Partida Rol por web

Me acerco despacio pero intentando mostrar seguridad. 

- Buenas noches. ¿Me permite?- Digo intentando ser amable, realmente no sabía como debía tratar con aquel caballero y esperaba que esa actitud colase.

El hombre se aparta ligeramente para dejar pasar a la periodista, no le parece una amenaza y es bienvenida en el local. Una vez que sus pies están dentro, la música es lo primero que le llama la atención. Está a un nivel bastante alto, por lo que el local tiene que estar muy bien aislado como suponía. Alguien le tiende una máscara de plástico, hay muchas en la entrada.

Dayana recorre un pasillo lleno de pintadas que brillan ante las luces fluorescentes del lugar. Tras seguir el corredor, acaba en una especie de nave que parece dividida con paneles y objetos varios para dar lugar a varios ambientes. El verde y el rosa resaltan con los neones de luz azul que hay puestos en distintas partes del lugar, por lo que la decoración es tan simple como pintadas acá y allá de este color.

El mobiliario del lugar parece que se constituye con saqueos varios a la zona cero, sí, alguien ha debido entrar ahí para traerse aquellos sofás, sillones y alfombras que recubren la nave. Hay mesas altas con drogas y material de todo tipo, incluso sexual.

Lo que pasa en el interior aparte de gente bailando con la música de forma frenética, el alcohol y las drogas corren por las mesas bajas frente a los sofás e incluso puede ver cómo tatúan a alguien con una luz casi nula en un rincón. En medio de un círculo de gente hay una mujer desnuda abierta de piernas sobre una mesa y un hombre casi completamente vestido manteniendo relaciones con ella mientras todos miran. Lo único claro es que todo el mundo porta aquellas máscaras para mantener el anonimato. El sitio es enorme y Dayana apenas ha visto la mitad de todo lo que tiene.

Voy andando despacio contemplando con detenimiento mi alrededor, si no fuese por la máscara mi poco control sobre mis expresiones daría a entender que es la primera vez que acudo a ese lugar.

Si bien es un ambiente del que había oído hablar bastante y tenía varias ideas construidas sobre él vivirlo en primera persona le daba un nuevo sentido. 

Recorro con la mirada el lugar y, evitando estar muy cerca de la zona central donde se está consumando el acto sexual, decido apoyarme en una de las paredes para procesar la información que estaba recibiendo. -Es un lugar claramente creado para evadirse de la realidad, de la zona cero y de la explosión (junto con todo lo que ella supuso). Pero, ¿por qué decidieron acudir aquí y no a un bar o pub para tomar algo y hablar? ¿Por qué sumergirse en este ambiente caótico? - Repaso mentalmente la impresión que daban de "puertas para afuera" y lo que me contaron mientras me documentaba para la exposición. - Quizá hay más cosas aquí, y sinceramente, me las espero. A lo mejor alguna reunión sobre algo o quizá algunas prácticas que aquí si sintiesen la libertad de realizar - Pienso fijando la vista en el grupo de personas en el medio. -¿Puede tener este sitio algo que ver con lo que hizo Mat?-

Sacudo la cabeza para aclarar mi mente y alejar esas hipótesis que ya me estaban haciendo parecer una aficionada de las películas policiacas. Decido seguir explorando el lugar para ver si encuentro algo más que me ayude con todo.

Aquellos objetos de lujo sacados de algunos apartamentos de la zona cero sin duda no los encontrarían en cualquier otro sitio. Dayana da con un espectáculo un tanto extraño, donde hay una silla como las de los ginecólogos con estribos y gente esperando alrededor de la misma. Es como si estuvieran en una sala de espera, incluso hay un marcador de los de las carnicerías que ahora tiene un doble cero en rojo presidiendo la escena.

Cerca hay una mesa con todo tipo de objetos, no solo juguetes sexuales sino cuchillos e instrumentos que no están pensados para ser usados en ninguna persona. Ahí la gente se arremolina a mirar, pues una chica sale en ropa interior y parece que se los que esperaban tienen números y se toman su turnos en coger algo de la mesa. Aunque lo que más le llama la atención a Dayara es una mujer que está mirando todo, pues sus rasgos solos se asemejan a los de una máscara. Como si fuera una de esas máscaras japonesas que se usaban para el teatro.

La chica de repente hace un gesto extraño, como doloroso y desaparece entre la multitud. La periodista no sabría decir si lo que había visto era real o fruto del juego de luces del local, pero parecía como si una nube negra hubiera tocado a la mujer en ese momento.

Pestañeo repetidas veces y me froto los ojos. No puede ser. Empiezo a andar como poseída hacia la dirección donde había visto a esa mujer, apartando con la mano a todos los que se interpusiesen entre mi y mi objetivo, y obviando la escena de aquella mujer en ropa interior que empezaba a perturbarme un poco. 

Dayana sigue a la mujer, se da prisa por tratar de atraparla pero tiene que esquivar bastantes personas para ello. Sus pasos la llevan a un baño con unos grandes espejos. Cuando entra por la puerta la escena que encuentra es dantesca. La mujer está acabando de golpearse la cabeza de forma enérgica contra el cristal, saltando a consecuencia sangre y trozos de espejo por todas partes.

Es entonces que la chica se percata de la presencia de la periodista y la mira con ojos vacíos y chorreando sangre por todo el suelo.

Extiende un brazo hasta Dayana y cae al suelo segundos después.

- Hostia puta- Retrocedo de espaldas hasta que choco con la pared del baño. Miro nerviosa hacia la entrada esperando que nadie me hubiese visto y rezando internamente por que la música hubiese amortiguado los golpes en el espejo.

El único pensamiento que rebotaba en mi cabeza era el de salir corriendo de ahí pero otra parte de mi quería quedarse e inspeccionar bien a fondo. No creo que ninguna droga pueda llegar a estos niveles. Y, ¿Cuándo se ha arrancado los ojos? ¿los tenía así antes?

Dayana mirando alrededor ve la misma mancha negra en una de las baldosas del baño. O eso cree ver, pues en un parpadeo aquella mancha desaparece de su vista como si no hubiera estado nunca ahí.

La chica cae al suelo por la herida y pronto el linóleo blanco comienza a teñirse de rojo, con una mancha creciente bajo el cuerpo de la mujer. En el baño no hay nada más. El ruido ahogado de la música es lo único que rompe la sensación de estar en una maldita pesadilla.

Decido salir cagando leches de ahí antes de que alguien me vea. Abro la puerta con cuidado e intento salir disimulando y alejándome del tumulto. Juraría que lo he visto, estoy segura... Avanzo metida en mis pensamientos tratando de decir que hacer ahora. Quizá deba irme ya, esto empieza a ser muy turbio. Asiento para mi misma y me encamino a la salida del lugar.

Nadie más ve lo que los ojos de Dayana han visto, con el volumen de la música ni siquiera se enteran de lo que acaba de ocurrir. No es hasta varias horas después de que la periodista abandone la fiesta que la chica será encontrada desangrada en el suelo del baño. Para entonces todo será muy tarde, aunque ahora casi lo es y eso Dayana no lo sabe.

La periodista llega a la puerta del lugar, tras escurrirse entre varios divertimentos cuanto menos turbios. Se ve de nuevo en la calle, frente a la puerta con aquel tipo de seguridad. Nadie le reclama la máscara de vuelta, pero quizás no sea buena idea pasearse con ella.

Al salir a la calle noto el frío en algunas partes de mi cara, recordando entonces la máscara que llevaba puesta. Me la quito y acto seguido la guardo en mi bolsillo como puedo. Vale, ¿qué hago? ¿Qué hago? Mierda, quizá debería haber avisado a alguien, podría haberla salvado y hablar con ella... Aunque no creo que hubiesen dado mucha importancia visto lo visto. Me detengo cuando me veo en frente de la zona cero. Mientras estaba sumida en mi misma, andando sin rumbo había acabado allí. Quizá... Pienso mientras empiezo a rodear todo para ver por donde colarme. Si alguien ha podido sacar cosas de ahi yo también puedo entrar y salir.

Dayana enseguida ve un tipo tratando de entrar en la zona en cuarentena. Parece que está subiendo por un hueco en una pared de ladrillos, donde debería haber una ventana y ahora solo queda un agujero oscuro que da al vacío de su interior. Una zona en cuarentena con aquel agujero en la pared no parecía significar nada bueno, pero el área a vigilar era tan grande que algunas zonas quedaban como aquella, a expensas de vagabundos y rateros.

La periodista había encontrado a uno de los segundos.

Londres, 3 de febrero de 2022, 1:20 a.m.

Hace ya un mes desde que 236 personas murieron en la explosión de año nuevo en el club nocturno Nightshade. 

Las autoridades aún no pueden confirmar hasta dónde llegó la contaminación tóxica de unas instalaciones abandonadas de armas que se encontraba varios pisos bajo el club, ha podido expandirse desde el sitio de la explosión.

Casi 5 millas cuadradas del centro de la ciudad son una zona en cuarentena.

La Zona Cero.

Todo el que viviera en ese área ha sido evacuado a la fuerza.

Aún nos siguen llegando informes de personas que siguen siendo evacuadas. Mucha gente ha decidido dejar la ciudad preocupados por su salud.

Aquella explosión fue una gran oportunidad, para ti y para los que te rodeaban. Siempre habías sido un individualista y ahora no era diferente, tu trabajo se trataba de vender sustancias a aquel que la necesitara y con eso no vivías tan mal. Ahora que había una enorme zona de la ciudad por saquear, las cosas no eran muy diferentes. Seguías trabajando de lo tuyo pero aprovechabas alguna noche que otra para escabullirte en la llamada "zona cero" para conseguir bienes para ti o trofeos para cualquier morboso que pagara por ello.

También había familias que querían recuperar alguna cosa que otra en su interior, pues la zona cero se suponía despoblada. Por experiencia sabías que eso no era cierto del todo, los más pobres que se habían visto despojado de sus hogares, habían encontrado los medios de volver a colarse al interior para buscarse un hogar.

La realidad es que no sabes qué hacen realmente los militares en aquella zona de cuarentena pero no tienes la sensación que limpien nada, tampoco te sientes en peligro mortal por colarte de vez en cuando. Esta noche no es diferente, sabes que hay un agujero donde antes debiera estar una ventana y cabes perfectamente para escabullirte dentro de la zona cero y campar a tu gusto.

Hoy con suerte podrías coger algunas joyas y quizás algo de dinero, sabías de un banco al que podrías acercarte y tentar suerte por si no se habían llevado las cosas por una posible contaminación. En realidad todo el que se había marchado parecía querer dejar sus objetos detrás, cosa que no comprendías pero que te beneficiaba.

Humm… perfecto. Decido esperar hasta que se haya introducido del todo en la zona de cuarentena e ir por la misma ruta de entrada. 

Cuando creo que ha pasado un tiempo prudente para no chocarme con él me encamino hacia el hueco y empiezo a trepar reproduciendo los movimientos de la persona anterior.

Al adentrarme en la zona de cuarentena sigilosamente, me gire en el ultimo momento y vi a una negra, estaba ahí  plantada observandome como me infiltraba. Mi pensamiento en ese instante fue: "Buah, esta seguro es de la secreta que me quiere pillar con la mercancia". Decidi salir corriendo hacia el interior, seguro que no se atreveria a adentrarse en la zona cuarentena.

Dayana trata de seguir al tipo al poco de pasar este por aquel ventanuco, sigue sus mismos pasos pero con tan mala suerte que él no se ha marchado tras pasar la ventana. Además la periodista no llega a ser tan sigilosa como hubiera querido, por lo que al bajar del ventanuco del otro lado, es Thomas el que tiene que sujetarla como acto reflejo para que no se caiga al suelo antes de llegar a salir corriendo.

Sí, le estaban siguiendo por alguna razón, o eso pensaba él. Desde luego era la primera vez que Thomas y Dayana se encontraban y había sido de una forma un tanto incómoda.

Luego pudo soltarla y salir corriendo pensando que era una policía. 

Ahora se encontraban a oscuras en el interior de un edificio abandonado, el cual Thomas conocía pero no Dayana.

Me quedo quieta pegada a la pared procesando lo que acababa de pasar. ¿Me ha sujetado para que no me cayese?

Parpadeo repetidas veces intentando acostumbrarme un poco a la oscuridad. - Mierda.- Me pongo a rebuscar en los bolsillos buscando si por casualidad me traje una linterna. Pff… en fin, tendré que tirar de móvil. Aunque tengo que tener cuidado, se que hay otra persona que está por ahí corriendo y se conoce este sitio. Enciendo la linterna y camino, con una mano en el spray pimienta, en la que creo que es la dirección contraria a la que se fue corriendo el chico.

El chico se escapa y Dayana camina por el interior del edificio al que se ha colado.

El sitio está abandonado y siendo de noche a oscuras. No le cuesta mucho llegar a la puerta del mismo que está rota y desmantelada. Así como salir a la calle la cuál tiene todo tipo de vehículos abandonados que la gente no pudo llevarse consigo al inicio de la cuarentena. Hay objetos tirados por las mismas y sobre el pavimento hay huellas de lo que deben ser los vehículos militares que usan para vigilar el área de cuarentena por dentro.

Los altos edificios tienen muchos las ventanas rotas de la explosión que tuvo lugar aunque hay algunas aún intactas. Otros inmuebles tienen toda la fachada cubierta por plásticos.