el sonido metálico de gente al andar.

Estáis colocados a unos 50 pies del punto clave, encima de un promontorio de rocas grandes que os permitirán atacar desde un punto alto y retiraros a tiempo si las cosas se ponían feas y que vuestros oponentes tendrán que trepar. 

Lólindir es la que mejor puede ver en la oscuridad, si bien sus ojos no pueden hacer lo que hacen el de los orcos y os puede describir el grupo ... que forma de unos 6 orcos y dos lobos.

Uno de esos orcos es mas grande, mas musculoso y erguido. Parece ser su líder ... sostiene una hacha de dos manos en su izquierda y uno de los lobos en la otra. Su armadura es una mezcla de mallas y placas toscas pero eficaces. Los demás orcos llevan un variado de armas, hachas, cimitarras, pistolas.

Uno de ellos, mas delgado que los demás avanza casi a cuatro patas como si se tratara de otro perro unos pasos por delante buscando el rastro y posibles trampas. Cuando llegan en el punto de la mortal trampa de Dimma el orco detiene a los demás ... o el orco es muy espabilado o Dimma no tuvo el cuidado necesario para ocultar la trampa.

Todas las manos sobre su líder. Cuanto mas rápido caiga, mas duro será el golpe en su moral. - Les recuerdo el plan con un murmullo casi inaudible y miro a todas mis compañeras. Buscando ver la fortaleza de espíritu que vamos a necesitar para lo que nos proponemos. - ¿ Listas ?. Atacad en silencio. Que no puedan localizarnos demasiado fácilmente.

Espero a que todas estén listas para atacar al mismo momento con cualquier arma de distancia que tengamos. La que no tenga ningún tipo de arma de distancia quede vigilando a los orcos que traten de acercarse a nosotras. Tendrán que trepar por un desnivel. Que les tiren rocas si es necesario para que no lo logren con facilidad.

Me incorporo con cautela y disparo.
 

Ya listas y preparadas, me dispongo a ponerme cuerpo a tierra y asomar levemente la cabeza por una de las rocas sobre las que estamos, para poder tener una buena visibilidad de la cantidad de enemigos a los que nos enfrentamos.

Me cuesta un poco focalizar con la nieve pero poco a poco puedo comenzar a distinguir sombras y posteriormente el cuerpo de seis orcos y dos lobos. La cosa se iba a poner fea en serio, nos superaban en número y con sus armas de municiones tenían una ventaja significativa.

Uno de ellos sobresale del resto, grande, imponente, con un hacha que probablemente me partiría al medio de un solo golpe.

Me hago para atrás y sin mediar palabra hago señas con las manos, pongo 6 dedos para señalizar la cantidad de orcos, lo doy a entender poniéndome los dedos indices en la comisura de los labios para interpretar los colmillos sobresalientes de los malvados seres.

Posteriormente levanto dos dedos con mi mano izquierda para dar a entender la cantidad de lobos, hago una seña con mi mano derecha tocando mi cara y la voy cerrando a medida que la alejo de mi rostro haciendo una forma cónica que de a interpretar el hocico y hago un leve gruñido para que comprendan finalmente la idea.

Después voy pensando en los conjuros disponibles que tengo. A la distancia que estamos hay uno solo que puedo utilizar, pero no es conveniente en lo más mínimo, ya que dejaría una estela mágica detrás y nos delataría al instante, veo que Dimma se dispone a disparar, la noche nos ampara en este caso, mas los orcos tienen una visión muchísimo mejor que la mía en la oscuridad. Adelail se concentra en uno de sus conjuros. Yo por mi parte voy a esperar a que avancen un poco más antes de actuar.

Aidelail se esforzaba en mantenerse en silencio, tendida en la nieve y controlar su respiración para no delatarse.

El sonido de armas y armaduras disparan su pulso y agudizan sus sentidos. Ya estaban allí. Apretó con fuerza el símbolo de Sune y rezó una última vez para conectar con su Diosa mientras los orcos se acercaban en la oscuridad. Aunque Aidelail sólo distinguía bultos y formas borrosas en la noche, Lólindir les describió en señas al grupo.

6 Orcos y 2 lobos. -¡¡Oh Dioses, dadme fuerzas!! - No era el momento de tener miedo, librarían al mundo de la infección de los orcos. Harían justicia a los habitantes de la torre.

Aidelail distinguió al Orco más grande entre los demás, aunque apenas podía verlo.

Lólindir les informó que orco-perro rastreador había descubierto las trampas y que el grupo se había detenido.

Entondes Aidelail sintió que era el momento y comenzó a canalizar el poder de su diosa. No sintió miedo, no sintió rabia, solo la presencia protectora de Sune habitando su cuerpo y expandiéndose hacia sus compañeras. (Hijas mías, estáis bendecidas)

Luego sintió la paz tornándose en la rabia de Sune unida a la suya propia para tomar forma justo a la espalda del Orco lider.... y golpear en el silencio de la noche. 

La joven de cabello rubio entornó los ojos, vizqueando a medida que los caprichosos copos de nieve se empeñaban en caer sobre su cara. Los últimos rayos de sol murieron contra las copas de los arboles y con ellos, las sombras se alargarón hasta envolverlas.

Crystal se pasó el dorso de la mano y volvió a forzar la vista para poder descubrir a sus enemigos. Solo las indicaciones de Lòlindir la sirvieron para descubrir los bultos que se acercaban a ellas. Contó con los dedos y suspiró ligeramente, ocultando sus labios entre las manos para disimular el vaho que empezaba a formarse.

Giró la cabeza y escuchó las últimas instruciones de Dimmas para el enfrentamiento, asintiendo lentamente. Una tremula sonrisa afloró a sus labios cuando sintió el calor que la bendición de Aidelail sobre su cuerpo. Con los dedos ya templados, aprestó su arco, apuntó al orco designado como el lider de las fuerzas de la Torre y soltó la flecha con un chasquido seco e imperceptible.

Vuestro ataque los pilla desprevenidos y se forma el caos entre sus filas.

La flecha de Dimma rebota en las placas del líder orco, si bien la flecha de Crystal y el conjuro de Aidelail si dejan marca en su piel. El Orog - un tipo de orco mas listo y duro de lo normal - no se desinfla y pronto lanza sus órdenes sobre sus lacayos para que se organicen y preparen para devolver los ataques.

El frío entumece mis músculos y la cuerda del arco se escapa de mis dedos antes de que pueda tensarlo como es debido. Las flechas salen bien dirigidas pero sin la fuerza necesaria para su propósito. La primera acaba en un sonoro golpe inútil contra la armadura del cabecilla, la segunda abre una leve herida en el perro que le acompaña.

Observo cautelosamente los primeros ataques de mis compañeras. Los hemos tomado por sorpresa, eso es bueno, todavía no saben de donde los estamos atacando. Así mismo no se acercan a la trampa todavía. 

Mentalmente voy repasando mis conjuros, tal vez unas luces puedan sorprenderlos más, o un leve movimiento en la tierra los desoriente, mi trabajo me parece que va a ser más el de distracción que el de ataque por lo que veo, el caos se nota abajo, pero no creo que perdure teniendo en cuenta que los gritos de su líder llegan a aturdir mis oídos.

La flecha de Crystal describió un elegante arco antes de alcanzar al caudillo orco con un impacto seco que, más alla de un gruñido molesto y un violento tirón, no parecia haberle frenado. Un breve sonrisa aleteó en los carnosos labios de la jovencita que no perdió tiempo en extraer otra flecha de su carcaj y encordarla para volver a disparar.

Dimmas habia dejado claro que el tiempo apremiaba y Crystal empezaba a tener dificultades para distinguir a su objetivo a la luz del crepusculo.

Con un movimiento mecánico, tensó la cuerda hasta llevarsela a la mejilla, contuvo la respiración y soltó, exhalando un pestañeo despues de que la flecha abandonase su delicada mano.
 

El arma espiritual con forma de maza flotaba a la altura de la cabeza del lider de los orcos, y le lanzaba golpes mientras este rugía ordenes.

Aidelail, medio oculta tras un árbol, gesticulaba y pronunciaba las palabras arcanas que invocarían las llamas purificadoras sobre Shagol.

Justo inmediatamente después de vuestro ataque, dos de los orcos saltan a su guardia ... uno de ellos, el más rápido y avispado sigue a la perfección la dirección de las flechas y os localiza.

-Lok'tar ogar- Grita mientras desenfunda su pistola y dispara en vuestra dirección.

El sonido es ensordecedor y crystal nota el fuerte empujón en su abdomen, parece que los orcos y las pistolas se la tienen jurada a ella. La herida la duele y nota la sangre caliente, pero no parece ser muy grave.

El otro orco repite el mismo gesto del primero. -Lok'tar ogar!-

Su disparo hubiera impactado a Crystal de nuevo si no fuera por su posición ventajosa, haciendo que una nube de nieve y esquirlas salte en el aire. -Gezzno.- Musita por lo bajo.

Uno de los lobos empieza a ladrar en vuestra dirección, finalmente empieza a correr para llegar a vuestra posición, si bien aún tenéis tiempo antes no os alcance.

Las palabras arcanas de Aidelail invocan las llamas sagradas de Sune sobre el lider Orco mientras la maza espiritual dotada de vida propia lo golpea con furia.

Observo que ya nos han descubierto, así que mucho no hace falta ya andar escondiéndose. 

Veo que solo uno de los lobos se ha lanzado a nuestra caza con lo que, o Dimma o Crystal han de terminar de matarlo, por mi parte fijo mi vista en el que, aparentemente, es el jefe de los orcos.

Levantando mi staff me concentro para canalizar la magia necesaria para el conjuro, mis cabellos, aunque cortos, empiezan a elevarse, mientras un aura blancuzca empieza a irradiar en el extremo del staff que tengo levantado. Una vez logre canalizar lo necesario, bajo el bastón, apuntando hacia donde quiero y tengo mayor cantidad de orcos aglomerados.

Un grito ensordecedor comienza a rugir en el lugar, un ruido espeluznante y con la fuerza suficiente como para hacer retroceder a un ser tan pesado y vil como un orco. Confiando en que la agudeza del tono del grito haga estragos en los oídos de los orcos noto como el aura desaparece de mi staff y mis cabellos vuelven a ser víctimas de la gravedad, dejándome, claramente, despeinada. 

El golpe pillo de improviso a la joven de áurea melena, que no pudo hacer más que exhalar de golpe a la vez que se doblaba sobre si misma.

Por suerte para ella, ese movimiento involuntario la salvo la vida pues un segundo disparo impactó en el lugar donde había estado apenas un latido antes.

A pesar de todo, la herida parecía menos grave que la última que había sufrido por un arma similar y Crystal tardó poco en rehacerse.

Tomando conciencia de que su objetivo, el orco líder seguía en pie, volvió a hacerle merecedor de las atenciones de su arco y le lanzó una nueva fecha.

El ataque combinado de las tres damas es demoledor.

El fuego sagrado de Aidelail y la flecha de Crystal hacen mella en el líder Orog, el conjuro de Lólindir llena el area de una explosión que levanta momentáneamente una nube de nieve, esquirlas de hielo y sangre.

Cuando se posa, Shagul está en el suelo inconsciente o muerto ... su lobo también yace inmóvil en el suelo en una forma rota. Uno de los orcos está en una charco de su sangre, lleno de heridas y esquirlas de hielo que probablemente han cortado una arteria.

Los dos otros orcos afectados yacen totalmente magullados, uno de ellos con la rodillas hincada y en shock, con la mirada perdida. El otro, maltrecho buscando su arma para devolver el favor. -Vras undur kurv!-

El disparo resuena en el aire, pero falla de lejos ... el orco aturdido alcanza su arma y dispara aún mas perdido que el otro, y si bien el disparo pasa cerca de Lólindir, no produce daño alguno.

Hasta ahora el único que cargo es un lobo.

Si llega a hacer impacto en varios orcos mi conjuro y no safan la tirada de salvación creo que automáticamente se mueren (tienen 11 puntos de vida y el conjuro hizo 19) y el jefaso quedaría en 1 punto de vida nomas. 

Por mi parte no tengo ni pensado moverme de donde estoy.

Master, un par de consultas para situarme y ubicarme geográficamente:

1 - ¿A que altura estamos aproximadamente sobre los orcos?

2 - ¿Cuánta nieve acumulada tengo bajo mis pies? ¿Alcanza para hacer una mini avalancha y tapar a los orcos?

3 - ¿En el peñasco donde nos encontramos hay rocas que sobresalgan y sean terreno fijo que no nos arrastre si trato de hacer una avalancha?

La magia era algo poderoso. Temiblemente poderoso. Tanto que durante un latido de corazón casi sentí lástima para esos orcos. Pero solo por un instante. Un suspiro. Lo que tardo en recordar los muertos que adornan grotescamente su refugio. - Es una lástima que muráis tan rápido, sin tiempo para sufrir.

Sin tener que pensarlo mis dedos ya han cogido un par de flechas del carcaj y las colocan en la cuerda. Es una maniobra ensañada tantas veces que ni siquiera necesita que preste atención. Simplemente ocurre. levanto el arco miro hacia mis objetivos. Uno de los orcos pretende volver a usar su arma explosiva. - No si te lo puedo impedir - Murmuro y suelto la cuerda.