Partida Rol por web

Los silenciosos pasillos de la planta superior de la comisaría de Raccoon os indicaba que hoy iba a ser otro día más, sin nada especial que hacer, rellenando informes y atendiendo llamadas sin ningún tipo de emoción para vosotros. Sois miembros de la unidad Charlie de S.T.A.R.S, las fuerzas especiales de la policía de Raccoon ¿pero para qué? cuando salieron misiones realmente interesantes fueron adjudicadas a otros equipos como el Alpha o el Bravo, para colmo, en la planta inferior se escuchaba el jolgorio de los policías que andaban preparando una fiesta de bienvenida para un nuevo recluta que llegaría próximamente, como si se trataran de críos intentando llamar la atención. Ahora estáis pocos, de un nutrido grupo con más de seis miembros tan solo dos fueron lo suficientemente leales a su placa o no tenían nada mejor que hacer...

Fue entonces cuando la puerta de vuestro despacho sonó. La llamada era apresurada, la puerta se abrió inmediatamente mostrando al Capitán T. Max, fue quien dio el visto bueno a vuestra incorporación al equipo Charlie, vuestro "padrino" por decirlo de alguna manera.

- Tengo buenas noticias chicos, por lo menos desde nuestro punto de vista - dijo mientras sujetaba un fichero.

- Parece ser que por fin el Equipo Charlie ha encontrado una operación interesante. Espero que no tengáis ningún familiar o amante en el centro penitenciario de las afueras, porque se ha recibido hace unas horas una señal de auxilio bastante inusual - comenzó a abrir la carpeta y a mostrar parte de los documentos.

- En aquel lugar trabajan más de una decena de personas y tienen presos a más de un centenar, eso implica que si se tratara de un motín estaríamos en serios problemas y la policía no quiere inmiscuirse para no llamar la atención, ahí es donde entráis vosotros. - después recapacitó unos segundos.

- Sin embargo todos sabemos que no podemos conformarnos con creer lo obvio, hay que ir más allá. Los jefazos creen que puede haber un grupo terrorista metiendo las narices allí, al parecer han desaparecido unos planos de los niveles subterráneos de aquel lugar y es bastante sospechoso, ¿alguna valoración inicial caballeros? -

"Un día más en nuestra rutinaria vida. Qué divertido..." -pensé mientras caminaba por los sinuosos pasillos. Se escuchaba un barullo exagerado en la planta baja, consecuencia de una fiesta preparada para un nuevo rookie del cuerpo; me habían invitado si quería a pasarme un rato, pero pasaba de ese plan. La mayoría de esos policías eran una panda de tarados ruidosos que estaban más pendientes de comer donuts y salir pronto a ver el partido de los Knicks que a servir a la placa que portaban... Aquí en la comisaría de Raccoon City hacía tiempo que no sucedía nada de interés y siempre acabábamos rellenando el papeleo de cualquier soplapollez sin importancia. Yo necesitaba acción. Me habían entrenado desde que entré a formar parte del Equipo Charlie para misiones y operaciones más arriesgadas, y por desgracia, hacía tiempo que eso no sucedía. Y si sucedía, ya se encargaban de asignarle la misión a los Alpha o los Bravo, por meritocracia según algunos. Dios bendiga a América...  

Me encontraba sentado en mi despacho, con gesto de hastío, colocando bien los papeles de una detención que se había llevado a cabo el otro día. Durante un segundo, crucé la mirada con Calvin y esgrimí una media sonrisa, tras eso volví la vista a mi escritorio. Apenas me dio tiempo a nada porque en ese momento me sobresaltaron los golpes en la puerta. Saludé al capitán con una inclinación de cabeza y me preparé para escuchar lo que tenía que decirnos. Según el parte meteorológico que anunciaba, se avecinaban borrascas y tormentas. Un motín en una prisión podía resultar jodido si no se controlaba bien la situación y se actuaba con eficacia y celeridad. Además, estaba el hecho de un posible grupo terrorista. ¿Qué les interesaría tanto de una simple penitenciaría? ¿Habría algún pez gordo entre rejas por el cual ganarían unos cuántos millones si lo sacaban con vida de allí?

-Joder, empieza bien la mañana -digo de sopetón-. ¿No se sabe nada de la seguridad del lugar? ¿Han reducido a todo el personal? -planteo con gesto meditabundo-. Capitán, ¿no cree que una operación así necesitaría de algún operativo más? No dudo de la capacidad para resolver problemas de Calvin o de la mía, pero si la cosa suena tan mal como la ha pintado, quizá nos encontremos con más problemas de los que pensamos. Especialmente si se trata de una célula terrorista -añado mirando a mi superior a la vez que me reclino en el asiento. 

Calvin había pasado gran parte de la madrugada en la oficina. De hecho, se podría decir que nunca llegaba a abandonar del todo la comisaría. Llevaba tanto tiempo ahí como Brixton, o tal vez más. Y esto ya era considerado una rutina diurna y nocturna para él. El agente Cox era una persona curiosa. Se le conocía por transitar de forma solitaria en los pasillos y solo abandonar la comisaria cuando había que comprar una merienda para el trabajo o cuando el capitán le pegaba la bronca para que fuese a casa. Desde que ingresó al cuerpo de los S.T.A.R.S, su misticismo solo fue en aumento.

Tenía sus secretos y sus manías, sí. Pero no era para nada una persona misteriosa. De hecho era bastante conversador y se volvió el compañero predilecto de Kennedy conforme su historial en el cuerpo fue extendiéndose. A diferencia de su colega, Calvin nunca llegó a mostrarse especialmente molesto o irritado por el hecho de que el equipo A y B se quedasen con todos los trabajos y méritos. Le gustaba estar en la oficina y ocuparse de las tareas sencillas como el papeleo o el entrenamiento rutinario en la sala de tiro. Lo que hacía después de que acababa con ambas actividades era un misterio que nadie se preocupó en preguntar...

Ahora mismo miraba atentamente el vapor de una taza de café mientras que una pelota roja saltaba de una de sus manos a otra. Esperando a que se enfriase el contenido de la taza. El capitán pronto irrumpió en la sala y les advirtió de las nuevas al par, Calvin sonrió de lado al ver el entusiasmo que rápidamente había adoptado Brixton y se propuso a si mismo preguntar.

—¿En serio vas a hacer esa pregunta, Brixton? Es obvio que nos dejan el trabajo a nosotros porque los demás operativos están trabajando en otra cosa. Concuerdo con que pueda tratarse de un plan de escape muy bien elaborado, el motín sirve de distracción mientras que los implicados se esfuman como fantasmas gracias a que pueden guiarse con los planos. Aun no entiendo que pintamos nosotros en esto, jefe. ¿Vamos a detener el motín o capturar al sospechoso que robó los planos? Sea cual sea la opción, más fácil me parece ir y secuestrar al presidente.

El capitán hizo una mueca de disgusto, no había cosa que más le enervase que comprobar que su equipo hacía más preguntas de las que él necesitaba responder.

T. Max era un hombre bueno realmente, solo que su incapacidad al tener una pierna herida le hizo quedarse en oficina sin pisar operaciones de campo, y ese genio lo ha pagado buenamente con ustedes. Él ansía regresar a la acción, pero sabe que es imposible.

- Si quieres Cox, también te digo donde tienes que pisar cuando estés en el terreno de juego - chasqueó la lengua.

- Cualquier información que omita es porque simplemente no la conozco - frunció el ceño.

- Todos los reclusos son VIP ahora mismo, cada baja civil es una patada en mi trasero - aclaró.

- Desde arriba quieren una incursión rápida, que reconozcáis el terreno y actuéis según el protocolo ¿entendido? - después buscó una hoja del fichero

- Y aunque nos gustaría, no tenemos presupuesto para un helicóptero y hacer un asalto desde arriba, ¿hace falta que os recuerde en qué posición estamos frente al resto del departamento? - suspiró

- Si alguien supone una amenaza, tenéis total libertad para abrir fuego, pero no metáis la pata, si se nos echan encina los medios de comunicación será el fin de mi carrera y la vuestra - se mordió el labio, parecía que a él también le reconcomía la falta de detalles desde arriba.

- ¿Puedo confiar en vosotros, o tendré que arrepentirme de que no metieran a Chris, Jill o Barry en mi equipo? – Acto seguido os mostró lo que sería el mapa de las instalaciones.

- La única zona que tiene más de una planta son las celdas [12], el resto son salas comunes, es fácil averiguarlo cuando se ve el edificio desde fuera, sin embargo no os confiéis por el plano, esto es lo único que hemos podido conseguir, al parecer ha habido una misteriosa desaparición de los esquemas detallados en el ayuntamiento, los cual hace que tan solo tengamos una mera idea de cómo está distribuido el edificio ¿pero eso es suficiente para vosotros, verdad? - en pocos instantes os hizo entrega del plano.

- La entrada se hace por el ala sur [al sur de 2], un vehículo os llevará a la entrada, procurad que sea algo rápido pero efectivo - os arrojó las llaves.

- Veamos, oficialmente no existe ningún tipo de contacto una vez que lleguéis allí, en el caso más optimista deberíais encontraros con todo el personal funcionario del edificio, eso haría a un total de más de 15 hombres, sin embargo ya sabéis que jamás debemos plantearnos la situación optimista, así que contad con la posibilidad de que estéis solos si existen rehenes -  después siguió comentando.

 - Ni siquiera sabemos si existen enemigos, iréis con equipo ligero, no podemos llamar demasiado la atención de lo contrario seremos la comidilla de la prensa y seguramente habrá mujeres que si os ven armados hasta los dientes llamarán a sus esposos para decirles lo que pasa, id con lo necesario, estáis entrenados para ser eficaces con cualquier tipo de arma reglamentaria, no os acobardéis ahora - se ajustó las gafas y continuó

- Es el único centro penitenciario de Raccoon, la mayoría de los presos son convencionales, pero existe un pequeño módulo para criminales potencialmente peligrosos, recordad que también se llevan a cabo las condenas a muerte en ese edificio para esos presos, una de las teorías que plantean los de arriba es que alguno de esos presos ha querido tomar el control ¿pero si fuese ese el caso resolveríais el problema rápidamente, no? - tragó saliva.

- Y siempre hay cámaras, pero nosotros no tenemos acceso a su visionado, probablemente en cualquiera de las oficinas de allí se pueda acceder a las grabaciones - Max señaló la puerta

- Os quiero fuera para ayer - esa fue su respuesta ante la evidencia de que teníais que salir inmediatamente.

- Más os vale volver con las manos llenas y de una pieza, la existencia del Equipo Charlie depende enteramente del resultado de esta misión, los peces gordos os tienen en el punto de mira así que por favor, no me decepcionéis - Tras esas palabras el teniente dio un saludo militar y os dejó vía libre para que salierais de allí. La operación Jailbreak acababa de comenzar con un objetivo claro: investigar en qué consistía la llamada de socorro de manera limpia.

Una vez resueltas las dudas, cada miembro del equipo recogió sus pertenencias y abandonó la comisaría.

Justo en la entrada estaba el Jeep, el cual sería conducido por uno de ustedes hasta las instalaciones penitenciarias. Durante el camino pudisteis hablar sobre la misión que en un principio debería ser sencilla: entrar en el centro penitenciario y disolver cualquier tipo de revuelta dentro o, en el peor de los casos, detener a cualquier sospechoso de provocar disturbios; era la oportunidad de oro para que el Equipo Charlie obtuviese reconocimiento.

Estaba claro que el Capitán no era más que un títere en manos de los jefazos de arriba; de ahí que no pudiera responder con claridad nuestras cuestiones. Tantos años bajo su tutela me habían demostrado que lo mejor era no cabrearle más de la cuenta y cumplir con lo que ordenaba, aunque esto nos repateara a todos. Si bien toda esta historia no me daba buena espina, se había pensado en nosotros para llevarla a cabo. Ahora que los demás equipos estaban desplegados en otras operaciones, la oportunidad de oro para nosotros era esta. No soportaría que el bravucón de Barry se hubiera llevado los aplausos del cuerpo; o que ese Redfield, considerado por la mayoría como alguien perfecto, leal y servicial, hubiese metido las narices aquí. Siempre iba tan pulido y aseado, como un puto maniquí de una tienda de ropa, que se podría decir que le tengo envidia...

Salgo del despacho y me dirijo a las taquillas para cambiarme de ropa, equiparme apropiadamente y echar un último vistazo a mis posesiones personales. Rozo con la yema de los dedos el dibujo familiar que había hecho Hannah días atrás. Acaba de cumplir cuatro años y en una profesión como la nuestra nunca se sabe si cuando te despides con un beso en la frente y le das las buenas noches, no será la última vez que lo harás. Me quito la alianza antes de besarla momentáneamente y dirigir una breve mirada a la foto de mi mujer, Catherine. Seguro que ahora mismo estaría en la cocina preparando alguno de sus platos estrella mientras se bebe una copa de vino, es uno de sus rituales de la mañana. Cierro la taquilla, entornando los ojos un par de segundos, y finalmente salgo al exterior del edificio. Calvin ya está ahí fuera, preparado, como siempre; es un compañero ideal, al menos para mí. Rebusco en el bolsillo del pantalón tanteando el manojo de llaves.

-Te toca conducir esta vez, Calv -digo con una sonrisa mientras le lanzo las llaves del Jeep-. Por el camino revisaré las armas y el plano que nos ha dado el Capitán. ¿Soy el único al que no le huele nada bien todo este asunto? Tanta información omitida, los mapas que han robado en el ayuntamiento, tanto misticismo y misterio en lo que concierne a la misión... Espero que sea una falsa alarma y no haya pasado algo realmente gordo allí... -suspiro con dejadez, antes de entrar en el vehículo. Ya no hay vuelta atrás.

Kennedy salió al estacionamiento y pudo percibir que su compañero ya estaba ahí fuera. La sombra del oficial Cox estaba apoyada sobre el capó del coche policial solo delatada por la brillante punta de un cigarrillo encendido y el vaho de humo que venía a continuación. Calvin ya estaba listo desde hace un rato, quizás se adelantó a su compañero cuando este estaba inspeccionando la manualidad que le había hecho su hija. Ahora observaba el suelo en silencio. Perdido en un pensamiento mientras que esperaba a la llegada de su colega.

Le recibió con una sonrisa y se levantó del capó para tomar el manojo de llaves con su mano libre. Le dio una calada al cigarrillo antes de abrir la puerta.

—Ya sabes como son los motines. Brixton. Si ocurren, mejor que nadie se entere. Así haga falta llevarse a un par de capullos al otro barrio —fue lo que dijo, su boca dejaba escapar humo conforme hablaba—. Tal vez sea algo extraoficial. Y no poseamos el permiso del alcalde para llevar esta misión a cabo. Tal vez sean aliens... ¡Podrían ser mil cosas!

Se puso el cinturón y giró la llave para encender el vehículo, el motor se sacudió por un instante y su rugido inicial se convirtió en un sutil ronroneo. Puso en marcha el coche no sin antes darle un último vistazo a la comisaria.

—Sea lo que sea, el capitán está apostando todas sus fichas en nosotros. Yo no lo sé... Pero algo me dice que podría ser o no nuestra última misión en el campo. Mejor no arruinarlo, Brixton.

El coche atravesó un par de calles y giró en una esquina para ponerse en marcha directo a la carretera. No quería ir a paso apresurado para evitar alimentar la ansiedad creciente que había nacido en su mente y tal vez en la de Kennedy también desde que les metieron en el caso. Le dio otra calada al cigarrillo, intentaba rendirlo durante todo el camino porque a su cajetilla solo le quedaban tres. A estas altas horas de la madrugada era bastante habitual recibir códigos radiales acerca de situaciones que se podían llevar a cabo en Raccoon City, pero alejándose de la ciudad la única distracción que podían tener era la radio. Calvin la encendió y lo primero que se escuchó fue un programa de entrevistas paranormales:

^{...Mira hombre... Hablo en serio. ¿Vale? Lo he visto con mis propios ojos...}

^{...Oh, te creo tio, te creo. Solo cuéntanos tu historia.}

^{...Vale, bueno... Fue la noche del viernes pasado... Regresaba a casa del bar y... Entonces una mujer empezó a seguirme, estaba tambaleandose, por lo que pensé que estaba ebria...}

Después de unos 20 minutos de carretera, el equipo logró llegar a su destino. A menos de 300 metros quedaba la entrada al complejo penitenciario de Raccoon. La noche había caído por completo y el silencio terminaba siendo hasta embriagador.

Por los alrededores no había señales de vida por ningún sitio, sin embargo, en el momento que os fijabais en el edificio se podía observar que existían luces encendidas, eso era indicativo de que probablemente si había terroristas, estarían dentro junto con los funcionarios.

Las enormes torres de vigilancia se alzaban como titanes guardianes que tenían los ojos cerrados, puesto que sus grandes focos yacían apagados ante la expectación de que eso no era normal. No había demasiado por donde escoger, tan solo había una puerta de entrada, aquella que daba acceso tanto al personal civil como al penitenciario...

Para asegurar, decidisteis dar un rodeo por si había algún tipo de entrada secundaria o pista adicional pero todas las ventanas estaban bloqueadas con el cierre de seguridad, tan solo había una opción: entrar por la puerta principal.

Uno de ustedes no tuvo más que girar el pomo de la puerta principal para comprobar que estaba perfectamente abierta, ni si quiera estaba forzada o echada con llave.

Afinasteis vuestros sentidos para intentar escuchar algo tras ella, ante la negativa del entorno no se dudó en abrirla rápidamente. Tras aquel gesto dejó a vuestra vista lo que sería la habitación de entrada de aquel complejo [2]. Estaba absolutamente vacío, las luces encendidas y una tranquilidad demasiado sospechosa.

Aquella sala era amplia, el suelo estaba bien cuidado aunque los cuadros eran de pésimo gusto. Había un pequeño escritorio que serviría de recepción donde un ordenador apagado acompañaba la solitaria escena.

Según como podíais ver y además confirmaba vuestro plano, había una puerta a la izquierda [1], otra al fondo [4] y a la derecha una última puerta [3] desde donde se podía ver que seguía un pasillo...

La reacción más rápida era comprobar que la puerta más cercana [1] fuese accesible pero por desgracia estaba cerrada con llave. El mecanismo era demasiado complejo como para ser forzado.

Si alguien quería explorar el pasillo que daba a la puerta en el extremo más al este [3] se toparía con el mismo problema: una puerta cerrada con llave y que no podía ser forzada.

¿Significaba aquello que estabais dentro de un embudo? ¿era casualidad que dichas puertas estuviesen cerradas o estaba planeado?

Aún se podía registrar la sala, quien sabe si se encuentra algo de utilidad.

El coche se detuvo frente a la entrada desierta de la penitenciaria y Calvin cerró la puerta con un golpe seco. El cigarillo se dejó caer para luego ser aplastado por la bota del oficial. Una rápida mirada se dirigió en torno a Brixton. Se sentía demasiado silencioso, tanto que causaba incomodidad.

Cox se llevó una mano a la funda de la pistola e inició el avance. La recepción estaba tan vacía como se lo esperaba Calvin. Con las luces encendidas y los aparatos electrónicos todavía encendidos en su mayoría. Era como si en cuestión de horas un mago hubiese aparecido y con un hechizo logró que todas las personas del lugar se esfumaran.

Por puro instinto de curiosidad el oficial empezó a revisar la sala, sin siquiera preocuparse en que las demás salas estuviesen bloqueadas o no. El protocolo era cubrir una habitación y asegurarla antes de continuar a la siguiente, y eso hacía. No había necesidad aún de usar una linterna y los nervios del oficial lo agradecían con premura.

—Me da que se han tomado unas vacaciones los de recepción. Me pregunto si la cafetería estará libre a estas horas.

El trayecto transcurre en silencio. No soy muy dicharachero cuando estoy centrado en el trabajo, pero eso Calvin lo sabe de sobra. Compruebo la Beretta, asegurándome que la corredera se desplaza bien e introduciendo el cargador de una palmada. Después, despliego el plano que nos dio el capitán sobre mis piernas, intentando memorizar bien la ubicación de las salas de la penitenciaría. Tampoco podemos estar seguros de que este plano sea el más fidedigno, y es verdad que un mapa actualizado nos hubiera venido de puta madre, pero nos tenemos que conformar con esto. Escucho la voz del locutor de radio a través de las ondas con el habitual sonido metálico del altavoz, entrevistando a un tipo que relata una historia surrealista, más propia de la ficción barata que de la vida real.

-Ese tío se ha tenido que fumar una mierda muy fuerte, porque ni una mala excusa sonaría tan poco creíble -murmuro poniendo los ojos en blanco.

Hago una mueca de hastío y miro por la ventanilla perdiéndome en mis pensamientos. Me reactivo al divisar la enorme penitenciaría de Raccoon City. "Todo está demasiado tranquilo y vacío. Tengo un muy mal presentimiento..." Salgo del vehículo, avanzando con cautela tras mi compañero, con la Beretta en la mano, poniendo ojos en todas partes para evitar sorpresas. Me aproximo a las puertas y al ver que están cerradas, pego mi oreja a las mismas por si se escucha algo dentro, pero no hay ruido alguno en su interior... Vuelvo al centro de la sala y por pura curiosidad rebusco por si hubiera cualquier detalle de interés que se escapa a simple vista.
 

-Parece que se ha tomado unas vacaciones todo el mundo...

Tras comprobar que estaban todas las puertas cerradas, decidisteis registrar el resto de la sala con detalle.

En primer lugar aclarar que el ordenador no encendía, a pesar de tener todo su cableado correctamente. Perder tiempo en arreglarlo sería arriesgar demasiado en una carrera contra reloj.

Por desgracia, vuestro registro no dio ningún tipo de fruto. Allí no había nada de interés.

Cox puso la mano sobre el pomo de la puerta [4] y la logró abrir con sumo cuidado. En el momento que entrasteis la puerta se cerró tras ustedes*, parecía que era un mecanismo muy habitual en Raccoon para que no se quedasen las puertas abiertas de par en par en los edificios públicos.

De un simple vistazo pudisteis ver que estabais en la sala de comunicaciones entre reclusos y visitantes [4]. Todo estaba totalmente vacío en cambio la luz de todas las lámparas estaban encendidas.

Al fondo de dicha sala había otra puerta, justo en la zona donde se sentarían los reclusos tras el cristal.

.

..

Cuando comenzasteis a moveros por la sala para examinarla con más atención ocurrió algo que os dejó parados por completo.

No sabías detectar bien el lugar de donde provenía, pero un gemido gorgoteante comenzó a inundar toda la acústica de la sala. Para colmo, las luces que iluminaban la habitación se apagaron por completo mientras aún retumbaba aquel misterioso sonido...

Ese sonido no parecía humano, jamás habíais percibido algo igual, para colmo aquel incidente con las luces ¿fue casualidad o era provocado?. Por suerte en los segundos que transcurrieron justo después no ocurrió prácticamente nada, ni se volvieron a escuchar sonidos extraños ni percibisteis ninguna presencia, algo que poco a poco os sirvió para iros relajando pero nunca sin bajar la guardia.

La inspección revela que no hay nada de aparente interés y por lo tanto nos encaminamos a la siguiente sala. Mantengo la Beretta en alto, avanzando lentamente y con una respiración profunda y relajada. De repente, todo mi procedimiento para mantenerme tranquilo se rompe de inmediato al escuchar aquel gemido y apagarse las luces. Enciendo la linterna, antes de mirar a Calvin apretando la mandíbula debido a la tensión, buscando una respuesta por su parte a lo que acaba de suceder. Sin embargo, su rostro me devuelve la misma expresión de extrañeza.

-¡Mierda! -espeto moviendo la pistola de un lado a otro, tratando de averiguar de dónde demonios procede ese sonido tan siniestro-. ¿De dónde coño viene ese ruido? 

Los posteriores segundos transcurren, sin embargo, en el más absoluto de los silencios. Es como si lo ocurrido anteriormente hubiese sido un producto de nuestra mente, un sueño. "¿Qué acaba de ocurrir aquí?" -me digo, suspirando, dirigiéndome al centro de la sala, con un ligero escalofrío recorriendo mi espalda. Nunca se me tildaría de cobarde o asustadizo viendo mi historial, pero algo hay en este sitio que me transmite muy malas vibraciones. 

Calvin avanzaba a través de la sala con la pistola en mano. Algo le daba un terrible sabor de boca con todo esto y cuando escuchó el sonido proveniente de la nada sus ojos se abrieron como platos y empezó a apuntar a todas las esquinas del lugar. Era un sonido húmedo, un gorgoteo, un gruñido. Se esperaba un disparo o el sonido de los zapatos golpeando el suelo en una carrera, pero eso sin dudas le ha tomado por sorpresa.

Miró a su compañero por el rabillo del ojo, y se tranquilizó al darse cuenta de que Brixton estaba tan nervioso como él en aquel sitio.

—¡Este es el cuerpo oficial de S.T.A.R.S! —dijo por puro protocolo, al enemigo invisible—. ¡Salga del escondite con las manos en alto ahora!

No ha vuelto a escucharse ningún sonido más.

El silencio os hace estar aún más inquietos.

Calvin le dirigió la vista a Brixton como si hubiese visto o escuchado un fantasma. Rápidamente le hizo un gesto con las manos en dirección al pasillo izquierdo y echó a andar medio agazapado. Sentía aquel maldito sonido detrás de las orejas y eso lo estaba volviendo loco. Debía llegar a un lugar más tranquilo.

Recorristeis el camino que llevaba a la puerta de la izquierda [6], tras unos cuantos segundos de organización abristeis con velocidad para así estar preparados ante cualquier tipo de encuentro hostil, pero aún no estabais preparados para asimilar lo que vuestros ojos acababan de captar.

Ante vosotros estaba el comedor de la prisión, era una zona muy amplia y repleta de mesas y sillas, todo sería normal de no ser por la treintena de presos muertos que yacían sobre sus respectivos platos, todos ellos con sus uniformes de reos color naranja brillante. La sala estaba invadida por un olor a muerte y putrefacción bastante desagradable, pero la indignación de no saber qué es lo que había pasado allí era peor.

.

..

...

De repente, cuando disteis un par de pasos para adelantaros, dos de los cuerpos fallecidos que reposaban junto a sus platos se levantaron de manera espasmódica y llamativa, ¡aquello era una pesadilla!

Los hombres no reaccionaban ante cualquier tipo de proclamación, para colmo se podía ver que su piel estaba en un estado de descomposición que les daba un aspecto terrorífico. Sus manos estaban alzadas, como si quisieran abalanzarse contra vosotros de manera agresiva. No eran precisamente rápidos, pero podrían alcanzaros en pocos segundos si no reaccionabais.

Todavía con esa sensación de incomodidad y tensión recorriendo mi cuerpo, voy en cabeza hacia la siguiente sala; la puerta de la izquierda del pasillo era nuestra siguiente parada. En el momento de abrirla, un terrible hedor nos recibe. Me cubro con el brazo las fosas nasales, reprimiendo una arcada. Aquel lugar estaba lleno de cadáveres... "Santo cielo, qué clase de masacre ha habido aquí..." -pienso avanzando unos pasos hasta que detecto unos movimientos irregulares e inconexos a mi derecha. Me giro hacia el origen de esos movimientos y se me hiela la sangre ante lo que contemplo. Parecía una puta película de terror...

-P-Pero qué... -no termino la frase.

Dos hombres, de aspecto enfermizo y sanguinolento, se acercaban a nosotros bamboleantes, arrastrándose y con unos andares más propios de una persona ebria. Sus pieles tienen un tono céreo, igual que el de una persona fallecida. Retrocedo instintivamente un paso y les grito para mantenerlos a raya.

-¡Alto! ¡Somos agentes del equipo Charlie de los S.T.A.R.S.! ¡Detened el avance! 

No hay respuesta.

-¡He dicho que os detengáis! ¡No lo volveré a repetir!

Unos estertores guturales como respuesta. Sus ojos me miran, pero parecen translúcidos y mortecinos, sin transmitir vida. Los dos tienen el rostro cubierto de sangre y abren y cierran la boca como intentando mordernos. 

-Joder, ¡a la mierda! -grito mientras apunto a uno de ellos y le pego un tiro.