Partida Rol por web

Finalmente el extraño trio salio sin demasiados problemas del hospital, Sian se habia encargado de marear un poco el sistema electrico del centro ademas de hacer una serie de cambios en los traslados de forma que segun decia Maki fue trasladada por la mañana a otro hospital, segun les dijo la chica se pondria en contacto con el grupo para que estuvieran tranquilos.

Tras la salida con Maki vestida con unas gafas de sol bastante grandes y una gorra llegaron a casa de Astrid, la casa era como la mujer la habia descrito. Ya eran las 15.00 y todo estaba tranquilo, el telefono de Astrid marcaba que habian llamado pero no habian dejado mensaje.

La casa estaba tranquila. Maki parecia que ya apenas tenia restos de los tranquilizantes ya que de vez en cuando ponia una mueca de dolor por las heridas pero parecia mucho mas atenta a lo que sucedia. A la hora de entrar espero al permiso de Astrid y agacho levemente la cabeza antes de entrar

Rebusqué en mi bolso en busca de las llaves cuando nos encontramos frente a la puerta de mi piso. No tardé en encontrarlas y abrí, disculpándome nada más ver el desorden que había dejado el día anterior. En la mesita frente al sofá aún se encontraba la botella de wishky y el vaso, y sobre uno de los sillones había quedado algo de ropa tirada, al desnudarme la noche anterior camino de la habitación.

-Perdonar el desorden, ayer fue un día difícil… - me justifiqué, sobretodo por el alcohol, tratando de hacer ver que aquello había sido algo puntual. – Podéis acomodaros, como si estuvierais en vuestra casa.

Me adelanté y dejé el bolso sobre la mesa de comedor, quitándome el abrigo para dejarlo en una de las sillas.  En el espacio principal se encontraban juntos la sala y la cocina, a la derecha podían encontrar la zona de la sala y a la de la izquierda la de la cocina-comedor. Junto a esta estaba el mencionado estudio, y al otro lado había acceso a las dos habitaciones, la de Astrid, con cama de matrimonio, y la que tenía dos camas pequeñas. Además, el piso disponía de un baño completo.

-Maki, ¿Necesitas descansar? Voy a prepararte la cama por si acaso.

Cerré la puerta cuando entraron todos, asegurándome de que quedaba bien cerrada con llave, y eché el pestillo de refuerzo.

-Dejaré aquí las llaves. – les informé colocándolas en una estantería cerca de la puerta, donde habitualmente las solía dejar. – Voy a arreglar unas cosas, lo dicho, como en vuestra casa. Quizás deberíamos comer algo, suerte que hace nada hice la compra.

Recogí la ropa que había dejado tirada y me dirigí a la antigua habitación de mis sobrinos, donde cogí unas sábanas limpias para mudar mi cama y que Maki pudiera disponer ya de ella cuando quisiera.

La casa estaba decorada de manera sencilla, destacando la pizarra que se encontraba en el espacio principal y algunas fotos en los estantes, en algunas de las cuales se me podía ver junto a Oliver.

-¿Os gusta la ensalada de patata? – grité desde el interior de mi habitación, cuya puerta había dejado abierta mientras hacía la cama.

Durante unos momentos me había centrado en ejercer de anfitriona, sin pensar demasiado en todo lo que rodeaba a este inusual encuentro.

Maki entra timidamente en el piso de Astrid, la chica observa todo lo que habia alli con disimulo tratando de no importunar demasiado, la chica asiente y dice:

- Estoy bien, me gustaria descansar un poco de tanta cama

Mira y ve las dos camas pequeñas entonces dice:

- Yo...puedo dormir en una de esas camas pequeñas...tengo la altura de un niño occidental y no quiero quitarle su cama a nadie, no quiero ser mas molestia de lo que ya soy

Mira al sofa parecia que si que queria sentarse pero no se atrevia a hacerlo, a la pregunta sobre la ensalada asiente eintras dice:

- Nunca he comido algo asi...pero debe ser...sabroso...muchas gracias

Agacha la cabeza en señal de agradecimiento

Klauss le cede el paso a todos y entra el último en la estancia. A pesar del la disculpa de Astrid por el desorden, lo cierto es que la casa está limpia, sólo un poco desordenada. Se fija en la pizarra y piensa si se dedicará a la docencia o a la investigación.

Se acerca a las habitaciones y comprueba que hay camas para cuatro, mientras que ellos son cinco.

- Yo dormiré en el sofá, al fin y al cabo duermo poco.

Entonces se percata de una foto sobre un mueble donde aparece Astrid con un joven apuesto, parecen enamorados. La foto no es de hace mucho ya que ella casi no ha cambiado. Sin embargo, ni en la habitación de matrimonio ni en el baño, Klauss ha identificado ropa o utensilios masculinos. Todo esto unido a la botella vacía de whiskey y a la constante mirada triste de Astrid le hacen ser cauto y no preguntar.

- Una ensalada de patata es perfecto, te ayudo a prepararla - contesta mientras se dirige a la cocina, coge las patatas y un cuchillo y comienza a pelarlas con una meticulosidad desesperante.

Al momento añade - Ahora que estamos solos y podemos aprovechar para introducirnos y saber más de nosotros. Si os parece bien, empezaré yo.

Tras un instante para comprobar que todos están de acuerdo comienza:

- Me llamo Klauss Albretch, vivo en Madrid y estoy jubilado. He trabajado toda mi vida como bedel en un instituto. Recientemente he empezado a tener visiones que luego se han convertido en realidad. La verdad es que no siempre sucede exactamente como lo veo.

No está seguro de si su descripción es lo suficientemente detallada, no es un hombre de muchas palabras. Se queda en silencio esperando las respuestas de los demás.

Las disculpas de Astrid por el "desorden" de su casa me despiertan un raro sentido del humor, incluso sonrío pesadamente mientras veo lo que ella denomina así. Debería haber visto mi casa, últimamente. Si esto es desorden, aquello era la zona cero de un desastre natural.

Mejor no pienso en desastres naturales, me hace pensar en riadas, en puentes cediendo ante la fuerza de la naturaleza...

Esto no parece la casa de una mujer sola. No es que las fotos digan mucho, pero desde el pasillo veo su habitación y hay una cama de matrimonio. La botella es lo primero en lo que me he fijado al entrar, pero no pensé en nada respecto a ella salvo en las ganas que se me despertaban de darle un buen trago. Ahora lo pienso y puede que estuviera ahí por un motivo similar al que llena mi casa de latas de cerveza, vasos sucios y botellas vacías. La necesidad de olvidar el dolor.

Klauss se ofrece a descansar en el sofá, y no encuentro argumentos para llevarle la contraria salvo que ya estoy acostumbrado a quedarme inconsciente en uno que no parece ni la mitad de cómodo que éste. Eso me deja... Supongo que una de las camas pequeñas, compartiendo cuarto con ¿Sian? Seguramente, cuando se una a nosotros. Seguramente Astrid quiera dormir con Maki en esa cama para dos, viendo la actitud tan maternal que tiene con ella.

Lo que sea estará bien. -Respondo acerca de la comida, y voy yo también a la cocina, sin saber muy bien cómo ayudar. Era Caren quien cocinaba, quien tenía lista la mesa cuando yo llegaba del trabajo, y me esperaba en la puerta para recibirme con una sonrisa y un beso. Abro un cajón y comienzo a poner los cubiertos, platos y vasos sobre la mesa, mientras Klauss nos cuenta su historia.

La mía es mucho peor, no se cómo compartirla sin abrir aún más mis heridas.

Fox Hamilton, de Londres, inspector de transportes. Ahora mismo de baja, aunque seguramente termine cogiendo una excedencia. -Pienso un instante si realmente necesitan saber lo de Caren, lo del río, mi problema con el alcohol, mis ganas de dejarlo todo, incluso la vida. No, eso es innecesario, y demasiado personal- Hace unos días, un tipo trató de prenderme fuego durante un atraco. No lo logró, de modo que me pegó un tiro en el pecho y quemó al camarero del bar. -Lo digo con total ausencia de emoción, luchando por no implicarme en la historia, mientras coloco las cosas en la mesa- Al despertar en el hospital, Sian me había dejado un sobre con un informe de la CIA que hablaba de mí, hablando de ponerme a prueba e investigar sobre lo que sea que tengo, esta... inmunidad. Sian me dijo cuando hablamos que su organización trata de ayudar a la gente que tiene estas facultades, y... Pensé que valía la pena ayudar.

Terminé de hacer la cama y regresé con los demás, que parecían de acuerdo en el menú planteado y ya habían empezado a ayudar.

-No eres ninguna molestia Maki, dormirás en mi habitación y no se hable más. – sentencié tratando de no mostrarme borde, pero aquello no tenía discusión para mí, no se encontraba bien y era lo más adecuado. – En realidad hay sitio para todos Klauss, no hace falta que duermas en el sofá, podéis compartir la habitación si os parece bien. – dije refiriéndome a él y a Fox, me sabía mal que una persona mayor tuviera que dormir en el sofá. – Si finalmente Sian se queda puede dormir conmigo en el estudio.

Abrí el frigorífico y saque algunas cosas más mientras escuchaba sus historias. Aquello me resultaba bastante extraño, casi como una de esas reuniones de alcohólicos anónimos a las que me habían obligado a ir en alguna ocasión. La historia de Klauss no parecía muy peculiar, teniendo en cuenta los últimos acontecimientos, pero la vivencia de Fox parecía propia de una película de ciencia ficción.

Terminé de lavar las verduras bajo el grifo y comencé a trocearlas mientras hablaba.

-Mi nombre completo es Astrid Müller, y nací aquí, en Berlín. Aunque he viajado mucho, eso sí. Soy filóloga inglesa y he pasado temporadas en otros países, pero decidí sentar la cabeza y obtuve un puesto aquí, en un centro bilingüe donde trabajo con niños. – estuvo a punto de escapárseme una sonrisa, pero finalmente no sucedió. – Ayer fui a desayunar al sitio de siempre y conocí a Maki. Le ayudé a espantar a unos pesados que no la dejaban tranquila, y me dio unos pases para el programa musical como agradecimiento. El resto, creo que ya lo sabéis…

Saqué un bol para ensalada y deposité ahí las verduras, para acto seguido volver a echar un vistazo al teléfono, preguntándome quién habría llamado.

Maki se habia sentado en el sofa y escuchaba lo que decian, dice en un tono tranquilo:

- Yo...esto...siento lo que le ha pasado

Dice mientras mira a Fox:

- Espero que este bien de esa agresion que le realizaron el otro dia, ese hombre tan peligroso fue atrapado? espero que le hayan castigado como es debido en un juicio.

Tras lo cual asiente a lo que dice Astrid y cuando termina dice tras agachar la cabeza a modo de saludo:

- Yo... bueno...soy Maki Hakase y soy cantante...canto con mis compañeros y amigos y bueno solo quiero poder cantar y transmitir mis canciones a todo el mundo. Y saben lo que sucedio en el programa de television del otro dia

Klauss escucha atentamente las historias de todos y le llama la atención el comentario de Fox sobre Sian y sobre la CIA:

- ¿La CIA te está investigando? Resulta que a mí también. Conozco un agente que es mi contacto, pero no logro hablar con él - toma el móvil en la mano y lo mira a modo de explicación - ¿Te refieres a investigarte por tus habilidades especiales?

No logra comprender quién es Sian y qué relación tiene con los demás y sin dudarlo inquiere:

- Perdona Sian, creo que tú aún no te has presentado.

Maki hace un comentario sobre el tipo que me disparó, que me deja un regusto amargo. Me toco el pecho, comprobando el estado de los vendajes y el hecho de que me sigue doliendo.

No creo que nadie haya tenido un juicio demasiado justo, pero alguien sí que le atrapó. -Digo sin emoción- Debió meterse con quien no debía, y apareció muerto por ahí. Al menos ya no podrá hacer más daño.

Lo que me preocupa no es él, sino la posibilidad de que haya otros como él por ahí, con grandes poderes y ningún escrúpulo en utilizarlos contra cualquiera- Y yo... bueno, tengo pastillas para el dolor, pero...

Klauss me sorprende hablando de la CIA como si tal cosa, incluso nombrando a un ¿contacto? Mi caso es muy diferente, me pregunto cuál será el motivo.

Yo no tengo contactos, nadie se me ha acercado para poner las cartas sobre la mesa. Sólo se lo que ponía en el informe que me entregó Sian, y no me gustó. Hablaban de poner a prueba mis capacidades como si fuera un conejillo de indias. Y no hablando conmigo ni pidiéndome colaborar, precisamente...

Al parecer Fox no había sido el único con una historia de película, Klauss comenzó también a hablar de la CIA y de que tenía un contacto en esta.

¿Tan controlados nos tienen los americanos?

Conmigo no había contactado nadie de la CIA, pero ya no sabía si lo habían intentado o no, no sabía quién había llamado a casa. No sabía qué pensar, a Klauss parecían estar ayudándole, sin embargo el caso de Fox no tenía buena pinta. Me senté a la mesa, y tras apoyar un codo en esta, bajé la cabeza en gesto de preocupación y la sujeté con mi mano.

-Experimentar… Se supone que me regenero… - dije en voz baja, aunque audible.

Eso supondría un sinfín de horribles pruebas para ver hasta donde puedo llegar…

-Ni siquiera quiero esta habilidad, no quiero poder sanarme… - dije casi sin pensar.

Veo a Astrid tomar asiento, y girándome veo que Klauss está entretenido aún con la comida, de modo que con un poco de dolor en el pecho tomo yo también asiento mientras la pelirroja habla más para sí misma que para nosotros.

Es cuando termina y se hace el silencio que me percato de lo que ha dicho, una idea que se me queda grabada y hace que me quede mirando a ninguna parte.

No quiero poder sanarme...

Hace que rememore esos instantes, tendido sobre el suelo del bar, desangrándome, con esa mezcla de frío por la cada vez mayor falta de sangre y calor por el fuego generado tan cerca de mí. Y recuerdo lo que sentía, esa indefensión, esa desconcertante lucha interior. Deseaba morir, acabar con todo, terminar con el continuo sufrimiento que es seguir con mi vida. Pero, por algún motivo, también había una parte de mí que deseaba vivir, que se rebelaba al abandono.

¿Qué parte es la que ha dicho esa frase, por boca de Astrid? ¿Y por qué?

Antes de darme cuenta, no estoy mirando ningún mueble o pared, sino el rostro de esa mujer cuyos sentimientos guardan tanta conexión con los míos. Porque creo que ocultan un dolor similar. Pero en cuanto veo que mira en mi dirección, aparto la mirada. Tampoco es que haya nada que pueda decir al respecto, y no deseo incomodar a nuestra anfitriona.

Maki escuchaba los relatos sin decir nada, pero lo ultimo dicho por Astrid hizo que la chica se sentara a su lado y le cogiera las manos, con un tono de voz afable dice:

- No deberia entrometerme pero...alguien me dijo una vez que todo el mundo guarda en su interior algo bueno y loq ue nos pasa es por algun motivo...decis que yo influyo en los sentimientos de las personas con mi voz

Niega con la cabeza y añade:

- Pero por culpa de eso la gente pierde el control y si no fuera por usted señorita Astrid no se que me habria pasado, asi que no diga eso... 

Entonces mria a Klauss y dice:

- Ese conocido suyo de la CIA le estaba ayudando?

Se notaba que ya no estaba bajo los efectos de los calmantes y aunque trataba de disimularlo ponia a veces muecas de dolor por las heridas

Klauss escucha atentamente a Fox mientras trae los vasos y una jarra de agua de la cocina y se sienta a la mesa con los demás:

- ¿La CIA tenía un informe tuyo sobre tus supuestas habilidades? Bueno, por otro lado no me sorprende, seguramente tengan de todos nosotros entonces. - se pausa un instante para beber agua antes de añadir - A lo mejor saben más ellos que nosotros mismos...

Queda pensativo un rato, como si hubiera descubierto la solución a esta maraña:

- La CIA quería poner a prueba las habilidades de Fox para comprenderlas mejor, saber sus límites y posibilidades. Creo que es una buena idea. A mi me gustaría comprender bien mi habilidad aunque no soy capaz de tener visiones cuando yo quiera. Llegan sin avisar y suelen ser de poca ayuda ...

Entonces Astrid afirma no querer su habilidad y Klauss enmudece - La condena de ser diferente, de no poder llevar una vida normal como la de todo el mundo ... es un auténtico sacrificio. Y el miedo al dolor, por mucho que luego se regeneren las heridas ...

- Tranquila Astrid, nadie te va a obligar a hacer nada que no quieras - intenta calmarla.

Klauss comprueba que la ensalada de patata se ha quedo sobre la encimera de la cocina. Se levanta a recogerla y vuelve a la mesa mientras Maki le pregunta sobre la CIA:

- Sí, me estaba ayudando. Me contó que hay varias agencias internacionales, la CIA, la Interpol ... todas trabajando conjuntamente en la identificación de personas con habilidades. Se llamaba ... - Klauss duda, se supone que toda esta información es confidencial - ¡Qué más da! ¡Estos jóvenes pueden saberlo también, tienen habilidades! - piensa antes de continuar.

- ... se llama Joseph Andersen, o así se presentó. Me consiguió la documentación y viajamos juntos en avión privado desde Madrid hasta aquí. Veníamos buscándote a tí, Maki - mira a la mujer asiática a los ojos y comprueba su sorpresa - porque yo te había visto en una visión sufriendo y siendo atacada. Llegamos tarde, tuvimos un accidente de coche. Antes de caer inconsciente vi al hombre de los ojos grises y mirada inquietante. Quería que trabajásemos juntos y fuéramos amigos. Entonces desperté en el hospital, en la habitación de al lado de Maki.

El día había sido muy largo y habían sucedido muchísimas cosas que requerían ser debidamente almacenadas durante la fase RAM del sueño. Recogió la mesa y, disculpándose, se sentó en el sofá sucumbiendo a Morfeo.

Tanto Maki como Klauss trataron de calmarme, la primera incluso cogiendo mis manos, ante lo cual no pude evitar esbozar una media sonrisa, más de agradecimiento que de verdadera calma.

-Gracias… - musité recomponiéndome, y me levanté para servir la comida.

Klauss continuó contándonos lo que sabía sobre la CIA mientras comíamos, hasta que al final se disculpó y terminó por dormirse en el sofá.

Apenas comí una tercera parte del plato de ensalada cuando decidí dejar el tenedor a un lado y recoger yo también lo que había utilizado. Dejé el plato sobre la encimera, cubriéndolo con algo, y al depositar el tenedor y el vaso en la fregadera vi que allí se encontraban los cuchillos con los que habíamos preparado la comida.

Y si… A lo mejor esto no funciona siempre. Puede que esté confundida, ¿No?

Cogí uno de los cuchillos y lo limpie, para después poner mi mano sobre la encimera y levantar la mano que empuñaba el cuchillo, dispuesta a poner a prueba mi habilidad.

Comemos en silencio, al parecer sumidos en una especie de depresión generalizada. Bueno, seguramente no compartida por todos, pero basta con que dos personas de cuatro estén así para que la situación no sea la más agradable. El comentario de Astrid ha removido recuerdos en mí, sentimientos que trataba de apartar, y me he dedicado a comer luchando por no analizar lo que estoy haciendo con mi vida. Si es que a esto puede llamarse vida. Ella misma, tras decirlo, se ha enclaustrado en un tenso silencio, y me temo que sea por idénticos motivos.

El único que parece tener ganas de hablar es Klauss, comentando asuntos concernientes a su relación con la CIA, pero en cuanto terminamos la comida él mismo parece querer apartarse y se echa en el sofá a descansar. Entonces veo cómo nuestra anfitriona comienza a recoger, y me pongo en pie con un poco de dolor en el pecho. Cojo mis cubiertos y los pongo sobre el vaso, y hago lo mismo con los de Maki, llevándolo todo a la fregadera, solo que al hacerlo comienzo a remangarme el jersey.

Solía fregar después de cenar, para que Caren descansara mientras charlábamos sobre cómo nos había ido el día.

No obstante, cuando voy a coger el estropajo, miro a un costado y veo a la pelirroja con una mano sobre la encimera y otra empuñando en alto un cuchillo de cocina. Impulsivamente, tal vez demasiado, suelto el estropajo y pongo mi mano en su muñeca, agarrándola con firmeza.

No lo hagas. -Digo de forma impetuosa, antes de darme cuenta de que me estoy metiendo en asuntos en que no tengo derecho a entrar. Yo mismo he querido terminar con todo varias veces, y a punto he estado de lograrlo hace bien poco- Quiero decir... no así. -Hago un gesto en dirección a la mesa, señalando a Maki. No creo que le convenga demasiado ver ahora un montón de sangre. Miro la mano de Astrid, y la mía, y avergonzado suelto su muñeca- Lo siento, no pretendía... No controlas aún esa habilidad tuya, deberías ir con cuidado. -Bajo la mirada, girándome de nuevo hacia la fregadera- Sobre todo si yo estoy cerca.

Estaba tan ensimismada que ni siquiera reparé en la presencia de Fox hasta que noté su mano sujetando mi muñeca. Me instó a que no hiciera aquello, o al menos no de aquel modo. Me quedé callada mientras escuchaba cabizbaja lo que me decía y se giraba nuevamente al fregadero.

-Yo… - comencé a decir, dejando el cuchillo en un cajón, y acercándome a Fox. – Sólo quería comprobar si sigo curándome sola, con la esperanza de que no fuera así… - me llevé la mano a la frente, para retirar hacia atrás parte del pelo que tapaba mi cara. – Suena estúpido. Lo sé.

Pero me aterra todo esto. Acepté seguir adelante, soportando el dolor, pero todo esto cambia demasiado las cosas.

Me apoyé con ambas manos en la encimera junto a Fox y suspiré, dejando caer mi cabeza hacia delante, antes de levantarla y mirar al hombre.

-Creo que necesito una copa.

Me dirigí al estudio y abrí la puerta, dejando ésta abierta y acercándome a un mueble en el que guardaba las bebidas. Saqué una  botella de ron y una de whisky, que había guardado con anterioridad. Regresé a la cocina y las posé sobre la encimera antes de abrir uno de los armarios para coger vasos.

-¿Quieres algo? – dije dirigiéndome a Fox, para acto seguido mirar a Maki. – Creo que hay zumo en la nevera, o puede que algo de postre. – dije guiñándole un ojo a la joven. – También debería haber algo de cerveza. – añadí volviendo a mirar a Fox.

Maki no dijo nada a lo que estaba sucediendo en esos momentos, pero cuando le dijo lo del zumo le mira y dice:

- Soy mayor de edad...aunque no me gusta beber demasiado.

La chica se acerca a la cocina y dice:

- Creo que...deberiamos descansar un poco para mañana ademas el señor Klauss-san esta durmiendo ahi al lado

La chica mira al anciano y hace un gesto con la cabeza, entonces mira a Astrid y le pregunta:

- Esto... no quiero ser descortes lo siento, pero...puedo usar su baño? me gustaria poder asearme un poco.

La chica mira a Astrid y a Fox para añadir:

- Y puedo pedirle algo de plastico para envolver esto?

Dice mientras mueve el brazo escayolado